SIGLO XX

1902-23






Periodo constitucional del reinado de Alfonso XIII (1902-1923)

El periodo constitucional del reinado de Alfonso XIII constituye el primer periodo del reinado personal de Alfonso XIII comprendido entre su acceso al trono en mayo de 1902 y el golpe de Estado de Primo de Rivera de septiembre de 1923 que dio paso al segundo periodo del reinado, la Dictadura de Primo de Rivera. Se denomina constitucional porque durante el mismo el rey Alfonso XIII se atuvo al papel que le confería la Constitución de 1876 que rigió durante la Restauración borbónica en España. Durante este periodo el régimen político de la Restauración no fue capaz de transformarse en una verdadera Monarquía parlamentaria, entre otras razones porque el rey no se limitó a ejercer un papel simbólico sino que intervino activamente en la vida política, especialmente en los temas militares, gracias a los relativamente amplios poderes que le concedía la Constitución. El rey políticoel político en el trono, fue así una pieza decisiva en la evolución del sistema y su intervención «se hizo más acusada en los momentos en los que los partidos mostraban poca cohesión interna y la opinión no se decantaba por un líder de un modo claro. En esas circunstancias, la decisión del monarca de entregar el poder a uno u otro líder político constituía una participación decisiva en la política interna de los partidos».1

Por otro lado, como ha señalado el historiador Manuel Suárez Cortina, «en los años que estuvo al frente de los destinos del Estado, Alfonso XIII pudo observar un cambio notable en la sociedad española: la consolidación de un movimiento obrero autónomo, la afirmación de los regionalismos y nacionalismos periféricos, la formación de un sistema económico de acusados rasgos proteccionistas y varios intentos de modernizar el sistema político, que parecieron inviables desde mediados de la segunda mitad del siglo».1​ Según el historiador Javier Moreno Luzón, los cambios que se produjeron durante su reinado «provocaron gravísimos conflictos sociales y políticos... España no se asemejaba a Gran Bretaña, pero tampoco a una colonia africana, más bien se aproximaba a Italia y otros estados europeos de segunda fila que, al comenzar el siglo XX, se adentraban en la compleja política de masas».2



En la primera década del siglo XX San Sebastián continuará su desarrollo. Fruto del mismo es el ensanche de Gros en 1907 y las obras urbanísticas del Antiguo (1914) y de Loyola (1915). Simultáneamente se mantendrá -e incrementará- la vocación de ciudad cosmopolita que ya apuntaba en las últimas décadas del XIX.
El veraneo real, que traía consigo a gran número de personajes de la corte, y miembros del Gobierno contribuían a reafirmar este carácter. La princesa Ena de Battemberg -más conocida como la reina Victoria Eugenia- se convierte al catolicismo en el Palacio de Miramar para poder casarse con el rey Alfonso XIII en 1906. La presencia de la Corte en la ciudad da origen a numerosos acontecimientos, algunos curiosos, como la visita de los acorazados de la flota japonesa "Tsukuba" y "Chisote" que permanecieron varios días fondeados en la bahía.
La crisis europea de 1914-1918 hará que San Sebastián sea el lugar elegido por gran número de personalidades europeas para alejarse de la guerra. La ciudad será un hervidero de representantes de los imperios centrales y de los aliados. Su presencia en los salones del Gran Casino, en los que actuó una bailarina holandesa conocida como Mata-Hari, da lugar a todo tipo de lecturas e interpretaciones.
Pero por debajo de este San Sebastián mundano y cosmopolita se encontraba otra ciudad en la que los problemas sociales y laborales comenzaban a dejarse sentir. El sistema político de la Restauración ha visto desaparecer a sus dos principales artífices (Cánovas asesinado en Santa Agueda en 1897 y Sagasta fallecido en 1900)y comenzaba su lento declinar. En San Sebastián en las dos primeras décadas del siglo XX comienzan a desarrollarse las diversas fuerzas políticas. A los partidos del "turno" -el conservador y el liberal- se van sumando los republicanos -representados en la capital mayoritariamente por los federalistas- los nacionalistas desde 1904 y los socialistas que crean en 1891 la Agupación Socialista de San Sebastián. Pero aparte de los partidos del régimen la principal fuerza política sigue siendo el carlismo. Pese a sufrir la escisión del integrismo su presencia y organización sigue teniendo un peso sustancial. Entre 1903 y 1913 -ambas líneas del tradicionalismo siguen logrando el mayor número de concejales en Guipúzcoa lo que da una idea de su fuerza.
 CONCEJALES ELECTOS EN SAN SEBASTIAN (1909-1922)
Años
 Socia.
 Repub.
 Liber.
 Conser.
 Nacion.
 Carl.
 Int.
 Otros
1909
 2
 5
 5
 1
 -
 1
 -
 -
1911
 -
 5
 4
 3
 2
 -
 -
 -
1913
 2
 8
 2
 1
 2
 1
 -
 -
1915
 -
 2
 5
 7
 1
 1
 -
 -
1917
 1
 2
 2
 -
 3
 2
 1
 3
1920
 -
 2
 -
 2
 5
 1
 2
 -
1922
 1
 -
 5
 2
 5
 -
 2
 -
TOTAL
 6
 24
 23
 16
 17
 6
 5
 3
Fuente: Real Cuesta
San Sebastián, sin embargo, mantiene un comportamiento político diferente. El Ayuntamiento presenta, entre 1909 y 1923, una fuerte pluralidad en la que opciones como los republicanos tienen una presencia continuada y los socialistas obtienen buenos resultados. A pesar de ello son las opciones moderadas (liberales y conservadores) las que ocuparán el gobierno municipal durante la Restauración.
Sin embargo la preocupación comienza a adueñarse de los sectores más conservadores de la ciudad tras los resultados de las fuerzas opuestas al sistema en las elecciones de 1913, en las que los republicanos logran un amplisimo triunfo con 8 concejales electos. Buena prueba de ello son estas líneas recogidas de la obra de Adrían de Loyarte, quien refiriéndose al mitin celebrado ese mismo año, hace notar que "...la política de las famosas democracias se había inflitrado en la Ciudad. Comenzaba el envenenamiento de su vida. Frente a aquella subversión de las formas tradicionales, se impusieron los principios que se consideraban salvadores, y en la ciudad se celebró un importante mitin de significación profundamente conservadora. Era la adhesión a la política de don Antonio Maura. Fueron los oradores el Alcalde José Elósegui, Don Juan José Prado y Loyarte...".10

1902 Alcalde:.- Sebastián Machimbarrena
1903 Alcalde:José Elosegui
1904 Alcalde:José Elosegui
1905 Alcalde:
Marqués de Rocaverde
1906 Alcalde:
Marqués de Rocaverde
1907 Alcalde:
Marqués de Rocaverde 
1908 Alcalde:
Marqués de Rocaverde 
**********
1909 Alcalde: Jorge de Satrústegui
1910   Alcalde: D.Marino Tabuyo
1911  Alcalde: D.Marino Tabuyo
1912   Alcalde: D.Marino Tabuyo
1913   Alcalde: D.Marino Tabuyo

4.6.9 LA RECTA FINAL DEL SISTEMA DE LA RESTAURACIÓN (1914-1923)
La Primera Guerra Mundial tiene diferentes lecturas si éstas se hacen desde este lado de los Pirineos. La neutralidad española supuso un sustancial desarrollo de las actividades económicas ya que se comerciaba con ambos bandos. Esta situación posibilitó un sustancial aumento de las reservas de divisas y la realización de grandes negocios por parte de los industriales españoles. Pero la Primera Guerra Mundial, a su vez, produjo un empeoramiento de las condiciones de vida de las clases más desprotegidas de la sociedad -una vez que se extinguió la bonanza económica generada por el conflicto- y consecuentemente un desarrollo de las ideas más avanzadas socialmente.
La guerra se vivió intensamente en la ciudad. Dejando a un lado la presencia de los refugiados -principalmente personas de alto nivel económico11- en mayo de 1917 se vivió el episodio más dramático de la contienda para San Sebastián. Cuatro pesqueros donostiarras son hundidos por submarinos alemanes con el resultado de la pérdida de cuatro vidas. San Sebastián acoge a una "Liga Antigermanófila" promovida por el Círculo Republicano donostiarra en la que participan políticos republicanos, liberales (Machimbarrena, Orueta, el Marqués de Seoane), socialistas como Guillermo Torrijos e incluso conservadores como el alcalde Gabriel María Laffite. Carlistas e integristas -a su vez- crean la "Liga Neutralista" que no oculta sus simpatías por los imperios centrales. Presidida por Juan de Olazábal se integran en ella políticos carlistas como José María Orbe o Cándido Gaitán de Ayala entre otros.
Pero en 1917 se producirá una de las convulsiones políticas más importantes de la Restauración; la huelga revolucionaria de agosto de 1917. En Gipuzkoa, en los años anteriores, se venía registrando ya un incremento de la conflictividad social que tiene su máxima expresión en la huelga de los papeleros de Tolosa, que mantiene cerradas las fábricas de la villa desde noviembre de 1916 hasta enero de 1917.
La huelga general da comienzo el día 13 de agosto, la misma fecha en la que debían dar comienzo las fiestas de la Semana Grande. El Gobernador Militar -Martínez Anido, que luego se hará tristemente célebre en Barcelona- decreta el Estado de Guerra y clausura la Casa del Pueblo. El conflicto, en el que no se producirán excesivos incidentes, terminará el día 16 de agosto. A pesar de ello las organizaciones obreras sufrirán una dura represión. El concejal socialista Cástor Torre es detenido. Torrijos, el principal líder del socialismo donostiarra, se verá obligado a escapar a Francia.
Pero la conflictividad social no descenderá y en 1920 se registrarán los incidentes sociales más importantes que se habían registrado en la capital donostiarra. El 23 de mayo de 1920 da comienzo una huelga en Rentería. El día 25 de mayo las organizaciones obreras decretan la huelga general para protestar por la actitud del Gobernador Civil que había detenido al Comité de Huelga renteriano. El 26 de mayo de 1920 San Sebastián amanece paralizada por los huelguistas produciéndose algunos incidentes. Ante esta situación el Gobernador decide clausurar el Centro Obrero situado en la calle Puerto. Los incidentes se siguen produciendo en las calles y el Ayuntamiento decide intervenir.
El alcalde, Pedro Zaragüeta, recibe a una delegación de los huelguistas a los que promete que realizará gestiones ante el Gobernador Civil para que se retire la Guardia Civil de las calles de la ciudad a cambio del compromiso de una huelga pacífica. El alcalde, acompañado de varios concejales decide dirigirse a pie hasta el Gobierno Civil, situado enfrente del hotel María Cristina. En el camino se les van uniendo transeúntes que van engrosando una numerosa manifestación. Esta es interceptada por las fuerzas del orden en la confluencia del Bulevar con la calle Oquendo. Mientras el alcalde y los concejales son recibidos por el Gobernador Civil en la calle se producen cargas de la Guardia Civil que originan dos muertos y tres heridos de bala. Al día siguiente, tras ser puesto en libertad el comité de huelga, se da por concluido el conflicto y la normalidad se restablece.
Pero lo realmente importante de los sucesos de mayo de 1920 es la repercusión que tienen los mismos en la sociedad donostiarra. A escasas fechas del comienzo de la temporada veraniega los primeros incidentes de tipo social crean una gran intranquilidad en la capital. La prensa de la época se muestra alarmada por la situación y "El Pueblo Vasco" avisa de una posible ruptura de la paz social en San Sebastián a la vez que respalda al Gobernador Civil. Incluso desde la prensa más avanzada, como es el caso el diario republicano "La Voz de Guipúzcoa" se pide una definición clara del movimiento obrero, en un momento en que en el seno de las organizaciones socialistas se debate la posibilidad de adherirse a la III Internacional de orientación comunista. Pero la verdadera razón del conflicto de mayo de 1920 -que se sitúa en la base del mismo- está en el empeoramiento de la situación de los trabajadores. El descenso de su poder adquisitivo les conduce por el camino de la reivindicación por medio de la huelga. De todos modos el desarrollo, todavía escaso de las organizaciones obreras guipuzcoanas no les permite ejercer una acción eficaz. Prueba de ello es el fracaso de la huelga de agosto de 1920. A pesar de ello, y hasta 1923, se producirá un aumento de la conflictividad social en Guipúzcoa pese a que la situación de los trabajadores tiende a equilibrarse. De todos modos el sistema de la Restauración se encuentra y agotado y está incapacitado para dar una respuesta adecuada a los problemas que se le plantean.
Esta situación de descomposición del sistema ideado por Cánovas desemboca en un desesperado intento de salvar la situación, y fundamentalmente a la Monarquía muy cuestionada por los desastres de la guerra de Marruecos12. Ante el caríz que van tomando los acontecimientos -unido al incremento de la agitación social- el general Primo de Rivera opta por la vía del pronunciamiento.

1914 - 1915Alcalde: Carlos Uhagón1914-1915
1917 Alcalde: Gabriel Maria Laffitte,  (GIL BARE) 1917
1917 / 1918 /1919/1920 -Alcalde:
Mariano Zuaznabar, 1917-1920
1920 /1921 Alcalde:  Pedro Zaragueta, 1920-1921
1922 .- Felipe Azkona, 1922-1923

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1923-1930 
Dictadura de Primo de Rivera


4.6.10 DE LA DICTADURA A LA REPÚBLICA
El 13 de septiembre de 1923 el Capitán General de Cataluña, Miguel Primo de Rivera, se pronuncia en Barcelona. El rey Alfonso XIII recibe las noticias de la sublevación en el Palacio de Miramar de San Sebastián, de dónde partirá hacia Madrid para encargar al general la formación de un directorio militar que se hará cargo del Gobierno hasta 1930. Este período es de una relativa calma social. San Sebastián recupera parte de la paz social que se había visto seriamente afectada a finales de la década de los años diez y los primeros años 20. Una de las decisiones de la Dictadura que más repercusión tuvo en la ciudad fue la prohibición del juego.
El sistema impuesto por Primo de Rivera se mantendrá hasta comienzos de la década de los 30. El Dictador, al que el rey retira su apoyo, dimite y parte hacia el exilio en París, donde muere en marzo de 1930. Pero la caída de Primo de Rivera -en enero de 1930- abre un período de confusión política en España. Alfonso XIII, y lo que queda de los partidos que han sustentado el régimen de la Restauración, tratan de volver a la situación anterior a 1923 poniendo nuevamente en vigor la Constitución de 1876.
El rechazo de la mayor parte de la clase política fuerza al jefe del Gobierno -el general Dámaso Berenguer- a proponer un calendario electoral que es rechazado por la mayoría de las fuerzas políticas. Esta situación obliga a dimitir a Berenguer, que es sustituido por el Almirante Aznar, quien propone igualmente un proceso electoral cuyo primer paso -a diferencia de la idea de Berenguer- es la celebración de elecciones municipales.
Por su parte la oposición, en la que se integran desde los socialistas hasta ex-monárquicos como Alcalá Zamora pasando por los republicanos como Azaña o Lerroux, acuerdan la elaboración de un plan para provocar el cambio de Régimen en España. Este acuerdo se adoptó en el llamado "Pacto de San Sebastián". A esta reunión, celebrada el 17 de agosto de 1930 en el Casino Republicano de San Sebastián sito en la calle Garibay, acuden los principales líderes de la oposición: Alejandro Lerroux, Manuel Azaña, Marcelino Domingo, Alcalá Zamora, Miguel Maura, Eduardo Ortega y Gasset, Santiago Casares Quiroga, Carrasco Formiguera e Indalecio Prieto entre otros, presididos por el dirigente republicano local Fernando Sasiain. Los nacionalistas vascos estarán ausentes del mismo debido a diversos factores, el principal el proceso interno de reorganización por el que atravesaba esta fuerza política13. Los reunidos acuerdan la preparación de una insurrección -con la colaboración de militares afines- para implantar la República en España.
El movimiento en favor de la República estalla en diciembre de 1930 y el episodio más conocido el la sublevación de los capitanes Galán y García Hernández en Jaca. En San Sebastián los conjurados por la República tratan de apoderarse del Gobierno Civil y se producen diversos tiroteos por las inmediaciones. A resultas del intento pierden la vida dos personas y varias resultan heridas. Si la intentona militar fracasa la huelga si se hace sentir. Las principales localidades guipuzcoanas se paralizan y en San Sebastián solo la amplia presencia de Miqueletes y tropas del Ejército disuaden a los huelguistas. Tras el fracaso del movimiento, que se salda con el encarcelamiento del Comité Revolucionario, la oposición se ve obligada a forzar el cambio de régimen por las urnas. Tras rechazar el proyecto -ya mencionado- propuesto por Berenguer, se acepta la propuesta de su sucesor Aznar que convoca elecciones municipales para el mes de abril de 1931. En San Sebastián concurren tres candidaturas: la republicano-socialista, la Coalición Monárquica y el PNV. Todas las fuerzas políticas son conscientes que en las elecciones se dilucida algo más que la composición de los Ayuntamientos, y conceden a las mismas un carácter de plebiscito sobre la monarquía.

1923-1923 

Golpe de Estado de Primo de Rivera

13  Septiembre de 1923 - El golpe de Estado de Primo de Rivera tuvo lugar en España entre el 13 y el 15 de septiembre de 1923 y estuvo encabezado por el entonces Capitán General de Cataluña Miguel Primo de Rivera. Tuvo como consecuencia la instauración de la Dictadura de Primo de Rivera gracias sobre todo a que el rey Alfonso XIII no se opuso al golpe y nombró al general sublevado Jefe del Gobierno al frente de un Directorio militar.


1923-1925 

Directorio militar de Primo de Rivera

El Directorio militar de Primo de Rivera constituye la primera etapa de la Dictadura de Primo de Rivera instaurada en España durante el reinado de Alfonso XIII tras el triunfo del Golpe de Estado de Primo de Rivera del 13-15 de septiembre de 1923. Directorio militar fue el nombre que se dio a la institución integrada exclusivamente por militares (ocho generales y un contralmirante) que bajo la presidencia del general Miguel Primo de Rivera debía asesorarle en las funciones de gobierno y en la promulgación de los decretos que tendrían fuerza de ley —las Cortes elegidas en abril de 1923 fueron clausuradas—. En diciembre de 1925 el Directorio militar fue sustituido por un gobierno en el que había militares y civiles presidido también por Primo de Rivera, que será conocido como Directorio civil, y que constituye la segunda y última etapa de la Dictadura primorriverista que finalizó en enero de 1930.

El régimen del Directorio Militar, como otros regímenes militares corporativos instaurados en Europa oriental y meridional en el periodo de entreguerras, se diferenció del fascismo —establecido en Italia tras la marcha sobre Roma de octubre de 1922— en que era un sistema de partido único pero tutelado desde el poder y en que el aparato del Estado siguió controlado por las viejas clases dominantes que solo permitían unos cambios limitados. Sin embargo, según el historiador Eduardo González Calleja, «la dictadura primorriverista también guardó algunas semejanzas con el fascismo», como el corporativismo.1

Durante esta primera etapa la Dictadura cosechó dos grandes éxitos: la solución del problema de Marruecos (incluido el asunto de las responsabilidades a las que se les dio carpetazo) y el restablecimiento del orden público en Cataluña (dos cuestiones en las que había naufragado la «vieja política» de los partidos del turno). Encarrilados estos dos problemas, la «dictadura con rey», como la ha denominado el historiador Santos Juliá, se planteó su continuidad con la fundación de un régimen político nuevo, de tipo autoritario, basado en un «partido único» —la Unión Patriótica— al modo de la Italia fascista.2


1923 Antonio Vega de Seoane, 1923-1924 

1925-1930 

Directorio civil de Primo de Rivera

El Directorio civil constituye el segundo y último periodo de la dictadura de Primo de Rivera en España. Se llamó así por el nombre que recibió el gobierno nombrado por Miguel Primo de Rivera en diciembre de 1925 y que sustituyó al Directorio militar que había detentado el poder tras el triunfo del golpe de Estado de Primo de Rivera de septiembre de 1923. El propósito del dictador era estabilizar su régimen "gracias a la creación de una base civil de apoyo". Pero el proyecto de institucionalización fracasó y Primo de Rivera presentó la dimisión al rey Alfonso XIII, que también le había retirado su apoyo, en enero de 1930, dando paso a la «dictablanda» de Berenguer.

1925/1926
Alcalde:
José Elosegi, 1925-1927
1927 / 1928 / 1929 José Antonio Begiristain, 1927-1929

1930-1931 

Caída de la Dictadura de Primo de Rivera

La caída de la Dictadura de Primo de Rivera tuvo lugar el 28 de enero de 1930 cuando el general Miguel Primo de Rivera presentó su dimisión al rey de España Alfonso XIII y este la aceptó, dando paso a la Dictablanda de Dámaso Berenguer. El fin de la dictadura es la culminación de un proceso que comenzó varios meses antes. La historiadora Genoveva García Queipo de Llano sitúa el inicio de la decadencia de la dictadura a mediados de 1928, momento en que confluyeron varios factores: el agravamiento de la diabetes que padecía el dictador (y que poco después de dejar el poder le llevaría a la muerte); el fracaso de la dictadura para instaurar un régimen nuevo; y el papel creciente de la oposición, a la que se sumó un sector del Ejército que organizó varias conspiraciones armadas contra el régimen.1​ Ángeles Barroso la sitúa un poco antes, a finales de 1927, cuando con la constitución de la Asamblea Nacional Consultiva quedó claro que Primo de Rivera, a pesar de que desde el principio había presentado su régimen como "temporal", no tenía ninguna intención de volver a la situación anterior al golpe de Estado de septiembre de 1923.2
@ - La dictadura1​ de Berenguer, comúnmente denominada «Dictablanda», fue el último periodo de la Restauración borbónica y del reinado de Alfonso XIII en España. En dicho período hubo dos gobiernos: el gobierno del general Dámaso Berenguer, formado en enero de 1930 para que restableciera la «normalidad constitucional» tras la dictadura de Primo de Rivera y el que le siguió un año después, el gobierno del almirante Juan Bautista Aznar, que daría paso a la proclamación de la Segunda República Española.

El término dictablanda fue utilizado por la prensa para referirse a la indefinición del gobierno de Berenguer que ni continuó con la dictadura anterior, ni restableció plenamente la Constitución de 1876, ni mucho menos convocó elecciones a Cortes Constituyentes como exigía la oposición republicana.2

1930/31  Juan José Prado, 1930-1931

1931-1939 



Segunda República Española

La Segunda República española fue el régimen democrático que existió en España entre el 14 de abril de 1931, fecha de su proclamación, en sustitución de la monarquía de Alfonso XIII, y el 1 de abril de 1939, fecha del final de la Guerra Civil, que dio paso a la dictadura franquista.

Tras el período del Gobierno Provisional (abril-diciembre de 1931), durante el cual se aprobó la Constitución de 1931 y se iniciaron las primeras reformas, la historia de la Segunda República Española «en paz» (1931-1936) suele dividirse en tres etapas. Un primer bienio (1931-1933) durante el cual la coalición republicano-socialista presidida por Manuel Azaña llevó a cabo diversas reformas que pretendían modernizar el país. Un segundo bienio (1933-1935), llamado bienio radical-cedista, durante el cual gobernó la derecha, con el Partido Republicano Radical de Alejandro Lerroux, apoyado desde el parlamento por la derecha católica de la Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA), que pretendió «rectificar» las reformas izquierdistas del primer bienio. Durante este bienio se produjo el acontecimiento más grave del período: la insurrección anarquista y socialista conocida como Revolución de 1934, que en Asturias se convirtió en una auténtica revolución social y que finalmente fue sofocada por el Gobierno con la intervención del ejército. La tercera etapa viene marcada por el triunfo de la coalición de izquierdas conocida con el nombre de Frente Popular en las elecciones generales de 1936, y que solo pudo gobernar en paz durante cinco meses a causa del golpe de Estado del 17 y 18 de julio promovido por una parte del Ejército que desembocó en la guerra civil española.

Durante la Segunda República Española en guerra (1936-1939) se sucedieron tres gobiernos: el presidido por el republicano de izquierda José Giral, aunque durante su corto mandato (de julio a septiembre de 1936) el poder real estuvo en manos de los cientos de comités que se formaron cuando estalló la revolución social española de 1936; el siguiente gobierno fue presidido por el socialista Francisco Largo Caballero, el líder de uno de los dos sindicatos —la Unión General de Trabajadores (UGT), junto con la Confederación Nacional del Trabajo (CNT)— que habían protagonizado la revolución; y el tercer gobierno fue presidido por el también socialista Juan Negrín, como consecuencia de la caída de Largo Caballero tras las Jornadas de Mayo, y que gobernó hasta principios de marzo de 1939, cuando se produjo el golpe de Estado del coronel Casado que puso fin a la resistencia republicana, dando paso a la victoria del bando sublevado encabezado por el general Franco. A partir de entonces la república dejó de existir en territorio español; pero sus instituciones se mantuvieron en el exilio, pues la mayoría de sus miembros había huido de España.


1931 /1932 / 1933 /1934/1935/1936
FERNANDO SASIAIN 

4.6.11 LAS ELECCIONES MUNICIPALES DE 1931
Con la idea de que estaba en juego algo más que unas elecciones, éstas tienen lugar el domingo 12 de abril, con una total ausencia de incidentes. Los comicios, como era previsible, supusieron la victoria de la candidatura republicano-socialista en San Sebastián. La coalición de izquierdas logró un total de 25 concejales (con un 56,87% de los votos emitidos). A considerable distancia se situaban monárquicos y los nacionalistas del PNV logrando ambos 6 concejales. La coalición opositora se impuso en todos los distritos electorales de la ciudad lo que da idea del amplio respaldo de los donostiarras a la idea de regenerar la vida política española pretendida por las fuerzas coaligadas.
CONCEJALES ELEGIDOS POR DISTRITOS 1931
Distrito
 Republicanos
 Socialistas
 Monárquicos
 PNV
C. Consistorial
 1
 0
 0
 1
Muelle
 1
 0
 0
 1
Ensanche Oriental
 1
 0
 0
 1
Pza. de Guipúzcoa
 2
 0
 1
 0
Atocha
 5
 4
 3
 1
Mercado del Ensanche
 2
 1
 0
 0
Concha
 2
 2
 2
 0
Antiguo
 3
 1
 0
 2
TOTAL17866
Fuente: Rodríguez Ranz
La victoria alcanzada por la oposición en las principales ciudades propició que el rey Alfonso XIII- abandonado incluso por las Fuerzas Armadas- saliera de España propiciando la proclamación de la II República. En San Sebastián el cambio de régimen se produjo sin incidentes. La primera población en proclamar la República fue Eibar la mañana del día 14. Esa misma tarde el nuevo régimen se proclamaba en San Sebastián. La alcaldía fue ocupada por el republicano federal Fernando Sasiain, anfitrión del Pacto de San Sebastián.
Durante los primeros tiempos de la II República San Sebastián quedó al margen de los avatares políticos del nuevo régimen. Problemas como la quema de edificios religiosos y el aumento de la conflictividad social no afectaron a la capital guipuzcoana. El único incidente de carácter violento que se registró fue la huelga de los pescadores de Pasajes, en mayo de 1931. Este conflicto, instrumentalizado por el Partido Comunista como una huelga contra el nuevo régimen con un trasfondo laboral, desembocó en una sangriento enfrentamiento con las fuerzas del orden público, el día 28 de mayo de 1931, en el que perdieron la vida ocho huelgistas.

4.6.12 SAN SEBASTIÁN Y LA CUESTIÓN AUTONÓMICA
El principal conflicto político que se registró, a lo largo del Primer Bienio republicano en el País Vasco, fue la cuestión autonómica. El PNV desarrolló desde el primer momento una activa campaña en pro de la autonomía para el País Vasco. Para ello puso en marcha un movimiento municipalista, encabezado por el alcalde de Getxo José Antonio Aguirre, que se extiende por todo el País Vasco. A su vez, las fuerzas de izquierda, también promueven una campaña autonómica pero protagonizada por las Diputaciones. En el consistorio donostiarra la cuestión autonómica está presente desde el primer día. Ya en el discurso de investidura del alcalde Sasiain encontramos referencias a la autonomía. Las réplicas de los representantes del resto de las fuerzas políticas deja entrever la posición de todas ellas con respecto a la cuestión.
En mayo de 1931 un elevado número de municipios vascos se dirige a la Sociedad de Estudios Vascos, a la que solicitan que redacte un proyecto de Estatuto de Autonomía. Mientras tanto, las Diputaciones, acuerdan desarrollar su propio proyecto mediante las Comisiones de Fueros nombradas a tal efecto. A su vez la Comisión Gestora14 guipuzcoana hace un llamamiento al Ayuntamiento de San Sebastián para que sea éste quien lidere el proceso en Gipuzkoa.
 Las Diputaciones están regidas por Comisiones Gestoras nombradas por el Gobierno hasta la celebración de elecciones provinciales. Diversas vicisitudes de tipo político impidieron la celebración de las mismas a lo largo de la II República. Por este motivo la Diputación estuvo compuesta por representantes de la coalición republicano socialista entre 1931 y noviembre de 1933, por miembros del Partido Radical de Lerroux entre esta última fecha y febrero de 1936 por representantes del Frente Popular de febrero a julio de 1936.
La respuesta del consistorio donostiarra es el nombramiento, en junio de 1931, de a un representante de cada opción política (Guillermo Torrijos por el PSOE, el republicano José María Paternina, el nacionalista José Imaz y el monárquico Pedro Zubiri) como sus representantes en la Comisión de Fueros creada por la Diputación.
Las divergencias entre ambos proyectos autonómicos se ponen de manifiesto ese mismo mes. Los ayuntamientos incluidos en el movimiento municipalista acuerdan celebrar una asamblea en Pamplona (que finalmente tendría lugar en Estella) para aprobar el texto entregado por la Sociedad de Estudios Vascos. Mientras las Diputaciones -y el Ayuntamiento de San Sebastián- tratan de llegar a un acuerdo con los representantes del movimiento municipalista para lograr unificar el proyecto autonómico. El acuerdo no será posible y el día 6 de junio la ruptura entre ambas posiciones es definitiva.
En el movimiento de alcaldes se encuadran las opciones derechistas (nacionalistas y tradicionalistas) mientras que con las Comisiones Gestoras se sitúa la coalición Republicano-Socialista. El día 14 de junio es designado como la fecha en la que ambas opciones reunirán a los ayuntamientos que les apoyan para tratar la cuestión autonómica. En el consistorio donostiarra la cuestión se plantea en el pleno del 10 de junio en el que se debe decidir a que asamblea se acudirá. La solución adoptada por el Ayuntamiento es ambigua y se acuerda que representantes del municipio acudan a ambas asambleas. Finalmente, a la convocada por el movimiento de alcaldes únicamente acudirán los concejales nacionalistas -no la representación municipal oficial- mientras que el resto lo hará a la patrocinada por la Comisión Gestora.
De todos modos, la ausencia de San Sebastián en la Asamblea de Azpeitia -celebrada el 11 de junio de 1931- convocada por la Comisión Guipuzcoana del Movimiento de Alcaldes hace difícil que la capital pudiera asumir la propuesta de estatuto del movimiento municipalista. En esta asamblea, menos conocida que las otras que se generaron por el mismo tema, se aprobaron -a instancias del alcalde nacionalista de Tolosa Doroteo Ciáurriz- las enmiendas que a la larga harían anticonstitucional el Estatuto de 1931. Estas son la enmienda religiosa -que se reservaba al futuro Estado Vasco las relaciones con la Santa Sede- y la de residencia -que condicionaba los derechos civiles plenos de los no nacidos en el País Vasco a diez años de residencia en el mismo- entre otras. Esta situación era difícilmente asumible por la izquierda, que se distancia todavía más de las posiciones del movimiento municipalista.
San Sebastián finalmente acudirá a la asamblea que tiene lugar en la capital y a la que acuden 29 municipios guipuzcoanos -entre los que se cuentan las principales localidades guipuzcoanas con ayuntamientos mayoritariamente de izquierdas- y en la que acuerdan formar una comisión para estudiar el texto presentado por la Sociedad de Estudios Vascos. Habrá que esperar hasta septiembre de 1931 para que el Ayuntamiento apruebe el Estatuto de Autonomía promovido por las Gestoras (el de la Sociedad de Estudios Vascos con modificaciones introducidas por las fuerzas de izquierda, en lo que será el final del proceso autonómico más intenso durante la II República a nivel local.
A lo largo de todo el proceso San Sebastián apoyará las iniciativas autonómicas durante la II República. A pesar de ello, bien por las divisiones entre los posicionamientos de los diversos partidos o por el clima político general de la República no se llegará a un acuerdo hasta 1936.
CUADRO 2: 
RESULTADOS DEL PLEBISCITO DE 1933
Distrito
 Participación
 A favor
 En contra
C. Consistorial
 96,42
 94,88
 0,46
Muelle
 91,24
 90,17
 0,08
Ensanche Oriental
 95,83
 94,13
 0,32
Pza. de Guipúzcoa
 97,95
 95,96
 0,46
Atocha
 90,65
 90,65
 0,46
Mercado del Ensanche
 96,47
 94,24
 0,33
Concha
 95,49
 93,13
 0,21
Antiguo
 98,05
 96,46
 0,21
Fuente: AGG, elaboración propia
La actitud abiertamente autonomista de San Sebastián, como demuestran los resultados del plebiscito celebrado en noviembre de 1933 (véase tabla) para ratificar el texto autonómico. Sin embargo las dificultades políticas impedirán llegar a un acuerdo de manera que la aprobación del Estatuto de Autonomía, en octubre de 1936, ya no alcanzará al territorio guipuzcoano.


4.6.13 LA CRISIS DE 1934
La principal crisis que sacudirá a San Sebastián durante la II República se producirá a lo largo del verano de 1934 y será conocido como "La Guerra del Vino" o la "Revuelta de los Ayuntamientos Vascos". El problema que da origen al conflicto es el intento del Gobierno de poner en vigor el "Estatuto del Vino". Este suponía la desgravación fiscal de los alcoholes a fin de poder comercializar, en situación ventajosa, los excedentes almacenados y poder competir con los vinos franceses de mayor calidad y menor precio. Esta pretensión es contestada por los diputados nacionalistas que ven en él una vulneración del Concierto Económico, al privar a las haciendas vascas de una parte sustancial (entre el 25 y el 30%)de sus ingresos al desaparecer el arancel sobre los alcoholes.
En este conflicto el Ayuntamiento de San Sebastián y su alcalde, Fernando Sasiain, jugaron un papel determinante. Desde el primer momento es el alcalde donostiarra -el republicano federal Fernando Sasian- quien asume la dirección del proceso de defensa del Concierto Económico. De igual manera decide convocar para el día 5 de julio -en Bilbao- una asamblea de ayuntamientos vascos cuya finalidad es elegir una comisión encargada de la defensa del Concierto Económico. El principal acuerdo de la Asamblea de Bilbao, a la que acuden la mayoría de los ayuntamientos de Guipúzcoa y Vizcaya- es la celebración de elecciones para el nombramiento de una comisión que será la encargada de la defensa del Concierto Económico.
La jornada electoral -prevista para el 12 de agosto- es expresamente prohibida por el Gobierno. Pese a ello, y con no pocos incidentes en la Plaza de la Constitución, el Ayuntamiento logra celebrar la sesión. La reacción gubernamental es el cese -el día catorce de agosto- de los alcaldes de Ormaíztegui, Azpeitia, Zumaya, Deva y Guetaria y numerosas detenciones de alcaldes y concejales. Esta situación da origen a una nueva convocatoria municipal que se fija para el día 2 de septiembre en Zumárraga. La actuación de las fuerzas del orden, impidiendo el paso de gran parte de los convocados, acarrea la dimisión de gran número de cargos municipales de todo el País Vasco. El alcalde de San Sebastián, considerado como uno de los instigadores de la actuación de los ayuntamientos, es cesado lo que provoca la dimisión de la mayor parte de los concejales donostiarras. El Gobierno nombrará a una Comisión Gestora que se hará cargo del gobierno municipal hasta febrero de 1936, fecha en que serán repuestos en sus cargos los alcaldes y concejales cesados.
Tras el agitado verano de 1934, en Guipúzcoa -al igual que en otras partes del Estado- estalla la insurrección obrera preparada por el sector más radicalizado del socialismo español. La mañana del día 5 de octubre de 1934 se decreta la huelga general en todo el territorio.
Los acontecimientos revolucionarios comienzan en Guipúzcoa a las 4,30 horas del día 5 de Octubre. Eibar queda en manos de los insurrectos que se apoderan de la Casa consistorial, de la estación y del banco de pruebas, lo que supone el logro de armas y municiones por parte de los revolucionarios. Tan sólo resiste el cuartel de la Guardia Civil, que con la ayuda de refuerzos llegados de San Sebastián y Bilbao logran controlar la situación a primeras horas de la tarde. El otro núcleo insurreccional de importancia en Guipúzcoa es Mondragón, donde al igual que ocurre en Eibar, los huelgistas se apoderan de la localidad pero no logran apoderarse del puesto de la Guardia Civil. En la villa del Alto Deba los insurrectos dictan, a media mañana un bando proclamando la "república socialista" y son asesinados Marcelino Oreja -presidente del consejo de administración de la "Unión Cerrajera" y el diputado provincial y consejero de la misma empresa Dagoberto Rezusta. Tropas provenientes de Vitoria recuperarán por la tarde el control de la población. En San Sebastián la huelga no tienen carácter violento. Pese a la presencia de grupos de obreros y de tropas en las calles no se producen choques armados. De todos modos gran parte de los servicios se ven interrumpidos pese al intento de las fuerzas militares de mantener la normalidad.
Como consecuencia de la Revolución de Octubre son detenidos los principales líderes obreros y clausurados los locales de las organizaciones sindicales. El día 16 de octubre el número de detenidos en la provincia asciende a 420 fundamentalmente provenientes de Mondragón y de Eibar que se verán incrementados con detenidos de otros lugares hasta alcanzar una cifra de 720 reclusos el 20 de octubre. En San Sebastián, concretamente en el barrio de Eguía donde se hallaba oculto en una casa, es detenido el presidente del Comité Revolucionario de Guipùzcoa, el concejal socialista Guillermo Torrijos.


4.6.14 DE LA REVOLUCIÓN DE OCTUBRE A LA GUERRA CIVIL
Tras los sucesos de octubre una etapa de calma política se abre en la ciudad. Esta se prolongará hasta febrero de 1936, cuando se celebren las elecciones legislativas en las que resultará vencedor el Frente Popular. En San Sebastián será la coalición de izquierda la opción más votada, aunque finalmente el triunfo electoral en la provincia corresponda al PNV. Una de las primeras medidas decretadas por el nuevo gobierno es la amnistía de todos los procesados por los sucesos de octubre de 1934 y la reposición de los cargos municipales cesados. De todos modos los posicionamientos políticos han cambiado en la ciudad. En las antevotaciones -una especie de "primarias" para determinar quienes eran los candidatos que optaban a la alcaldía- celebradas en 1936, paso previo de unas elecciones municipales que, previstas para abril de 1936 nunca llegaron a celebrarse, el alcalde Sasian es ampliamente derrotado por los candidatos socialista -Guillermo Torrijos- y el de nacionalistas y la derecha, Pedro Zaragüeta.
El tramo final hasta el estallido de la Guerra Civil esta protagonizado en San Sebastián por la huelga de la construcción. Esta, que da comienzo en el mes de junio, trata de lograr mejores salarios y condiciones laborales para los trabajadores del sector. La duración del conflicto da lugar a que se produzcan actos de violencia por parte de los huelgistas, cosntribuyendoa elevar la crispación que se respiraba ya en visperas del conflicto civil que daría comienzo el 18 de julio.
Alcaldes entre 1901 y 1936
Alcalde
 Mandato
Conde de Torre-Muzquiz
 1901
Miguel Altube
 1901
Sebastián Machimbarrena
 1902
José Elósegui
 1902-1905
Marqués de Rocaverde
 1905-1909
José Satrústegui
 1909
Marino Tabuyo
 1010-1913
Carlos Uhagón
 1914-1915
Eustaquio Inciarte
 1916
Gabriel Maria Laffitte
 1917
Maariano Zuaznábar
 1917-1920
Pedro Zaragüeta
 1920-1922
Felipe Azcona
 1922-1923
Antonio Vega de Seoane
 1923-1924
Juan José Prado
 1924-1925
José Elósegui
 1925-1927
José Antonio Beguiristain
 1927-1929
Juan José Prado 
 1930-1931
Fernando Sasiain
 1931-1934
José María Paternina
 1934-1935
José María Martínez de Ubago
 1935
Fernando Echauz
 1936
Fernando Sasiain
 1936
Fernando Zubiri
 1936


4.6.15 DE LA GUERRA CIVIL A LA DEMOCRACIA
La descomposición política de la II República hace que las fuerzas opuestas a la misma vayan optando cada vez más abiertamente por la insurrección armada contra la misma. La Guerra Civil dará paso al largo período del Franquismo, que pese a su aspecto monolítico, atravesó por numerosas etapas y fases que dan fe de una incesante actividad política.
En el momento actual el largo período que se extiende entre 1936 y 1975 está todavía poco estudiado. Cuando la memoria va dando paso a la Historia, pero todavía aquella es capaz de aportar su recuerdo, es el momento de analizar con el rigor de los especialistas el Franquismo. Por el momento carecemos de estudios que aborden este período de nuestra reciente historia, aunque ya se atisban en el panorama historiográfico trabajos prometedores. Por todo lo dicho en las páginas que siguen trataremos de dar una panorámica general de lo que fueron esos años de guerra y dictadura, aunque en este segundo período será el Ayuntamiento quien centrará nuestra atención.


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1934-39

Guerra Civil

EL DIARIO VASCO 1934-39
"CON NOSOTROS O CONTRA NOSOTROS"

LA SUBLEVACIÓN MILITAR CONTRA LA REPÚBLICA DESEMBOCÓ EN UNA TERRIBLE GUERRA CIVIL . aUNQUE LA CONTIENDA APENAS DURÓ TRES MESES EN GUIPÚZCOA, MARCARÍA NUESTRO SIGLO XX


LA FIEBRE FASCISTA CONTAGIA A EUROPA

AGRAVIOS HISTÓRICOS Y CRISIS ECONÓMICA SON EL ABONO PARA UNOS MOVIMIENTOS POPULISTAS EN ITALIA Y ALEMANIA, QUE PRONTO MUESTRAN SU VERDADERA CARA


1934
1935
1939
1936-39

Guerra Civil

Guerra civil española

La guerra civil española o guerra de España,4567​ también conocida por los españoles como la Guerra Civil por antonomasia,89​ o simplemente la Guerra, fue un conflicto bélico —que más tarde repercutiría también en una crisis económica— que se desencadenó en España tras el fracaso parcial del golpe de Estado del 17 y 18 de julio de 1936 llevado a cabo por una parte de las fuerzas armadas contra el Gobierno de la Segunda República. Tras el bloqueo del Estrecho y el posterior puente aéreo que, gracias a la rápida colaboración de la Alemania nazi y la Italia fascista, trasladó las tropas rebeldes a la España peninsular en las últimas semanas de julio,1011​ comenzó una guerra civil que concluiría el 1 de abril de 1939 con el último parte de guerra firmado por Francisco Franco, declarando su victoria y estableciendo una dictadura que duraría hasta su muerte, el 20 de noviembre de 1975.

La guerra tuvo múltiples facetas, pues incluyó lucha de clasesguerra de religión, enfrentamiento de nacionalismos opuestos, lucha entre dictadura militar y democracia republicana, entre revolución y contrarrevolución, entre fascismo y comunismo.12

A las partes del conflicto se las suele denominar bando republicano y bando sublevado:

Ambos bandos cometieron graves crímenes en el frente y en las retaguardias, como sacas de presospaseosdesapariciones de personas o tribunales extrajudiciales. La dictadura de Franco investigó y condenó severamente los hechos delictivos cometidos en la zona republicana, llegando incluso a instruir una Causa General, todo ello con escasas garantías procesales. Por su parte, los delitos de los vencedores nunca fueron investigados ni enjuiciados, a pesar de que algunos historiadores14​ y juristas1516​ sostienen que hubo un genocidio en el que, además de subvertir el orden institucional, se habría intentado exterminar a la oposición política.c

Las consecuencias de la Guerra Civil han marcado en gran medida la historia posterior de España, por lo excepcionalmente dramáticas y duraderas: tanto las demográficas —mortandad y descenso de la natalidad que marcaron la pirámide de población durante generaciones— como las materiales —destrucción de las ciudades, la estructura económica, el patrimonio artístico—, intelectuales —fin de la denominada Edad de Plata de las letras y ciencias— y políticas —la represión en la retaguardia de ambas zonas, mantenida por los vencedores con mayor o menor intensidad durante todo el franquismo, y el exilio republicano—, y que se perpetuaron mucho más allá de la prolongada posguerra, incluyendo la excepcionalidad geopolítica del mantenimiento del régimen de Franco hasta 1975.


4.6.15.1 LA GUERRA (JULIO-SEPTIEMBRE DE 1936)
El proceso que desemboca en la Guerra Civil española de 1936 comienza a fraguarse -ya de manera definitiva- tras las elecciones de febrero de ese mismo año en las que se impone la coalición del Frente Popular. Tras los comicios un grupo de destacados militares (Franco, Goded, Mola...) es destinado por el Gobierno a guarniciones alejadas de la capital. Antes de incorporarse a sus respectivos destinos celebran una reunión en Madrid en la que acuerdan dar los pasos para la organización de una conspiración encaminada no tanto a acabar con la República sino a tratar de dar un cambio a la orientación de la misma. A partir de esta reunión, en la que no se adoptan acuerdos concretos ni la adhesión clara ni plena de destacados militares como Franco, Mola -nombrado Comandante Militar de Pamplona- comienza los preparativos.
Sin entrar en el desarrollo general de la conspiración y de sus vicisitudes, podemos señalar que en los planes de Mola Guipúzcoa aparece como un territorio que sería fácilmente controlado por los sublevados. Para el "Director", tras algunos combates en los principales centros obreros, todo el territorio quedaría en manos de los conspiradores. El principal objetivo de Mola era controlar la frontera francesa cerrando -de esta manera- una posible vía de llegada de auxilio a la República. Pero para ello era necesaria la cooperación de los conspiradores guipuzcoanos que se localizaban en la guarnición de San Sebastián.
La conspiración antirrepublicana se desarrollaba igualmente en San Sebastián. Varios eran los grupos que preparaban el alzamiento contra la República, pero ninguno despertaba excesiva confianza en Mola. El principal responsable militar de la ciudad era el Comandante Militar coronel León Carrasco Amilibia. Se trataba de un personaje muy arraigado en la sociedad donostiarra de la época y pariente del diputado socialista Miguel Amilibia. Amigo personal del rey Alfonso XIII, siempre se había caracterizado por mantenerse al margen de los conflictos de tipo político. Desde un primer momento Carrasco queda fuera de los preparativos y no tiene ningún conocimiento de lo que se prepara. La prueba de su desconocimiento es la reunión que mantiene con diversos oficiales el día 17 de julio en la que les comunica que no hay ninguna conspiración en marcha. La organización de la misma correrá a cargo del teniente coronel Vallespín y otros oficiales de menor graduación, quienes serán los que se hagan cargo de los preparativos. A pesar de ello no hay una acción de unidad entre los conjurados, lo que conducirá -en gran parte- al posterior fracaso del Alzamiento.
Pero la actividad conspirativa tiene igualmente un vertiente civil. Entre las fuerzas políticas opuestas a la República, tanto los tradicionalistas como la Falange se posicionan desde un primer momento por la sublevación. Pese a la escasa importancia numérica de los falangistas, su jefe provincial -Jesús Iturrino- se entrevista con Mola poniéndose a su disposición. Los tradicionalistas, por su parte, eran el grupo opuesto a la República más numeroso y mejor organizado. A pesar de la detención del jefe del requeté guipuzcoano -Agustín Tellería, que atravesaría toda una odisea en las prisiones republicanas- y de la clausura de buen número de centros carlistas, éstos continúan decididamente su preparación militar y acopio de armas. Pese a todos los esfuerzos realizados Mola no confiaba en exceso en el aporte que pudieran realizar los civiles. El "Director" confiaba en que la actitud decidida de las fuerzas militares sería suficiente para controlar el territorio.
La sublevación dará comienzo el día 17 de julio en Melilla y rápidamente se extiende la noticia a la Península. Esa misma tarde se recibe en San Sebastián y los dirigentes de las organizaciones del Frente Popular y los diputados nacionalistas Irujo y Lasarte se reúnen en el Gobierno Civil con las autoridades provinciales. La actitud del gobernador civil -el republicano Artola Goicoechea- es de mantenerse a la expectativa para ver el rumbo que toman los acontecimientos. A lo largo de la jornada se celebran intensos contactos entre los dirigentes de las diversas fuerzas políticas. Los nacionalistas, con Irujo a la cabeza, celebran una reunión nocturna en la que se redacta una nota de adhesión a la República, que finalmente no llegará a publicarse al no ser autorizada por la dirección del PNV. Las fuerzas de izquierda reclaman armas del gobernador civil. Al negarse éste, varias armerías y el cuartel que la Guardia de Asalto, situado junto al mercado de la Brecha, son asaltados.
Mientras esto ocurría la situación en las calles iba cambiando El día 19 se había decretado la huelga general y las organizaciones de izquierda se van haciendo con el control de manera paulatina. Las autoridades, reunidas en el Gobierno Civil, acuerdan que se organice una columna para atacar Vitoria. La razón que mueve a la creación de la misma está provocada, en parte, por la pretensión de aligerar la presión que suponía la presencia de milicianos escapados de otras zonas en la ciudad, fundamentalmente de Galicia. La columna se pone en marcha el día 20 por la mañana. Ante el abandono de la ciudad por los milicianos la sublevación estalla en San Sebastián. En la madrugada del día 21 los militares del cuartel de Loyola deciden pasar a la ofensiva y tratan de apoderarse de la ciudad, con el apoyo de los requetés y de los escasos miembros de Falange que se encontraban en la ciudad.
Hasta que se llega a esta situación se produce una situación confusa. Pese al acuerdo de sublevarse adoptado por los conspiradores éstos no se deciden a pasar a la ofensiva. Mientras tanto el Comandante Militar acude al Gobierno Civil asegurando la lealtad de las tropas, lo cual no evita que la Comandancia sufra varios ataques y tiroteos. En el cuartel de Loyola los acontecimientos se precipitan y los conspiradores se hacen dueños de la situación. A partir de ese momento Carrasco queda marginado de la toma de decisiones ignorante, a su vez, que sus propios hombres le han traicionado. Los militares -ya en franca sublevación- planifican apoderarse de San Sebastián. Para ello organizan un ataque por la calle Urbieta y por el cauce del Urumea -por el actual paseo del Arbol de Gernika- con el fin de apoderarse de los principales edificios de la ciudad; Ayuntamiento, Gobierno Civil, Comandancia Militar, Gran Casino, Hotel María Cristina y Edificio de la Equitativa. De manera simultánea destacan fuerzas a las alturas de Polloe y Ametzagaña desde donde controlan la ciudad con las baterías del cuartel de Loyola.
El plan de los militares tiene un éxito parcial. Logran apoderase de todos sus objetivos, excepto del Ayuntamiento, que es defendido por milicianos socialistas. Pero el principal factor para el fracaso del Alzamiento en San Sebastián es la defensa que la CNT realiza en la calle Urbieta, a la altura de las Escuela de Amara. De esta forma se impide el avance de una de las dos columnas militares, que pese a estar pertrechada incluso con piezas de artillería, se ve envuelta en un combate callejero de incierto resultado.
De manera simultánea se produce el regreso de la columna que había partido hacia la capital alavesa -a la que la sublevación había sorprendido en Eibar- reforzada por efectivos provenientes de Bilbao. Esta nueva situación coloca a los atacantes entre dos fuegos lo que les obliga a retirase a los cuarteles. En su poder únicamente quedan una serie de enclaves en la ciudad -Comandancia Militar, Gran Casino, Hotel María Cristina y puntos elevados sobre la ciudad- que deberán ser reducidos mediante sangrientos asaltos y con el apoyo de un torpedero -cuya tripulación se apodera del mismo reduciendo a los oficiales- que cañonea las posiciones de los sublevados desde la desembocadura del Urumea. Para el día 23 de julio son ocupados los reductos de los sublevados fracasando de esta forma el Alzamiento en Gipuzkoa.
Los militares quedarán sitiados en los cuarteles de Loyola, en los que disponen de armas y víveres suficientes para resistir un asedio prolongado. A pesar de ello, la moral de los alzados es muy baja y oponen escasa resistencia. El bombardeo de las instalaciones militares -de efecto más sicológico que práctico desde el punto de vista militar- desencadena el proceso de capitulación. El 27 de julio los principales mandos militares -entre ellos Carrasco, que se encontraba dentro del cuartel, y Vallespín- se entrevistan con los diputados guipuzcoanos, con los que acuerdan las condiciones para la rendición de los sublevados. Al día siguiente, 28 de julio, los militares se entregan y son hechos prisioneros y conducidos al Palacio de la Diputación, donde quedarán inicialmente retenidos antes de ser conducidos a la cárcel de Ondarreta. Vallespín, el principal responsable del Alzamiento, logra darse a la fuga la noche anterior a la capitulación y consigue llegar a las líneas de las tropas provenientes de Navarra.

4.6.15.2 SAN SEBASTIÁN BAJO LA JUNTA DE DEFENSA
Tras la derrota de los sublevados, San Sebastián y gran parte de Guipúzcoa queda nuevamente en manos de los republicanos, pero ya no serán las instituciones tradicionales (ayuntamientos y Diputación) las que controlen la ciudad. En un proceso que se extenderá por todo el territorio van apareciendo "juntas de defensa" que serán las encargadas de organizar y controlar la vida ciudadana.
San Sebastián no será una excepción. La ciudad quedará en manos de la Junta de Defensa de Guipúzcoa, creada la víspera de la rendición de los cuarteles y en la que se integran todas las fuerzas políticas que se habían mantenido fieles a la República. La Junta de Defensa nace de la excepcionalidad de las circunstancias pero pronto da muestras de que su papel es el de la substitución de las antiguas autoridades (Diputación, Ayuntamiento, Gobierno Civil y Comandancia Militar). Si bien éstas no desaparecen se ven absolutamente condicionadas en su actividad por el nuevo organismo. La Junta de Defensa de San Sebastián, que usa la denominación de Junta de Defensa de Guipúzcoa, controla un área que se extendía desde la frontera francesa hasta el Oria y por el sur hasta el límite establecido por la carretera Madrid-Irún.
La pretensión de la Junta es hacerse con el control de todos los aspectos de la vida guipuzcoana, para lo que se organiza en comisarías. De esta forma se crean las de Guerra, Abastos, Transportes, Orden Pública, Información y Propaganda y Finanzas. Posteriormente se unirán a las anteriores las de Trabajo y la de Asistencia Social. La presidencia de la Junta recae en el diputado socialista Amilibia y las principales comisarías son dirigidas por Larrañaga (PC de Euzkadi) Guerra, Telesforo Monzón (PNV) Orden Público y José Imaz (ANV) al frente de la de Finanzas. La comisaría de Trabajo -creada el 24 de agosto de 1936- será presidida por el histórico líder del socialismo guipuzcoano Guillermo Torrijos.
La principal actividad corresponde a las Comisarías de Guerra y Orden Público. Competencia de la primera es la creación de las milicias y la dirección de las operaciones militares, extremo para el que cuenta con el asesoramiento de militares profesionales. A pesar de ello Larrañaga, el comunista Manuel Cristóbal y el teniente de carabineros Ortega serán los verdaderos responsables de la dirección de la campaña republicana. Dentro de la actividad de la Comisaría de Guerra ocupa un lugar destacado la aplicación que desde la misma se hace de la justicia militar. En represalia a los bombardeos navales realizados por buques de la flota sublevada se forman dos consejos de guerra en la que se juzga a los militares de máxima graduación detenidos tras los sucesos de julio. Los días 14 y 19 de agosto de 1936 se reúnen ambos consejos en los que resultan condenados a muerte y ejecutados un total de doce procesados a pesar de los esfuerzos de Irujo para lograr que las penas sean conmutadas.
En íntima relación con lo anterior se puede hacer referencia a la actuación de la Comisaría de Orden Público. Esta, controlada por los nacionalistas, tiene como objetivo principal preservar la vida de los presos y proteger tanto a los religiosos como a sus edificios. A pesar de los esfuerzos de Monzón, no se logra evitar que tanto los detenidos de Tolosa como gran parte de los detenidos en Ondarreta sean asesinados en sendas acciones atribuibles a milicianos de izquierda que causan la dimisión del comisario y una dura reacción de las organizaciones nacionalistas. Entre las víctimas de esta violencia incontrolada se encuentra el que fue comandante militar de Gipuzkoa, coronel León Carrasco Amilibia y un elevado número de militares detenidos en Loyola. Junto a éstos son asesinados derechistas con mayor o menor grado de participación en los acontecimientos o simplemente por su ideología.
También merece ser tenida en cuenta la actuación de la Comisaría de Finanzas dirigida por el miembro de ANV José Imaz. El principal problema al que se enfrenta es la ausencia de moneda circulante. El atesoramiento de efectivo por parte de los particulares llevó a la Junta a dictar severas medidas y, finalmente, a poner en marcha un sistema de vales -que tuvo poco éxito ente la población- para paliar la ausencia de moneda en circulación. Misión fundamental de los delegados de Finanzas fue también proveer a la Junta de fondos. Estos se dedicaban principalmente a hacer frente al pago de los salarios de los milicianos y de los trabajadores de las fábricas intervenidas.
Pero el verdadero proceso revolucionario proyectado por la Junta de Defensa de Guipúzcoa era promovido desde la Comisaría de Trabajo dirigida por Guillermo Torrijos. Esta elabora dos planes para reorganizar la economía guipuzcoana, uno de los cuales -que fue desechado- pasaba por la desmonetarización de la economía que se basaría en el intercambio de los diferentes artículos. El otro, que trató de ponerse en marcha pero que la brevedad del conflicto frustró, se basaba en el control por parte de los trabajadores de las fábricas. Estas pasarían a estar dirigidas por un comité de fábrica en el que se integrarían patronos y trabajadores. Estos planteamientos, claramente revolucionarios, encuentran poca receptividad en la sociedad guipuzcoana y no llegan a ponerse en práctica incluso en aquellas zonas en las que el control republicano se prolongó más tiempo. Lo que si se produjo es una militarización de las industrias para dedicarlas al esfuerzo de guerra, pero las dificultades planteadas por las organizaciones sindicales, reacias a desconvocar la huelga general decretada el 20 de julio de 1936, y las exigencias de las mismas complican sobremanera el esfuerzo bélico de la Junta.
La actividad de la Junta de Defensa se puede calificar, de manera global, de fracaso. Pese al esfuerzo realizado por la misma la difícil situación por la que atraviesa la capital, las diferencias entre las diversas organizaciones que la integran hace que su acción sea menos efectiva de lo que se pretendía. La sociedad donostiarra, de naturaleza moderadamente conservadora, acoge mal los intentos revolucionarios promovidos desde la nueva institución. Si a esto unimos la falta de dinero y la paralización casi total de la industria nos encontramos con una serie de factores que por si mismos argumentan el fracaso.
Otra de las causas de la actuación de la Junta de Defensa se encuentra en la cuestión militar. La ausencia de mandos capacitados, y la desconfianza de los milicianos hacia los que son enviados desde Madrid, no facilita el desarrollo de las operaciones militares. La escasez de armamento de los milicianos y su escasa organización militar se sitúan en la base del fracaso republicano. A pesar de que los milicianos tuvieron una actuación destacada toda su actividad fue estrictamente defensiva. Tras la batalla de San Sebastián se limitan a mantener sus posiciones sin plantear ninguna acción ofensiva. La heterogeneidad de la composición de las columnas milicianas y el distinto grado de compromiso de éstos con la República hicieron que su actuación se pueda calificar de desigual.



4.6.15.3 LAS OPERACIONES MILITARES EN TORNO A SAN SEBASTIÁN
Tras la derrota de los sublevados en las calles de la capital los frentes de guerra se alejan de la ciudad. La rendición de los cuarteles frustra el objetivo de las tropas situadas en Oyarzun, que por otra parte están en una situación comprometida. Las tropas provenientes de Navarra avanzan por el eje de la carretera nacional y a mediados de agosto ya han alcanzado Tolosa. A mediados del mismo mes da comienzo la operación más importante de la Guerra Civil en territorio guipuzcoano, la ofensiva sobre Irún y la zona del Bidasoa. Solo tras duros combates, el día 3 de septiembre, la resistencia republicana se quiebra y al día siguiente es ocupada la ciudad fronteriza. Esto supone que el frente se derrumbe y San Sebastián quede a merced de las tropas provenientes de Navarra.
El dispositivo planificado por Mola se basa en un triple avance proveniente de Navarra. El primero -y más importante- es el protagonizado por Beorlegui y su objetivo final era el auxilio de los sublevados en la capital. La voladura del puente de Endarlaza, que obliga a las tropas a dirigirse a la zona de Oyarzun por el Alto de Arichulegi y la resistencia de los milicianos complican esta opción. El segundo grupo en importancia -al mando de Cayuela- parte desde Alsasua con el propósito de avanzar por la carretera Madrid-Irún. Esta columna progresa sin excesivas dificultades y tras unos días de vacilación se lanza sobre Guipúzcoa protagonizando la sangrienta ocupación de Beasain.
Una tercera fuerza, menor en entidad, es desplegada en la zona de la Sierra de Aralar. Inicialmente el propósito de ésta es impedir las posibles infiltraciones de milicianos en Navarra desde territorio guipuzcoano. Tras permanecer unos días en la zona comenzará a avanzar por el valle de Berástegui para confluir con las tropas de Cayuela en las inmediaciones de Tolosa.
Este triple dispositivo tiene como objetivo ejercer presión sobre la capital a la vez que trata de aislarla del resto de las zonas controladas por los republicanos. Al no profundizar el avance, y mantenerse los atacantes en el valle del Oria, San Sebastián mantendrá abiertas sus comunicaciones con Bilbao y gran parte del territorio guipuzcoano. A pesar de ello la situación se hace complicada en la ciudad, a la que se corta el suministro de agua potable desde los primeros días del conflicto al quedar las tomas de agua en manos de los sublevados. De igual manera el aislamiento de Navarra hace que los alimentos frescos comiencen a escasear y las reservas de bacalao, almacenado en Pasajes se convierta en el plato fuerte de la dieta de los donostiarras durante la guerra.
La etapa más dura del conflicto en San Sebastián se produce a lo largo del mes de agosto, durante el cual la ciudad es sometida a varios bombardeos navales por parte de los buques "España" y "Cervera". Pese que sus ataques no causan excesivo número de víctimas -el más sangriento se produce el día 18 de agosto en que es alcanzada la maternidad y varios chalets de La Concha- sus efectos psicológicos son devastadores sobre la población civil.
En lo que se refiere al desarrollo de las operaciones militares, por el sur el avance de los sublevados se sitúa a mediados del mes de agosto en Andoain, ocupado el día 17 de agosto. A partir de este momento da comienzo la fase más dura de la campaña de Gipuzkoa. Las posiciones republicanas en el Buruntza y en las alturas circundantes de Hernani solo son ocupadas tras sangrientos ataques. El derrumbamiento del frente tras la caída de Irún supone que San Sebastián quede a merced de los sublevados. De esta manera la Junta de Defensa decide la evacuación de la capital guipuzcoana, el día 12 de septiembre de 1936.
El 13 de septiembre de 1936 las tropas de la Columna Beorlegui, que previamente habían ocupado Rentería y Pasajes, entran en San Sebastián. La ocupación de la ciudad da lugar a uno de los episodios de carácter popular de la Guerra Civil, el protagonizado por los llamados "Cuarenta de Artajona". En el momento actual de nuestros conocimientos las primeras tropas que de hicieron su entrada en la capital guipuzcoana estaban al mando del capitán Ureta y provenían de diversas localidades navarras. Por otra parte, el avance hasta San Sebastián supuso una sanción para Ureta, quien no atendió las órdenes de Beorlegui de detenerse en las inmediaciones de la capital.
La ciudad que se encontraron los ocupantes se puede calificar de ciudad fantasma. Un altísimo porcentaje de su población evacuó la misma en dirección a Bilbao por barco o hacia los pueblos de la costa todavía sin ocupar. La ciudad pudo caer intacta en manos de los sublevados al mantener los milicianos nacionalistas sus posiciones hasta el último momento, procediendo a retirarse por la carretera en dirección a Orio. Esto, posiblemente evitó que San Sebastián hubiera sufrido serias destrucciones a semejanza de lo ocurrido en Irún.
Fue la primera capital de provincia ocupada por los sublevados. El frente se situará para finales de septiembre en los límites entre Guipúzcoa y Vizcaya y la capital recobrará su ambiente cosmopolita que le caracterizaba. A partir de este momento se convertirá en una ciudad de retaguardia y descanso de las tropas y oficiales del bando nacional. Pero un proceso de gran complejidad política -por las diferencias entre los carlistas y los falangistas- de represión de los vencidos y de recuperación de la vida donostiarra caracterizará a la ciudad en el período que se conocerá como el Franquismo.


1939

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1939-1975 

Dictadura de Francisco Franco

La dictadura de Francisco Franco, España franquista o régimen franquista9​ fue el período de la historia contemporánea de España correspondiente con el ejercicio por el general Francisco Franco Bahamonde de la Jefatura del Estado y con el desarrollo del franquismo; esto es, desde el fin de la guerra civil en 1939 hasta su muerte y sucesión en 1975.nota 4​ Su amplia dimensión temporal y la marcada presencia del propio Franco en toda ella hace que a menudo se utilice para designarla la expresión era de Franco.10

Acabada la guerra el general instauró una dictadura fascistizada,11​ o régimen semifascista,12​ que incorporó una influencia clara de los totalitarismos alemán e italiano en campos como las relaciones laborales, la política económica autárquica, la estética, el uso de los símbolos13​ o el unipartidismo.14​ En sus últimos estertores el régimen transitó más próximo a las dictaduras desarrollistas,15​ aunque siempre conservó rasgos fascistas vestigiales,12​ caracterizado por la ausencia de una ideología claramente definida más allá de su proclamado nacionalcatolicismo.

En los años 1940 la dictadura militar se afianzó mediante la represión política y económica de los opositores. Unas 485 000 personas habían huido al exilio.16​ Algunos autores afirman que entre 9000 y 15 000 fueron los exiliados españoles que terminaron en campos de concentración nazis, de los que sobrevivieron la mitad.1718​ Otros acabaron en los campos de concentración franquistas —estudios informan de al menos 367 000 prisioneros y entre 150 y 188 campos—.17​ Hacia noviembre de 1940 había 280 000 hombres y mujeres detenidos en las prisiones del Estado.1920​ Parte de la historiografía estima que entre 23 000 y 46 000 personas fueron ejecutadas en la posguerra;21​ otra, alrededor de 50 000.19

Se mantuvo una política económica basada en la autarquía. Esta fue provocada por la derrota del Eje en la Segunda Guerra Mundial, durante la cual la dictadura franquista, pese a adoptar una política oficial de no beligerancia,22​ tuvo una participación favorable a la Alemania nazi para la derrota de la Unión Soviética, que se concretó mediante el envío de la División Azul, un cuerpo de voluntarios que sirvió en el Ejército alemán del frente oriental durante dos años. Esta colaboración con las potencias del Eje condujo al aislamiento internacional tras la derrota de las mismas en 1945, promovido por los aliados en el seno de la recién creada Organización de las Naciones Unidas.

En los años 50, en el marco de la Guerra Fría, la posición geográfica de España y su dictadura militar se acabaron convirtiendo en estratégicos para los Estados Unidos y sus aliados europeos frente a la Unión Soviética. La alianza de España con los Estados Unidos puso fin al aislamiento internacional del régimen y favoreció una paulatina apertura de la economía nacional, que seguía a unos niveles de desarrollo inferiores a los del resto de economías de Europa occidental, que en la guerra mundial habían sufrido desastres similares al de la guerra civil española.

En los años sesenta y principios de los setenta, el desarrollismo económico mejoró de forma notable, aunque desigual, el nivel de vida de la mayoría de la población, que formó una clase media hasta entonces casi inexistente. El nivel de libertad personal y política no aumentó del mismo modo. Empezaron las movilizaciones de oposición a la dictadura por parte de trabajadores y estudiantes.

Juan Carlos de Borbón fue el sucesor designado por Franco para la jefatura del Estado, a título de príncipe de España, y a la muerte de este, en su proclamación como rey, juró acatar los principios del Movimiento Nacional destinados a perpetuar el régimen franquista. Sin embargo, no lo hizo, aunque se basó en el entramado institucional franquista para promover la Ley para la Reforma Política, ratificada en referéndum. Su resultado, 94 % a favor de la reforma, inició la transición a la democracia.



4.6.15.4 EL AYUNTAMIENTO DE SAN SEBASTIÁN ENTRE 1936 Y 1975
La Guerra Civil termina en San Sebastián el 13 de septiembre de 1936, dando comienzo un período de excepcionalidad en la forma de proceder al nombramiento de los componentes del Consistorio. Inmediatamente de la ocupación de la ciudad las nuevas autoridades nombran alcalde al monárquico José Múgica. Perteneciente a Renovación Española había formado parte de la candidatura derechista en 1936 y era letrado municipal. De todos modos su mandato será breve y en septiembre de 1937 será substituido José María Angulo, que solo permanecerá seis meses en el puesto. Miembro igualmente de Renovación Española había sido concejal durante la Dictadura de Primo de Rivera.
En septiembre de 1937 llega al ayuntamiento Antonio Paguaga. De filiación tradicionalista había formado parte de la dirección del carlismo guipuzcoano durante la II República y formó parte de la candidatura contrarrevolucionaria de 1936. El período de mandato de Paguaga -que se extenderá hasta 1942- supone un período de control tradicionalista del Ayuntamiento que hasta el momento había sido presidido por políticos de filiación monárquica.
ALCALDES DE SAN SEBASTIAN (1936-1978)
Alcalde
Mandato
José Múgica
 15-9-1936 a 4-3-1937
José María Angulo
 4-3-1937 a 19-9-1937
Antonio Paguaga
 20-9-1937 a 5-8-1942
Rafael Lataillade
 28-5-1942 a 15-12-1947
Féliz Azpilicueta
 14-1-1948 a 6-2-1949
Javier Saldaña
 9-2-1949 a 20-4-1952
Juan Pagola
 21-4-1952 a 1-2-1958
Antonio Vega de Seoane
 2-2-1958 a 27-6-1961
Nicolás Lasarte
 28-6-1961 a 3-6-1964
José Manuel Elósegui
 4-6-1964 a 13-11-1968
Miguel Muñoa
 13-11-1968 a 16-6-1969
Felipe de Ugarte
 16-6-1969 a 13-12-1974
Francisco Lasa
 30-3-1974 a 18-3-1977
Fernando de Otazu
 18-3-1977 a 24-9-1978
Fuente: Ayuntamiento de San Sebastián
El año 1942 supone una de las primeras crisis de importancia del Régimen Franquista. A raíz del atentado de Begoña -en agosto de 1942- y la orientación que iba tomando la Segunda Guerra Mundial el régimen va modificando sus posiciones. Muestra de este tímido cambio puede ser la designación de Rafael Lataillade, un ingeniero y delegado del Ministerio de Industria- para ocupar el cargo de Alcalde de San Sebastián. Durante su mandato se proyectan las viviendas de los funcionarios municipales en San Roque y Eguía.
El final del conflicto europeo y la promulgación del Fuero de los Españoles, el año 1945, marcan el comienzo de una nueva etapa del régimen. Aislado internacionalmente y optando por desarrollar un modelo político propio, se avanza en la creación de un sistema corporativista que se conocerá como "democracia orgánica". En la misma la representación se organizará por estamentos, que son los llamados a elegir a sus representantes.
En el ámbito municipal la representación se organiza en función al tercio familiar -en la que se procede a la elección popular directa, eso sí, de los candidatos previamente aprobados -, el tercio sindical (en el caso de San Sebastián son 40 compromisarios representantes del Sindicato Vertical) y el tercio económico, que está formado por 39 sociedades e instituciones donostiarras.
Fruto de esta nueva orientación son las elecciones municipales que se celebran 1948 y suponen un cambio sustancial en la vida municipal. Hasta el momento la formación del consistorio había dependido exclusivamente de las decisiones de la cúpula provincial del partido único. Tras las mismas es nombrado alcalde de San Sebastián el ingeniero de caminos Félix Azpilicueta, que permanecerá en el cargo hasta 1949 en que le sustituye Javier Saldaña que permanecerá en el cargo hasta 1952. Del mismo modo en la década de los cincuenta ocupará el máximo cargo municipal Antonio Pagola.
En 1958 llega a la alcaldía Antonio Vega de Seoane, en la que permanecerá hasta 1961. Durante su mandato se terminarán las obras de abastecimiento de agua desde Artikutza y se iniciará el colector de Ondarreta. Igualmente, en este periodo, los terrenos de Mompás pasan al municipio y el hospital de Manteo es traspasado a la Diputación.
1961 verá la llegada a la alcaldía de Nicolás Lasarte Arana. Nacido en Villabona es concejal desde 1943 y desde 1950 era subdirector letrado de la Caja de Ahorros Municipal. Aires de modernidad llegan al Ayuntamiento en 1964 con José Manuel Elósegui y durante se mandato se compró un "ordenador electrónico" para las labores municipales que costó la cantidad de siete millones de aquellos tiempos. Siendo Elósegui alcalde se realizaron gestiones para restablecer el juego y crear facultades universitarias en San Sebastián. Igualmente se pusieron en marcha los grupos escolares de Eguía, Recalde e Ibaeta, se comenzó la variante de San Sebastián se construyó el aparcamiento subterráneo de Oquendo y se proyectó el paso subterráneo por debajo de la estación de Renfe.
A José Manuel Elósegui le sucedió en el cargo Miguel Muñoa. Industrial y presidente de la Cámara de Comercio y del Sindicato Provincial del Papel y Artes Gráficas, a la vez que Consejero Provincial del Movimiento, ocuparía el cargo hasta 1969.
Quizá uno de los alcaldes más recordados del pasado reciente de San Sebastián será Felipe de Ugarte. Natural de San Sebastián, y delegado del Ministerio de Información y Turismo desde 1953, llega al cargo de Alcalde en junio de 1969. De su gestión, que se extendería hasta febrero de 1974, se puede destacar la venta de la telefónica municipal -que supuso una notable mejora del servicio telefónico en la ciudad- y el derribo del Kursaal y de la plaza de toros de El Chofre.
El sucesor de Ugarte, Francisco Lasa, ya abordó el tema de la construcción de una nueva plaza de toros. En unas declaraciones publicadas en la prensa manifiesta su intención de estudiar su "ubicación y construcción. Popularmente es un tema de enorme importancia. San Sebastián se llena de veraneantes de la zona centro y sur de España, grandes aficionados a los toros, y no podemos estar sin plaza"15. Sin embargo los problemas políticos que se produjeron durante el mandato de Lasa fueron posponiendo la solución a este problema.
La muerte de General Franco, ocurrida en noviembre de 1975, no tiene una excesiva repercusión sobre la composición municipal. Será a partir de 1977, tras la celebración de las elecciones legislativas del 15 de junio cuando de comienzo un camino que desembocará en el nombramiento de la Gestora Municipal de San Sebastián.

José Mujika Mujika (1936-9-15, 1937-3-4)

Jose Maria Angulo (1937-3-4, 1937-9-19)

Antonio Paguaga (1937-9-20, 1942-8-5)

Rafael Lataillade (1942-5-28, 1947-12-15)

Félix Azpilikueta (1948-1-14, 1949-2-6)

Javier Saldaña, (1949-2-9, 1952-4-20)

Juan Pagola, (1952-4-21, 1958-2-1)

Antonio Vega de Seoane Barroso, (1958-2-2, 1961-6-27)

Nikolas Lasarte, (1961-6-28, 1964-6-3)

Jose Manuel Elosegi, (1964-6-4, 1968-11-13)

Miguel Muñoa, (1968-11-13, 1969-6-16)

Felipe de Ugarte, (1969-6-16, 1974-12-13)

Francisco Lasa, (1974-3-30, 1977-3-18)

Fernando de Otazu, (1977-3-18, 1978-9-24)

Ramon Jauregi, 1978-9, 1979-2, PSOE


1940-44




EL DIARIO VASCO 1940-44
TODO UN MUNDO EN GUERRA 

EMPIEZA SIENDO EUROPEA PERO PRONTO SE VA EXTENDIENDO. CINCUENTA MILLONES DE PERSONAS MORIRÍAN EN LA MAYOR CONTIENDA DE LA HISTORIA DE LA (IN)HUMANIDAD

1940
1941
1942
1943
1944


1939-1945 

Franquismo de 1939 a 1945

El franquismo de 1939 a 1945 fue la primera etapa del primer franquismo que se corresponde con la Segunda Guerra Mundial durante la cual la dictadura del general Franco prosiguió el proceso de fascistización iniciado durante la Guerra Civil Española para asemejarse a la Alemania nazi y, sobre todo, a la Italia fascista y que se vio abortado en 1945 por la derrota de las potencias del Eje.

1940
Alcalde:
Antonio Paguaga

1941
Alcalde:
Antonio Paguaga

1942
Alcalde:
Antonio Paguaga

1942
Alcalde:
Rafael Lataillade
(1942.05.28 - 1947.12.15)

1943
Alcalde:
Rafael Lataillade
(1942.05.28 - 1947.12.15)
1944
Alcalde:
Rafael Lataillade
(1942.05.28 - 1947.12.15)
1945
Alcalde:
Rafael Lataillade
(1942.05.28 - 1947.12.15)




1945-49




EL DIARIO VASCO 1945-49
DESTRUCCIÓN TOTAL 

LAS BOMBAS ATÓMICAS DE HIROSHIMA Y NAGASAKI PRECIPITAN EL FIN DE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL , DE ELLA SALE UN MUNDO POLARIZADO Y ASUSTADO POR SU PODER DEVASTADOR


FRANCO, PRESENTE EN SAN SEBASTIÁN


PRESIDIENDO EL CONSEJO DE MINISTROS EN AIETE, ACUDIENDO A LA SALVE O ENTREGANDO LA BANDERA DE LA CONCHA , EL DICTADOR TUVO UNA PRESENCIA CONSTANTE.

1945
1946

CIERRE DE LA FRONTERA DE IRÚN

30.000 NIÑOS COMULGANDO

1947
1948

NACE EL ESTADO DE ISRAEL - El 14 de mayo de 1948 se proclama el Estado de Israel, reconocido y apoyado por Estados Unidos (la ONU tardaría un año): pero “la tierra prometida” ya empieza con conflicto. “Todo parece indicar que con la proclamación del Estado de Israel la situación se ha complicado de un modo peligroso (DV,15/05/1948)

1949


1945-1950
 

Franquismo de 1945 a 1950


1946 Alcalde: Rafael Lataillade (1942.05.28 - 1947.12.15)
1947 Alcalde: Rafael Lataillade (1942.05.28 - 1947.12.15)
1948Alcalde:Félix Azpilicueta (1948.01.14 - 1949.02.06)
1949Alcalde:Javier Saldaña, (1949-2-9, 1952-4-20)
1950Alcalde:Javier Saldaña, (1949-2-9, 1952-4-20)



1950-1959 

Franquismo de 1950 a 1959


1950 Alcalde:Javier Saldaña, (1949-2-9, 1952-4-20)
1951 Alcalde:Javier Saldaña, (1949-2-9, 1952-4-20)
1952 Alcalde:Javier Saldaña, (1949-2-9, 1952-4-20)
1952 Alcalde:Juan Pagola Birebén(1952.04.21 - 1958.02.01)
1953 Alcalde:Juan Pagola Birebén(1952.04.21 - 1958.02.01)
1954 Alcalde:Juan Pagola Birebén(1952.04.21 - 1958.02.01)
1955 Alcalde:Juan Pagola Birebén(1952.04.21 - 1958.02.01)
1956 Alcalde:Juan Pagola Birebén(1952.04.21 - 1958.02.01)
1957 Alcalde:Juan Pagola Birebén(1952.04.21 - 1958.02.01)

1958 Alcalde: Antonio Vega de Seoane Barroso  (1958.02.02 - 1961.06.27)
1959 Alcalde: Antonio Vega de Seoane Barroso  (1958.02.02 - 1961.06.27)
1960 Alcalde: Antonio Vega de Seoane Barroso  (1958.02.02 - 1961.06.27)
1961 Alcalde: Antonio Vega de Seoane Barroso  (1958.02.02 - 1961.06.27)





1959-1969

Segundo franquismo Franquismo de 1959 a 1969

1El franquismo de 1959 a 1969
  • 1.1La crisis final del modelo autárquico: el Plan de Estabilización de 1959
  • 1.2El «milagro económico español»
  • 1.3La reanudación de la «gran transformación» de la sociedad española
  • 1.4El régimen franquista en la década del desarrollo
    • 1.4.1Los «tecnócratas» y la Ley Orgánica del Estado
    • 1.4.2Los proyectos de los «aperturistas»
    • 1.4.3La «Operación Príncipe» y el triunfo de los «inmovilistas»
  • 1.5El resurgimiento de la oposición en el interior

1959 Alcalde: Antonio Vega de Seoane Barroso  (1958.02.02 - 1961.06.27)
1960 Alcalde: Antonio Vega de Seoane Barroso  (1958.02.02 - 1961.06.27)
1961 Alcalde: Antonio Vega de Seoane Barroso  (1958.02.02 - 1961.06.27)

1961 Alcalde:Nikolas Lasarte(1961-6-28, 1964-6-3)
1962 Alcalde:Nikolas Lasarte(1961-6-28, 1964-6-3)
1963 Alcalde:Nikolas Lasarte(1961-6-28, 1964-6-3)
1964 Alcalde:Nikolas Lasarte(1961-6-28, 1964-6-3)


1969-1975

Segundo franquismo Franquismo de 1969 a 1975 



1969 Alcalde: Miguel Muñoa, (1968-11-13, 1969-6-16)
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1975-1979 

Transición 


4.6.15.5 LA GESTORA MUNICIPAL (1978-1979)
El período que transcurre desde la muerte de General Franco hasta la celebración de las elecciones municipales provoca una situación compleja en el Ayuntamiento de San Sebastián. Tras la celebración de las elecciones legislativas de junio de 1977 los ayuntamientos se mantienen en su estructura anterior, al no convocarse elecciones municipales y centrar el debate político la discusión de la Constitución, en la que se determinaría -ya de manera concreta- la forma de proveer todos los cargos públicos del país.
En este período -que se extiende de junio de 1977 a mayo de 1979- los partidos políticos tratan de que los antiguos ayuntamientos sean sustituidos por comisiones gestoras. Tras la dimisión del alcalde Francisco Lasa, en marzo de 1977, la corporación donostiarra es presidida por el primer teniente de Alcalde y procurador de las Cortes Fernando de Otazu. Tras la celebración de las elecciones del junio de 1977 la presión de los partidos políticos aumenta y la situación de los concejales donostiarras se hace cada vez más compleja.
La recta final de esta corporación da comienzo a finales del verano de 1978. Ante la intención de los concejales de dimitir el Gobernador Civil opta por cesarlos el día 20 de septiembre de 1978. Días antes, el 18, el domicilio del alcalde Otazu había sufrido un atentado al hacer explosión un pequeño artefacto en el portal del edificio. La marcha de los concejales es algo que la corporación -en palabras de su alcalde- "está deseando desde hace tiempo"16 .
Las negociaciones entre los partidos políticos siguen su curso y el día 20 de septiembre de 1978 se logra el acuerdo para designar al candidato socialista, Ramón Jaúregui, presidente de la Gestora Municipal, puesto al que también optaba el nacionalista Ramón Labayen. La composición de la Gestora se decide en función a los resultados electorales del 15 de junio, si bien los principales partidos -PSOE y PNV- ostentan menor representación para dar cabida a otros grupos políticos en el Ayuntamiento de San Sebastián. De esta manera el 23 de septiembre se hace pública la composición de la gestora integrada por representantes del PSOE (6), PNV (6), EIA (1), EMK (1), EE (1) Guipúzcoa Unida (3), ESB (1), Partido Comunista (1), Democracia Cristiana Vasca (1) y Demócratas Independientes Vascos (1).
FORMACION DE LA GESTORA MUNICIPAL EN 1978
PARTIDO
 INTEGRANTES
PSOE
 Ramón Jaúregui, Carlos García Cañibano, Ramón Agote, Fernando Múgica, Ana Nazábal, José María Basarte
PNV
 Ramón Labayen, Iñaki Alkiza, Markel Eizaguirre, Antonio Areizaga, Begoña Amunarriz, María Pilar Larreina
EIA
 Txema García
EMK
 Manuel González
Euskadiko Ezkerra
 Joseba Etxabe
Guipúzcoa Unida
 Juan M. Alvarez Emparanza, Ana Zulueta, José Luis Carasa
Partido Comunista
 Dolores Arrieta
Eusko Sozialista Biltzarra
 Juan Alcorta
Democracia Cristiana Vasca
 Francisco Soroeta
Demócratas Independientes Vascos
 Jesús Ferro
Fuente: El Diario Vasco
El 24 de septiembre de 1978, dimite el Ayuntamiento presidido desde septiembre de 1977 por Fernando Otazu y toma posesión la comisión gestora presidida por el socialista Ramón Jáuregui con el respaldo del Ministerio de Interior. En el discurso de toma de posesión Jáuregui resalta la necesidad de la Gestora ante "el retraso unilateral e indefinido de la convocatoria de las elecciones municipales"17
La situación de interinidad se prolongará hasta la celebración de las elecciones municipales de 1979. Su mandato se extenderá hasta marzo de 1979, estando presidida desde febrero de ese mismo año por Iñaki Alkiza.
Las elecciones municipales de 1979, en la que la ciudadanía vuelve a elegir libremente a sus representantes municipales, supone cerrar un largo ciclo que había dado comienzo en un lejano 18 de julio de 1936.


1976 Alcalde: Francisco Lasa, (1974-3-30, 1977-3-18)

1977 Alcalde: Francisco Lasa, (1974-3-30, 1977-3-18)

1977 Alcalde: Francisco Lasa, (1974-3-30, 1977-3-18)

1978 Alcalde:Ramon Jauregi, 1978-9, 1979-2, PSOE

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1979-1982 

I legislatura de España

La i legislatura de España (xc desde las Cortes de Cádiz) comenzó el 23 de marzo de 1979 cuando, tras la celebración de las elecciones generales, se constituyeron las Cortes Generales, y terminó el 31 de agosto de 1982, con la disolución de las mismas.1​ Le precedió la legislatura constituyente y le sucedió la ii legislatura.

La Unión de Centro Democrático obtuvo mayoría simple en el Congreso de los Diputados. Adolfo Suárez fue investido presidente del Gobierno y formó su tercer Gobierno. Dimitió el 29 de enero de 1981. Su sustituto al frente del ejecutivo fue Leopoldo Calvo-Sotelo, en cuya sesión de investidura se produjo el fallido golpe de Estado del 23 de febrero de 1981. Fue la primera legislatura tras la proclamación de la Constitución española.


1979 Jesus Mari Alkain, 1979 - 1983, EAJ
1980 Jesus Mari Alkain, 1979 - 1983, EAJ
1981 Jesus Mari Alkain, 1979 - 1983, EAJ
1982 Jesus Mari Alkain, 1979 - 1983, EAJ


1982-1986
 

II legislatura de España

La ii legislatura de España (xci desde las Cortes de Cádiz) comenzó el 18 de noviembre de 1982 cuando, tras la celebración de las elecciones generales, se constituyeron las Cortes Generales, y terminó el 23 de abril de 1986, con la disolución de las mismas.1​ Le precedió la i legislatura y le sucedió la iii legislatura.

El Partido Socialista Obrero Español obtuvo mayoría absoluta en el Congreso de los Diputados. Felipe González fue investido presidente del Gobierno y formó su primer Gobierno.


1983Ramon Labaien, 1983 - 1987, EAJ
1984Ramon Labaien, 1983 - 1987, EAJ
1985Ramon Labaien, 1983 - 1987, EAJ
1986Ramon Labaien, 1983 - 1987, EAJ


1986-1989
 

III legislatura de España

La iii legislatura de España (xcii desde las Cortes de Cádiz) comenzó el 15 de julio de 1986 cuando, tras la celebración de las elecciones generales, se constituyeron las Cortes Generales, y terminó el 2 de septiembre de 1989, con la disolución de las mismas.1​ Le precedió la ii legislatura y le sucedió la iv legislatura.

El Partido Socialista Obrero Español obtuvo mayoría absoluta en el Congreso de los Diputados. Felipe González fue reinvestido presidente del Gobierno y formó su segundo Gobierno.



II legislatura de España

La ii legislatura de España (xci desde las Cortes de Cádiz) comenzó el 18 de noviembre de 1982 cuando, tras la celebración de las elecciones generales, se constituyeron las Cortes Generales, y terminó el 23 de abril de 1986, con la disolución de las mismas.1​ Le precedió la i legislatura y le sucedió la iii legislatura.

El Partido Socialista Obrero Español obtuvo mayoría absoluta en el Congreso de los Diputados. Felipe González fue investido presidente del Gobierno y formó su primer Gobierno.


1986SIRIMIRI.- 
Ramon Labaien, 1983 - 1987, EAJ

1987SIRIMIRI.- 
Xabier Albistur, 1987 - 1991, EA

1988SIRIMIRI.- 
Xabier Albistur, 1987 - 1991, EA

1989SIRIMIRI.- 
Xabier Albistur, 1987 - 1991, EA


1989-1993 

IV legislatura de España

La iv legislatura de España (xciii desde las Cortes de Cádiz) comenzó el 21 de noviembre de 1989 cuando, tras la celebración de las elecciones generales, se constituyeron las Cortes Generales, y terminó el 13 de abril de 1993, con la disolución de las mismas.1​ Le precedió la iii legislatura y le sucedió la v legislatura.

El Partido Socialista Obrero Español obtuvo mayoría absoluta en el Congreso de los Diputados. Felipe González fue reinvestido presidente del Gobierno y formó su tercer Gobierno.


1989SIRIMIRI.- 
Xabier Albistur, 1987 - 1991, EA

1990SIRIMIRI.- 
Xabier Albistur, 1987 - 1991, EA

1991SIRIMIRI.- 

Odón Elorza, 1991 - 2011, PSE-EE
1992SIRIMIRI.- 

Odón Elorza, 1991 - 2011, PSE-EE
1993SIRIMIRI.- 

Odón Elorza, 1991 - 2011, PSE-EE



1993-1996 

V legislatura de España

La v legislatura de España (xciv desde las Cortes de Cádiz) comenzó el 29 de junio de 1993 cuando, tras la celebración de las elecciones generales, se constituyeron las Cortes Generales. Las Cortes Generales se disolvieron el 9 de enero de 1996,1​ si bien sus Diputaciones Permanentes continuaron en funciones hasta la constitución de las nuevas Cortes Generales el 27 de marzo siguiente. Le precedió la iv legislatura y le sucedió la vi legislatura.

El Partido Socialista Obrero Español obtuvo mayoría simple en el Congreso de los Diputados. Felipe González fue reinvestido presidente del Gobierno y formó su cuarto Gobierno. La popularidad del Partido Socialista Obrero Español venía disminuyendo progresivamente durante principios de los años 1990, además de por la crisis económica y el paro, por diversos escándalos de corrupción en los que miembros del ejecutivo socialista se vieron involucrados. Igualmente el caso de los GAL (Grupos Antiterroristas de Liberación) también fue determinante en el deterioro de la imagen del Gobierno, que se hizo notar en los resultados de las elecciones de 1993 y más notablemente en los resultados de 1996.


1993Odón Elorza, 1991 - 2011, PSE-EE
1994#Odón Elorza, 1991 - 2011, PSE-EE
1995Odón Elorza, 1991 - 2011, PSE-EE
1996#  Odón Elorza, 1991 - 2011, PSE-EE


1996-2000 

VI legislatura de España

La vi legislatura de España (xcv desde las Cortes de Cádiz) comenzó el 27 de marzo de 1996 cuando, tras la celebración de las elecciones generales, se constituyeron las Cortes Generales, y terminó el 18 de enero de 2000, con la disolución de las mismas.1​ Le precedió la v legislatura y le sucedió la vii legislatura.

El Partido Popular obtuvo mayoría simple en el Congreso de los Diputados. José María Aznar fue investido presidente del Gobierno y formó su primer Gobierno. La victoria del Partido Popular supuso un cambio en el panorama político, tras 14 años de gobierno del Partido Socialista Obrero Español. El PSOE, principal partido de la oposición, afrontó esta legislatura sin la presencia de Felipe González, que fue sustituido como secretario general del partido por Joaquín Almunia en 1997.


1996Odón Elorza, 1991 - 2011, PSE-EE
1997Odón Elorza, 1991 - 2011, PSE-EE
1998 # Odón Elorza, 1991 - 2011, PSE-EE
1999 Odón Elorza, 1991 - 2011, PSE-EE


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