Masiva asistencia del público, más de 124.000 personas, a las más de cien actuaciones programadas, y excelente nivel artístico, destacado por los medios de comunicación El 50 Heineken Jazzaldia, la edición redonda del 50º aniversario del Festival de Jazz de San Sebastián, fue un éxito rotundo desde el punto de vista de la calidad artística y de la respuesta del público. Entre el 22 y el 26 de julio, más de 124.000 personas asistieron a las 109 actuaciones programadas en 17 escenarios diferentes, de las cuales cuatro quintas partes eran gratuitas. A pesar de la lluvia que se presentó un par de días, un enorme gentío desfiló por todos los recintos de Festival, agotando las entradas de la Plaza de la Trinidad y dando un gran ambiente a las Terrazas del Kursaal y al Escenario Verde de la Playa de Zurriola. Todos los artistas dieron lo que se esperaba de ellos y más. Mención especial mereció Jamie Cullum por su trilogía de conciertos: como DJ en el Escenario Verde, como solista de piano y voz, con alguna pieza a la guitarra, en el Auditorio Kursaal, y al frente de una big band en una Plaza de la Trinidad abarrotada hasta las laderas del monte Urgull y que disfrutó intensamente del genio artístico y de la capacidad comunicativa del artista británico. Todas las cantantes que actuaron en la Plaza de la Trinidad cautivaron a los espectadores, cada una en su estilo. Sílvia Pérez Cruz con su exquisita sensibilidad mediterránea, Zaz con su divertido jazz manouche y el atractivo perenne de la chanson francesa, Dee Dee Bridgewater con su dominio de la escena y su fantástica voz, Melody Gardot con su sofisticación y el arrope de una banda magnífica, Andrea Motis por su encantadora juventud y por sus dotes no solo como cantante, sino también como trompetista y saxofonista. La programación de la entrañable Plaza de la Trinidad, allá donde hace cincuenta años empezó todo, la cuna de este Festival ahora cincuentenario, se completó con dos grandes conciertos de jazz: el del quinteto liderado por Andrzej Olejniczak e Iñaki Salvador, enmarcado en la recta final de los preparativos para San Sebastián Capital Europea de la Cultura 2016, y el de The New Standard Trio, tres mosqueteros del jazz actual que todavía darán muchas alegrías juntos y por separado. El Auditorio Kursaal acogió, como de costumbre, varios conciertos de primer orden en su estupendo recinto, además del solo de Jamie Cullum. Benny Golson, el saxofonista que tuvo el privilegio de iniciarse ensayando junto a John Coltrane cuando los dos eran unos chavales, recibió emocionado y contento un merecido Premio Donostiako Jazzaldia y lo agradeció con una actuación sobria y, a la vez, sabia. El trío The Bad Plus, conocido por su inquietud buscando nuevos caminos expresivos, se juntó con Joshua Redman, uno de los saxofonistas más descollantes de las dos últimas décadas, y el resultado solo podía ser, y lo fue, un gran concierto. John Zorn volvía a San Sebastián dos años después de su histórico Masada Marathon, y lo hizo apabullando con la muralla sónica que construyó junto al bajista Bill Laswell y el batería Dave Lombardo. Muy interesante este año la propuesta del Teatro Victoria Eugenia. Se trataba de traer a San Sebastián el festival PUNKT que se celebra en la ciudad noruega de Kristiansand, y por eso la serie de tres actuaciones fue bautizada PUNKT Donostian. La esencia de PUNKT, creación de Jan Bang y Erik Honoré, consiste en tocar un concierto con instrumentos más o menos habituales y a continuación realizar sobre el mismo escenario un remix llevado a cabo por otros artistas diferentes. En este experimento, coproducido por el Heineken Jazzaldia y San Sebastián Capital Europea de la Cultura 2016, participaron, además de Bang y Honoré, artistas como Eivind Aarset, Arve Henriksen, Nils Petter Molvaer, Sly & Robbie, Josetxo Silguero, Sidsel Endresen, Suso Saiz o Mungolian Jet Set, dejando una gran impresión entre los aficionados. El Victoria Eugenia también acogió, con un gran lleno, el efectivo acercamiento entre Bach y el Jazz llevado a cabo por los pianistas Iñaki Salvador y Alexis Delgado. El Escenario Verde cumplió el objetivo para el que fue diseñado: ser una fiesta perpetua. Ya empezó bien: con la exclusiva de ver a Jamie Cullum en una faceta que nunca hace pública, la de DJ, con la juerga que montaron Earth, Wind & Fire Experience y con el reggae entrañable tocado por uno de sus inventores, Jimmy Cliff. Los restantes días el Verde ofreció jazz del bueno (Gregory Porter), soul del mejor (Lee Fields & The Expressions), y buenas muestras de indie y power pop a cargo de Neuman, LoneLady, KAKKMADDAFAKKA y los locales Bullet Proof Lovers, que triunfaron como los que más y van a desarrollar una carrera internacional imparable. Propuestas también muy atractivas las de Las Noches de San Telmo, y todas ellas muy diferentes la una de la otra. Zanmari Baré y el embeleso exótico de los cantos de la isla índica de la Reunión. Julia Biel, emergente cantante y pianista, atención quien no la haya descubierto, que ya va tarde. El contrabajista donostiarra Gonzalo Tejada, valor seguro del jazz vasco, en su particular homenaje a Norma Jeane Baker, o sea, Marilyn Monroe. El trompetista Arve Henriksen y las tres voces femeninas de Trio Mediaeval, un viaje por la geografía y el tiempo de la música europea. Al celebrar su 50º aniversario, el Festival no podía dejar de conmemorar el 25º de la revista Cuadernos de Jazz, imprescindible para la difusión del jazz gracias al esfuerzo duradero de sus impulsores. Lo hizo con una fantástica jam session en el Teatro Victoria en la que participaron Azar Lawrence y Charles McPherson al frente de sus cuartetos, reforzados para la ocasión por Andrzej Olejniczak, Maciej Fortuna y Mikel Andueza. Las terrazas del Kursaal (Frigo, Heineken, Coca-Cola) fueron una auténtica fiesta ciudadana durante los cinco días del Festival, con un gentío permanente que disfrutó de las numerosas propuestas, algunas de talla internacional, como las de The Cookers, Ray Gelato & Claire Martin y Carla Cook, y otras protagonizadas por más de veinte grupos locales que tuvieron la oportunidad de demostrar su valía. Txikijazz, el festival para niños y familias, llegó ya a su tercera edición con un éxito rotundo. Una apuesta del Festival por acceder a las nuevas generaciones que se vió refrendada por el entusiasmo de los niños y la satisfacción de los padres. Junto a varias actividades lúdicas y divertidas, los más pequeños escucharon por primera vez el sonido del jazz en conciertos adaptados para ellos a cargo de figuras como Ray Gelato, Carla Cook y Andrea Motis con Joan Chamorro. Un salto adelante enorme en cuanto a asistencia de público (7.100 personas), cantidad y variedad de las actividades programadas y calidad de los artistas intervinientes. El quincuagésimo aniversario se celebró también con una exposición en el Museo San Telmo, titulada Round Midnight. 50 Jazzaldia, que estuvo abierta hasta el 16 de agosto, y el documental #jazzaldia50, que fue emitido por TVE y ETB (y que aún se puede ver en la web de TVE). Es algo curioso lo que sucede con el Festival de Jazz de San Sebastián: justo cuando cumplió 50 años, estaba más joven que nunca y con el ímpetu suficiente para seguir escribiendo páginas gloriosas de la historia del jazz contemporáneo durante muchísimo tiempo más. El jazz de Polonia tendrá sin duda una presencia en la 51 edición del Festival, porque la capitalidad cultural europea de 2016 la comparten Donostia y la ciudad polaca de Wroclaw. Así que, como dicen los polacos: “Sto lat! (¡Qué viva cien años!)”.
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