El día festivo fue muy bien aprovechado por las gentes para divertirse, cual corresponde a los días de descanso, en ese alto que todos hacemos cada seis días. Eso de todos, ya comprenderá el lector que es un decir, pues hay quien no trabaja aunque sude de ver trabajar, como el gallego del cuento.
Pero, en fin, nos divertimos en la plaza viendo desencajonar los toros de las corridas de agosto, que son excelentes de presentación, carne y madera; se rió el público aplaudiendo a los Charlots en sus ridículas suertes cómicas,y se divirtió todo el mundo en cines y teatros, sobre todo en el Principal, viendo trabajar a Loreto y Chicote, y en Miramar, admirando a la Goya, que es la “estrella” del día pero de primera magnitud, es decir, de la categoría de los soles.
Pasó el día de fiesta con una animación extraordinaria que se reflejaba principalmente en la terraza del Kursaal, donde por la tarde pasarían de dos mil las personas que allí se congregaron; lo mismo ocurrió en el “hall” y en el teatro, donde había momentos que no se podía mover el público (ASORDEP)
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