SIGLOS XV AL XVIII

siglo XV 

1406-1454


Juan II de Castilla

Juan II de Castilla (Toro, 6 de marzo de 1405-Valladolid, 22 de julio de 1454) fue rey de Castillaa​ entre 1406 y 1454, hijo del rey Enrique III «el Doliente» y de la reina Catalina de Lancáster.

@ - 1406, junio, 19.- Privilegio del señor rey Don Enrique III despachado en Valladolid a 19 de Junio del año 1406 en que confirma a esta ciudad los privilegios de franquezas de derechos antecedentemente concedidos para que no los paguen en estos reinos de España, excepto en Toledo, Sevilla y Murcia.

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1454-1474


Enrique IV de Castilla

Enrique IV de Castilla (Valladolid, 5 de enero de 1425-Madrid, 11 de diciembre de 1474)​ fue rey de Castilla​ desde 1454 hasta su muerte en 1474. Algunos historiadores le llamaron despectivamente «el Impotente». Era hijo de Juan II y de María de Aragón, y hermano paterno de Isabel, que se proclamó reina a su muerte, y de Alfonso, que le disputó el trono en vida.

@ - SUMARIO Venidas suyas a San Sebastián con motivo de extinguir los bandos oñezino y gamboino y de las vistas con Luis XI de Francia.- Concordia entre San Sebastián y Guipúzcoa sobre levantadas .- Sentencia arbitraria entre aquellos y Fuenterrabía .- Algunos insígnes privilegios que dió el Rey a la villa de San Sebastián.
@ - 1450.- ALCALDE :
 .-
@ - 1452.- ALCALDE : .- Pedro Martinez de Vitoria
@ - 1454.- ALCALDE :
 .-
@ - 1455.- ALCALDE :
 .-
@ - 1456.- ALCALDE :
 .- Bachiller Ochoa López de Olazábal y Vicent de Dijon (o Lazon)
@ - En el siguiente reinado de Enrique IV fue bien crítica la situación de la provincia de Guipúzcoa, conmovida con las recíprocas discordias de los parientes mayores y de otras personas que, según su inclinación y miramientos particulares, se adherían
@ - 1459.- ALCALDE : .-Vicente de Estirón 
PREBOSTE : .- Miguel Martinez de Engómez.
JURADOS MAYORES :
ESCRIBANO
@ - 1459 .- En 1459 se celebró concordia entre la provincia de Guipúzcoa, congregada en junta general en Tolosa 
@ - 1462.- ALCALDE :
 .-Pedro Martinez de Ichascue

@ - 1463, abril, 4 .- Privilegio del rey Enrique IV de fecha de 4 de abril de 1463 para que esta ciuda goce por siempre jamás del derecho de cayage de ella.

@ - 1474.- ALCALDE :
 .- Juan Sanz de Elduayen y Antón Gomez
JURADOS MAYORES
LUGARTENIENTE
REGIDORES

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1474-1504


Isabel I de Castilla

Isabel I de Castilla (Madrigal de las Altas Torres22 de abril de 1451-Medina del Campo, (Real Palacio Testamentario), 26 de noviembre de 1504) fue reina de Castillaa​ desde 1474 hasta 1504, reina consorte de Sicilia desde 1469 y de Aragón desde 1479,2​ por su matrimonio con Fernando de Aragón. También ejerció como señora de Vizcaya. Se la conoce también como Isabel la Católica, título que le fue otorgado a ella y a su marido por el papa Alejandro VI mediante la bula Si convenit, el 19 de diciembre de 1496.3​ Es por lo que se conoce a la pareja real con el nombre de Reyes Católicos, título que usarían en adelante prácticamente todos los reyes de España.

Se casó el 19 de octubre de 1469 con el príncipe Fernando de Aragón. Por el hecho de ser primos segundos necesitaban una bula papal de dispensa que solo consiguieron de Sixto IV a través de su enviado el cardenal Rodrigo Borgia en 1472. Ella y su esposo Fernando conquistaron el Reino nazarí de Granada y participaron en una red de alianzas matrimoniales que hicieron que su nieto, Carlos, heredase las coronas de Castilla y de Aragón, así como otros territorios europeos, y se convirtiese en emperador del Sacro Imperio Romano.4

Isabel y Fernando se hicieron con el trono tras una larga lucha, primero contra el rey Enrique IV (véase Conflicto por la sucesión de Enrique IV de Castilla) y de 1475 a 1479 en la guerra de Sucesión castellana contra los partidarios de la otra pretendiente al trono, Juana.5​ Isabel reorganizó el sistema de gobierno y la administración, centralizando competencias que antes ostentaban los nobles; reformó el sistema de seguridad ciudadana y llevó a cabo una reforma económica para reducir la deuda que el reino había heredado de su hermanastro y predecesor en el trono, Enrique IV. Tras ganar la guerra de Granada los Reyes Católicos expulsaron a los judíos de sus reinos.6

Concedió apoyo a Cristóbal Colón en la búsqueda de las Indias Occidentales, lo que llevó al descubrimiento de América.78​ Dicho acontecimiento tendría como consecuencia la conquista de las tierras descubiertas y la creación del Imperio español.

Vivió cincuenta y tres años, de los cuales gobernó treinta como reina de Castilla y veintiséis como reina consorte de Aragón al lado de Fernando II. Desde 1974 es considerada sierva de Dios por la Iglesia católica, y su causa de beatificación está abierta.


@ - Entramos ya en el reinado feliz de los Reyes Catolicos Don Fernando y Doña Isabel, desde cuya gloriosa época fue engrandeciéndose más la ciudad de San Sebastián y acrisolándose cada día con nuevos realces aquella lealtad que siempre había manifestado a la Corona de Castilla, siendo también desde entonces mayores las gracias y privilegios con que remuneraban su fidelidad los augustos monarcas depositarios de la soberania.
@ - 1474.- ALCALDES :
 .- Juan Sanz de Elduayen y Antón Gomez
JURADOS MAYORES
LUGARTENIENTE
REGIDORES
@ - 1475.- ALCALDE : .- Bachiller Martín Ruiz de Elduayen 
JURADOS MAYORES : .- Juan Pérez de la Padilla y Juan de Asteasu
@ 1475, agosto, 21.- Privilegio de los Reyes Católicos Don Fernando y Doña Isabel expedido en Tordesillas a 21 de agosto de 1475, en que confirman a esta ciudad todos los privilegios, buenos usos y costumbres.
1475,.- El año de 1475 y segundo de los mismos Reyes Católicos, cuando varios pueblos de Galicia
@ - 1476 - ALCALDES 
@ - 1476 - Habiendo el año 1476 formado liga el Rey Luis XI de Francia y Alfonso V de Portugal entre sí, vino a invadir la provincia de Guipúzcoa, Aman, señor de Labrit, con un ejército de cuarenta mil hombres, y después de haber quemado la villa de Rentería, puso sitio a San Sebatián, a la que combatió durante algunos días; 
2 - 1477

2 - 1478

2 - 1479

2 - 1479 .- En la casa solar de Berrozpe, de Andoain, se transigieron el año de 1479, las porfiadas discordias

2 - 1481

2 - 1487

@- 1489
@- 1489 .- Muchas veces había sido fatal el elemento del fuego para San Sebastián según antes se ha referido, pero no fue menos atroz su voracidad en 28 de Enero de 1489 en que redujo a cenizas esta población, empezando el incendio desde las casas de Miguel Juan de Aguirre Blancaflor en la calle de Santa María, por cuyo funesto
@- 1489 .- En esta misma época y a 7 de Julio se confirmaron por los Reyes Católicos las ordenanzas de la antiquísima cofradía de Santa Catalina, llamada con otro nombre de mareantes, maestres de navíos y mercaderes, 
2 - 1490

2 - 1492

2 - 1493

@ - 1494.- ALCALDES : .- Juan Bono de Durango y  Martín Pérez de Vildain
JURADOS MAYORES : .- Cristóbal de Engómez y Nicolás de Sagastizar.
GUARDA Y REGIDOR :.- Juanes de Zaldibar
MAESTRE : .- Joan de Zuazu
REGIDORES: .- Joango de Aristegui ; Pedro de Orendain y Miguel de Goicoeche
SÍNDICO :.- Sebastián de Manosca
@ - 1494 - ALCALDE : .- Juan García Zobaco
@ - 1495 - ALCALDE : .- Bachiller Tomás de Valdeolibas.
@ - 1500 .- En el año de 1500 emanó una provisión de los mismos Reyes (Reyes Católicos), hallándose en Valladolid, y mandando que los señores de la torre de Murguía en Astigarraga se abstuviesen de exigir derecho de peaje y portazgo a los vecinos de San Sebastián por el paso del puente de Ergobia, lo cual se confirmó por otra sentencia arbitraria dada en la Casa Concejil de San Sebastián a 18 de Diciembre del referido año contra las pretensiones de Doña Catalina de Ayerdi, dueña del mismo solar de Murguía, nada conforme a las libertades y fueros de Guipúzcoa.
@ - 1501 - ALCALDES : .- Lorenzo de Montaot y Antón Pérez de Oyanguren
@ - 1502 - El año de 1502 vinieron a España desde Alemania los príncipes Don Felipe I y Doña Juana, hija de los Reyes Católicos, para cuyo recibimiento hizo la villa de San Sebastián, así como lo restante de la provincia de Guipúzcoa, magníficos preparativos correspondientes a personas de tan soberana jerarquía, quienes entraron en Fuenterrabía a 29 de Enero, habiendo concurrido gente inmensa de diversas naciones y provincias; y continuaron su viaje por la Guipúzcoa y Alaba a Castilla, siendo los que vinieron por la Corte a recibir a los príncipes Don Bernardo Rojas y Sandoval, el Condestable, Duque de Nájera y Don Gutierre de Cárdenas
@ - 1504 - ALCALDES : .- Lorenzo de Montaut y Juan Bono de Jaymar


Siglo XVI

1504-1555


Juana I de Castilla

Juana I de Castilla, llamada «la Loca» (Toledo, 6 de noviembre de 1479-Tordesillas, 12 de abril de 1555), fue reina de Castilla de 1504 a 1555, y de Aragón y Navarra, desde 1516 hasta 1555, si bien desde 1506 no ejerció ningún poder efectivo y a partir de 1509 vivió encerrada en Tordesillas, primero por orden de su padre, Fernando el Católico, y después por orden de su hijo, el rey Carlos I.

Por nacimiento, fue infanta de Castilla y Aragón. Desde joven, mostró signos de indiferencia religiosa que su madre trató de mantener en secreto.2​ En 1496, contrajo matrimonio con su primo tercero Felipe el Hermosoarchiduque de Austriaduque de BorgoñaBrabante y conde de Flandes. Tuvo con él seis hijos. Por muerte de sus hermanos Juan e Isabel y de su sobrino Miguel de la Paz, se convirtió en heredera de las coronas de Castilla y de Aragón, así como en señora de Vizcaya, título que ya entonces iba unido a la corona de Castilla y que Juana heredó de su madre Isabel I de Castilla. A la muerte de su madre, Isabel la Católica, en 1504 fue proclamada reina de Castilla junto a su esposo; y a la de su padre, Fernando el Católico, en 1516 pasó a ser la nominal reina de Navarra y soberana de la corona de Aragón. Por lo tanto, el 25 de enero de 1516, se convirtió –en teoría– en la primera reina de las coronas que conformaron la actual España; sin embargo, desde 1506 su poder solo fue nominal, fue su hijo Carlos el rey efectivo de Castilla y de Aragón. El levantamiento comunero de 1520 la sacó de su cárcel y le pidió encabezar la revuelta, pero ella se negó, y cuando su hijo Carlos derrotó a los comuneros volvió a encerrarla. Más adelante Carlos ordenaría que la obligasen a recibir los sacramentos, aunque fuese mediante tortura.3

Fue apodada «la Loca» por una supuesta enfermedad mental alegada por su padre y por su hijo para apartarla del trono y mantenerla encerrada en Tordesillas de por vida. Se ha escrito que la enfermedad podría haber sido causada por los celos hacia su marido y por el dolor que sintió tras su muerte. Esta visión de su figura fue popularizada en el Romanticismo, tanto en pintura como en literatura.

La aceptación de la «locura» de doña Juana se ha mantenido en mayor o menor medida durante el xx, pero está siendo revisada en el xxi, sobre todo a raíz de los estudios de la investigadora estadounidense Bethany Aram y de los españoles Segura Graíño y Zalama que han sacado a la luz nuevos datos sobre su figura.4


@ - 1504 - ALCALDES : .- Lorenzo de Montaut y Juan Bono de Jaymar
@ - 1507 - ALCALDES : .- 
@ - 1508 - ALCALDES 
.- 
@ - 1508, julio, 1.- Privilegio de la señora reina Doña Juana expedido en Burgos a 1º de julio de 1508, sobre el encabezamiento de los lugares de esta provincia para la satisfacción de las alcabalas de ella


1516-1558


Carlos I de España

Carlos I de España y V del Sacro Imperio Romano Germánico (GanteCondado de Flandes, 24 de febrero de 1500-Cuacos de Yuste, 21 de septiembre de 1558), llamado «el César», reinó junto con su madre, Juana I de Castilla —esta última de forma solo nominal y hasta 1555—, en todos los reinos y territorios hispánicos con el nombre de Carlos I desde 1516 hasta 1556,​ reuniendo así por primera vez en una misma persona las Coronas de Castilla —el Reino de Navarra incluido— y Aragón. Fue emperador del Sacro Imperio Romano Germánico como Carlos V de 1520 a 1558.

Hijo de Juana I de Castilla y Felipe I el Hermoso, y nieto por vía paterna del emperador Maximiliano I de Habsburgo y María de Borgoña, de quienes heredó el patrimonio borgoñón y el Archiducado de Austria con el derecho al trono imperial del SIRG, y por vía materna de los Reyes CatólicosIsabel I de Castilla y Fernando II de Aragón, de quienes heredó la corona de Castilla, con los dominios en Navarra y las Indias Occidentales, y la corona de Aragón que comprendía los reinos de: NápolesSiciliaCerdeñaValenciaMallorca y Aragón, y el Condado de Barcelona.

1509
1512.- ALCALDES:.- Martin de Ibaizábal y Juan Martinez de Sarastume
JURADOS 
REGIDORES
GUARDAPUERTAS
COGEDOR DE PECHOS
PROCURADOR SÍNDICO
BOLS.
ESCRIBANO FIEL
1512 - Hacia principios del siglo XVI y año de 1512, mientras Don Fadrique de Toledo, Duque de Alba, conquistaba el reino de Nabarra y los valles del Roncal y Amézua, entró en San Sebastián y su canal de Pasajes un grande armamento del rey Enrique VIII de Inglaterra, coligado con su suegro Don Fernando el Católico, trayendo hasta oco mil flecheros bajo el mando del genaral Dorset, con el fin de ayudar al Duque de Alba en la dicha conquista de Nabarra e invadir después la provincia de Guiena sobre la cual pretendía tener derecho Enrique VIII.
1512 - Este mismo año de 1512,
@ - En 1512 sitió a San Sebastián un ejército francés de 15.000 infantes y 400 caballos mandados por el célebre Carlos, duque de Borbón, al que seguía también el Delfín, después rey de Francia (Francisco I), aunque este último quedó en Navarra con parte de las tropas auxiliares a favor del desposeído don Juan de Labrit. Los vecinos, dirigidos por don Juan de Aragón, nieto del rey Católico, hicieron una gloriosa defensa, que fue precedida del incendio de 166 casas de los arrabales, para que no se aprovechara de ellas el francés, quien vista la resolución de San Sebastián levantó el cerco el 19 de diciembre, a los dos días de haberse presentado ante sus murallas. Carlos V dio a San Sebastián los timbres de "Noble y Leal", expresando que esta población y sus vecinos habían sido de los primeros señalados en su servicio. Por esta causa los comuneros talaron sus tierras y heredades.
1513
@ .- 1515.- ALCALDE : Hernaut de Orozco
1516
@ - 1517.- SÍNDICO PROCURADOR GENERAL : Antonio de Chaga

@ - 1516.- ALCALDES:
.- Miguel López de Berasueta
.- Juan Ortiz de Salazar.
@ - 1521.- ALCALDES:
.- Joan de Anda
.- Joan Lopez de Aguirre
@ - 1524.- En 1524, San Sebastián sufrió los estragos de la peste, la cual fue disipada enteramente a consecuencia de un incendio casual.
@ .- 1531.- ALCALDES:
.-Domingo López de Hernialde
.- Martin de Goyeneta

@ - 1521 - ALCALDES.- Joan de Anda y Joan López de Aguirre
JURADO .- Joanes de Guarnizo
REGIDORES : .- Joanes de Aramburu ; Miguel de Sandrazelay y Miguel de Abendaño.
1521 .- Una de las más señaladas pruebas que ha dado San Sebastián de su lealtad incontrastable a los Reyes de Castilla, vio España el año 1521, cuando alborotado el Reino con aquellas facciones de comuneros, llegó a titubear la fidelidad nacional en muchas ciudades de la monarquía.
1521 .- Acrecentábanse
@ - 1522 - ALCALDES .- Juan Martín de Salazar y Luis de Alzaga
JURADOS MAYORES.- Juannor de Goiaz y Pascual de Guarnizo 
REGIDORES .- Martín Perez de Galarraga ; Pedro de Villaviciosa ; Martín de Ernialde y Domingo de Yarza.
1522.- El mismo año de 1522 recibió la ciudad,
@ - 1522, enero, 6 .- Cédula de los gobernadores de estos reinos en ausencia del emperador Carlos I, en Vitoria, en que se manda a Don Pedro de Vobadilla, general de la real armada no se apremie a los vecinos de la villa para que emberquen en dicha real armada, salvo los que voluntariamente quisiesen embarcarse y avisen a dicha villa que se tiene cuidado de proveer la artillería.
@ - 1522, enero,
@ - 1522, enero,
@ - 1522, enero,
@ - 1522, enero,
@ - 1522, enero,
@ - 1522, febrero, 13
@ - 1522, abril, 12
@ - 1522, agosto, 18
@ - 1522, octubre, 5
@ - 1522, octubre, 5
@ - 1522, diciembre, 1

1523
15..
1524
1524.- Después que el año de 1524 se habían apoderado el Condestable de Castilla, Don Iñigo Fernández de Velasco, el príncipe de Orange y el maestre de campo Don Sancho de Leiba, de Salvatierra del Bearne, yvenían a sitiar a Fueterrabía, que aún estaba en poder de los franceses

1525
1526
1526.- 

@ - 1527

1528
@ - 1528
@ - 1528
@ - 1529

1530
@ - 1530 .- En el de 30, habiendo conferido 
@ - 1530
1531 
1533
@ - 1533.- Siendo todavía príncipe de Asturias, Felipe II, recibió órdenes suyas la villa de San Sebastián, año de 1533, para que saliesen los armadores de ella a perseguir once navíos, 
1534
@ - 1535 .- Son también notorias las proezas
@ - 1535

1536
1536

1537
1538
1539
1539.-
Cuando el año 1539 hizo Carlos V aquel arrojo de ir por Francia a Flandes con el fin de apaciguar los tumultos de Gante, patria suya, fiando en el salvoconducto que le otorgó el émulo de sus glorias Francisco I, quien, a pesar de su hombría de bien, no dejaba de estar ulcerado de la pasada desgracia, al atravesar el Emperador la provincia de Guipúzcoa, se detuvo en San Sebastián

1540
1541
1542
@ - 1542.- Rompió nueva guerra  Francisco I, año de 1542, contra Carlos V
@ - 1542
@ - 1542.- En 1542, se vio amenazada la población por un ejército francés de 50.000 hombres, situados entre Bayona y Bidasoa; pero luego se alejaron, dirigiéndose a otro punto. 
1543
1544
1544
1545

1546
1547
1548

1550
1550
1551

1552
1555




1556-1598


Felipe II de España

Felipe II de España, llamado «el Prudente» (Valladolid21 de mayo de 1527-San Lorenzo de El Escorial13 de septiembre de 1598), fue rey de Españah​ desde el 15 de enero de 1556 hasta su muerte, de Nápoles y Sicilia desde 1554 y de Portugal y los Algarves —como Felipe I— desde 1580, realizando la tan ansiada unión dinástica que duró sesenta años. Fue asimismo rey de Inglaterra e Irlanda iure uxoris, por su matrimonio con María I, entre 1554 y 1558.

Hijo y heredero de Carlos I de España e Isabel de Portugal, hermano de María de Austria y Juana de Austria, nieto por vía paterna de Juana I de Castilla y Felipe I de Castilla y de Manuel I de Portugal y María de Aragón por vía materna; murió el 13 de septiembre de 1598 a los setenta y un años de edad, en el monasterio de San Lorenzo de El Escorial, para lo cual fue llevado desde Madrid en una silla-tumbona fabricada para tal dada la insistencia del monarca de pasar sus últimos días allí.

Desde su muerte fue presentado por sus defensores como arquetipo de virtudes, y por sus enemigos como una persona extremadamente fanática y despótica. Esta dicotomía entre la leyenda blanca o rosa y leyenda negra fue favorecida por su propio accionar, ya que se negó a que se publicaran biografías suyas en vida y ordenó la destrucción de su correspondencia.

Su reinado se caracterizó por la exploración global y la expansión territorial a través de los océanos Atlántico y Pacífico. Con Felipe II, la monarquía española llegó a ser la primera potencia de Europa y el Imperio español alcanzó su apogeo. Fue el primer imperio de ámbito mundial. Por primera vez en la historia, un imperio integraba territorios de todos los continentes habitados.


1556

1556

1557

@ .- 1558.- ALCALDES : 
.- Licenciado Fautes
.- Francisco Motiloa
1559


1570: ALCALDES : 
.- Sebastián Fernandez de la Piedra
.- Juan Martinez de Burbo
1570 Alcaldes: Sevastián Fernández de la Piedra. Juan Martínez de Burbo. Jurados: Pedro de Guarnizo. Asencio de Amassorrain. Regidores: Licenciado Berástegui. Martín de Santiago. Miguel de Veroiz. Martín Cardel. Síndico: Juan Fernández de Yturmendi. Escrivano fiel: Sebastián de Valerdi. (f.1)
16.1. - Decretó: "tratado que la Cuaresma se acerca e ha de haver persona que dé doctrina e sermones en las yglessias parrochiales de esta villa¹ como se a acostumbrado asta aquí, preveyeron que los dichos señores alcaldes y el señor licenciado Verástegui, regidor, abalen e traten con los vicarios desta villa y con el prior para que se ordene lo que convenga al servicio de dios², nuestro señor, e provecho de las conciencias."
30.1. - Dicen que ya han hablado con el Prior de San Telmo y con los vicarios, y que el Prior predicaría en las iglesias en Cuaresma, y entre año los de tabla³, "según que hasta agora se avía llevado," y que los vicarios ya contestarían. (f.1v) 
2.II. - Se supo que el vicario de Santa María decía que el Prior de San Telmo, "si quería predicar, havía de ser cumpliendo con los capitulaciones que se dieron a los franciscos, y que para esta Cuaresma ya tenía predicador." El de San Vicente, sin embargo, le ofrecía el púlpito de su parroquia4. (f.1v)
13.II. - Resultó que no predicó tampoco el Prior en San Vicente, "de lo qual havía en la dicha yglesia general murmuración"5, y dijo que no había que hacerle caso, "por algunas causas que les dieron los Vicarios de las dichas parrochias." El Ayuntamiento acordó tratar el asunto con ambos bandos. (f.3v y 4)
27.II. - "Pareció el capitán Portu e dijo que el que quiere fabricar una nao crecida en los astilleros de esta villa, y para ello le es necessario hazer extramuros de la dicha villa una choça de tablas para poner los peltrechos y remienta y calderas e otras cossas conbenientes para el dicho edificio. Pidió lizencia para hazer la dicha choça." Le dieron licencia, pero sólo para el tiempo de la construcción de la nao, pues luego había de derribar la choza6. (f.2)
22.IV. - Está el "esamen de la obra del rebelín y plataforma de Sur(r)iola7 echo por maese Martín de Buluaga e Martín de Mendiola, la qual hobra hizo Juan Pérez de Jáuregui y la esaminaron en 601 ducados." (f.3v)
5.V. * Comparecen en el Ayuntamiento "maesse Miguel de Arizmendi e San Juan de Ysussa e Juanes de Berridi, maestros carpinteros, los dichos San Juan y Juanes, vecinos de Ayendoayn; y el dicho Miguel dijo, que, por mandado de sus mercedes, juntamente con los dichos maestres havían visto los bassos de votar naos, que están en los arenales extramuros de esta villa, y allavan, que, estavan quebrados y gastados, y cada uno de ellos podría servir para botar ninguna nao, que fuese de mediano porte... Y bista la nezessidad grande que ay de los dichos vassos, mandaron a Baltasar de Lerchundi, mayordomo que de pressente es de la Cofradía de Santa Cathalina, que dé orden en probeher de buenos vassos e comprallos, para que las dichas naos se puedan botar como convenga." (f.4) Rentería: (*) (Comparecen).  
8.V. - "Se leyó una carta de la villa de Hernani en que en efecto suplican a sus mercedes den lizencia y permitan que, desde la montaña de Ygueldo, puedan llevar piedra para la obra de la yglessia de Hernani y que la dicha piedra sea blanca."8 Se les concedió la autorización. (f.4v)
14.VII. - "Este día sus mercedes dijeron que, por ser la más principal e ymportante frontera que Su Majestad tiene en estos reynos, y conbiene que la gente della esté exercitada en armas, porque en ello se servirá S.M. y estará la jente de esta dicha villa exercitada y sus armas adreçadas; proveyeron que, para el día de Santiago, se saquen e tomen asta doce pieças de joyas, para que las seis repartan a los arcabuceros que mejor tirasen y las otras seis a los ballesteros que ansí mesmo mejor tirassen; e para ésto se dé haviso a todos, vecinos de la jurisdición, para que vengan el día de Santiago, después de comer, a tirar, aperciviéndoles se les dará la joya al que mejor tirare; e para ésto, se agan dos tablones; y el fornecer e hazer de lo suso dicho a costa desta villa cometieron el jurado Guarniço y regidor Herausso".
20.VII. - "Y en Regimiento del dicho 20 de este mes de julio, está un mandamiento de don Juan de Acuña, Capitán General desta Guipúzcoa, en que mandava (que) no se yciesse ni efetuasse el dicho exerçicio de armas; a cuia caussa, diçiendo y alegando se podía hazer, salió la villa, como consta, por decretos adelante." Rentería: No aparece.
31.VII. - Se denuncia por el médico que el licenciado Zandategui "ha ocupado e tomado la agua manantial que viene de tierras concegiles (en el término de Ygueldo), haciéndolas dibertir(10. En pleno significado médico, "divertir" o llamar hacia otra parte el humor, hacia el molino. ) de manera que vayan a su molino, y los vecinos de la comarca resiven grande daño." (f.5v)
4.VIII. - Se quejan Juan y Domingo de Merquelin, Martín de Çabalaga y Gregorio de Amasarain* y Domingo de Carbuera, Domingo de Maryhelus, Domingo de Bunoa, "vezinos de l'Artiga"(11. Como lo dice la propia palabra "artiga" son vecinos de una parte de tierra roturada, que antes han quemado previamente el monte bajo. (Corominas, J. Diccionario crítico etimológico de la Lengua Castellana. v. Artiga). Los de un terreno con árboles que, después de extraerlos, se dedican a sembrarlo o a pasto. (Múgica, Serapio. Estudios sobre San Sebastián, 181 n. 69) ), e insisten en una petición anterior que trataba, en "sobre las tierras concegiles, que algunos herones(12. Quiere decir "herrones", significando ferrones o que trabaja en hierro. )tienen usurpadas en el valle de la Huremea(13. Valle de la Huremea o de la Urumea.) y se alçan con ellas." El Ayuntamiento encarga que se le informe. (f.6)  

6.X. - Se avisa que llega la reina* a Laredo14 y que vendrá luego a San Sebastián. "Hordenaron que, en regocijo de la dicha venida de la dicha señora reyna15, se yçiese processión general y que, a la noche, pussiesen los vezinos de la villa hombres en las ventanas de las sercas16 y fuegos por la villa, y que se juntasen las pieças de artillería e chopinas 17 y otro qualquier género de artillería que se pudiese haver, y se juntase en el Enginte18 y en el Piiuelo19, y que se hiciessen algunos yngenios de coetes20 y que los carniçeros21 corriesen con sogas algunos bueyes la dicha noche." (f.6v) Rentería: (*) (Ana de Austria). 
(14. Villa, municipio de Santander, puerto pesquero, playa y castillo. 15. Hija del emperador de Maximiliano II, joven esposa de Felipе II, que sirvío para unir aún más las dos ramas de la casa de Austria. El matrimonio se celebró por poderes, representando al rey don Luis Venegas de Figueroa. Días después, embarcó la nueva reina de 21 años en Flandes para Santander, acompañada de dos hermanos, que le condujeron a Segovia, en donde le esperaba el rey con su hermana Juana. Fue un ambiente de amable sencillez y llaneza simpática. Su cuarto hijo le sobrevivió y aseguró la sucesión. Su muerte de gripe, sin separación de su esposo, le llegó a los 30 años. 16. Cercas. 17. O "chopas" son "cobertizos que se colocaban en la popa, junto al asta de la bandera, para el piloto". 18. Que se juntase en el Ingente o "Enginte" o en el Puyuelo. 19. "Piiuelo" o "Puyuelo". 20. "Ingenios de cohetes" o fantasías a base de cohetes. 21. Los carniceros debían cargar con la fiesta de los bueyes ensogados, de noche.)

9.X. - Se trata del pleito que la villa trataba en Pamplona con el Comendador de San Juan, don Enrique de Anues y Mauleón, y Catalina de Arana, serora de la iglesia de Santa Catalina, por motivo de que el Vicario de San Vicente quería pasar "el plato y vacín de las ánimas... e administración de los Sacramentos." (f.6v y 7) 

3.XI. - El síndico denuncia a Gracia de Çalvide y Juan de Echemendi, su marido, "açían una abertura en la Muralla Bieja pública y abrían una puerta en perjuicio desta villa22, al lado de sus casas." Se ordena que la cierren. (f.7v)
(22. Habían hecho una abertura en la Muralla Vieja, dejando una apertura en daño del resto.)

1.XII. - Se trata de que "por parte de Juan López de Aguirre se notificó a sus mercedes un mandamiento proybitorio del señor Corregidor23 para que cesse la obra de la pescadería24, que se haze en el Enginte." (f.8v)
(23. Se 1lamaba Lara de Buiza. 23. El Corregidor había dado un mandamiento para cesar al punto la obra de la pescadería en el Ingente. 24. En la Casa Concejil de la Lonja debían hacer una cárcel nueva para sólo las mujeres, empleando tablas de naos.)

6.XII. - Se examina "la obra de maderamiento e tablas de costado de naos para la cárcel nueva hecha para mujeres25,... hecha en la Lonja" por 80 ducados, la hizo Pedro de Percastegui. (f.9)
(25. Debían evitar dar a unos extranjeros tan máxima fuerza y poder llegar a tener las llaves de la villa.)

27.XII. - El jurado Amasorrain y los regidores Verástegui y Herausso "dijeron que protestavan la fuerça e biolencia que se aze en meter hombres estranjeros de fuera deste reyno, e que corre mucho peligro una fuerça, como esta villa, en admitir semejantes estranjeros, y que podía benir a thener uno de ellos las llaves de esta villa." (*) Y apelan. (f.9v) Rentería: (*) Omite.  

1571.- ALCALDES: 
.- Licenciado Unza
.- Martin Perez de Lazón.
1571 Alcaldes: Liçençiado de Unça. Martín Pérez de Laçón. Jurados: Martín de Hernando. Juan de Arano. Regidores: Francisco de Mutilloa. Esteban y Miguel de Santiago. Jofre de Yarça. (*) Escribano: Miguel de Achega. Rentería: (*) “Síndico". (*) Síndico: Juanes de Lerchundi. Rentería: (*) "Escribano fiel". Mayordomo y bolsero: Baltasar de Lerchundi.

26.I. - "Proveyeron que para que aya toda seguridad de los yentes y benientes y de los que se osperan(1. Hospeden.) en los mesones de la dicha villa y de las mercadurías, dineros y haçienda, que los estrangeros y personas que acojen en esta villa y receptan mercaduría de estranjeros en sus casas y cavañas, dentro de tercero día primero seguiente, después que les fuere notificado, den fiança ... que darán buena quenta con pago de todo lo que acojieren y receptaren..., so pena que, si por su culpa e negligençía algún daño le subcediere, lo pagarán ellos y sus fiadores con sus personas y vienes." (f.10v) -
Aparece un decreto de que en San Sebastián hay dos lonjas2: "una, en que se pone el fierro labrado con metal de Muzquis y la otra, el que se labra con metal de Navarra o de la tierra o tiene alguna mistura de ellos, para que, poniéndose cada cossa por sí, no pudiesen ser defraudados los mercaderes que concurren a esta villa." Y, para evitar fraude alguno los regidores del año 1563, "mandaron hazer un Arancel y Tabla y poner en ella los nombres de todas las herrerías cuyo hierro biene a esta villa, labrado con metal de Musquis (sic); e mandaron que, cada herrería tubiesen su marca e que con ella marcasen todos los yerros que cada herrería labrase; y estas marcas, para que se supiesen qual hera de cada herrería, mandaron poner en el dicho Arançel o Tabla; e mandaron que ningún yerro, que no fuesse en las herrería y marcas del dicho Arançel, no pudiese entrar en la Lonja destenada para el yerro labrado con metal de Musquis; e que si benía algún fierro de otra parte, así marcado como por marcar, no se dejase entrar en la Lonja mayor, sino en la menor, destinada para el fierro de metal de Navarra o de la tierra, salvo dando esta ynformación bastante de ser labrado el tal fierro con metal de Musquis, sin mestura alguna del de Navarra o de la tierra." Pero se había perdido la tal Tabla y había confusión, por lo que se solicitaba su reinstalación. Se ordena llevarla a efecto. (f.10v y 11)
(2. Había dos Lonjas y Casa Concejil de la villa.)

14.II. - No atienden el asunto de los sermones de Cuaresma, porque "sus mercedes dijeron que solamente se avían juntado a çierto negocio de Santo Oficio y que faltavan algunos* señores al Regimiento." (f.12) Rentería: (*) Omítese.

5.XI. - Se notifica que "don Lorenzo de Montaot, clérigo presbítero, a puesto clérigo en la ermita de nuestra Señora de Hua3 por su mano, como patrón." Se protesta, pues en esta villa de San Sebastián "no lo ha havido ni lo ay" patronazgo alguno. (f.17)
(3. Primera datación de la ermita de Nuestra Señora de Hua.) 

12.XI. - Comparece Pero Martínez de Bunita en nombre de Catalina de Elduayen, porque "se le havían demolido a la dicha su parte unas secretas4 que havía hecho de tabla madera en sus casas;"* pidió que "fuesen a ver el sitio lugar" y, "salidos de su Ayuntamiento, fueron a ber la dispusición..., y, vista, mandaron e dieron licençia a la dicha Catalina para que aga las dichas secretas en la parte lugar que antes las tenía, con que sean que sustenten sobre perrotess de piedra y lleve asta lo alto siete codos, poco más menos, el dicho edifiçio de piedra y cal o ladrillo, manera de estribo, y de la anchura o salida que conbiniere que lleve la dicha hobra, bajándola tanto como no se bea su abertura del Portal Mayor he Plaça" de la dicha villa." (f.17v) O Rentería: (*) "y solicitó". a - Se menciona la "Calle de la Tripería".7 (16.XII.1571)
(4. Letrinas. 5. Llaman a las ménsulas de piedra, que sirven de sostén. 6. Plaza o Puerta de Tierra. 7. Calle de San Jerónimo.)

1572.- ALCALDES:
.- Licenciado Ercilla
.- Miguel de Blancaflor.
Jurados: Martín Pérez de* Arbelais. Sevastián de la Vastida. Regidores: Juan López de Aliri. Juan Fernández de Yturmendy. Andrés de Plaçaola. Martín de Santiago. Escribano: Pedro de Araiz. Síndico: Juan Bono de Casanova. Mayordomo: Martín de Galarraga. Rentería: (*) "Arbelaiz". 

4.1. - El Capitán General de la Provincia de Guipúzcoa, don Juan de Acuña, había puesto guardias en el puerto del Pasaje! "para proyvir y guardar que las grasas, que vinieron e trajeron de Tierra Nueva en navíos de vecinos de esta villa, no las descargasen para traer a esta dicha villa." Se pedía remedio.2
(1. Gamón asegura que los gascones fueron quienes cambiaron nombre del puerto de Oiarso para llamarle "puerto de Pasage", de idénsignificado en gascón, español y francés. (Gamón, Juan Ignacio. Noticias históricas de Rentería, 196).
2. Habitualmente no había guardias que prohibieran traer las grasas cogidas en Terranova por pescadores y en navíos de San Sebastián.)

7.1. -- Sólo él podía dar permiso a cada uno* de los que trajeran grasa. Son enviados un par de ellos con quejas al Capitán General, don Juan de Acuña, el 7 de enero, a lo que replicó "que, el diera lizençia pidiéndosela, para que las dichas grassas entrassen en esta villa, con que diesen seguridad, que las metieran en tinajas."3 (f.19v)
Rentería: (*) Omítese.
(3. Dice que el daría permiso, si las que metían en el puerto las llevaban dentro de tinajas. ) 

11.I. - Advirtió el síndico que "esta villa tiene por sus Ordenanças que, entre las dos cercas de esta villa, no se alojen ni se vendan trigos ni ceveras, sino que se vendan en otro de la villa4. Y que a su noticia a venido que algunas personas..., agora nuevamente, an començado a tentar de alonjar alonjan5 las dichas ceveras." Pidió remedio a ello. e Se le encarga al alcalde Blancaflor que "aga cala en las cavañas, el muelle, oy dicho día,* hi, si allare eceso, los castigue y condene a los culpantes, y aga venir el trigo e ceveras, que allare dentro de la villa."6 (f.20)
Rentería: (*) “y". -
Se citan las casas Parada (1572) y Algarbe (1572).
(4. Por Ordenanzas tienen prohibido, que no se puedan vender trigo ceveras entre las dos murallas, sí, fuera de ese lugar. 5. Y ahora ha oído el síndico que nuevamente han comenzado a trade introducirlo sin permiso entre ambas cercas. 6. Por lo que el alcalde Blancaflor debe ir al muelle y hacer calas en las cavañas y, si hallare algo, castigará a los culpables y luego venderá dentro de la villa lo que hallare.) 

1.IX.- "El negoçio de la fábrica del nuevo muelle, que tantos años atrás la villa* comenzó a tratar de aver merced de Su Magestad, para echar sissas a las mercadurías para la dicha fábrica, en el que havía obtenido cédula de Su Magestad, para que el señor Bespasiano Gónçaga informe y lo mismo en lo de la fábrica del edeficio (sic) de una cavaña en los astilleros para recojer la máquina y los pertrechos de las naos nuevas, y bassos7 con que se echan a la mar que, a causa de no haver, se destrujan totalmente en breve tiempo, y no se alla dónde han de haverse por ningún presçio. En los quales dichos dos negocios ymbió dos cédulas de Su Magestad, dirigidas a Su Excelencia, para que dé parescer, el qual le tiene dado a mucha ynstancia de esta villa y con mucha suplicación..." (f.22v y 23)
Rentería: (*) "començó".
(7. Hace ya bastantes años que se comenzó a tratar de la fábrica del nuevo muelle y para ello de obtener la merced real de poder poner algunas sisas. Por fin, el Capitán General de Guipúzcoa y virrey de Navarra, Vespasiano Gonzaga Colonna, (Gorosábel, Pablo de. Noticias de las cosas memorables de Guipúzcoa. 2, 610) había logrado este año la cédula de "la fábrica del edeficio de una cavaña en los astilleros para recojer la máquina y los pertrechos de las naos nuevas y basos".)
- También "platicaron largamente entre sí de cómo la villa, fuera de la Cerca Bieja, luego saliendo de la Puerta del Puyuelo afuera, en los quales avía aparejo para hazer unas cassas que fuesen con dos lonjas en lo bajo y un sobrado sobre ellas para la estancia de los vecinos y jente mareante, y para cortar y hazer las velas de las naos, que el açimiento principal y sobre que esta villa está fundada8; la qual no tiene dónde puedan los* mercaderes de naos cortar ni acer las velas de éllas y aquello serviría de esto que está dicho y de mirador para mirar el puerto, y bocal y naos de la concha en tiempos fuertes, y para poner la villa una parte de su artilleria, y arrestarla y plantar allí para defenssa del dicho pueblo. a Y en lo alto, hazer otro sobrado de biviendas, donde en las dichas lonjas podría (sacar) la villa una buena renta y, situado lo qual, de no haverse hecho antes de agora, recevido la dicha villa daño y los dichos suelos an estado baldíos, sin ningún fructo... Proveyeron que los dichos señores jurados agan traçar a maese Martín de Lasarte, maese carpintero, el dicho edificio y traygan la dicha traça a regimiento para que, vista, se ponga en almoneda el dicho edeficio..." La harían en el Puyuelo. (f.22v y 23)
(8. Saliendo de la Muralla Vieja, por el Portal del Puyuelo, hay un aparejo suficiente para alzar dos lonjas en lo bajo y otro piso sobre ellas, para poder estar sobre él, para hacer y cortar velas, que es la principal labor de la gente, sin la cual no pueden hacer nada los mercaderes de naos y sobre lo cual está fundada esta villa. 9. Y otro piso para alquilarlo.)

29.IX. - Que la obra anterior se saque a subasta el domingo.

10.X. - Trataron de que el Corregidor, doctor Peralta, a pedimiento de algunos vecinos (Domingo de Ayerdi, Juan de Arriola y otros), "avían librado mandamiento para que ninguno metiese dentro del cuerpo de la villa la pesca de vacallaos, que trayan las naos de Tierra Nueva ni la paja ni otras cossas, que para su despacho son nezessarias, lo qual havían pedido por sus propios yntereses, porque a sus cavañas, que se tenían en los arenales de acia San Martín, ningunas perssonas querían llevar ni alonjar sus haçiendas, por estar el lugar desacomonadoto y con colores1, que, por raçón de la paja que se metía en la villa para los dichos vacallaos, havía peligro que la villa se encendiesse, avían procurado de quitar el trato12 de la dicha villa por llevarlo a sus cavañas; lo qual, demás de ser atrevimiento, hera gran daño de la dicha villa y de su trato y comercio е aumento de ella, e conbenía que la villa hiziese su reclamo ante el señor Corregidor." Se acuerda exponer al Corregidor el daño que supondría sacar "el trato del dicho vacallao de ella a fuera de las dichas cavañas." (f.23v y 24)
(10. Desamodado. 11. Con olores. 12. Convenio o ajuste.)

18.X. - Se hizo presente "Mari Antón de Trencher, viuda muger que fue de Guillén de Londres, e pedió a sus mercedes le diesen licencia para plantar algunos árboles cerca de su mançanal, que tiene en la montaña del Passaje, para defensión(13. Resguardo o defensa.) del ayre, con que la dicha arboleda quedase en propiedad e poseción (sic) para la villa." Dado que S.M. tiene mandado a toda la Provincia hacer "plantíos de robles en los terminos públicos", le autorizan con tal que fuesen robles. (f.24)

27.X. - Juan López de Aguirre pagaba a la sazón "2.300 maravedises de alcabala al Comendador Çuaçola por sus herrerías de Hurruçuno en cada un año", y reclamó de ello. Los letrados, a quienes se consultó, dijeron que pagaba bien y justo, ya que "Su Magestad y sus Contadores Mayores se les reçiven en quenta a la villa." (f.22v)
 - "La ospitalera14 suele cojer los derechos que al dicho ospital se le deven de las cossas que al muelle vienen". 
El mayordomo pedía ponerlo al día el Arancel viejo. Se mandó renovarlo. (f.23)
(14. La ficha nos presenta a la "ospitalera" soliendo ir al muelle a recoger los derechos que le debían. El mayordomo del hospital andaba queriendo poner al día el Arancel viejo, cosa que ahora se consigue. No obstante, su antigüedad no alcanza demasiado. La reina doña Juana "dió otra cédula, hallándose en Valladolid a 29 de enero de 1538, en que permitía se levantase un hospital junto a la iglesia de Santa Catalina y al par del astillero" (Camino, Joaquín Antonio del. Historia de San Sebastián. 206), que se llamó de San Antón, abad. En 1586, el delegado don Martín de Elcano viene con Bula de Pío V, Provisión Real de Felipe II y una comisión episcopal, hace una visita "en la cassa y Sala Concegil de la Lonja" (A.G.P.T: Sec.1 Neg.21 Leg.5) al Ayuntamiento "çerrado," preguntándoles cuántos hospitales hay y sus nombres. El Hospital General estaba "en los arenales. junto a la yglesia e puente de Sancta Catalina, llámase de Sanct Antón, consta por escritura pública que se fizo e fabricó el año de 1538". Del Hospital le dijeron que la "cassa del ospital es ancha y espaçiosa..., con sus aposentos, sala e cozinas, y en lugar aparte, cómodo, sobre camino público y real, muy frequentado de gentes, con un humilladero". Para que el informe sea perfecto le añadieron que posee "una ospitalera, con sus criadas, para acoger y servir a los pobres e peregrinos, que acuden, que son muchos. Y...siempre ha sido tal patrón suyo la dicha villa." Y el otro Hospital era uno que también estaba en los arenales, "en otra parte dellos, llamado e yntitulado de Sant Martín y San Lázaro". Pero ya sólo quedaba una ermita "en lugar húmedo, donde no se puede conservar su ropa, y, en dilubios grandes, se ynche toda la yglesia de agua, más de asta la rodilla," y con un cepo de limosna a la puerta." (A.G.P.T: Sec.1 Neg.21 Leg.5). De su pasado sólo nos queda el testamento de un tal Martín Gomis, escrito es gascón, que "e mani aus malaus de Sent Laser de Sent Martin un escud daur viell." (Banús y Aguirre, José Luis. Prebostes de San Sebastián, 7, 205))
- Casas por mojones con Alza y Astigaraga. Berra, Darieta y Casares. (1572) Heraunseta (Igueldo). Balda Murguil. (1572) Había robles en Igueldo, en la parte pública. 

27.XII. - El síndico expone que las varas del palio, en Corpus, "levavan perssonas que no eran del Regimiento de la dicha villa y, porque era cossa justa e decente el dicho palio, aquel día llevasen todas las perssonas del dicho Regimiento y no otros. (Pidió que) mandasen sus mercedes añadir otras dos varas al palio, demás de las seis que thenía, e aquéllas llevassen las ocho perssonas del dicho Regimiento, sin que entrasen, como entravan, los mayordomos de las yglessias." Se respondió que no era justo privar a los mayordomos de "su preheminencia antigua", por lo que se acordó añadir cuatro en vez de dos y* así llevarían los ocho concejales y los dos mayordomos, "y el síndico el pendón". 
"E ansí lo* encargavan a los señores del Regimiento del año que viene lo confirmasen y lo pusiesen en costumbre para en todo tiempo." (f.26v) Rentería: (*) "de este modo, podrían portarlas tanto los ocho concejantes como los dos mayordomos". (*) "encargaron".

1573.- ALCALDES : 
.- Tomás de Irigoyen
.- Juanes de Miramún

1574.- ALCALDES: 
.- Miguel de Beróiz
.- Miguel de Laparada

1575.- ALCADES: 
.- Juan López de Aguirre (y  a su muerte el Licenciado Zaudategui)
.- Juan de Echazarreta.

1576.- ALCALDES: 
.- Licenciado Ercilla
.- Martin Arano de Balencegui

1577.- ALCALDES:
.- Capitán Miguel de Oquendo
.- Martin Perez de Huacue.

1578.- ALCALDES:
.- Licenciado Aguirre
.- Esteban de Sansust

1579.- ALCALDES:
.- Domingo de Iturralde
.- Jofre Ibañez de Yarza

1580.- ALCALDES:
.- Miguel de Veroiz
.- Martin de Arano de Valencegui

09.10.1580. Muere en Lima el ilustre guipuzcoano D. Sebastian de Lartaun, Obispo de Cuzco, (natural de Oyárzun). 
(EUSKALERRIA.1880. pág.157)

1581.- ALCALDES:
.- Antonio de Luscando
.- Sebastián de Balerdi.

1582.- ALCALDES:
.- Martin Pérez de Burboa.
.- Francisco de Yarzábal.

1583.- ALCALDES:
.- Juan Martin de Berástegui
.- Esteban de Arizmendi

1584.- ALCALDES:
.- Miguel de Laparada.
.- Miguel de Cardel.

1585.- ALCALDES:
.- Capitán Juan Martinez de Burboa
.- Garcia de Recondo

1586.- ALCALDES:
.- Janes de Echazarreta
.- Domingo de Larachao.

1588.- ALCALDES:
.- Antonio de Luscando
.- Juan Perez de Ascue Tolosa
1588.- En la jornada de San Juan de Luz de 1588, se hallaron 418 hombres de San Sebastián y fueron los primeros que , al mando de don Juan de Borja y Loyola, se apoderaron de aquel pueblo. San Sebastián prestó muy grandes servicios a Felipe II, contribuyendo con sus hijos y riquezas a todas las empresas de aquel soberano: en ella se distinguió especialmente el bizarro y entendido general don Miguel de Oquendo.

1589.- ALCALDES:
.- 
.- 

1590.- ALCALDES:
.- Martin Perez de Huacue
.- Capitán Martin de Arriola.

1591.- ALCALDES:
.- Miguel de Veroiz
.- Cristóbal de Amezti.

1592.- ALCALDES:
.- Domingo de Larrachao
.- Juanes de Arano, Piloto.

1593.- ALCALDES:
.- Capitán Martin de Arriola
.- Jorge Yun

1594.- ALCALDES:
.- Martin Sánchez de Arriola
.- Esteban de Iguiniz.

1595.- ALCALDES:
.- Tomás de Arriola
.- Francisco de Arrue

1596.- ALCALDES:
.- Capitán Antonio de Oquendo
.- Martin de Aróstegui

1597.- ALCALDES:
.- Martin de Galarraga
.- Sebastián de Santander

1598.- ALCALDES:
.- Juanes de Yarza
.- Gregorio de Echazarreta




siglo XVII

1598-1621


Felipe III de España

Felipe III de España, llamado «el Piadoso» (Madrid, 14 de abril de 1578-ibídem, 31 de marzo de 1621), fue rey de España y de Portugala​ desde el 13 de septiembre de 1598 hasta su muerte.

Era hijo y sucesor de Felipe II y de Ana de Austria (1549-1580). El 18 de abril de 1599 contrajo matrimonio en la Catedral de Santa María de Valencia con la archiduquesa Margarita de Austria-Estiria, hija del archiduque Carlos II de Estiria y de María Ana de Baviera y por tanto nieta del tío-abuelo paterno de Felipe, el emperador Fernando I.1​ Bajo su reinado España alcanzó su máxima expansión territorial.2

Aficionado al teatro, a la pintura y, sobre todo, a la caza, delegó los asuntos de gobierno en manos de su valido, el duque de Lerma, el cual, a su vez, delegó en su valido personal Rodrigo Calderón. Sin embargo, el Duque de Lerma fue en 1618 sustituido por el duque de Uceda, al que limitó las funciones. Felipe III murió en Madrid, el 31 de marzo de 1621, a causa de fiebres y erisipela.

Se le considera el primero de los Austrias Menores, dada la grandeza de Carlos I y Felipe II, sin embargo durante su reinado España incorporó algunos territorios en el norte de África y en Italia y alcanzó niveles de esplendor cultural. La Pax Hispánica se debió a la enorme expansión del Imperio y a los años de paz que se dieron en Europa de comienzos del siglo XVII, que permitieron que España ejerciera su hegemonía sin guerras.

SUMARIO :  Felipe III: hechos memorables de algunos vecinos de San Sebastian, cerca de Peniche: raro prodigio en el arribo á su puerto del cuerpo de D.3 Luisa de Caravajal: venida del Rey con las Infantas de España y Francia: hace medir mismo los muelles de San Sebastian, para los que iba á construir en Gibraltar: temores de rompimiento por esta frontera.

2

1599.- ALCALDES:
.- Martin Sánchez de Arriola
.- Andrés de Pressa
1599 Alcaldes: Martín Sánchez de Arriola. Andrés de Pressa. Jurados: Antonio de Stor (?) Domingo de Aycerna. Regidores: Miguel de Veroiz. Agustín de Lizarza. Juan de Sarove. Pedro de Ganchegui. Mayordomo: Martín de Arriola Portu. Síndico: Juan de Aguirre. Escribano: Andrés de Laoeta. 

1598 -99.
Habiendo fallecido el año 1598 Felipe II en su retiro de San Lorenzo, aquel incomparable edificio igual á los más soberbios monumentos de Grecia y Roma antigua, y que solo la grandeza de su ánimo hubiera sido capaz de erigirle, entró á reinar Felipe III, cuya mоnarquía pacifica y libre del estruendo de las armas, no dió tanto lugar á las acciones estrepitcsas y marciales de San Sebastian, como se habia visto en tiempo de sus progenitores, y se vió despues en adelante, bien que no faltaron algunas bastante ruidosas. Por Julio de 1599 tuvo noticias la Córte de que en Holanda y Zelanda se estaban armando varios navios, para embestir con algunos otros de Inglaterra á los puertos de Guipúzcoa, á la cual escribió el Rey mirase por su defensa, siguiendo las órdenes de D. Juan de Cardona, Virrey de Nabarra y Capitan General de dicha provincia, cuyos empleos andaban unidos por aquel tiempo, y el Corregidor D. Pedro Gonzalez del Castillo mandó surtir á la plaza de San Sebastian de municiones de guerra, que, con licencia del Rey mismo, se habian comprado en las fábricas de Pamplona.
1600.- ALCALDES:
.- Capitán Antonio de Oquendo
.- Luis de Guarnizo

1601.- ALCALDES:
1602 .- ALCALDES:
.- Martin Sanchez de Arriola
.- Martin de Mendiolaza
1603.- ALCALDES:
.- Ojer de Elormendi
.- Agustín de Lizarza
# 1604.- ALCALDES: 
.-Capitán Juan Martinez de Zaldivia y Capitán Pedro de Iturriza
# 1605.- ALCALDES: 
.- Juanes de  Amésqueta y Agustín de Saldias

# 1606.- ALCALDES: 
.- Martín de Mandiolara y Miguel de Herauso
# 1606.-
 Habian salido de Pasajes año de 1606 para Andalucía tres navios, uno del Capitan Juan de Amezqueta, el segundo de Juan de Portu, vecinos de San Sebastian, y el tercero de Motrico. Al continuar su derrota por frente á Peniche de Portugal tropezaron con una gruesa armada holandesa de veinte y tres bajeles, los cuales, habiéndose retirado los dos últimos, dieron caza al primero que hizo prodigios de valor y una increible resistencia, defendiéndose un solo barco contra tan superior escuadra, jugando su artillería y mosquetería; bien que de resultas quedó desarbolado y casi hecho trozos, en cuyo estado se refugió á Peniche con seis muertos, y veinte y cinco mal heridos, despues de sufrir tan recio combate desde la mañana hasta las cinco de la tarde contra todo el poder del enemigo.

# 1607.- ALCALDES: 
.- Martin Gomez de Berátegui y Agustin de Lizarza
# 1607.-  Año de 1607, con data de 21 de Julio, escribió el Rey á la Ciudad, agradeciéndole haber ayudado con gentes, lanchas y pilotos á la salida de la escuadra de Guipúzcoa. Se habia disputado vivamente entre guipuzcoanos y bizcainos sobre si esta escuadra se habia de llamar de Guipúzcoa ó de Bizcaya, y declaróse lo primero por Real Orden del mismo año. En 5 de Octubre del mismo volvió á repetir igual demostracion por la buena acogida que hizo á un bajel que entró en Pasajes, y venia con órdenes del Archiduque Alberto de Austria, tio y cuñado del Rey, y anteriormente Arzobispo de T'oledo, para ir en demanda del Almirante de la Escuadra holandesa. Este año mismo pasó con encargo del Rey á San Sebastian el veedor Jerónimo Torrellas para informarse de la guarnicion de la plaza, sobre cuya poca disciplina militar, y abusos que se notaban en la gente de tropa, que á estilo de aquel tiempo solian ser dos compañias, cada una de 225 hombres, dió quejas amargas la Ciudad.

# 1608.- ALCALDES: 
.- Juanez de Amésqueta y Pedro de Aguirre
# 1609.- ALCALDES: 
.- Luiz de Lizarza y Francisco de Barrena
# 1610.- ALCALDES: 
.- Juan Perez de Otaegui y Juan López de Reyzu
# 16xx.- ALCALDES: 
# 16xx.- ALCALDES: 
# 1613.- ALCALDES: 
.- Antonio de Luscando y Domingo de Ollo
# 1614.- ALCALDES: 
.- Licenciado Juan de Iturgoyen y Juan Perez de Ascue
# 1615.- ALCALDES: 
.- Capitán Agustín de Saldias y y Martin de Miravalles
# 1616.- ALCALDES: 
.- Juan de Arbelaiz y Miguel de Aróstegui
# 1617.- ALCALDES: 
.- Martin de Mandiolaza y Pedro de Aramburu.
# 1618.- ALCALDES: 
.- Capitán Esteban de Iguiniz y Miguel de Ercilla.
# 1619.- ALCALDES:
# 1620.- ALCALDES: 
# 1621.- ALCALDES: 
.- Martin de Amézqueta y Juan Ochoa de Ibarbia

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#1618.- Alguna inquietud causaron á San Sebastian y Guipúzcoa el año de 1618 la llegada del Duque de Humena con sus tropas á Bayona, y los intentos del Conde de Gramont, emprendiendo levantar un castillo en el burgo de Endaya. Este mismo año propuso la villa al Rey varios sugetos naturales de ella, quienes se ofrecían á servir con sus personas y galeones en la escuadrą de Guipúzcoa, y eran Antonio Lascando, Juan Lopez Reiru, Martin de Amezqueta, Esteban de Echeverría, Lorenzo de Urbieta, Tomás de Arriola, el Licenciado Grez, y el proveedor Martin Arano de Balencegui, todos hombres acreditados, pidiendo patente de Capitanes de mar y guerra. Hácia estos tiempos empezaba ya á sonar tambien la fama de aquel hombre, 6 héroe el más grande que ha tenido San Sebastian en la carrera de marina, el inmortal don Antonio de Oquendo, cuyas proezas, como fueron tantas y tales, se reservan para el fin de esta obra, donde se dará.noticia de los insignes varones del mismo San Sebastian, y sin detenernos más en'el reinado de Felipe III, es tiempo que entremos ya en el dilatado de Felipe IV
#1619.- En 1619, el príncipe de Condé se situó con su ejército sobre esta plaza; quemó el caserío exterior, taló los campos, se apoderó de la torre de la Ciudadela, en el puerto de Pasajes; mas no pasó adelante. 



1621- 1665


Felipe IV de España

Felipe IV de España, llamado «el Grande» o «el Rey Planeta» (Valladolid, 8 de abril de 1605-Madrid, 17 de septiembre de 1665), fue rey de España2​ desde el 31 de marzo de 1621 hasta su muerte, y de Portugal desde la misma fecha hasta diciembre de 1640. Su reinado de 44 años y 170 días fue el más largo de la casa de Austria y el tercero de la historia española, siendo superado solo por Felipe V y Alfonso XIII, aunque los primeros dieciséis años del reinado de este último fueron bajo regencia.

Durante la primera etapa de su reinado compartió la responsabilidad de los asuntos de Estado con don Gaspar de Guzmánconde-duque de Olivares, quien desplegó una ambiciosa política belicista en el exterior y reformista en el interior que buscaba mantener la hegemonía española en Europa. Tras la caída de Olivares, se encargó personalmente de los asuntos de gobierno, ayudado por cortesanos muy influyentes, como Luis Méndez de Haro, sobrino de Olivares, y el duque de Medina de las Torres.

Los exitosos primeros años de su reinado auguraban la restauración de la preeminencia universal de los Habsburgo, pero la guerra constante de la Europa protestante y la católica Francia contra España condujeron al declive y ruina de la Monarquía Hispánica, que hubo de ceder la hegemonía en Europa a la pujante Francia de Luis XIV, así como reconocer la independencia de Portugal y las Provincias Unidas.


SUMARIO : Felipe IV: su exaltacion al Trono se preconiza en San Sebastian: amenazan á esta los holandeses, despues que ocultamente hicieron reconocimiento de su puerto: proezas de los corsarios de San Sebastian: hostilidades temidas de parte de Francia é Inglaterra: entrada de los guipuzcoanos en Labort: conducta de la Villa durante el sitio de Fuenterrabía en que sirvió sobremanera: mantiénese mucho tiempo en San Sebastian la Córte con motivo de la venida del Rey y la Infanta: dáse fin à la paz del Pirineo, y remunera el Rey mismo á San Sebastian con título de Ciudad.

1621 .- Luego que empuñó el cetro de España el gran Felipe IV, el año de 1621, fué proclamado en San Sebastian, así como en los demás pueblos principales de la Nacion, á cuyo fin, levantándose en la Plaza Vieja un vistoso Teatro con dos tablados, en, uno de los cuales estaba sentado el Gobierno municipal, subió al otro Martin de Amezqueta, Alcalde ordinario, con el Real estandarte, y tremolándole, gritó tres veces segun estilo, á que se siguió la descarga de toda la artilleria de guarnicion, y de 500 arcabuceros, que costosamente vestidos presenciaron el acto, todo ello à expensas de la Ciudad misma, la cual había solido hacer igualmente estas públicas demostraciones con los Reyes antecesores, cuando se preconizaba su exaltacion al Trono, y lo mis. mo ha acostumbrado despues.

1622.-  El año 1622, habiendo hecho liga los holandeses con los argelinos para embestir las costas de España, se mandó å la Villa de San Sebastian estuviese prevenida, y se pusiesen cañones en el cubo del Ingente y Muelle, á fin de defender la Concha, pues andaban ya enemigos en las inmediaciones. 

1623.- El siguiente de 1623 escribió el Rey á la misma Villa, encargándole, que por la satisfaccion que tenía con repetidas pruebas de lo bien que acudía á su Real servicio, asistiese al Proveedor Martin Arano Balenceguí, con el mayor número posible de marineros escogidos, ya que habia en ella tantos que se empleaban en viajes á Terranova y otros destinos. Igualmente avisó el Monarca el propio año de 1623, se remitiesen desde San Sebastian á Santander varias piezas de artillería con otras armas y municiones que se necesitaban alli, hasta que se embarcase Cárlos, Principe de Gales, quien salió por Setiembre de Madrid, á donde había ido en posta, y disfrazado, á solicitar los desposorios con la Infanta D.ª Maria, lo que no tuvo efecto.
1624 .- Continuando las hostilidades de la Holanda, tuvo noticias á principios del año de 1624 el Virrey de Nabarra y Capitan General de Guipúzcoa D. Bernardo Castrillo, de que algunos bajeles de aquella Nacion rebelde habían reconocido de intento la Villa y puerto de San Sebastian, para sorprenderla por el muelle, hallándola desprevenida, y que otro tanto intentaban ejecutar contra Pasajes, por lo que puso en cuenta el mismo Virrey á la Villa, para que mirase por su defensa. Hallábase en este tiempo exhausta de gente la escuadra de. Guipúzcoa que fué menester reemplazar con marineros de San Sebastian para hacerse á la vela, y debia estar en Pasajes. 

@ - 1625, septiembre, 30 .- Un traslado signado por Ignacio de Izaguirre, secretario de esta provincia, del privilegio concedido  a ella por S.M. sobre la Alcaldía de Sacas, y confirmación de esta merced. Su fecha, en Madrid a 30 de septiembre de 1625, con algunos ejemplares que han sucedido con algunos Jueces de Sacas despachados por S.M. hasta el año de 1664 inclusive.


1625.- Amenazaba tambien el inmediato año de 1625 á la plaza de Fuenterrabía una invasion de los ingleses, como avisó sobre ello el Rey á la Provincia, para cuyo socorro mandó entrasen algunas partidas de alabeses, bien que representó dicha Provincia no ser necesarios. 
1626.- Se aumentaron los recelos de alguna sorpresa por el inglés en 1626, cuındo hubo órden de la Córte, para que en San Sebastian se formasen armerías y otros preparativos marciales, así como en los demás puertos principales del Reino, por el acometimiento que intentó el enemigo contra Cidiz, en cuya bahia entraron de improviso mis de cien bajeles británicos, sin conseguir su empeño, porque fueron rechazados, perdiendo su reputacion. Con este motivo se mandó cerrar la puerta de Santa Cataliaa, y fijar una eştacada desde la Puerta de tierra hasta el Arenal.
Sobresalia hácia estos tiempos el valor de los corsarios de San Sebastian, autorizados con patentes, pues sin perdonar å la industria y á la fatiga, apresaron más de 120 navíos de 400 toneladas abajo, con mercaderías de Holanda y la Rochela, y esto en el corto espacio de tres años, segun relaciones antiguas, lo que nada es increible con lo que se dirá despues del coraje de dichos corsarios.
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1629 - Se habian esparcido á principios del año 1629 rumores de los bélicos aparatos que se levantaban en Francia, por lo que encargó el Rey á San Sebastian informase del estado de la plaza, y disposicion en que se hallaba la artillería para ponerla á toda defensa. Hácia fines de 1630 bajaron tropas de Castilla en número de 1.300 hombres, para embarcarse en la escuadra del General D. Francisco Acebedo, surta en Раsajes, y se alojaron entre tanto en el Castillo de la Mota de San Sebastian, asistiéndoles esta con los socorros posibles. En el mismo puerto de Pasajes se hallaban por Junio de 1632 la Capitana y Almiranta Real para la Armada del Mar Océano con otros bajeles, y recelándose pudieran ser acometidos por el enemigo, escribió el Rey á la Villa, que hasta que zarpasen del Canal aquellas embarcaciones, pusiese todo cuidado, así para la defensa de dicho puerto, como de los navíos que estaban allí, conforme lo habia hecho hasta entonces, segun informó á S. M. D. Martin Arano de Balencegui, Proveedor de Armadas. El siguiente año de 1633, habiéndose hecho reconocimiento por órden del Monarca, de las murallas de San Sebastian, por D. Luis Brabo y Acuña, Virrey de Nabarra y Capitan General de Guipúzcoa, y visto este la peligrosa disposicion del Cubo del Ingente, se mandó repararlo, contribuyendo la Villa con materiales cuyo valor ascendía hasta doce mil ducados, y el Rey con otros dos mil deducidos del donativo que le hizo la Provincia. Desde este año hasta el de 36, todo era aparatos de guerra, pues el Duque de Pernon estaba en Bayona con tropas que amenazaban hostilidades, y en la ria de Burdeos se hallaban surtas las Armadas de Francia con amagos de intentar alguna empresa contra San Sebastian, Pasajes y otros puertos de Guipúzcoa, y además, iba levantando gente el Duque de Gramont en la Guiena. Continuaban con teson en 1636 los armamentos navales de la Francia, y así se dió parte al Rey por la Villa de una escuadra que se iba formando en los puertos maritimos de aquel Reino, y de las prevenciones con que dicha Villa se iba preparando para cualquier caso de invasion, y mandó S. M. prosiguiese así, pues veía lo que importaba, y en 14 de Junio del mismo año manifestó á la propia Villa su Real gratitud por el maderamen que había suministrado para la fábrica de puentes levadizos y otros efectos, y además por el cuidado con que dispuso la conduccion de artillería y demás pertrechos que llevaron á Perpiñan, sirviendo å ese fin con 128 yuntas de bueyes, y además las mulas y bagajes de la gente que los conducía.
1636.- Por Octubre de este mismo año de 36, fué la entrada de los guipuzcoanos y nabarros, comandados por el Marqués de Valparaiso, en la provincia de Labort, por divertir á Francia y Holanda de sus empresas contra Flandes, cuya defensa se había encargado á Fernando de Austria. Era Coronel de los guipuzcoanos D. Diego de Isasi, y bien presto se apoderaron las tropas de los lugares de Urruña, Endaya, Ciburu, Socoa y San Juan de Luz, habiendo sido la Compañia de San Sebastian la primera en la toma de este último pueblo, cuyos vecinos salieron con un Crucifijo adelante á pedir partidos al Jefe de la expedicion. Aquí se mantuvieron los españoles hasta fines de 1637, en que, habiendo enfermado las tropas, por hambre y corrupcion del aire, en tanto grado, que murieron hasta siete mil personas, fué preciso que, obligados de tantas calamidades se retirasen, derribando primero las fortificaciones de los puestos que lhabían ocupado.

1638.- Fué notable el año de 1638, en que sucedió el famoso sitio de Fuenterrabía, uno de los más porfiados que se habian visto en el mundo, del cual como se ha escrito tanto, particularmente por Palafox y Moret, poco se dirá aquí, y solo si que ántes de ponerse dicho sitio en forma, se plantó el ejército francés del Príncipe de Condé sobre San Sebastian, quemando sus caserías, despues que se habia apoderado de Irún, Oyarzun, Rentería y Pasajes, y sentando el campo en las inmediaciones de la ciudad y llanuras de Loyola; pero por haberse roto con anticipacion el puente de Santa Catalina, de órden del Corregidor D. Juan Chacon, y estar preparados los vecinos útiles á hacer una vigorosa defensa de la plaza, cuyas murallas habian guarnecido ya de gente casi á vista del ejército contrario, despues de haber hecho salir afuera toda la que fucse inútil, desistió el enemigo de los amagos de sitiar un pueblo tan fuerte, y que jamás hasta entónces se habia rendido á vencedor alguno por repetidos ataques que hubiese sufrido, sin embargo de que ya Condé era dueño, sin ninguna efusion de sangre, de todo el distrito que hay entre los rios Bidasoa y Urumea. Y si pareciere extraño que el Principe de Condé, un hombre de tanta experiencia militar, hubiese querido cargar primero sobre San Sebastian, dejando á las espaldas á Fuenterrabía, sería tal vez por calificar más sus triunfos en la conquista de una poblacion, la más grande у opulenta de la provincia de Guipúzcoa, que venía á invadir. A la verdad, tendría presente el ejemplar de los años de 1476 y 15 12, en que Aman de Labrit, y el Duque de Borbon, ántes pusieron asedio á San Sebastian que á Fuenterrabía, no obstante hallarse esta última plaza á la misma raya del Reino. Sea lo que fuere, lo cierto es que los vecinos de San Sebastian no solo miraron por su resguardo, proveyendo de bastimentos á la villa, levantando una fortificacion nueva junto á San Bartolomé, en que trabajaban á porfía, sin distincion de sexo, enviando varias partidas de hombres armados á ofender á los franceses que estaban apoderados del puerto de Pasajes, su torre y el castillo de Santa Isabel, quemando las lonjas del Arenal, corrigiendo los públicos excesos que pudieran acarrear la ira del Dios de los ejércitos, y tomando otras precauciones; sino que además, habiendo retrocedido las tropas del Rey Cristianísimo, que constaban de 25.000 infantes y 2000 caballos, con un formidable tren de artillería, y plantado formal sitio sobre Fuenterrabía, ayudaron á la conservacion de aquella insigne fortaleza, donde metieron socorros por medio de varias chalupas, despues que ya el castillo de Iguer estaba en poder del enemigo, é hicieron de artilleros los marineros que fueron de San Sebastian. Merecen tambien superior elogio el valor con que Don Juan de Vergara, Regidor de la Torre de Pasajes, defendió aquel fuerte hasta que se vió en precision de arrojarse al agua, por haber volado un barril de pólvora, y la intrepidez del alcalde Juan de Eguzquiza, que obligó al francés á retirarse de Alza, cuyos caserios estaba quemando lastimosamente.
No faltaron algunos émulos de San Sebastian, quienes diesen informes siniestros al Rey de no haber servido ella con alojamientos á varias tropas, que, con ocasion del sitio de Fuenterrabía, se hallaban en su distrito, especialmente las de irlandeses, siendo así que habia consumido más de doscientos mil ducados en la asistencia al Almirante de Castilla, otros oficiales de su séquito, mucha gente de Guipúzcoa y Alaba, y los vecinos de Oyarzun, Rentería y Lezo, que se recogieron a San Sebastian, habiendo sido quemados sus pueblos, y en otros igua les lances del Real Servicio. Enterado el Consejo de todo esto en consulta dirigida al Rey en 13 de Octubre de 1638, exponía que habiendo cumplido San Sebastian tan bien con su obligacion, y padecido tanto aquel verano, era justo que S. M. la consolase, mandándola responder, y dándose por servido de ella. El Rey puso de puño propio á la márgen de la consulta la cláusula siguiente que hemos sacado del original mismo, y que tanto realza á la Ciudad. Parece que no se ajustan bien las consultas, porque si San Sebastian ha cumplido conviene reprender à quien dijo que no cumplia, pero antes parece que es justo darle vista; pues se ha escrito de manera que os obligó á consultarme sobre ello, no pudiendo dejar de decir que no hay cosa que más pueda Yo sentir, que referirme que no me sirven los vasallos que me sirven.' ¡Gallarda expresion y laconismo de un Felipe IV!
No era de omitir, que no obstante la victoria naval que ganó aquel año con motivo del sitio de Fuenterrabía la escuadra de Mr. Sourdis, Arzobispo de Burdeos, de 37 navíos, contra D. Lope de Hoces á 22 de Agosto á vista de San Sebastian (cosa bien extraña en un Prelado de la Iglesia que pontificaba en su Arzobispado, y ahora abandonando el cayado pastoral, empuñaba el baston, no contra infieles, sino contra católicos) no se atrevió á hacer tentativa alguna sobre el puerto de San Sebastian, sin embargo de haber sido así su intento cegando la entrada de la Concha con un navío grande que traían para echarle á pique entre Santa Clara y castillo de la Mota, segun avisos que vinieron de Francia.

1639.- El siguiente año de 1639, temiéndose que por durar todavia el mayor ardor de la guerra entre las Coronas de España y Francia emprendería el enemigo sitiar la plaza de San Sebastian, se empezaron á reparar sus murallas y fortificaciones con tanto empeño, que todos los vecinos, hombres y mujeres, sin reserva de nadie trabajaban á cuál más, no queriendo admitir, aun la gente más pobre y misera, ningun jornal; tal era la eficacia y desinterés con que acudian todos al Real Servicio, segun se expresa al pié de la letra en una Cédula gratulatoria del Rey, expedida sobre tan generosa demostracion, en Madrid á 13 de Marzo del mismo año de 1639, en la cual encargó tambien el Rey mismo á la Villa pusiese una gruesa cadena en el bocal y gargantas del canal de Pasajes, cerrando su puerto con ella de noche, como se habia acostumbrado ántes para contener la sorpresa de cualesquiera bajeles enemigos, mayormente los que traian artificios de fuego á fin de abrasar los navios surtos en dicho puerto, cuyas órdenes volvieron á inculcarse los años de 1640, 41, 42 y 44, porque, á la verdad, de esta manera se hacia impenetrable aquella ensenada á todo acometimiento, atravesando la cadena en su mayor espacio á la entrada del puerto. 

# 1645-46 .- No cesaban en 1645 los temores de hostilidades y tuvo que 'escribir el Rey á la Provincia y su Corregidor se pusiese å San Sebastian en estado de defensa, con municiones y guarnicion necesaria, recelándose la sitiaría el ejército francés, y tambien á Fuenterrabía, segun noticias que habia recibido S. M., quien el inmediato año de 1646 encargó á la villa suministrase á D. Pedro Barreda, Corregidor de Guipúzcoa, algunas cantidades de arbitrios concedidos para fortificaciones, á fin de que se pudicse construir una plataforma en el islote de San Anton de Guetaria para oponerse al francés, que intentaba invadir á la Provincia, apoderándose primero de la misma villa de Guetaria, á la'cual igualmente la quisieron sorprender años atrás, que fué el de 1637, acometiéndola de noche 36 embarcaciones pescadoras de Labort, con otros cuatro navíos de mediano porte, que habian venido de Bayona, y fueron rechazados por D. Alonso Idiaquez, que fué á perseguirlos con algunos bajeles de San Sebastian y de otros puertos, despues que habian cogido los primeros unas chalupas que habian salido cargadas desde Deva para Pasajes.
# 1648.- Noticioso el Capital General de Guipúzcoa D. Juan de Garay se acercaban partidas de caballería francesa en 1648 hácia San Juan de Luz, cuyo principal motivo, aunque al parecer era arrestar algunos Nobles de aquella villa, que se habia opuesto al establecimiento de la gabela impuesta por el Rey de Francia, no obstante tambien se podia recelar se encaminasen á las fronteras de la Provineia, hizo estuviesen prevenidas á todo lance sus repúblicas para la defensa. 
# 1649.- ALCALDES: 
.- Miguel de Aróstegui y Martin de Egoabil
# 1650.- El siguiente año de 1650 mandó el Rey á la villa, que de la infantería que guarnecía á plaza tomase la gente necesaria para tripular la Real Armada, que estaba aprontando aqui, y que mientras llegaban las tropas, que en lugar habian de residir en dicha plaza, se encargasen de suplir guarnicion los vecinos, fiando del celo y amor con que acudian à su Real servicio, el cual acreditaron tambien en los auxilios suministrados en 1651 para la salida de los bajeles de S. M. desde el puerto de Pasajes; ponderando al Rey la eficacia con que acudieron á esto el Baron de Bateville, Capitan General de Guipúzcoa. Nunca más que entre este tiempo y el año de 1657 aterraron los mares los famosos corsarios de San Sebastian, causando espanto á todo el poder marítimo de la Gran Bretaña. Las hostilidades que sintia la Inglaterra, dice un escritor, de las fragatas de San Sebastian y del Pasaje, fueron uno de los motivos que la obligaron å desear la paz,' cuyas cláusulas nos parecerian exageradas, si no las viésemos comprobadas en la Real Cédula de ereccion del Consulado de San Sebastian del año 1682, donde se asegura, que en 1656 habia en los puertos de esta Ciudad de naturales de ella y la Provincia cincuenta y seis navios de guerra con que ha cian hostilidad á los enemigos de la Corona, siendo constante, que el grave daño que de estos habia recibido la navegacion y comercio de Inglaterra habia obligado á aquel Reino á hacer paces. 
2# 1651.- ALCALDES: 
.- Licenciado Martin de Errazquin y Francisco de Olaberrieta


# 1652.- ALCALDES: 
.- Juan de Aramburu y Martin de Bildósola

# 1655.- ALCALDES: 
.- Miguel de Oquendo y Francisco Ignacio Echazarreta

# 1657.-  En el mismo año de 1657 se resistía, por su enorme grandeza, la Capitana Real que se habia fabricado en los astilleros de San Sebastian á los mayores impulsos de máquinas que se habian puesto en movimiento para hacerle fletar, semejante al gran navío de Hyeron Rey de Sicilia, y á la nao de la Madre de los Dioses que, viniendo de Troya, se habia encallado en las aguas del Tiber; pero al fin no faltaron ingenios de Arquímedes, y de la célebre virgen vestal, que prevaleciesen contra el inmenso peso del bajel, que despues fué coñducido al puerto de Pasajes, celebrando el Rey mismo su feliz éxito en carta dirigida á San Sebastian desde el Pardo en 15 de Enero.
# 1660.- ALCALDES: 
.- Bernardo Aguirre y Francisco Orendain 
# 1660.- Es digna de ocupar aquí nuestra atencion la feliz época del año 1660: feliz época le llamo, y cuya grata memoria nunca se borrará en los siglos venideros por haber tenido principio en ella la más gloriosa revolucion, la cual, cortando de una vez el fatal influjo con que habia dominado tantos años el ceñudo Marte sobre las casas de Austria y Borbon, dió lugar á la Paz del Pirineo, fomentada por el nudo sagrado del tálamo entre la Infanta de España María Teresa de Austria y su primo Luis XIV. Este año, pues, de 1660, habiendo el Rey Católico Felipe IV salido de Madrid con dicha Infanta su hija, y la mayor parte y más ilustre de su Córte y Grandeza de España, para solemnizar con más aplauso en las fronteras del Reino un matrimonio, en cuyo soberano enlace iba á interesarse no ménos que la Europa toda, despues de haber transitado por diferentes pueblos de Guipúzcoa, llegó felizmente á San Sebastian en 11 de Mayo á las 6 de la tarde, en el cual dia se dió principio á la conferencia de D. Luis de Haro y el Cardenal Mazarino en la isla de los Faisanes, centro del Bidasoa, isla afamada por haber sido el teatro de la palestra y desafio á que provocó de persona á persona Francisco I á Cárlos V.
En el alto de Oriamendi hizo al Rey un honroso recibimiento el Baron de Bateville, Capitan general de Guipúzcoa, con otros militares de superior gerarquía. No bien se descubrió desde la muralla el coche en que venian las Reales personas, cuando la artillería empezó á ejecutar sus funciones, arrojando volcanes, y conmoviendo la atmósfera con el estruendo de sus ecos que unos sobre otros se repetian. Realzaba sobremanera tan célebre regocijo un escuadron de 1500 paisanos, todos vecinos de San Sebastian, y todos vestidos de exquisitos trajes y plumajes, en que brillaba la ostentacion del pueblo, que con tan ricos jaeces los habia adornado, comandando á esta lucida falange D. Bernardo de Aguirre, uno de los alcaldes, á cuya voz obedecieron todos descargando hasta seis salvas de mosquetería al tiempo que bajaba el Rey la cuesta de San Bartolomé, y haciendo más ruidoso el estruendo marcial los tiros de las embarcaciones que bordeaban la Concha. Antes de llegar el Rey á las puertas de la Ciudad, le presentó las. llaves el alcalde D. Francisco de Orendain sobre una bandeja, á cuya demostracion contestó el monarca, diciendo con agrado, que las llaves estaban bien en su poder, y luego fué á parar al Palacio del Duque de Ciudad-Real en la calle Mayor: dichoso edificio, al cual han ilustrado con su persona tantos soberanos. Al siguiente dia 12 pasó á besar la Real mano todo el Gobierno Municipal, compuesto de los dos referidos alcaldes Aguirre y Orendain, los jurados Antonio de Veroiz y Blas Falcorena, los Regidores D. Lázaro de Tompes, Caballero de Calatrava, D. Juan de Leiza y D. Domingo de Ruiloba, Secretario de S. M., su Veedor y Contador en Guipúzcoa, y lo propio hicieron el dia inmediato con la Infanta D.a María Teresa. El 14 por la tarde fueron en coche SS. MM. á Pasajes, y llegados á la Herrera, se embarcaron en una soberbia gabarra, que tirándole á remolque varias lanchas, entró en el canal, siguiéndole por detrás más de 200 barcas, inundadas de gente de diversas provincias y naciones, gobernadas por mujeres del país, cuya destreza en el manejo del remo admiró á la Córte, tanto que de allí á dos años fué solicitada la Ciudad por el Duque de Medina de las Torres, para que enviase á Madrid hasta doce de ellas, á fin de divertir á la Reina en el lago del Buen Retiro. En dicho canal de Pasajes habia á la sazon muchas fragatas de guerra, el galeon Roncesvalles, y la Capitana Real, de mil quinientas veinte y dos toneladas y noventa cañones, la mayor que hasta entónces, dicen, se habia visto en los mares de Europa. El Rey y su hija subieron á bordo de esta gran nao, y mientras tanto que se mantuvieron en ella, fué grande el golpe de artillería que se disparó de los navios y de la torre de la Ciudad, corrigiendo de cuando en cuando el demasiado estruendo repetidas armonías de instrumentos músicos que con intérvalos resonaban con dulzura por los aires, y luego volvieron á San Sebastian, manifestando el monarca lo agradable que le habia sido aquella deliciosa funcion, á que contribuyó tambien la serenidad del dia, que fué opaco y templado. Muchas veces habia representado Marte, dice un escritor, testigo ocular, más formidablēs.y horrorosos espectáculos que este en las jurisdicciones de Neptuno; pero nunca habian visto los mares sobre sus espaldas tan bermoso, tan admirable, ni tan autorizado teatro.'
Los siguientes dias fueron viniendo á San Sebastian Madama Bove, primera Camarera de Francia, muchos gentiles-hombres de aquel reino, entre ellos dos sobrinos de los Cardenales Richelieu y Mazarini: los Diputados del Reino de Nabarra y Señorío de Bizcaya, y otros personajes, á presentarse al Rey. Su Majestad gustaba mucho de salir varias tardes al arenal para disfrutar la diversion de la pesca, para lo cual se tiraban redes en la Concha, y despues que estuviesen bien cargadas, sacaban los peces al pié del mismo coche en que andaba el Rey, y se le vió á la Infanta coger en sus manos algunas langostas y otros pescados vivos, que palpitaban todavía, recien salidos del agua. No habia dia en que no se representase delante del Palacio algun entretenimiento, fuese serio ó fuese burlesco, ya danzas al estilo del país, ya mojigangas de hasta 500 hombres inventando el capricho, las figuras y actitudes más extravagantes y ridículas. Mereció aplauso un gracioso festejo que hicieron los muchachos delante del Rey, andando con un barco á la bolina, y sumergiéndose todos de un golpe en el mar con sus vestidos, de manera que pareciese tragedia casual lo que fué empeño estudiado, y parase en risotada lo que primero se aparentó funesta desgracia. Ni fué menos celebrado el chiste con que un venerable religioso, Lego Carmelita Descalzo engañó á las Damas de Palacio, presentándoles unas recetas místicas con términos facultativos de farmacopea para remediar los achaques de que ellas se quejaban, lo que cayó tan en gracia del Rey, que mandó entrase en su cuarto el autor de este pasaje. En fin, era de ver cómo en un pueblo, no tan extendido, se daba evasion á todo. La Corte cada dia se iba acrecentando más con las gentes que venian de Francia y acudian á tropeles por ver á su futura Reina. De otras provincias inmediatas bullia el gentío. La tropa era crecidísima, pues aun de guardias se hallaban aquí partidas de la Compañía Española y la Borgoñona. Los pesebres fué menester se hiciesen en las cabañas, y aun fuera de los muros; pero á todo se proveia con abundancia y acierto.
Proseguia la conferencia en la isla de Faisanes entre el Cardenal Mazarini y D. Luis de Haro, Plenipotenciarios de Francia y España. Este último contínuamente enviaba á San Sebastian correos partici - pando al Rey lo que se iba adelantando en aquel árduo negocio, á cuya espectativa se hallaba toda la Europa. El monarca pasó al convento de San Telmo en 17, segundo dia de Pentecostés, y despues de oida Misa, reconoció todo aquel vasto edificio, y la soberbia escalera de su claustro, que tiene con razon fama entre ląs cosas memorables, dice el escritor de este viaje de Felipe IV á la frontera de Francia. Desde dicho dia hasta el 22 fué entrando de nuevo mucha en gente San Sebastian, á donde vino tambien el Abad de Montegut, Enviado de Carlos Stuard II, Rey de Inglaterra, á congratularse con el nuestro, y besarle su mano, dándole tambien noticia de haber sido llamado á Breda el mismo Carlos por el Parlamento y nobleza de su Reino para restablecerle en la monarquía británica. El 23 y 24. llegaron á presentarse al Rey el Conde de Fuensaldaña, nuevo Consejero de Estado, quien luego hizo la jura de tal, y el Conde Marsin, tan distinguido en los ejércitos de España y Francia en que sirvió alternativamente. El dia inmediato, que fué el 25, envió la Reina madre de Francia á su sobrina y futura nuera, la Infanta, un regalo exquisito de varias frutas que proporcionaba la estacion del año. Este dia mismo volvió á presentarse al monarca el Gobierno municipal de San Sebastian con dos memoriales, solicitando en el primero se dignase S. M. condecorarle con título de Ciudad, y en el segundo que se le adjudicase la propiedad del Prebostazgo, á cuyas súplicas manifestó el Rey su agrado, mandando se remitiesen ambos memoriales al Ministro don Luis 'de Haro, que se hallaba en la Isla de las Conferencias. El 26 por la tarde avisó el Rey á la villa, por medio de D. Bernardo Contreras, su Secretario, que el siguiente dia, que era el mismo en que la Iglesia celebraba la gran festividad de Corpus, autorizaria con su Augusta presencia la procesion que habia de salir de la parroquia matriz de Santa María. Con efecto, habiéndose dispuesto los magnificos aparatos que requería tan solemne religioso motivo, pasó el monarca á dicha iglesia entre nueve y diez de la mañana, acompañado de toda su Corte, ocupando un suntuoso sitial que se le preparó al lado del Evangelio. La Misa cantó de Pontifical el Obispo de Pamplona D. Diego de Tejada, con asistencia del Patriarca de Indias Arzobispo de Tiro, y Clero de la Real Capilla, diaconando dos canónigos dé la misma Santa Iglesia de Pamplona, de donde habian venido tambien varias dignidades por órden del Rey. Despues del ofertorio, presentó á S. M. uno de los Regidores sobre una fuente seis velas, dos grandes, dos medianas y dos pequeñas, y escogió la menor. Acabada la Misa, salió la procesion, llevando la Custodia el mismo Obispo de Pamplona, y tras ella iba el monarca con su vela en la mano, edificando con tan tierno devoto acto al innumerable concurso que habia asistido, y siendo todavía más fervoroso el ejemplo por la circunstancia del excesivo cаlor que apretó aquel dia. El palio, que era muy rico, llevaron los capitulares sostenido de ocho varas. La carrera se adornó con ostentacion, cubriendo las casas de preciosas tapicerías, colgando de sus balcones las banderas de los insignes generales D. Antonio de Oquendo, D. Juan de Echeverri y de otros ilustres hijos de la pátria: ni se omitió un lucido baile de espadas, que, al estilo del país, componian hasta cien hombres diestros, y ágiles en el manejo de ellas, cuyo género de danzas tan acostumbrado en Guipúzcoa, y uno de los más antiguos de España, satisfizo mucho la curiosidad de la Córte. Finalizada la funcion, se restituyó el Rey á las doce al Palacio, dando á entender cuánto le habia agradado el aparato y pompa con que se habia celebrado en San Sebastian el gran dia de Corpus, uno de los más clásicos que la Cristiandad tiene consagrados á la Religion desde el Pontificado de Urbano IV para confusion de los heterodoxos que tanto abatieron la grandeza de este misterio. La Infanta vió la procesion desde el balcon de Palacio, y concurrió mucha gente de Francia. Habiéndose terminado felizmente la dilatada conferencia de la Isla de Faisanes el lúnes 31 de Mayo, llegó el mártes á las dos de la mañana un extraordinario despachado al Rey, noticiándole haberse ajustado ya la gran paz del Pirineo, y que así S. M. podia salir luego de San Sebastian para Fuenterrabía á fin de hacer las entregas reales de la Infanta á su futuro esposo Luis XIV, que tambien estaba ya en San Juan de Luz con su madre Ana de Austria, y ratificar con solemne juramento los artículos de esta nueva Confederacion anhelada por ambas naciones. Alborozada nuestra Córte con tan alegre noticia, determinó el Rey la partida para el siguente dia 2 de Junio, y en efecto, salió á las nueve de la mañana, haciéndosele los mismos honores que á la venida, y habiendo llegado á la Herrera se embarcó en la gabarra de la Ciudad que tiraban á remolque varias lanchas de ella, y S. M. fué á comer á Rentería, continuando de allí el viaje á Fuenterrabia, donde entró aquella misma tarde. El dia 3 se efectuaron los Reales Desposorios en la Parroquia de aquella Ciudad por el Obispo de Pamplona entre la Infanta y D. Luis de Haro, en nombre de Luis XIV, de quien tenia poderes, y en los siguientes se ejecutaron aquellas grandes vistas de ambos monarcas, una de las mejores funciones que se habian visto á la raya de los dos Reinos. Se hizo la entrega y se ratificaron los capítulos del Tratado.
El 14 vino á San Sebastian el mismo D. Luis de Haro, y se hospedó en las casas del general Oquendo, acompañado de sus hijos. Luego que entró en ella llamó á los del Ayuntamiento, y les declaró haberse dignado S. M. remunerar á la Villa por sus importantes servicios con el ilustre título de Ciudad, cuya gracia no se divulgó, sin embargo, hasta el año de 1662, en que expidió el Rey su Diploma en Madrid, con fecha de 7 de Marzo, el cual, por ser tan notable, se ponen aquí sus principales cláusulas, que son como se sigue: «Don Felipe >IV de este nombre, por la gracia de Dios, Rey de Castilla, etc. Saved »que teniendo consideracion á los servicios que me ha hecho en di- >ferentes tiempos la Noble y Leal Villa de San Sebastian, y con aten- »cion tambien á haver asistido Yo en ella en ocasion tan grande со- >mo la conclusion de las Pazes de mi Corona con la de Francia, y >casamiento de la Infanta D. María Theresa, mi Hija, para que quede >con señales de quan agradables me han sido sus servicios, de mi pro»prio motu, cierta ciencia y poderío Real absoluto de que en esta parte >quiero usar, he resuelto hacer la merced como por la presente se la >»hago de intitularla como la intitulo Noble y Leal Ciudad de San Se- >bastian, para que de aquí adelante lo sea, y se llame assi...» Son muchas otras Reales Cédulas que dirigió este Gran Monarca á la Ciudad, distinguiéndola con los términos más honorificos y expresiones regaladas de su Real cariño, las cuales omitimos por evitar molestia, y no engrosar demasiado este volúmen, sólo sí diciendo que varias de ellas pertenecen á materias de guerra y fortificaciones.


1665- 1700


Carlos II de España

Carlos II de España, llamado «el Hechizado» (Madrid, 6 de noviembre de 1661-ibídem, 1 de noviembre de 1700), fue rey de España entre 1665 y 1700.nota 21

Hijo y heredero de Felipe IV y de Mariana de Austria, permaneció bajo la regencia de su madre hasta que alcanzó la mayoría de edad en 1675. Aunque su sobrenombre le venía de la atribución de su lamentable estado físico a la brujería e influencias diabólicas, es probable que los sucesivos matrimonios consanguíneos2​ 3​de la familia real ocasionaran sus graves problemas de salud, con síntomas como musculatura débil e infertilidad.4​ Algunos autores han sugerido que el heredero padecía síndrome de Klinefelter.5​ Todo ello acarreó un grave conflicto sucesorio, al morir sin descendencia y extinguirse así la rama española de los Habsburgo.

A Carlos II se le ha atribuido el inicio de la decadencia española, pero la historiografía del siglo XXI ha cuestionado tanto esto como la gravedad de la salud del monarca, quien junto a sus hombres, logró mantener intacto el imperio frente al poderío francés de Luis XIV, consiguió una de las mayores deflaciones de la historia, el aumento del poder adquisitivo en sus reinos, la recuperación de las arcas públicas, el fin del hambre y la paz. Por estos logros, autores como Luis Ribot lo califican de «ni tan hechizado ni tan decadente».6


@ - SUMARIO : Carlos II: amenazan en su reinado á San Sebastian y otras fortalezas de Guipúzcoa ejércitos y armamentos de Francia: solicitacion de D. Juan de Austria para que, à influjo de la Ciudad y Provincia sea expelido del Reino un áulico caracterizado: bajeles de Reales Armadas aprestados en Pasajes: acércase á San Sebastian la escuadra holandesa con tropas auxiliares: se apura la obra de sus fortificaciones: Escudo de Armas de la Ciudad, su significacion y tambien la de las armas de Guipúzcoa: estrages del Castillo de la Mota con explosion de la pólvora: la titulo de M. N. y M. L. que nuevamente se da á San Sebastian. 

1665.- Muerto Felipe IV en 1665, y sucedídole en la soberanía Carlos II, durante su minoridad administraba los negocios de la Monarquía la Reina Madre Gobernadora D.ª María Ana de Austria: á madre é hijo besó mano en nombre de la Provincia de Guipúzcoa D. Blasco de Loyola, Secretario del Despacho Universal, presenciando este acto muchos Grandes, Títulos, Ministros y Caballeros particulares que concurrieron á Palacio. Rehusando la misma Reina Gobernadora entregar á Luis XIV el Brabante y otros Países Bajos á que pretendia tener derecho, se declaró guerra abierta entre ambas naciones el año 1667. Recelóse con justos motivos que tal vez pudiera el Rey Cristianísimo emprender alguna tentativa contra la plaza de San Sebastian, aunque el principal teatro de la guerra fueron los mismos Países-Bajos. Escribió, pues, Ciudad á la Reina Gobernadora, manifestándola lo fervorosos que estaban sus vecinos, preparados para defender padre por hijo este importante presidio, á lo que respondió con fecha de 18 de Junio del mismo año, agradeciéndole su celo, y añadiendo que à fin de ponerse la Ciudad con la seguridad que convenia, se estaba con cuidado en hacer las prevenciones que fueren necesarias; y en 18 de Julio mandó S. M. se cоlocase en el puerto de Pasajes, para su resguardo, la gran cadena de fierro, por recelos de la Armada que levantaban los franceses en la Rochela, pudiendo sospecharse que parte de ella tocase en estas costas, y sorprendiese á dicho puerto, habiendo avisado tambien el Duque de San German, Capitan General, y la Provincia estuviese prevenida la gente para acudir á las plazas de San Sebastian y Fuenterrabía en caso de invasion, pues habian llegado algunos navios franceses hácia Endaya.
1669.- En 1669 recibió la Ciudad oficio de la Provincia, remitiéndosele copia de cartas de la Reina Gobernadora y Presidente del Consejo, en respuesta á las que escribió dicha Provincia á S. M., enviando originalmente la que dirigió á Guipúzcoa el Infante D. Juan de Austria, en que solicitaba su influjo para que fuese desterrado de España el P. Eberardo, Confesor y Privado de là Reina, á cuyas venganzas y ódio mortal atribuía el Príncipe sus persecuciones y trabajos. Aprobó la Reina la conducta y circunspeccion con que procedió la Provincia en un asunto tan vidrioso y delicado; y cuando tiempos adelante, entró al Gobierno de la Monarquía el mismo D. Juan, felicitáronle por ello en nombre de San Sebastian D. Miguel de Aramburu y D. Juan de Idiaquez Isasi.
1671.- Hallábanse surtos en el puerto de Pasajes en 1671 varios bajeles de la Real Armada, que salieron á la mar bajo el comando del General D. Juan Francisco Roco del Castilla, y ene 1674 estaba igualmente la Capitana Real, para cuyo resguardo y alejar insultos de enemigos, proveyó la Ciudad anduviesen rondando chalupas á la boca del mismo puerto de Pasajes, quedando muy satisfecha la Reina Gobernadora de este servicio, quien en carta de once de Junio hizo á la propia Ciudad la insinuacion siguiente: «Ha parecido deciros ha sido para Mi muy >grata esta noticia por la importancia de asegurar un galeon de tanta >fortaleza y representacion, siendo muy propio de vuestro atiguo cеlo». Este galeon y Capitana no zarpó de Pasajes hasta el año siguiente de 75, dotándola con marinería guipuzcoana á las órdenes del almirante D. Antonio Castaños.
S.- Habiéndose formado aquella poderosa liga entre España, el Emperador Leopoldo, el Elector de Brandembourg, todos los Principes del Imperio, Inglaterra, Holanda y Dinamarca contra la potencia preponderante de Luis XIV, peligrosa al equilibrio de la Europa, sin embargo de haber sido teatro de la guerra los Países Bajos, hubo grandes aparatos marciales con que la Francia amenazaba á la provincia de Guipúzcoa en dicho año de 1674. Su Capitan General, D. Baltasar de Rojas y Pantoja habia encargado á la Provincia el mes de Mayo se pusiesen algunos naturales del país á defender los esguazos del rio Bidasoa contra las tropas francesas que se iban juntando en la de Labort, y que en breve llegarían hasta 10.000 hombres al comando del Mariscal Albret, que desde Burdeos se transfirió á Bayona, donde esperaba se le agregasen el Marqués de Puyana, Conde de Tolonson, Vizconde de Abremon, con algunas milicias, asegurándose que todas estas fuerzas se dirigian al sitio de Fuenterrabía, á cuya plaza iba á encerrarse el mismo Capitan General. Con efecto, ya empezaban á moverse dichas tropas en Labort, al parecer para invadir á Fuenterrabía y San Sebastian, y en esto la Diputacion á guerra de Hernani recibió órdenes del Rey, para que se supliese la falta de tropa arreglada con los naturales de la Provincia, y que sobre todo, estuviesen prevenidos hasta mil hombres para acudir á donde urgiese más la ocasion, y con este motivo se juntó la Provincia en el mismo Hernani. A principios de Agosto se descubrió una armada holandesa de 45 bajeles, y su General el Almirante Tromp entró en San Sebastian, dejando á vista de su puerto dicha armada, y despues de haberse mantenido siete dias en la Ciudad, fué á Pasajes, aunque tampoco aportó aquí la escuadra, en la cual venia tambien el Conde de Hornes para Comandante de la Infantería. Sin embargo de no haber saltado á tierra la tropa holandesa, empezaroń á retirarse desde Bayona las milicias de Bearne y Bigorra, temerosas del armamento bátavo, y de las gentes auxiliares que traía, bien que quedaron en la misma Ciudad de Bayona dos mil hombres de guarnicion y varias partidas de caballería, y aún se mandó al mariscal Agramont pasasen de nuevo á la frontera las tropas que se habian retirado.
Continuando estos bélicos aparatos, se hicieron á la vela desde el puerto del Pasaje varios navios de la Real Armada, para cuyo remol que fué menester se pidiesen á la Ciudad hasta diez y seis lanchas. Además, como no obstante las conferencias de Nimega, entre las potencias beligerantes se vivia con recelo de que llegarian á romperse hostilidades en el Reinado de Cárlos II entre las casas de Austria у Borbon, vinieron repetidas instancias de la Corte, para que con toda actividad se acábasen de perfeccionar las fortificaciones exteriores y baluartes de San Sebastian. Esto sucedió hasta el año 1682, y en la misma época despachó el Rey Cédula aprobando el establecimiento de un Consulado y Casa de Contratacion en San Sebastian, del cual se hablará despues, y entónces mismo con fecha de 24 de Mayo por el Rey de armas la certificacion del escudo de las que usa esta república desde inmemorial tiempo, y consiste en una nao ó fragata de plata con ondas de mar igualmente plateadas, sobre campo azul, con su coronel y orlas de oro matizado encima, y á la circunferencia por el rededor una inscripcion que dice: Por Fidelidad, Nobleza y Lealtad ganadas: y en el medio dos S.S, esto es, San Sebastian. Ignórase cuándo hubiese comenzado á distinguirse la Ciudad con estas insignias, cuya organizacion representa con energía y propiedad del arte de blason, sus hazañas por mar en servicio de los soberanos de Nabarra y Castilla; pero se puede creer tendría principio este notable escudo de armas desde que se introdujeron las significaciones geroglificas de nobleza y acciones ilustres, cuya primera regla, á lo ménos, segun las reglas del sistema actual heráldico, es bastante incierta; pero apénas pasará de los siglos medios y constitucion feudad. La misma incertidumbre de su orígen se nota en el antiguo escudo de armas de la Provincia de Guipúzcoa, cuya investigacion ha ejercitado las especulaciones de varios ingenios; bien que se nos hace probable que el retrato de aquel monarca sentado sobre su trono, con púrpura y espada ó cetro en mano, representa á D. Alonso VIII de Castilla, en cuyo reinado se incorporó Guipúzcoa á la misma Corona de Castilla, aunque los tejos sobre ondas de mar serán, sin comparacion, mucho anteriores, y dificiles de averiguar sobre su principio: pueden tal vez aludir á los tres partidos en que tiempos atrás se dividia Guipúzcoa, y eran los dos valles de Mondragon y Segura y la marina, como pensaron Garibay y Oihenart. Lo cierto es que aquellos tres árboles se dibujaban en el escudo de dicha provincia mucho antes que la Reina D. Juana le añadió en cuartel separado las doce piezas de artillería, por más que Henao hubiese creido lo contrario, bien que el mismo vino á desengañarse cuando se le manifestó un escudo muy antiguo, en que estaban los tres árboles ó tejos, y nosotros hemos visto otro igual en que se selló la sentencia arbitraria entre San Sebastian y su Preboste el año de 1488, en Juntas generales de Hernani. En las últimas que se celebraron por la Provincia en Tolosa el de 1787, propuso por asunto á los eruditos la averiguacion de lo que significa aquel monarca sentado en su sólio; pero poco se puede indagar más de lo dicho.
@ - 1674.- ALCALDES: 
.- Luiz de Beroiz y Miguel de Peredo
@ - 1674.- ALCALDES: 
.- Luiz de Beroiz y Miguel de Peredo
@ - 1682, mayo,24 .- Una caja de hojadelata y en ella una cartera forrada en terciopelo verde con dos escudos de plata de las armas de esta Ciudad y sus cuatro cantoneras y manillas de plata y dentro de esta cartera una certificación del mismo escudo dada por el Rey de Armas de Castilla, su fecha en Madrid a veinte y cuatro de Mayo de mil seiscientos y ochenta y dos, y una copia de diferentes informaciones y autos obtenidos a pedimento de esta Ciudad sobre el uso del Privilegio que tiene para que dentro de las casas de ella ninguna persona pueda ser presa por deuda civil y otros papeles sobre lo mismo, todo en ochenta y nueve hojas.

@ - 1683.- ALCALDES: 
.- Agustín de Asúa e Ignacio de Leizaur

1684.- Proseguia con ardor en 1684 la guerra de España y Francia durando todavía la famosa liga de Augsburgo, en que habian entrado á más de España otras potencias de Europa, contra el poder excesivo de Luis XIV, siendo dicha liga obra de Guillermo Nassau, Principe de Orange. Divulgóse el rumor del movimiento de las tropas francesas, que se recelaba se encaminarian á Guipúzcoa. Movido de este recelo, participó Cárlos II á la Ciudad de San Sebastian en 7 de Febrero del dicho año de 84, que por lo mucho que importaba poner en estado de defensa aquella plaza y otras inmediatas, habia mandado S. M. se juntasen algunos doblones, que traeria el Duque de Canzano, prometiendo otros mayores socorros de víveres, municiones y dinero, y recordando á la Ciudad atendiese como siempre á su propia defensa, y apurase sobre todo la conclusion de las fortificaciones delineadas. Hácia este tiempo se estaban ofendiendo mútuamente con baterías la plaza de Fuenterrabía y el burgo de Endaya, donde de órden del Rey Cristianísimo se construía un castillo en tal proporcion, que dominase por su situacion ventajosa, así á la misma plaza de Fuenterrabía como al desembarcadero del Vidasoa, por lo que, agravándose los recelos de que estos bélicos aparatos vendrian á parar en sitiar á San Sebastian, fué enviado de la Córte el grande Ingeniero Octaviano Meni para continuar la obra de las fortificaciones exteriores. Fueron todavía más fundados estos temores, cuando se supo que el Mariscal de Bellefont habia llegado yạ á Bayona con varias tropas de infantería y caballos, lo que avisó al Rey la Ciudad, y mereció que le respondiese con data de 28 de Marzo expresando cuánto se procuraba y atendia á su resguardo y defensa, para cuyo fin se habian remitido diferentes cantidades de dinero al Duque de Canzano, y seguirian otras más, y con fecha de 25 de Abril se recibió otra carta del Rey con noticias de haberse ordenado por S. M. se enviasen 10.000 doblones, y que de Bilbao y Cádiz se proveyese la pólvora necesaria para defensa de la Ciudad y demás plazas de Guipúzcoa: que la infantería que se iba levantando en Castilla con destino á Flandes guarneciese dichas plazas, á donde pasaría tambien Juan Compin, maestro artificial de fuegos, para instruirá los artilleros y demás oficiales de los presidios. Poco antes habia penetrado el ejército francés hasta Roncesvalles por el Pirineo con 13.000 infantes y 3.000 caballos, apoderándose de Burguete y otros puestos, bien que luego retrocedió á San Juan de Pié del Puerto, y segun aviso del Duque de Canzano á San Sebastian, el intento del enemigo era dividir sus operaciones bélicas por Cataluña, Nabarra y Guipúzcoa, hallándose toda la escuadra francesa en Brest para facilitar las que se dirigian contra esta última, y aún añadia correr voces de que el Marqués de Buflers con más de 12.000 hombres y una armada, se iba acercando á sitiar á Fuenterrabía. La Provincia habia mandado con estos temores estuviese pronta á primera órden la gente más escogida de sus pueblos para resistir á la invasion con que, por momentos, estaba amenazando la Francia, y convocó junta para Rentería. Llegado el año de 1685, cada dia se iban aumentando recelos de los movimientos del enemigo, y más cuando ya en Agosto se supo haber entrado el 6 del mismo en Bayona el Marqués de Buflers con el intendente general de Francia, por lo que luego se emprendió poner en estado de defensa al Castillo de la Mota de San Sebastian, por órden expresa del Rey, persuadiéndose el Duque de Canzano, que segun las actuales circunstancias, solo podia retraer al ejército del Rey Cristianísimo de plantar sitio sobre la Ciudad la imposibilidad de rendir la insuperable fortaleza del mismo castillo. Con efecto, no llegó á verificarse dicho sitio, y así quedaron las cosas hasta el año de 1688.

# 1685.- ALCALDES: 
.- Juan Bautista de Zuaznábar y José de Egoabil
# 1688.- Una de las tempestades más deshechas que se tiene noticia haber experimentado San Sebastian, sucedió á 7 de Diciembre del mismo año. de 88, habiendo volado parte del castillo de la Mota con una violenta explosion de la pólvora inflamada por algunos rayos que cayeron, de cuyas fatales resultas murieron desgraciadamente varias personas, quedaron sentidos los edificios, y padecieron hasta las iglesias mismas, situadas á raíz del monte, sobre cuya cumbre se halla dicho castillo. La Ciudad procuró resarcir los daños causados por este terrible fracaso, y no tardó en recibir una carta expresiva del monarca con fecha de 24 del mismo mes, dándole gracias por su celo, y participándole venian algunos socorros de la Corte para subsanar los perjuicios. No es esta la única vez que San Sebastian se haya visto consternada con tan trágico suceso, pues en 4 de Diciembre de 1575, habiéndose levantado un furioso huracan se precipitó sobre el mismo castillo un gran rayo, volando 25 barriles de pólvora, y arrojando su violencia varios maderos chamuscados encima de los tejados de la Ciudad, señaladamente en las casas del Secretario Juan de Arbelaiz, de que sobrevinieron muchas desgracias. La Ciudad, en recuerdo de tan funestos acontecimientos, y para que en adelante la preserve Dios de semejante azote, cada año hace pública rogativa el dia de la Concepcion de Nuestra Señora y su octava; en esta última con procesion claustral, llevando la devota imágen del Coro. ¡Ojalá que para evitar el peligro se pusiese tambien en efecto la providencia de trasladar el almacen de pólvora tras el monte de Igueldo como se habia pensado antes entre la Ciudad y el Comandante General Conde de Flegnies, segun sucede en otras plazas de armas!

# 1689.- Habiendo fallecido el siguiente año de 1689 la Reina D.a María Luisa de Orleans, y esperándosele en España á D.ª María Ana Neuburg, con la cual volvió á contraer matrimonio el monarca viudo, escribió á Guipúzcoa el Conde de Oropesa, sobre disposiciones que se habian de tomar para en caso que la nueva Reina arribase á San Sebastian ú otro puerto de la provincia en lugar de ir á parar á Santander, á donde se habia destinado su desembarco. En 1691, á solicitud de la Ciudad, fué convoyando la fragata guarda costa de Guipúzcoa á la Capitana Real del Occéano, de que se manifestó agradecido el Rey á dicha Ciudad en carta de 19 de Agosto. Los inmediatos de 92 y 93 pusieron en algun cuidado á la Provincia y á su Comandante General D. García Sarmiento las tropas francesas que desde Burdeos y la Rochela pasaban á Bayona en número de 15.000 hombres, habiendo conducido tambien al Castillo de Endaya 70 carros con municiones, y asi se proveyó á la defensa de las plazas de San Sebastian, Fuenterrabía y puerto de Pasajes. Continuando el año siguiente de 94 los recelos de invasion, participó el Rey á la Ciudad con data de 9 de Julio haber mandado al mismo D. García Sarmiento lo que habia de ejecutar para la defensa de esta plaza, que, segun se temia, corria peligro la sitiasen las tropas francesas, añadiendo se suministrarian otros auxilios para resguardo de dicha plaza, como correspondia al amor con que siempre procuraba S. M. la conservacion de tan leales y buenos vasallos. Al mismo tiempo se recibieron avisos del Condestable de Castilla y otros personajes, confirmando la noticia de los grandes aparatos que se hacian en Francia y provincia de Labort, y que se habia determinado á enviar tropa arreglada para guarnecer å San Sebastian y otras fortalezas de Guipúzcoa. Siempre se vivia con estos sobresaltos de guerra, hasta que en 1697 se ajustó la paz de Risvuich entre España y Francia, y así en aquel intermedio no se veían sino disposiciones marciales en Guipúzcoa. Sus, moradores se ejercitaban en la disciplina militar renovando aquellos alardes y muestras de armas que desde muy allá acostumbraban hacer ciertos dias los pueblos de dicha Provincia. Cada paso se repetian órdenes de la Córte para perfeccionar las fortificaciones exteriorcs de San Sebastian y de su castillo, como tambien de las de Fuenterrabía, y se trataba de circunvalar con murallas á Guetaria y Motrico,

# 1690.- ALCALDES:
.- Capitán Nicolás de Egoabil y Juan Francisco de Orendain
# 1693.- ALCALDES:
.- Antonio de Diustegui y Miguel de Loyola 
# 1695.- ALCALDES:
.- José de Viguezal y Martin de Miramón 

# 1698.- ALCALDES:
.- El Sargento Mayor Juan Bautista de Amézqueta e Ignacio de Atristain
# 1700.- ALCALDES:
.- Capitán Alberto Zuaznábar y  Capitán Miguel Besoain

@ - 1696 - ALCALDES:
.- El Gobernador Miguel de Bergara y el Capitán Francisco de Echeberría
@ -1696 # SIDRAS.- Dos Diputados de Rentería representan el contrafuero que ha havido en la Denunciación de un Barco, que conducía Sidra de propia Cosecha, desde aquella Villa a la de Deva; y se responde, con Parecer de Abogado, deber deducir su derecho Rentería en el Pleyto, que sigue con San Sebastián, en este Denuncio ....

@ - 1699.- Con fecha de 15 de Junio de 1699 expidió el Rey un diploma a favor de San Sebastian, añadiendo al título que gozaba de Noble y Leal, el timbre de Muy Noble y Muy Leal, en consideracion á que por otra Real Cédula de Cárlos V de 28 de Diciembre de 1542, se le habia dado igual ilustre denominacion, aún cuando solo era villa, sin embargo de que la Provincia de Guipúzcoa habia puesto tiempos atrás algun reparo aun á solo el título de Noble y Leal, prerendiéndole exclusivamente para sí, como consta del libro de sus Fueros, bien que posteriormente quedó corriente que solo hubiesen de distinguirse con el blason de M. N. y L. la misma Provincia y las Ciudades de San Sebastian y Fuenterrabia, mas no otras repúblicas particulares que habian aspirado á igual epiteto en grado superlativo.
@ - 1700, marzo, 30 .- Una copia fehaciente que está en la misma caja, del Privilegio del señor Rey don Sancho de Navarra y sus confirmaciones, dada con autenticidad del Real Consejo de Castilla por don Joseph Francisco de Aguiriano, secretario de S.M. y escribano de Cámara en Madrid a treinta de marzo de mil setecientos, legalizada de tres escribanos.



1700-1746



Felipe V de España

Felipe V de España, llamado «el Animoso» (VersallesFrancia, 19 de diciembre de 1683-MadridEspaña, 9 de julio de 1746), fue rey de España desde el 16 de noviembre de 1700 hasta su muerte en 1746, con una breve interrupción (comprendida entre el 16 de enero y el 5 de septiembre de 1724) por causa de la abdicación a favor de su hijo Luis I, fallecido prematuramente el 31 de agosto de 1724.

Como bisnieto de Felipe IV, fue el sucesor del último monarca de la Casa de Austria, su tío-abuelo Carlos II, por lo que se convirtió en el primer rey de la Casa de Borbón en España. Su reinado de 45 años y 3 días (partido, como ya se ha señalado, en dos periodos separados) es el más prolongado en la historia de la monarquía española.


#SUMARIO: Felipe V: antes de ser declarado Rey de España, con el rumor de la muerte de Carlos II, bajan tropas á Bayona para invadir á San Sebastian y otras fortalezas de Guipúzcoa: proclamado por monarca entra en San Sebastian, siguiendo su derrota á Madrid: guerra de sucesion, y llega la flota à Pasajes: privilegio de la media descarga, confirmado à la Ciudad: no 1lleva efecto el establecimiento de Aduanas en los puertos marítimos de Guipúzcoa, siendo contrario à sus Fueros.

#1700.-  Toda la Europa estaba puesta en movimiento sobre la sucesion al trono de España, cuando en esto se divulgó el testamento de Cárlos II, último Rey de la Casa de Austria, otorgado en 2 de Octubre de 1700, llamando á la monarquía á Felipe, Duque de Anjou, nieto de María Teresa de Austria, hija de Felipe. IV y esposa del gran Luis XIV, desvaneciéndose los famosos tratados de reparticion que se habian formado entre las potencias que anhelaban la soberania, y en los que se quiso adjudicar á la Francia, con otras provincias, la de Guipúzcoa, por la importancia de los puertos de San Sebastian y otros para el comercio marítimo, que tanto deseaba fomentar el gabinete de París en el Occéano Aquitánico, donde no tenia otros puertos següřos en aquellos descarnados afenales y costa perdida de las Landas entre Bayona y Burdeos, region la más desapacible de Francia, reduci da á unos tristes pinares, y casi insusceptible de la habitacion de los hombres, sin embargo de que una nacion infeliz y fugitiva habia pretendido establecerse alli el siglo pasado.
Habia llegado á tanto en ello el empeño de la Fransia que, habiéndose esparcido el mes de Octubre de 1700 un rumor de haber faIlecido Cárlos II, bajaron luego en posta á Bayona el Duque de Harcurt, los generales de artillería y marina y otros jefes con órden de Luis XIV, quien habia mandado se juntasen en aquellas plazas y sus inmediaciones de 20 á 25.000 hombres con el fin de apoderarse de San Sebastian, Fuenterrabla y Pasajes, y no obstante haber salido falso dicho rumor, fueron continuándose estos preparativos marciales que iban aumentándose hasta el número casi de 40.000 hombres, sacando para ello del castillo de Bayona veinte cañones con tres mil bombas, y aprestándose algunas fragatas en la provincia de Labort, retirando tambien los comerciantes sus efectos, lo que puso en bastante consternacion á Guipúzcoa, que no se descuidó en tomar providencias oportunas en tan inminente peligro, ordenando á los pueblos de Hernani, Rentería, Oyarzun, Astigarraga y Lezo, que estuviesen al arma para acudit al primer aviso, habiendo pedido tambien bastimentos el Capitan General Marqués de Viilafiel para la plaza de Fuenterrabía, la más expuesta á la invasion, y la villa de Lequeitio ofreció á la de San Sebastian iguales socorros, en cuya jurisdiccion se alistaron hasta cerca de 150o paisanos bien armados.
Por fin cesaron tan terribles aparatos con la muerte de Cárlos II y publicacion de su testamento, y aclamado Felipe de Anjou por Rey de España, entró en el territorio de Guipúzcoa á 22 de Enero de 1701; en 27 del mismo, extraviándose algo de su.derroţa ordinaria á Madrid, quiso ver á San Sebastian, á donde habíendo llegado al punto de mediodía, montado sobre un lozano caballo blanco, fué recibido por el Gobierno municipal en la puerta de tierra, presentándole sus llaves en una preciosa bandeja el Alcalde, que lo era D. Josef Mendiząbal, sin embargo de la competencia suscitada por el Gobernador militar de que á él le correspondia con preferencia este acto honorifico. Desde el portal fué conducido el jóven monarca como en triunfo por la calle Mayor, cuyos edificios y los de la plaza vieja estaban exquisitamente, adornados de ricas colgaduras, á la iglesia mayor de Santa María, en cuyo vestíbulo, habiendo desmontado, entró al templo bajo de palio sostenido por los capitulares, cantando entre tanto el Clero que le recibió con las formalidades acostumbradas, en acordes voces alternadas con la armonía de instrumentos músicos, el himno sonoro del Te-Deum. Acabada esta funcion, y salido de la iglesia, donde oró y fué aclamado por su vicario D. Domingo de Larribaherrera, el monarca volvió á partir aquella tarde misma para Hernani, desde donde habia venido, ponderando, dice un escritor, S. M. y muchos Grandes que desde Francia le habian seguido, lo aseado de la Ciudad, y sobre todo la fortaleza del castillo, que la reputaron por inexpugnable. 
#1701.- ALCALDES:
.- Juan Francisco de Orendain y José Mendizabal.
#1702.- ALCALDES:

#1702.- A principios de la guerra de sucesion habia pasado órden el presidente de Castilla á Guipúzcoa, con fecha de once de Septiembre de 1702, para que se atendiese á la defensa del país en una situacion tan crítica en que la armada de las potencias coligadas habia acometido las costas de Andalucía, apoderándose de Rota y Puerto de Santa María, donde se cometieron los más execrables sacrilegios, sin perdonar á la inmunidad del Santuario. Hácia primeros de Junio del siguiente año de 3, las armadas de Inglaterra y Holanda bombardearon a Belle-Isle en Bretaña de Francia, lo que puso en bastante cuidado á San Sebastian y restante de Guipúzcoa, recelándose que aquel poderoso arnamento vendria tal vez á ejecutar lo mismo con los puertos de la Provincia, sobre cuyos temores se avisó al Rey, y se tomaron providencias oportunas para precaver el peligro, y se escribió al Duque de Ciudad-Real, Coronel de la gente armada de Guipúzcoa, para que cuanto fuese posible acelerase su venida á la defensa de la pátria, y se dió órden á la Ciudad para que velase sobre la seguridad de su puerto y del de Pasajes, á donde acudieron tambien de socorro las repúblicas más cercanas. 
#1703.- ALCALDES:
.- José Antonio de Leizaur y Martin de Aguirre Miramón 
1703
# SO LDADO S. Llamanse á la Junta á los Capitulares del Gobierno de .rO ya rzu n , sospechosos.en las inquietudes que hubo en Salinas, ¿ entre los Soldados del T e rcio , y ; .^siguen .varios pasages., .
# SO LDADO S. Formanseles Papel de Cargos, y se manda recibir sus ' declaraciones. . • < .
# SO LDADO S. Con vista de ellas> se manda buelvan algunos con Fianzas* . I y prender á otros, **.
# SO LDADO S. Encomiéndase á Nombra* d o s, el, ajuftaj; planta fija para re-* partimiento de Soldados.,. y -que los Pueblos que tuvieren quejas del ultimo reparto i acudan áes* tos. Caballeros, y las propongan por escrito. . . . ♦ *,
# SO LDADO S -. T pt»a la Juncadeterm i« ■ o-* nación en la Causa de tas. Capt* tulares.de Oyarzun vsolkc zkqo* . Sos dqrkts., Soldados
# SO LDADO S-  P arecer de los Nombrad o s , con el repartímiénto de  Sold a d o s. .

#1704.- El año inmediato de 1704, se habilitaron en el mismo puerto de Pasajes la Real Capitana y Almiranta, las cuales zarparon dé allí en 9 de Marzo, y el Rey escribió á San Sebastian lo servido que habia quedado del celo con que.dió la Ciudad hasta 200 marineros de los más acreditados para la dotacion de estos bajeles, y además los refrescos, sin admitir otros que justamente se les debieran suministrar á cuenta de la Real Hacienda, y enviando además con alguno de los más distinguidos capitulares varias lanchas para ayudar á la salida. En este tiempo se pasó un oficio en nombre del Rey Cristianísimo por Mr. Dubarbier sobre cuán satisfecho se hallaba de la fidelidad constante de Guipúzcoa á su Rey legítimo Felipe V, y desvaneciendo el sentimiento pundonoroso que habia manifestado la Provincia por haber creido hallarse persuadido aquel Ministro se daria por ofendida la Provincia misma de que se enviasen tropas francesas á la guarnicion de San Sebastian y Fuenterrabía, cuando lo requiriese así el peligro de ambas
#170
1706
# SO LDADO S.- D ase u so á u n D e sp a ch o , q u e in h iv e a la Justicia O rd in a ria d e A le g ría del c o n o c im ie n to d e la C a u s a d e u n S o ld a d o d e G uardias d e C o rp s . . .

#1710.- ALCALDES:
.- José Antonio de Leizaur y Domingo Gregorio de Yunybarbia

@ - 1710 - # SIDRAS.- Parecer sobre el libre tránsito de Sidras...

#1711- SIDRAS.- Pregunta la villa de Motrico lo que deberá executar con un Eclesiástico que vende Sidra a más precio que la Tasa; y se le responde, que avise si tiene alguna Ordenanza, y el estilo o costumbre, en que se ha corrido hasta aqui ....
#1716.- ALCALDES:
.- Pedro Ignacio de Atorrasagasti y Capitán José de Iriarte


1719


Sitio de San Sebastián por el Duque de Berwick


1719.- Sitio de San Sebastian por el Duque de Berwick, hasta que llegaron á evacuar la plaza las tropas del Rey Cristianísimo: refiérese por menor todo lo ocurrido en esta guerra. 

@ - 1719 - En 1719, fue sitiada por un ejército francés de 16.000 hombres al mando del duque de Berwick; abiertas dos brechas por la artillería, se entregó la población mediante honrosísimas condiciones. Retirada la guarnició al castillo, hizo tan bizarra defensa, que los franceses se disponían ya a convertir el sitio en bloqueo para marchar el ejército al Rosellón, cuando se introdujo una bomba en el almacén de víveres, y con éstos se quemaron también el hospital y la botica. Semejante acontecimiento obligó a los sitiados a capitular, saliendo con todos los honores de guerra para Pamplona. Dos años después volvieron a incorporarse San Sebastián y Guipúzcoa a la Corona de Castilla.

1. Entre las capitulaciones asentadas por las potencias beligerantes en Utretch, año de 1713, quedó estipulado se cediese al Duque de Saboya la isla de Sicilia, con expresa cláusula de que nunca la hubiese de enajenar, y caso que faltase sucesion legítima en esta ilustre casa, volviese á incorporarse por reversion aquel Estado con la de España. Sin embargo de este solemne pacto, por no acomodar al Duque aquella isla, pasó á trasmitirla al Imperio en permuta del Reino de Cerdeña, que se le habia adjudicado al Duque mismo. Conmovió á la Córte de España una trasgresion tan manifiesta del tratado, y sentida muy á lo vivo mandó pasasen á Sicilia varias tropas arregladas, en cuyas expediciones quiso la fatalidad se perdiesen todos los navíos de San Sebastian, que hallándose ya destinados para la pesca de ballenas, se emplearon en esta jornada con el perjuicio de cerca de cien mil pesos. El Emperador, la Inglaterra y Saboya, ofendidos de la entrada de nuestro ejército en Sicilia, y queriendo hacer persuadir al mundo que España era la infractora de lo estipulado en Utretch sobre este artículo, apretaron eficazmente al Duque de Orleans, Regente de Francia por la minorenidad de Luis XV, para que, como garante de aquel célebre tratado, lo sostuviese, moviendo el impulso de sus armas ofensivas contra la misma España, á quien sindicaban de haber violado la religion de un público convenio, que dió fin á la dilatada y sangrienta guerra de sucesion. Vióse el Ministerio de Francia en el lance más crítico y apretante, mirándose precisado por las importunas sugestiones de los Gabinetes de Viena, Londres y Turín, á romper contra toda su voluntad con un Soberano nuestro que habia salido del seno de la misma Francia, y cuyos irrefragables derechos á la monarquía Española habia sostenido á costa de tanta sangre, manteniendo firme sobre sus sienes la Corona, que se esforzaron á hacerla bambolear diversas provincias preponderantes de la Europa. Raro fenómeno de la política y del estadismo, ver divididas entre sí dos naciones, las más coligadas en sus intereses recíprocos. ¡Hacerse hostilidades una á la otra, cuando una y otra están de paz! Por eso, con razon, llamaron á este rompimiento guerra galana, en la que en medio del estruendo bullicioso de las armas faltaba á los ánimos aquel furor é irritacion que hace tan terribles las ejecuciones marciales y belicosas. Entonces fué cuando se vió excusarse á los más famosos generales de Francia, de tomar el comando de las tropas destinadas contra España, pues no se sentian con aliento para ser Jefes de unas expediciones militares dirigidas á una nacion tan amiga, haciéndolos retraer todavía más la tierna memoria de Felipe V, cuyo afecto habia echado profundas raices en sus corazones. Declaróse en fin, la guerra, con extraña admiracion de las gentes, é ya eran principios del año 1719 cuando se receló que su primer teatro sería la provincia de Guipúzcoa, segun el número de tropas arregladas que se iban engrosando en la de Labort, frontera suya. Con tan justos temores, escribió San Sebastian al Rey en 23 de Enero, participándole la cercanía del ejército francés y lo destituida que se hallaba la Ciudad de bastimentos y municiones necesarias para sufrir el riguroso sitio que la amenazaba. Respondió S. M. å este aviso en 30 del mismo mes, por medio de su secretario D. Miguel Fernandez Durán, diciendo, esperaba que caso que los franceses invadiesen esta plaza, haria la Ciudad cuanto se prometía de su celo, y que en punto á la escasez de trigo podia surtirse de Nabarra, Rioja, Asturias ó Galicia, á cuyo fin se expedirian las órdenes convenientes, y para este tiempo habian escrito tambien á la Provincia el Cardenal Ministro Alberoni y el mismo Secretario Durán sobre haber nombrado S. M. á D. Francisco José de Emparan por Comandante. para la plaza de Fuenterrabía, la más inmediata á Francia, y proveido se pusiesen en estado de defensa las demás plazas de Guipúzcoa. A la verdad no estaba la de San Sebastian en disposicion para resistir por largo tiempo á la invasion del enemigo, por más que se esforzase el valor generoso de sus habitadores, Sin embargo de ser esta fortaleza una de las más afamadas de España, las murallas del lienzo oriental, ó de la Zurriola, obra de mampostería, no podian rebatir los sacudimientos impetuosos de la artillería gruesa: su guarnicion apenas pasaba de un regimiento: los viveres escaseaban: faltaba, en una palabra, lo más esencial para tolerar las incomodidades y trabajos de un asedie. Vino, en fin, por Comandante interino de las armas de Guipúzcoa el Mariscal de Campo D. Blas de Loya, en lugar del Principe de Campo-florido, quien tuvo órden de transferirse á la Córte, y algunos ingenieros con el mismo Loya para poner en pié respetable las fortificaciones de la provincia; pero se conoció desde el principio de la guerra, que nunca tomó con empeño el Ministerio de España la conservacion de las dos plazas de San Sebastian y Fuenterrabía, pues los preparativos se disponian con notablefrialdad, porque siempre hizo poco caso nuestra Córte de un rompimiento que la Francia ejecutó contra toda su voluntad, y solo sí instigada de las tres potencias referidas antes, para sostener una pura garantía, fuera de que nuestras tropas regladas se hallaban en Sicilia, y era imposible guarnecer con ellas las dos expresadas plazas. Ello fué entrando en España el ejército francés comandado por el Generalísimo Duque de Berwick, hijo del despojado Jacobo II, Rey de Inglaterra, aquel céleble guerrero que hizo admirar tanto su conducta y su talento militar en la sangrienta batalla de Almansa del año 1707, y en otras acciones ruidosas. Apoderóse el Mariscal de Campo Mr. de Cadrieu, destacado por el Teniente General Marqués de Silli, con siete batallones de Vera, pueblo de Nabarra, y desde allí penetró á Irún, primer lugar de Guipúzcoa, por los desfiladeros de montes el dia 20 de Abril; y enen los siguien tes fué juntándose todo el dicho ejército, habiendo rendido primero despues de una valerosa resistencia de la guarnicion, que quedó prisionera de guerra con su Comandante D. Juan Barradas, el Castillo de Behobia, situado sobre el rio Bidasoa, el mismo Marqués, el cual pasó el 23 por Oyarzun y Rentería á Pasajes, y tomó el fuerte de Santa Isabel y la torre de la Ciudad, que solo estaba defendida por su .Regidor D. Tomás Nardiz y 36 hombres, bien que tuvo tiempo aquel para clavar la artillería, y retirarse á la misma Ciudad, la cual, estimulada de su pundonor, sin embargo, le hizo causa por la rendicion de aquella fortaleza suya, que desde siglos muy atrás estaba confiada á su cuidado, aunque hizo la defensa que pudo, á pesar de las baterías que asestaron los franceses desde el fuerte de Santa Isabel. Ya para este tiempo habia publicado el Comandante General Don Blas de Loya un manifiesto declarando que ciertos papeles esparcidos por Claudio Dufay, Teniente General de los ejércitos de S. M. Cristianísima, y Comandante de las fronteras de España, sobre que tenia órden del Duque de Orleans, Regente de Francia, para tomar bajo su proteccion todos los pueblos sujetos á la Monarquía de España que se le rindiesen, y al contrario de tratar con el más severo rigor de la guerra los que se hallasen con las armas en la mano, eran falsos enteramente y forjados por el mismo Dufay, y que así, ningun pueblo de la Provincia admitiese tropas francesas en su jurisdiccion con título de buena armonía y amistad. El mismo General Loya se retiró desde San Sebastian á Hernani, para dirigir desde alli sus órdenes, de comun inteligencia con la Diputacion á guerra de la Provincia, que tambien habia plantificado en aquella villa su plaza de armas, segun costumbre antigua, por ser república muy inmediata á las dos fortalezas de Fuenterrabia'y San Sebastian.

2. Para la defensa de esta última vino por Comandante el Brigadier D. Alejandro de la Mota. Desde el 15 de Mayo en adelante, fueron entrando en Guipúzcoa el Duque de Berwick y gran número de tropas, que venian de las fronteras de Cataluña, donde se creyó al principio que sería el teatro de la guerra, y entre ellas bajaron el Príncipe de Conti, Generalísimo de la Caballería, cinco Tenientes generales, muchos Mariscales y Brigadieres, y hasta el Intendente y Preboste General de los ejércitos del Rey Cristianísimo: por secretario de Berwick, venia el Comisario de Guerra Mr. Echeverri, natural de Urruña, y padre de aquella insigne mujer Madama Echeverri, fundadora del Seminario de Azparren, cuyas virtudes heróicas que andan impresas en su historia impresa en Aviñon, edificaron á toda la Diócesis de Bayona, y merecieron la calificacion de muchos Prelados de aquel Reino: en toda se componia el ejército subordinado á Berwick, de 10 Tenientes Generalès; 17 Mariscales de Campo; 66 batallones de infantería; 60 escuadrones de caballería; 11 regimientos de dragones; un batallon de artillería; 25 ingenieros con algunas compañías de minadores á que se seguia el tren de 40 cañones de batir y 24 morteros; bien que no todas estas tropas, especialmente la caballeria, entraron en Guipúzcoa, por ser su terreno estéril para forrajes. El 16 de Mayo reconoció Berwick personalmente el fuerte de Santa Isabel y la torre de Pasajes, y mandó dar fuego á seis navíos de línea que, por órden del Rey Católico, se estaban construyendo en las gradas del Canal por Simon de Celarain, con otros bajeles que ejecutaba Lorenzo Arzueta, llegando el daño á más de dos millones, segun el Marqués de San Felipe; pero se aprovechó el enemigo de la jarcia, velamen, arboladura y tablazon, que fueron conducidas á Bayona en pinazas. Venido el dia 28 se puso formal sitio sobre la plaza de Fuenterrabía con dos formidables baterías, y habiendo llegado expreso de Paris para empezar á hacer fuego, quedaron á poco tiempo abiertas brechas capaces, apoderándose primero el vencedor del baluarte de la Reina y Medialuna de San Nicolás. En 16 de Junio hizo llamada el Gobernador Comandante de la Ciudad D. Francisco José de Emparan, despues de una vigorosa defensa, y capituló con partidos ventajosos y todos los honores de guerra, pasando la guarnicion á Pamplona. En efecto, ya era inevitable el asalto, para cuya ejecucion se iban desfilando 30 compañías de granaderos con 4000 fusileros. Por ese mismo tiempo habia entrado e! Rey Felipe V en Nabarra, acompañado de la Reina, el Cardenal Alberoni, el Príncipe Pío, y de los Secretarios Don Miguel Fernandez Duran y D. José Patiño, y se internó S. M. hasta la villa de Lesaca, conducido en una litera, por no sufrir carruaje la intratable aspereza de los caminos. Luego que se divulgó en el ejército contrario la cercanía del Católico Monarca, que ya no distaba de las tropas francesas sino el corto espacio de cuatro ó cinco leguas, se tuvo por positivo que venia á socorrer la plaza y el castillo de San Sebastian con un ejército que le seguia de 15.000 hombres, que se juntaron á toda prisa; pero como luego sucedió el regreso de S. M. hácia Pamplona, desde donde fué continuando el viaje á Madrid, se desvanecieron estas apariencias, y todo el mundo se dejó persuadir no haber sido otro el motivo de tan impensada jornada del Rey, que el hacer recuerdo á los Jefes franceses, y aún á todo el ejército que tan cerca se hallaba, de que el monarca, contra cuya plaza se habian dirigido estos movimientos y hostilidades, era aquel mismo Felipe V, aquel mismo nieto de Luis XIV, aquel Duque de Anjou, á quien ellos mismos defendieron con tanto ardor en la guerra de sucesion, oponiéndose á la desmedida ambicion de las demás Córtes de Europa, que eran las que ahora instigaban á la Francia, bien que tambien tenia parte la emulacion de Orleans y Alberoni, que se tiraban á destruir uno al otro, haciéndose intolerable al Regente el despotismo del Cardenal. Sabido en San Sebastian que el Rey Católico se habia aproximado tanto hácia este pueblo, inmediatamente envió la Ciudad con una representacion atenta dirigida á la Real Persona los Diputados D. Martin de Olozaga y D. Pablo Agustin de Aguirre. Halláronle estos en el lugar de Santesteban de Nabarra, y le hicieron presente en los términos más persuasivos el triste conflicto en que se miraba la Ciudad por falta de presidio, bastimentos y municiones, y que aunque sus moradores estaban prontos á derramar su sangre en servicio de S. M., sería imposible resistir enteramente á las fuerzas superiores del enemigo, que venia acercándose ya á sus muros con 16.000 hombres efectivos; que si se perdia la plaza de San Sebastian, toda Guipúzcoa y aún el Señorio de Bizaya correrían peligro de que se entregasen al dominio de la Francia; y que así proveyese S. M. lo que fuese necesario en tan crítica constitucion. El 23 de Junió se plantó en los alrededores de San Sebastian el Duque de Berwick con los 16.000 hombres referidos, siguiéndole el Príncipe de Conti y Guillermo Stanop, Ministro inglés, que venía pôr celador y como fiscal de las operaciones del éjercito francés, cuyos Jefes no llevaban muy á bien su presencia, habiéndose reparado que úno de los mariscales prorrumpió en execraciones contra una escuadra dė navíos británicos, que entró á bloquear los puertos de Fuenterrabía y San Sebastian. El dia 28, á las seis de la mañana, penetraron hasta Hernani las tropas francesas, y el siguiente dia, al romper la aurora, fueron destacándose desde dicha villa una partida de 500 caballos y 2000 infantes, al comando del Teniente General Silli, y habiéndose encaminado hacia Tolosa, se apoderaron de este pueblo para las nueve, sin ejecutar hostilidad alguna, y despues de haber puesto guardias en la parroquia de Santa Maria y demás iglesias de comunidades religiosas, por evitar cualesquiera excesos de la inconsiderada soldadesca, volvieron á salir dichas tropas á la entrada de la noche, y dejando en los lugares de Villabona, Andoain y Urnieta, guardias avanzadas, continuaron hasta Hernani, donde se incorporaron de nuevo con el ejército, y no dejó de experimentarse algun desorden en el pillaje de ganado y otros comestibles. Aquella mañana el Comandante D. Blas de Loya, quien pasó la noche en la casa de Acelain, de Soravilla, se habia retirado á Villafranca, juntamente con el Teniente General D. Diego de Alarcon y los Diputados á guerra de la Provincia, seguidos de 150 caballos, 180 dragones, una compañía del Regimiento de Asturias y tropas de paisanos. La infantería se alojó en Ataun; pero la caballería y dragones quedaron en Villafranca, que de aquí adelante sirvió de plaza de armas á la Diputacion. El dia 30 fueron agregándose á Berwick en el mismo Hernani mayor número de tropas que vadearon el Urumea cerca de Astigarraga, y algunas otras vinieron avanzando á las eminencias inmediatas de la plaza de San Sebastian por la calzada de Pasajes y caminos de Alza, hasta que hicieron alto á la otra parte del dicho rio Urumea en los contornos de San Francisco.
El siguiente dia, que fué 1.° de Julio, partió de Hernani Berwick con parte de su ejército, y entró en jurisdiccion de la Ciudad, alojándose aquel general en la casería de Ayete sobre el camino que dirige la misma villa de Hernani, desde cuyo paraje, por ser dominante todo el campamento, podia darse giro á las órdenes y disposiciones del sitio: luego fueron viniendo el dia 2 y3 las-restantes tropas que, apostándose en los collazcs más cercanos, dejaron enteramente bloqueada por tierra á la Ciudad. Así quedó circunvalada la plaza, hasta que fuesen llegando por mar la artillería y demás pertrechos para batir sus murallas. Dentro del recinto de la plaza misma, sólo habia de guarnicion tres regimientos de tropa arreglada, y estos muy incompletos, y hasta la mitad faltos de compañías, que eran el de Zamora, Sevilla y Africa, dotados en gran parte de gente imberbe y bisoña, pues hemos oído referir á hombres ancianos, que cuando se rindió el castillo de la Mota y salió la tropa del presidio, los mismos soldados franceses se admiraban de la poca gentileza de los nuestros, por ser muchachos todavía, bien que las compañías de granaderos debian ser gallardas.

3. Ya se habian cortado los puentes de Santa Catalina y de Loyola en el Urumea; se habia mandado por bando público saliese de la Ciudad toda gente inútil de niños y mujeres, aunque quedaron muchísimos, como tambien permanecieron en ella varios eclesiásticos y Comunidades religiosas de hombres, y solo se ausentaron las de monjas, por ser sus conventos de los más próximos al peligro: se habian armado todos los naturales divididos en ocho compañías, que en adelante fueron montando con alternacion las fortificaciones exteriores del hornabeque, que se les señalaron, dando principio para ejemplo de los demás los mismos Alcaldes y otros Capitulares, y sucediéndoles los vecinos más distinguidos, como el Conde de Villalcázar, GentilHombre de la Cámara se S. M. y otros sujetos de suposicion: gran parte de la artillería, y aún la defensa de la isla de Santa Clara se habia encomendado á los marineros, y aunque á todo paisano se destinó cierto salario á cuenta de Rey, rehusaban esta gratificacion todos en general. Ya desde ántes se habia puesto en aviso á la Ciudad, de haber llegado á Oyarzun el Príncipe Pio con 500 caballos y 1500 infantes, y qne se dirigia á San Sebastian, que con efecto, sucedió asi, metiendo algunas tropas en la plaza, la cual despues de haber recono. cido en persona, volvió á salir para Nabarra: para precaver cualesquiera incendios que pudiesen sobrevenir del fuego del enemigo, y sobre todo de las bombas, se habian sacado de la Ciudad los muebles más importantes, y que ménos pudiesen resistir á la combustion: los papeles de su grande archivo se habian conducido por mar á la villa de Motrico, y desde allí los habian internado hasta las inmediaciones de Alaba en el Santuario de Aranzazu, é igualmente se habian exportado los libros de iglesias y otros públicos monumentos al Real Colegio de Loyola: se habian dispuesto además varias máquinas de contrabombas, entre ellas una en la parroquia de San Vicente para preservar el Tabernáculo de toda funesta contingencia por hallarse la iglesia casi pegante á la muralla, frente á la cual se iba haciendo asiento de las principales baterías. Los hospitales para heridos y enfermos se habian preparado en los conventos de San Telmo y Santa Teresa, aquel para militares, y este para paisanos, habiéndose demolido por órden expresa del Rey el de San Antonio Abad, que tenia la Ciudad extramuros en el barrio de Santa Catalina, con la parroquia del mismo nombre, á fin de que no se fortificase en ellos el enemigo. En fin, se habian hecho provisiones y acopios de bastimentos hasta donde pudo alcanzar el esfuerzo y situacion presente. Las villas de Lequeitio, Marquina, Motrico, Zumaya, Zarauz, Guetaria y Orio, ofrecieron á la Ciudad socorros que se fueron introduciendo por mar con gran cautela, haciéndose primero señal para evitar cualquiera sorpresa del enemigo desde la isla de San Anton de la misma villa de Guetaria. Los pueblos de Azpeitia, Azcoitia, Vergara, Cestona,. Legazpia, Villarreal, Lazcano y otros habian enviado tambien compañías de gente armada á San Sebastian bajo el comando de D. Francisco Ignacio de Alcibar y D. Beltran de Ozaeta, las cuales, incorporadas á las de la Ciudad se alojaron en la montaña de Ulia para observar los movimientos del ejército contrario, aunque despues se retiraron de la plaza: otras compañías de paisanos, entre ellas dos de Oñate, se habian puesto entre Guetaria, Orio y monte de Igueldo para resistir las hostilidades que intentaban contra la costa las barcazas inglesas; pues las demás milicias de naturales, que en todo llegaron á 2.000, y eran comandadas por los sargentos mayores de la Coronelía D. Juan Beltran de Portu, D. Manuel de Aranza, D. Domingo Basazabal, D. Pedro Atorrasagasti, D. Miguel Echezarreta y D. Josef Mandiola, mandó la Diputacion á Guerra se retirasen á sus casas por no necesitarse por entonces de ellas, con órden no obstante de estar prontas para el primer aviso. Estos son los preparativos que se habian puesto en ejecucucion hasta que, segun se ha dicho, quedó bloqueada la Ciudad.

4. Llegado el dia 4 de Julio, se observó que hácia las tres de la mañana hicieron avanzar los franceses una partida de 200 infantes á la montaña de Arrobi ó Igueldo, que domina á la isla de Santa Clara á distancia de un tiro de fusil, y al mismo tięmpo se fueron arrimando hácia la propia isla once barcazas de la escuadra inglesa con algunas compañías de granaderos, que la noche anterior se habian embarcado en Pasajes. La isla estaba guarnecida de tres compañías de paisanos y de dos de artillería, y visto que los enemigos intentaban sorprenderla, empezaron los nuestros á hacer fuego, así á las barcazas como á la gente que se habia apostado en el monte de Igueldo, que tambien de su parte disparaban á la isla, ayudándoles tres navíos de guerra que descargaban la artillería, no solo á la isla misma, sino tambien á la pląza por elevacion, lo que obligó á la Ciudad á ponerse toda ella en armas, acudiendo la mayor parte de los vecinos al muelle, hasta que fueron rechazados los contrarios, habiéndoles roto tambien con el cаñon del castillo la verga mayor de la Capitana inglesa. Este mismo dia, indignados algunos vecinos de la osadía con que los franceses andaban robando el barrio de San Martin, sin embargo del fuego que les hacia la artillería de la plaza y del castillo, salieron en número de solos ocho ó diez á perseguirlos, como lo ejecutaron, volviendo con un prisionero. Con fecha de 5 de Julio dirigió la Ciudad alRey otra carta, quejándose de que los militares de la guarnicion iban subiendo muchas vituallas al castillo de la Mota, quedando destituida de ellas la plaza. Tambien añadió á S. M. que, por irse acercando por instantes el enenigo, recurria á su poderoso amparo si llegase el último apuro, condoliéndose, sobre todo de los Eclesiásticos y Comunidades religiosas que estaban dentro del pueblo, cuya sagrada inmunidad llevaba su mayor cuidado. El mismo dia en que se escribió dicha carta, suplicó al Ayuntamiento el Comandante de la plaza D. Alejandro de la Mota, señalase hasta 50 vecinos con su Capitan para defensa de la torre del muelle, y otros 20 y un teniente para guarnecer la Puerta de marina, como se ejecutó, repartiéndolos por turno el alcalde D. Pedro Antonio Amitesarobe, Coronel de las ocho compañías de paisanos, y tambien entró de refresco en la isla de Santa Clara una compañía de tropa arreglada. Este dia nada se intentó por el campo contrario, manteniéndose en sus puestos formando faginas para los ataques, y perfeccionando los puentes de Ergobia y Loyola, sobre el Urumea, para conducir la artillería y morteros, como tambien para que por este medio se facilitase la comunicacion de todo el ejército, á que se añadia andar robando la soldadesca todas las caserías y sus frutos, y tambien el barrio de San Martin, no obstante el gran fuego que se les disparaba desde la plaza y el castillo. Tampoco emprendió el enemigo cosa particular el dia seis, lo que se atribuyó á lo mucho que habia llovido desde el anterior, y solo se supo por un desertor, que se continuaba en perfeccionar caminos, puentes, faginas y gabiones, para abrir trincheras, y que la artillería, morteros, bombas y demás municiones de guerra, aun los tenian en Pasajes. El siguiente dia 7 de Julio, habiéndose recelado por noticias, que aquella noche intentaria alguna empresa el enemigo contra la isla de Santa Clara con los navíos de la Armada, acudieron los vecinos á reforzar los puestos del muelle, su torre у puerta de mar, donde segun la brevedad que permitia el tiempo, se formaron parapetos y algunas baterías de pedreros y cañones, no pudiendo hacerse más por el descuido anterior de los ingenieros en poner en estado de resistencia los desembarcaderos y avances en la bajamar; sin embargo, fueron bastantes estas disposiciones apresuradas de los paisanos para precaver el peligro. El dia 8 no ocurrió más novedad que de haberse sabido por un tambor que habia venido del campo contrario, continuaba este en hacer faginas y gabiones, y concluir los puentes de comunicacion, añadiendo que, segun voz que corria en el mismo campo, se empezaria á abrir trinchera del dia 16 al 20; sin embargo, ya el dia 11 toda la noche empleó el enemigo en la formacion de un camino cubierto, valiéndose de faginas y gabiones terraplenados con tierra que sacaban de la misma zanja en que abrian la trinchera, dando principio desde la casería de Agustin Beinza, sobre la calzada de San Bartolomé, y atravesando las heredades de las caserías de Charcoaga y Oyararte, hasta llegar á unirse con la calzada misma junto á la casa de Aztina, frente al propio monasterio de San Bartolomé, desde donde se tiró tambien otro ramal que, cuesta abajo, venia á parar en el Hospital de San Martin.
Se continuaban con ardor el dia 12 y toda su noche los trabajos de trincheras en los parajes sobredichos; pero no en línea recta, como se habian empezado, sino añadiéndoles un trozo en forma de triángu lo, para que pudiesen bajar las tropas más cubiertas del fuego de la plaza, que les ofendia bastante. Habiendo llegado el dia 13, saliero n de la Ciudad algunos sacerdotes y religiosos con un tambor, á suplicar a Berwick, en nombré de sus iglesias y Comunidades, se dignase mandar no se arrojasen bombas á lo sagrado de los templos, y aunque por entonces se manifestó muy entero el Duque con unas per sonas de tanto carácter sin contestarles nada, sin embargo dió órdenes despues para que no se dirigiese la puntería de los artilleros contra los edificios consagrados á la Religion. La noche de este dia 13 al 14 se iban en aumento las operaciones del enemigo en atrincherarse, pue s emprendió con otro triángulo de camino cubierto en la parte superio é inferior de la calzada de San Bartolomé, levantando además otro retrincheramiento sobre montones de arena con gabiones tras la ermita de San Martin, á manera de un baluarte, que se creyó sería para plantar alguna batería, bien que todavía quedaba muy distante de la plaza. Al mismo tiempo trabajaron los franceses en abrir trincheras en el monte de Igueldo, para ofender desde allí á la guarnicion de la isla de Santa Clara con carabinas rayadas, pues deseaban con mucho ahinco apoderarse de dicha isla, que domina la entrada del puerto. No proseguía con menos teson el dia 14 el enemigo en perfeccionar sus obras, ni tampoco la plaza en disparar la artillería, habiéndose por primera prueba arrojado desde el castillo al campo contrario algunas granadas reales, que hicieron efecto maravilloso, con puntería á las trincheras y á una casería llamadą Beloca, donde se hallaban alojados algunos oficiales. La noche del mismo dia 14 al 15 dió principio el enemigo á la formacion de otra trinchera en los arenales de Ulía, frente á la casería de Arburola, y el dia siguiente, que fué el 15, se observó alguna lentitud en los trabajos, bien que desde la montaña de Igueldo se disparaban carabinas rayadas contra [la guarnicion de la isla de Santa Clara, la cual correspondia por intervalos con las descargas de mosquetería y artillería, no cesando tampoco el fuego de la plaza y castillo, y aunque aquella noche se acercaron á dicha isla hasta nueve barcazas inglesas, con ánimo de hacer 'desembarco en ella, se les obligó á retirarse, y despues que amaneció el dia 16, proseguian los franceses desde las trincheras del monte de Igueldo en incomodar á las compañías de paisanos que defendian la"isla, y al mismo tiempo se supo por un desertor que los enemigos habian bajado al barrio de San Martin algunas piezas de batir de 24, y que tenian otras junto á la casería de Ayete, donde estaba alojado Berwick. Aquella noche se emprendió en el campo contrario una obra superior á las anteriores, pues se abrió trinchera, que empezando á arrancar desde la casería de Arbuloa al pié de Ulía iba discurriendo por los arenales casi pegante á la orilla del mar hasta llegar la línea cerca del puente de Santa Catalina, y se levantó tambien un terraplen de arenas con gabiones frente al convento de San Francisco.

5. La Ciudad, que se hallaba en bastante conflicto por estas operaciones que el ejército enemigo ejecutaba con tanto calor, recibió en 17 de Julio una carta expresiva del Cardenal Alberoni, que de parte de S. M. decia así: «El Rey, que ha visto y oido con su natural clemencia los recursos de V. S. sobre la presente situacion, ha querido que Yo en su Real Nombre, asegure á V. S. que en los benignos efectos de su amor no puede jamás caber circunstancia contraria á cuanto redunda en alivio de V. S., y que tampoco es su Real ánimo dejar á V. S. en el abandono que quizás la malignidad de los, tiempos presentes puede inspirar ó hacer temer. Para afianzar á V. S. el logro de su tranquilidad queda el Rey en aplicar cuantos medios y desvelos sean posibles en testimonio de la generosa atencion con que mira los intereses y consuelo de V. S., y no omitiré lo que esté de mi parte para manifestar á V. S. mi afecto y vivos deseos de su satisfaccion. Guarde Dios á V. S. muchos años. Campo de Assiain II de Julio de 1719.» ¿Quién diria no podia prometerse la Ciudad, en vista de un oficio tan atento del Cardenal Ministro, sería socorrida brevemente con algun refuerzo para su defensa? Pero nunca logró este consuelo, por más que repitió nuevas instancias, dejándose traslucir se miraba con mucha indiferencia la resulta del asedio. El mismo dia 17, en que se recibió la carta de Alberoni, trabajaron los enemigos en conducir dos piezas de cañon al alto de la montaña de Igueldo, formando batería cerca del caserío de Egurrolategui, y de la trinchera que habian abierto frente á la isla de Santa Clara, á donde empezaron á disparar á las de la tarde con intento de incomodar á la gente que guarnecia dicha isla, y cortar su comunicacion con la plaza, dominando las entradas y salidas del puerto, para lograr cuyo fin plantaron tambien otra batería de dos cañones, pegante al Antiguo, que continuó por su parte en hacer fuego contra la propia isla. Aquella noche solo se empleó el campo contrario en perfeccionar la gran trinchera de Ulía, y formar una esplanada con gabiones, faginas y arena al lado de la iglesia de San Francisco, que hacía frente al lienzo de muralla de la Zurriola, y el dia siguiente, que fué el 18, porfiaba el disparo de la artilleria contra Santa Clara, desde los puestos sobredichos. La noche y dia inmediato se trabajó con bastante ardor por el enemigo en las trincheras, á pesar del fuego continuo que se les disparaba de la plaza, sin intermision, desbaratando en parajes sus líneas, pero se notó todavía mayor afan la noche del 19 al 20, abriendo el enemigo otro retrincheramiento más inmediato á la plaza, cuya direccion empezaba por una parte desde San Martin hasta Santa Catalina, por los montones de arena, atravesando la pared y acueducto por donde se encamina la fuente de Morlans, y por otra se enderezaba en línea recta hácia la calzada del Antiguo; ni bastaban para frustrar estas obras del campo, la artillería y mosquetería que se les disparaba de la plaza, tanto que ya el dia siguiente, que fué el 20, amanecieron seis banderas puestas en las líneas, que, segun se creyó, fueron montando dos batallones, empezando en esto á ser más riguroso el fuego de la plaza y castillo, cuyos tiros debieron ser primorosos; pero porfiaba la constancia del contrario, el cual, en medio de ofendérsele vivamente aquella noche por los sitiados desde la estacada, rebellín y hornabeque, tuvo el arrojo de formar otra linea aun más avanzada hácia la plaza, comenzando desde la orilla del rio Urumea en aquel paraje inmediato al glasis hasta donde sube el flujo del mar, y continuando hácia el arenal de la Concha, de manera que sólo quedó esta nueva trinchera á distancia de tiro de fusil de la estacada, y solamente pudo lograrse el dia 22 el desmoronar al enemigo con un fuego incesante muchos gabiones y faginas con que se levantaban estas obras; pero, sin embargo, desde dicho dia hasta el 24, se adelantaron maravillosamente las operaciones de las trincheras, pues no contentos los sitiadores en reforzar con faginas las más lejanas á la plaza, que hasta entónces habian ejecutado, tiraron además un ramal desde el ángulo de la que habian formado al paralelo del glasis, dirigiéndole al par de la punta de Diamante del lado izquierdo de la estacada, y continuándole al frente de esta, y de la otra media punta de Diamante del lado derecho del hornabeque hasta cerca de la orilla de la Concha, de suerte que en algunos parajes sólo quedaba distante de la estacada este nuevo ramal un tiro de pistola; pero se desviaba bastante, y se hacia divergente desde un angulo con que mudaba la direccion en aquella parte por donde corre el agua de la fuente de Morlans.
Al mismo tiempo se observó con anteojos de larga vista que el enemigo hizo bajar por el rio Urumea hasta el paraje que llaman de la Amara un gabarron cargado de madera y tablones, que se creyó serian para formar las esplanadas de la artillería y morteros. El dia 24 y toda su noche trabajó sobremanera el campo contrario en consolidar y elevar todas las líneas y trincheras que habia levantado entre el rio Urumea y los arenales de la Concha, y además en conducir la artillería y morteros por la calzada de Pasajes hasta junto al convento de San Francisco. A la verdad, pudiera sorprender la prontitud con que los franceses pusieron en ejecucion todas estas obras; pero nada es extraño en un suelo enteramente flojo y arenisco, que de la noche para la mañana se puede amontonar hasta la altura que se quiera para cubrirse del fuego de la plaza, lo que no se consigue con tanta facilidad en los terrenos duros, y que no ceden tan presto al golpe de la azada.
6. Ello es que ya esta misma noche del 24 al 25 plantaron dos baterías, la una de cuatro troneras, y la otra de cinco, sobre la linea y trinchera que formaron, corriendo toda la orilla á la otra parte de Zurriola, y cerca del puente de Santa Catalina, haciendo frente á la más débil muralla de la plaza por abrir brecha. Habiendo amanecido el dia 25 de Julio, dia tan grato á todo español, y consagrado á un Santo protector á quien se le invoca en las batallas, empezó el enemigo con los crepúsculos de la aurora entre 3 y 4 de la mañana á batir derechamente desde los puestos que colocó á las márgenes del Urumea por la parte de Ulía, el endeble lienzo de la muralla oriental, que estaba entre los dos pastelones ó baluartes redondos, junto á las casas de D. Juan de Amezqueta, arrojando al mismo tiempo crecido número de bombas y granadas reales, así á la muralla y obras exteriores de la Ciudad, como tambien al castillo, y aunque algunas llegaron á caer sobre los edificios, no padecieron ruina notable aquel dia, que tambien empleó el enemigo en perfeccionar sus trincheras entre San Martin y la Plaza, y la noche en extender las líneas más inmediatas á la estacada, desde donde habiéndose tirado muchísimas granadas, hicieron un gran daño. Esta misma noche plantaron los contrarios á la otra parte del rio otras dos baterías, cada una de seis cañones, muy arrimadas á las dos anteriores, y además pusieron otra nueva batería de 'morteros por esta parte de dicho rio. Todas estas cuatro baterías de cañones comenzaron el dia 26, al romper de la aurora, á disparar con 19 piezas de batir contra el mismo lienzo de muralla referido, haciendo bastante estrago en los edificios inmediatos, con las balas que excedian la altura de la misma muralla, y logrando desmontar alguna artillería de los dos pastelones, y tambien otros cañones del baluarte del Gobernador; pero se consiguió igualmente que los nuestros, con el fuego que hacian desde la muralla y el castillo contra las baterías enemigas, les desmontasen dos piezas. Asimismo continuaba el disparo de bombas y granadas reales, que arrojaba el campo á las obras exteriores de la plaza, donde se desgraciaron varios soldados que guarnecian la estacada, y tambien á la plaza misma, arruinándose las casas, sin embargo de haber mandado Berwick, movido de su génió tan humano, no se apuntase á los edificios é iglesias, sino solo contra el casco de los muros; apercibimiento que no era fácil observase exactamente la inteligencia de los artilleros, siendo el pueblo reducido y tocando sus casas á la muralla, en tanto grado, que fué menester que la Ciudad repartiese por barrios muchos oficiales carpinteros, para atajar cualesquiera incendio, y que se sacasen toda la paja y jergones que hubiera en dichas casas. Este dia mismo y el anterior lució el valor y la intrepidez con que varias mujeres de la Ciudad, despreciando el riesgo de las bombas y del fuego de las baterías que caían encima, se emplearon en conducir agua á los soldados que defendian la estacada para llenar las barricas que tenian á este intento.
7. La noche del 26 al 27 se observó que el enemigo habia atravesado con otra línea el barrio de Santa Catalina, por el paraje donde solia estar la huerta del hospital y Casa de Misericordia, que se demolieron en esta ocasion, hasta llegar cerca de la orilla occidental del Urumea, y habia formado tambien otra nueva batería sobre montones de arena, en el partido de Amara al mediodía de la plaza, é igualmente trabajó en levantar y componer las trincheras que se desmoronaron en parte por la artillería de la misma plaza, y además se hizo un ramal de comunicacion entre la ermita de San Martin y el segundo retrincheramiento más avanzado hácia la Ciudad ántes de llegar al glasis. Asimismo se ocupó aquella noche el enemigo en reparar las troneras de las cuatro baterías de la otra parte del rio, habiendo sido algunas de ellas desbaratadas por el ſuego de la plaza, á la cual se arrojaba sin cesar una inundacion de bombas y granadas reales en tanto grado, que, segun observacion que hicieron los sitiados, ya eran cerca de 200 las que se habian tirado cada noche, y otras tantas al dia. Esta misma noche hubo amagos de querer acercarse el enemigo, y forzar á la estacada, mas no lo ejecutó, atribuyéndose al vivo fuego de nuestra artillería y fusilería, que ofendia al campo contrario. El dia 27 doblaron el fuego los franceses, tirando sin medida balas de gran calibre desde sus baterías contra el débil lienzo de muralla que intentaban abrir en brecha, y tambien contra otro trozo que está entre uno de los dos pastelones y necesarias de la misma muralla frente á la salida de la calle de San Juan, igualmente con ánimo de abrir brecha por este paraje, pero no consiguió el enemigo todavía ni aun desmoronar la superficie de ambos lienzos, porque se le desmontaron por nuestro fuego algunos cañones y se le reventaron otros; mas continuaba con obstinacion el impetuoso torrente de bombas y granadas que se precipitaban sobre la plaza, á cuyos espantosos rayos no habia resistencia, de manera que innumerables mujeres, niños y otras personas que, por su pobreza, no pudieron salir á tiempo de la Ciudad, se acogieron á las iglesias de Santa María y San Vicente, distribuyéndoseles á expensas de la Ciudad misma por los dos celosos Párrocos D. Joseph de Eugui y D. Agustin de Egoabil, que nunca quisieron abandonar su atribulada grey, las raciones diarias dentro de dichas iglesias, donde se hospedaban, convirtiéndose en cuarteles los públicos santuarios. Triste necesidad y duro imperio de la guerra, que ni aún á los lugares sagrados perdona, haciendo honesto y lícito lo que en otros tiempos sería profanacion y sacrilegio! Desde este dia fué tambien repartiendo la Ciudad á todos los demás vecinos los socorros que fuesen menester para su subsistencia. La noche de este dia 27 se reparó que se adelantaban las obras con ardor en el campo contrario, perfeccionando las troneras de la nueva batería que se habia dispuesto hácia el partido de Amara, bien que aún no empezaba á disparar contra la plaza; pero se notó al mismo tiempo que el enemigo intentaba avanzar hasta la estacada, sin que nuestra tropa pudiese hacer salida en forma para rechazarle por ser tan poca y necesitarse de ella para la guarnicion del castillo, fortaleza única que se esperaba que nunca la rendiria Berwick, por la aspereza de su situacion, por más que se apoderase de la plaza. El dia 28 se continuaba en el disparo de las cuatro baterías enemigas contra los dos lienzos de la muralla, cuyos parapetos lograron desbaratar, siendo todavía mayor el daño á la raíz de dichos lienzos, y además desmontaron la artillería del baluarte del Gobernador, ni era ménos lastimoso el estrago que este dia hicieron las bombas en los edificios. La noche inmediata dobló la plaza con rigor el fuego de la artillería, fusilería y granadas, asi desde la estacada como del rebellin, hornabeque y murallas, disparándose mayormente contra el ataque del enemigo más cercano á dicha estacada, y sin enmbargo, se atrevieron los franceses á dar dos avances con ánimo de poner sus gabiones arrimados á la misma estacada, y aunque se les rechazó por los nuestros en el primer ímpetu, consiguieron en el segundo plantar los gabiones casi pegantes á la propia estacada en sola la distancia de dos codos poco más ó ménos, formando trinchera sobre la pared del parapeto, y quedando dueños de la estacada y estrada cubierta por ambos lados izquierdo y derecho de la plaza, bien que les costó mucha pérdida de gente y de alguna oficialidad, y no se atrevieron á bajar á la estrada ó camino cubierto, atemorizados de los fuegos del rebellin y hornabeque, que los podian hater pedazos desde sus caras y flancos. Asimismo se trabajó esta noche en los Reales, construyendo una nueva batería con seis cañones, junto al barrio de Santa Catalina, donde fué la huerta del hospital, frente á las dos brechas que se empezaron á abrir por las cuatro baterías, y á la corta distancia de tiro de fusil, poniéndose tambien otra batería de bombas á la entrada del puente de Santa Catalina por la parte de San Francisco, y además formó el enemigo dos líneas 6 ramales de comunicacion entre sus trincheras y ataques para acudir al parecer con más prontitud, y ménos rodeos, á donde urgiese la necesidad.
8. Proseguía con terquedad y más rigor que nunca el fuego de las cinco baterías enemigas el dia 29, abriendo su violencia la flaca muralla que á pedazos se iba desplomando, sin que el que hacía la plaza de su parte bastase para contener la horrible inundacion de la artillería francesa, ni cesaba el estruendo de aquellas máquinas infernales inventadas por el furor guerrero de los hombres, espantosas hasta en el mismo nombre de bombas, que disparadas con direccion parabólica, se precipitaban sobre los tejados y calles de la poblacion. En medio de estos horrores marciales, y á eso de las nueve de la mañana, hicieron lamada los enemigos pidiendo suspension de armas por media hora, para tener lugar de retirar un oficial del mayor carácter que estaba exhalando los últimos alientos junto á la estacada derecha de la plaza, herido de dos balazos que habia recibido, lo que se les concedió; pero no bien se habia cumplido el término, cuando de nuevo empezó con más furia á renovarse el fuego de una y otra parte, padeciendo mucho daño y confusion la plaza. En este aprieto pidió el Comandante La Mota á la Ciudad señalase algunos vecinos determinados é inteligentes para reconocer el estado y capacidad de las brechas, y encargóse de este arriesgado arrojo D. Pablo Agustin de Aguirre, el cual, hácia la media noche, hizo bajar por la muralla con escaleras de cuerda á varios maestros carpinteros, quienes, sin que advirtiese el enemigo, que estaba tan cercano, y que por fortuna habia suspendido el fuego durante algun intérvalo, tomaron la medida de dichas brechas. El dia siguiente, 30 de Julio, pasó avisó el Brigadier Sr. Alejandro La Mota al Gobierno municipal, que hallándose con órdenes de S. M. para que, en caso de estar las brechas capaces de asalto se retirase al castillo, dejando en la Ciudad 300 soldados de guarnicion, saliese á capitular juntamente con los militares que quedaban en el pueblo. Con efecto, esta era la voluntad del Soberano comunicada en 17 de Julio por medio del Secretario Durán á dicho Comandante; pero la Ciudad, obligada del pundonor, renunció gustosa al derecho que le otorgaba S. M. de entrar á concertar las capitulaciones, dejando este cuidado, si llegase el caso de rendirse la plaza, á la discrecion y prudencia de los Jefes de la tropa. A este tiempo apuraba el enemigo con inexorable rigor en sacudir las dos brechas desde las cinco baterías, sin divertirse á otra parte su artillería, pues ya casi todos los cañones de los baluartes y la muralla, ó habian reventado con el contínuo disparo, ó se hallaban desmontados é incapaces de jugar, pero no cesaba el tiro de las bombas que se arrojaban desde los Reales á varios parajes de la Ciudad, causando mucha ruina de personas y edificios. Llegada la noche de este dia, intentó reconocer las brechas el enemigo con uno de sus mejores batallones, aprovechándose de la bajamar, que dejaba en seco las inmediaciones; pero fué rechazado por la fusilería y granadas que se le dispararon desde la tenaza izquierda del hornabeque, y tambien desde el ángulo izquierdo de la estacada, á donde con el abrigo de la noche pudo penetrar una partida de la guarnicion para defender á la plaza de cualesquiera embestidas del contrario hácia las brechas, á que contribuyó tambien un piquete que estaba á la mira en el baluarte del Gobernador, inmediato á una de dichas dos brechas.
9. Nunca habia sido más terrible y ejecutivo el fuego del enemigo, que el dia 31, consagrado á nuestro Patrono y conciudadano San Ignacio de Loyola, ya por el rigor de las baterías contra la rotura de las brechas, ya por el diluvio de bombas, una de las cuales, habiendo penetrado ente 8 y 9 de la mañana en el Real Almacen donde habia pósito de pólvora, muchas armas blancas y de fuego, provision de aguardientes y otros licores espirituosos, aceite, grasas y otras materias inflamables, todos estos géneros, como tan susceptibles de la llama, empezaron á arder con el almacen con tanta rapidez, que parecia se abrasaba la Ciudad entera. En este fracaso acudieron todos, así vecinos como arreglados, particularmente las compañías de carpinteros, los cuales, sin reparar en el gran riesgo de las balas que con cuidado ó yerro de puntería del enemigo, atravesaban por el hueco de la brecha, frente á la cual estaba el almacen incendiado, derribaron algunas casas inmediatas, porque no tomase más cuerpo el fuego; pero se aumentaba la consternacion por otro peligro mayor que amenazaba, y era que cerca de dicho almacen, á distancia de 14 á 16 pasos, estaban depola la sitados en una bóveda excavada en la muralla más de 80 barriles de pólvora, sin más resguardo que unas puertas de tablas y maderos atravesados para defensa contra bombas. En tan inminente conflicto, exponiéndose á cualesquiera riesgo, pudo lograrse, por fin, que sin otra desgracia se sacasen y condujesen al muelle dichas partidas de pólvora, que si hubieran llegado á prender, no hay duda que con explosion hubiera volado una gran parte de muralla, formándose tercera brecha y espaciosa, para que por ella luego hubiese intentado asalto el enemigo. Las dos anteriores eran ya capaces, y por otra parte no se habia hecho cortadura ó contrabrecha en lo interior de plaza, para contener dicho asalto, y hallándose la Ciudad en una situacion tan lamentable, se deliberó aquella tarde misma sobre capitular, y que subiendo la guarnicion al castillo de la Mota, sólo quedasen en la plaza 300 hombres arreglados; pero no obstante, se determinó no hacer llamada aquel dia y esforzarse lo posible á defender las brechas, á lo que estaban ya determinados los vecinos, aunque los militares lo calificaban de arrojo temerario. Ello es que la noche de este dia 31 de Julio se reforzaron de nuestra parte las dos brechas para sostener cualquiera insulto del enemigo. Se reforzaron tambien la muralla, hornabeque, rebellin y demás parajes oportunos de la plaza. Los vecinos alojaron en la puerta de mar, muelle y su torre para rechazar al contrario, caso que al tiempo de la bajamar intentase alguna embestida por este paraje, á fin de divertir á la gente que guarnecia las brechas. Entre I1 y 12, en que ya empezaba el reflujo del mar, y en cuya coyuntura se temia que al cabo emprenderia asalto el enemigo, se presentaron al Comandante La Mota uno de los alcaldes y otros caballeros y vecinos de la Ciudad, ofreciendo sus personas y compañías de paisanos para defensa de las brechas, pues que así la puerta de mar como el muelle que se habian dejado á su cuidado, quedaban bien guarnecidos. Admiró al Comandante el arrojo con que estos generosos ciudadanos pretendian exponerse al último trance, el más cruel y sangriento que tiene la guerra en sus enojos; pero les agradeció el Jefe militar la animosidad de su valor, y no les consintió lo que pedian. Sin embargo, no se aquietaron á las persuasiones del dicho Jefe aquellos de vecinos los más esforzados patriotas, que juntando una partida de  vecinos los mas escogidos, se apostaron al lado de las brechas amenazadas por cada momento de un asalto. Accion que causó admiracion á los inteligentes, y que aplaudieron los directores de aquel tiempo,' y sólo ella capaz de desvanecer la nota temeraria con que cierto autor moderno, llevado de una ciega preocupacion, tiró á desacreditar injustamente là conducta de los guipuzcoanos en esta ocasion, sindicándolos de haber atendido más á conservar sus Fueros y privilegios, que à sacrificarse en el servicio de la monarquía. Nos es sensible que nuestro principal intento, y el deseo de evitar digresiones no nos permita vindicar con la extension que quisiéramos el honor de la pátria contra la osadía de este escritor, bien que la imparcial relacion con que vamos declarando los sucesos, fundados en papeles originales y diarios que se formaron durante el sitio, no por los mismos vecinos, sino por los militares, será bastante para desimpresionar de toda alucinacion á cualesquiera gentes sensatas, y que procuran instruirse å fondo en los conocimientos históricos, sin contentarse con superficialidades. El mismo Felipe V desagravió á la Provincia de una censura tan indigesta del Marqués, cuando habiendo recibido con particular afabilidad á sus Dipu. tados D. Miguel de Aramburu y D. Sancho de Otalora, quienes pasaron al Escorial poco despues que volvió Guipúzcoa al dominio de España, entre otras finezas merecieron la de oir de boca de S. M, esta cláusula honorífica: Yo estimo á la Provincia y la quiero por su fidelidad y amor. En fin, hace tiempo que un hijo ilustre de la misma Provincia desempeñó dignamente este asunto en una obra inédita intitulada Guipúzcoa defendida de los insultos de una audaz ignorancia.
10. Volviendo á nuestro asunto, habiéndose mantenido la compañía de vecinos junto á las brechas hasta las dos de la mañana, resueltos á sostener cualquiera peligro, nada intentaron los enemigos, sino es conducir cuatro morteros á la inmediata línea de la estacada, y á los dos lados de su punta de diamante izquierdo ó ángulo saliente de la explanada, desde donde empezaron á disparar morteradas de piedra á los granaderos y fusileros nuestros que les hacian fuego del rebellin y hornabeque, entre los cuales se causó bastante estrago. El dia 1.º de Agosto y último del sitio, al amanecer prosiguieron los enemigos la batería de todos sus cañones para allanar más las dos brechas y dar prisa al avance, y reconocido por los nuestros que dichas brechas estaban ya muy capaces, y convidando al asalto, se retiró toda la tropa al castillo, dejando solo 300 hombres arreglados en la plaza. A las ocho de la mañana enarboló bandera blanca la guarnicion sobre el cubo imperial, sin que la ciudad supiese nada, batiendo caja á son de llamada; visto lo cual, y que cesaba el fuego de la plaza, salieron las tropas enemigas de los ataques á la esplanada. Luego partieron al campo el Teniente Coronel D. Fernando Leban y un Capitan de Infanteria. Rehusó el Duque de Berwick admitir la capitulacion, mientras no se entendiese ella y fuese comprensiva de toda la guarnicion, y no solamente de los 300 hombres que habian quedado en la plaza, subiendo los demás al castillo, y el mismo Jefe advirtió á uno de dichos oficiales que bien pudiera la Ciudad misma enviar sus diputados á tratar por sí de algun razonado partido. Viendo el circunspecto magistrado que con la repulsa del Duque hecha á la tropa, se habian retirado al castillo aun los 300 hombres que hasta entónces se habian mantenido en la Ciudad, de manera que ya no quedaba soldado en la plaza, y que Berwick se manifestaba tan grato á esta república, determinó en pleno Ayuntamiento, saliesen á nombre y representacion suya D. Martin de Olozaga y D. Pablo Agustin de Aguirre, ambos sujetos de respeto. Con efecto, pasaron estos comisionados en dicho 1.° de Agosto á la tienda del Duque en el caserío de Ayete, quien los recibió con aquel agrado que siempre formaba su carácter, y se admiró en aquel célebre Jefe, amable á todos. Luego propusieron á S. A. los artículos de la capitulacion, que todos fueron otorgados, y son los siguientes, que hemos sacado de su protocolo:
«Serenísimo Señor: La Ciudad de San Sebastian suplica á V. A. que sea mantenida en su libertad, en sus privilegios y en su modo de gobierno, sin alteracion alguna aún en sus propios y rentas, para atender á sus empeños y conservacion, y que lo mismo se entienda en lo que pueda tocar á las Comunidades eclesiásticas y religiosas: Concedido. Que cuando hubiere de entrar la guarnicion nueva, se pongan en todas las iglesias y conventos salvaguardias tan á tiempo, que no puedan los soldados sacar del sagrado nada de lo que han puesto en él los vecinos, y que estos puedan volver á sus casas todo ello, y lo mismo los eclesiásticos todo lo que fuese suyo: Concedido. Que se pongan tambien á tiempo en todas las calles los centinelas bastantes á evitar que los soldados entren á robar, ni á otro ningun desórden en las casas de dentro de los muros, y que si algunos vecinos quisieren para las suyas salvaguardias, se den á tiempo: Concedido. Que desde el dia en que se firmaren las capitulaciones hasta cumplirse el año, los vecinos que están dentro y fuera de la jurisdiccion de la Ciudad, los moradores de ellas, y todos los demás que en ella y en su territorio tuviesen intereses y haciendas, puedan disponer de todo ello, como mejor les estuviere, y aun pasar á vivir á donde quisieren, entendiéndose que este término ó tiempo se extienda á dos años para los vecinos é interesados que no estuviesen en el recinto de estos Reinos, y se hallaren en cualesquiera parte de las Indias: Con cedido. Campo de San Sebastian el dia 1.º de Agosto de 1719. BERWICK.
12. Asentadas las capitulaciones, volvieron los apoderados del campo á la Ciudad, expcniendo ser voluntad del Duque pasasen de nuevo el dia siguiente á su alojamiento con uno de los Alcaldes, por arreglar mejor el cumplimiento de dichas capitulaciones, y desde luego nombró la Ciudad para este efecto á su Alcalde D. Pedro Antonio Amitesarobe. Entre tres y cuatro de la tarde de este dia se hizo la entrega de la Plaza, y entró de guardia el Príncipe de Montovan con su Regimiento de Picardía, que constaba de tres batallones, y fué agasajado por la Ciudad por medio de sus Regidores D. Nicolás de Echeveste y D. Bernardo Arocena con un abundante refresco. Aquella misma tarde, á eso de las seis, se arreglaron los límites entre la Ciudad y Castillo de la Mota, formando el término divisorio junto al convento de Santa Teresa, y camino que se dirige á dicho castillo, habiéndose apostado y puesto de guardia en estos parajes limítrofes la Compañía de granaderos del propio Regimiento de Picardía. Para hacer este amojonamiento, vino en. persona el Duque de Berwick, quien, habiendo reconocido toda la Ciudad, quedó lastimado al ver tantas ruinas y estragos causados en los edificios y en las calles por el fuego contínuo que se disparó mientras el asedio, y movido de tan funesto espectáculo, que le hizo una sensacion la más dolorosa, aseguró su proteccion á cuanto pudiese servir de alivio á tanta miseria y catástrofe.
13. El dia 2 de Agosto se presentaron al Jeſe los capitulares Amitesarobe, Olozaga y Aguirre, y conferenciaron con S. A. sobre la más puntual observancia de las capitulaciones y de los fueros y privilegios de la Ciudad, manifestándoles el Duque haberse expedido órdenes rigurosas á la tropa, para que no diese ningun disgusto al paisanaje, pena de castigar cualesquiera desacatos. Se mandó tambien que se reparasen los caños del grande acueducto por donde corren las aguas á la fuente de la Plaza Vieja, y que habian sido rotos durante el sitio por el ejército, de manera que solo se bebia de los pozos. Este mismo dia á la tarde empezaron los franceses sus operaciones contra el castillo de la Mota, abriendo los ataques al lado del convento de Santa Teresa y en su huerta, y fueron avanzando algunas paralelas hasta llegar sobre la pared de la misma huerta, desde donde siguiendo la caida del monte, tiraron otro ataque hasta descubrir los fuegos de los baluartes de Sarmiento y Mirador, y se mantuvieron en este paraje. Por otra parte, de nuevo empezaba á bramar la formidable artillería del castillo, disparando su guarnicion, sin poderlo remediar, contra la Ciudad, sus casas y aún iglesias, bombas y balas que lastimosamente quitaban la vida á varios naturales que transitaban por las calles y salian de sus alojamientos. Para precaver tan fatales resultas fué menester se levantasen diferentes resguardos en las boca-calles que miraban hácia el mismo castillo, cerrando sus vacíos ó aberturas con vigas y gruesos maderos que estaban destinados para la obra de la Plaza Nueva, que habia empezado á construirse ya por aquellos tiempos. Las calles mismas y los públicos tránsitos estaban llenos de broza y sucio escombro, exhalando una inmunda fetidez, nociva á la salud, y fué necesario tambien iluminarlos de noche para evitar los desórdenes de la tropa.
14.Los dias 3, 4, 5 y 6 de Agosto, no pudiendo avanzar los franceses por el gran fuego del castillo y sus baluartes, ni cubrirse del rigor de dichos fuegos por ser el terreno escarpado de peñas, é incapaz de profundizar con zanjas, y que además era imposible minar, creyeron los generales é ingenieros sería inconquistable aquella eminente fortaleza, mientras no fuese por hambre, y bloqueándola, y que ejecutando así, sería mejor marchase el ejército á Rosellon. El siguiente dia 7, entre once y doce de la mañana, hicieron una salida desde el castillo los granaderos del Regimiento de Sevilla, y otras compañías, al mando del Teniente Coronel D. Nicolás de Alva, dirigiéndose los granaderos por la empalizada del lado izquierdo del mismo castillo, otro piquete por el camino que baja hácia la ciudad, y el tercero por la empalizada y baluartes de la derecha de la fortaleza, siendo, al parecer, su intento, desalojar á los franceses de sus ataques y desbaratarlos; pero habiendo de reunirse los tres piquetes al tiempo que diesen de improviso sobrė los franceses, los granaderos, llevados de ardor, se anticiparon demasiado, bien que tenian ménos que andar para llegar á los ataques. Ello es que bajaron con gran valor, haciendo fuego con solas granadas á dichos ataques, como tambien á la gente que subia de refuerzo, sin que los franceses se atreviesen á salir, ni ponerse á fuego descubierto frente á los granaderos. La accion duró cerca de tres cuartos de hora, mas viendo no remanecian los otros dos piquetes que habian tomado por distinto rumbo, y que los contrarios iban guarneciendo, no solo los ataques, sino tambien la torre ó campanario del convento de Santa Teresa, y que desde la galería alta de su iglesia se les podia ofender mucho, por ser la distancia de solo tiro de fusil, ó aún ménos, se fueron retirando los granaderos en buen órden, habiendo resultado de la refriega muertos y heridos muchos franceses, y de aquellos solo un muerto, con algunos heridos. Este mismo dia entró de guardia en la plaza el Príncipe de Conti, y asentó tambien capitulaciones toda la provincia de Guipúzcoa con el Duque de Berwick, pues habiendo visto ella que su principal poblacion y fortaleza se hallaba ya en poder del vencedor, y que no habia otra que pudiese resistir á los ulteriores progresos del ejército francés, se miró obligada á entregarse, como lo ejecutó por medio de sus Diputados D. Josef Antonio de Yarza, D. Miguel de Aramburu, D. Juan Felipe de Murguía Idiaquez, D. Antonio de Uriarte y el Secretario D. Felipe de Aguirre, valiéndose de una representacion atenta, grave y decorosa. Aguirre, valiéndose de una representacion atenta, grave y decorosa. Los capítulos fueron ventajosos y reducidos en sustancia à que no se alterarian los fueros, privilegios, leyes, usos y costumbres de la Provin. cia, como ni tampoco los de sus ciudades, villas, pueblos, etc.; que los habitantes de la Provincia tendrian comercio libre, no solo en los puertos del Rey Cristianísimo, mas tambien en los de sus confederados: que se pasarian oficios con el Sr. Stanop, Ministro y Plenipotenciario de Inglaterra, en lo tocante al libre comercio y pesca de bacalao en Plasencia y demás puertos de Terranova, á favor de la misma Provincia; que no se innovaría nada en lo perteneciente al tránsito y alojamiento de tropas en el territorio de Guipúzcoa, observándose el cap. 6.°, título 24 del libro de recopilacion de los Fueroş de la Provincia: Dado en el campo de San Sebastian, Agosto 7 de 1719. Berwick: D. Pedro Chieville.
Habia creido el Duque que un mes- antes se le hubiese rendido la Provincia de Guipúzcoa, como él mismo suponia á la Diputacion en despacho de dos de Agosto, enviado con un trompeta; pero que eran demasiado lisonjeras sus esperanzas, acreditó la conducta de la misma Provincia en no haberse entregado al vencedor hasta el último apuro, en que se veía ya expuesta al mayor rigor de las ejecuciones militares, llegado cuyo caso tuvo órden del Rey de hacer asi.
15. Hácia este tiempo habia pasado el Ministro británico Stanop con su pequeña escuadra, donde iban embarcados 800 franceses mandados por el Caballero Guires á Santander, Colindres y Santoña, y se apoderaron de este último, quemando tres navíos que se estaban construyendo en sus gradas á cuenta del Rey, y luego volvió á la Concha. de San Sebastian la division británica. Desde el dia 8 de Agosto hasta el 1.6, no cesaron los franceses en batir dia y noche al baluarte que está en el camino del Castillo sobre San Telmo, disparando del barrio de Santa Catalina, y además plantaron dos baterías de morteros, la una en el juego de pelota, y la otra dentro del baluarte nuevo, desde donde arrojaban crecido número de bombas, así al castillo y sus fortines exteriores, como á la gente que se guarecía á la otra parte del monte hácia la mar, lo que no dejó de causar bastante daño; pero era mucho mayor el que hacian los del castillo á los franceses, tirando granadas reales y sencillas, que con solo dar fuego y dejar caer por la montaña abajo, se precipitaban de plomo hasta meterse en los más de los ataques con gran ruina de la gente, la cual se aumentaba más por las disformes piedras que se les arrojaban tambien desde lo alto del monte, sin embargo de hallarse cubiertos dichos ataques de tablones y maderas, para que dando de bote sobre ellos cuanto bajaba rodando por la caida y declivio de la sierra, fuese á parar con el vuelo más adelante.Esta fué la manera de defensa que hizo el castillo todas las noches durante el sitio, sin que los contrarios osasen dar unun paso adelante.
16. Cada vez parecia más trabajoso el asedio del castillo de la Mota, у todo el valor del Duque de Berwick, tan acreditado en otras ocasiones ilustres, llegó á desconfiar de que pudiese rendir una fortaleza de las mejor reputadas de Europa. No eran bastantes para adelantar un palmo de tierra todos los golpes de la artilleria francesa y de sus ingeniosas máquinas. Desengañado, pues, Berwick de tan árdua empresa, resolvió por fin levantar el sitio, dejando bloqueada la ciudad con seis mil hombres. Para eso despachó á París un expreso sobre su última determinacion, y enterado el Ministerio cuán difícil era la conquista del castillo, aprobó en un todo el parecer del Duque; pero joh lo que es un raro acaso que muchas veces logra los aciertos que no pudieron á los mayores ardides de la guerra! viniendo ya órden del Duque de Orleans Regente, para que se retirasen las tropas y se dirigiesen al Rosellon, aconteció la funesta desgracia de que, ó ya por descuido imprevisto, ó ya por alguna bomba descaminada, prendiesen fuego los almacenes donde estaban amontonados los repuestos de municiones de boca. Quedó la guarnicion con este trágico suceso cual se deja entender, sin tener que comer, aumentando el conflicto haberse quemado tambien el hospital con la botica y demás auxilios necesarios para la curacion de los heridos, que ya eran muchos. Viéndose en esta consternacion el Comandante D. Alejandro de la Mota, fué preciso hiciese llamada en 17 de Agosto entre una y dos de la tarde, habiéndose fijado bandera blanca sobre el Macho, ó plaza alta, cosa que los franceses no acababan de creer, por el horror que habian concebido la fortaleza, hasta que se persuadieron ser cierto, cuando llegaron á saber el fracaso ocurrido. Se ajustaron las capitulaciones con partidos ventajosos, que fueron: salir la guarnicion con todos los honores militares: dos carros cubiertos: dos piezas de artillería; y el bagaje para el transporte de la tropa al presidio de Pamplona. Grande fué el aplauso con que celebró Berwick la conquista de una ciudad y de un castillo, que jamás hasta entónces se habian rendido á la espada de ningun General, por diferentes invasiones que hubiesen sufrido años atrás de parte de Francia, como el de 1476 por Aman de Labrit; en 1512 por el célebre Cárlos, Duque de Borbon; el de 1638 por el Príncipe de Condé. En fin, este mismo dia 17 se entregó la isla de Santa Clara, y su guarnicion salió con los mismos honores que la del castillo.
17. Luego que se dió fin á las hostilidades que dejaron desfigurado el aspecto de la ciudad, se proveyó sobre restaurar los edificios que habian desmerecido tanto, entre ellos las dos parroquias de Santa María y San Vicente, los conventos de San Telmo y Santa Teresa y Colegio que fué de la Compañía, puestos todos ellos à la raíz del castillo, con lo que volvió á restituirse al pueblo la agradable perspectiva antigua, en la cual reedificacion y en otras ocurrencias de la guerra agotó la ciudad exorbitantes sumas, como se verá despues. Pidió el Duque de Berwick á la misma alojamiento para las tropas que habian de guarnecer la plaza en número de 2.000 hombres, y quedó estipulado contribuyese á ese fin, segun se habia acostumbrado ántes, con la cantidad y servicio voluntario de 20.000 rs. vellon al año. En 22 de Agosto entabló pretension el Comandante de la artillería francesa Duque de Maine, de que, conforme á estilo de guerra, le pertenecian por derecho de conquista todas las campanas y metales de la ciudad: práctica observada ciertamente por la disciplina militar en muchos casos se mejantes: pero si ella sea muy decorosa y cristiana, se dejará comprender á quien considere lo sagrado de unos instrumentos sonoros de que se sirve la Religion para fomentar el culto divino, á cuyo fiu tiene la Iglesia fórmulas rituales para consagrar las campanas, ni hemos visto tratar este punto por los publicistas que han hablado de derechos de guerra y paz. Sólo sabemos ser de dictámen el gran Marqués de Santa Cruz, que si tal práctica se continuaba, convendría incluir en la capitulacion una tasa en dinero proporcionado á estos metales. Sea lo que fuere, lo cierto es que los Jefes de artillería exigian la suma de 12.000 escudos por redimir dichas campanas de las iglesias parroquiales, y demás del distrito de la ciudad, siendo así que, aún cuando fuese honesta tal exaccion, solo debiera comprender los templos de dentro del pueblo que se ha conquistado, y no los extramurales, como declararon en esta ocasion al Obispo de Pamplona varios militares de gerarquía, de quienes ses informó el Prelado para su gobierno, y lo propio dió á entender despues el Inspector francés Maigne, Teniente General de artillería, que vino á reconocer el presidio de San Sebastian. Pareció excesiva á la ciudad la cantidad de los 12.000 escudos, y despues de haber tratado sobre el asunto con los Párrocos y Prelados de Comunidades, atendiendo al valor efectivo de las campanas, у å las presentes circunstancias, ofreció 3.000 escudos, y la propuesta desagradó tanto á los cficiales de artillería, que amenazaron las arrancarian de las torres mismas, y con efecto, sin que refrenase su arrojo la interposicion de personas caracterizadas, habiendo subido á los campanarios de Santa María.y Colegio de la Compañía, bajaron sin más respeto al Santuario, algunas de dichas campanas. Para redimir estas vejaciones, añadió la ciudad otros 1.200 escudos más, con cuyo aumento se aquietaron los interesados, que á más del referido Duque, eran los Sres. Dubunville y Guibert, Comisarios provinciales, Bailli, Sargento Mayor y Comisario Ordenador, y Blanc, Tesorero de artilleria, habiendo contribuido tambien de su parte á pagar 'las cantidades las mismas Iglesias y Conventos, y las Cofradías de San Pedro de Mareantes y Vera-Cruz.
18. Retiróse Berwick estos dias á Bayona, y en 26 de Agosto entraron en San Sebastian los tres regimientos de Conti, Chartres y Languedoc, que se componian de 2.00o hombres efectivos, sobre cuyo alojamiento hubo muchos debates que vencer. De 3 al 4 de Septiembre vino por Comandante General de esta frontera el Mariscal Alejandro Bebrieu, y se hospedó en el palacio del Duque de Ciudad-Real, residencia ordinaria de los Capitanes Generales, desde que abandonaron el que tenian por el Rey en Fuenterrabía. Por Comisario Ordenador llegó D. Pedro Dubarbie, encargado de su Corte para arreglar el curso de la moneda francesa, y su equivalencia á la española, lo cual se ejecutó con intervencion de algunos Comisionados de la Ciudad y del Consulado, inteligentes en el comercio, para el giro de dinero en Guipúzcoa y Alaba.
19. En 24 de Noviembre de este año circuló carta la Diputacion de la Provincia de Guipúzcoa á todas sus repúblicas, participando haber ordenado el Rey Cristianísimo se arreglase la administracion de justicia en el territorio de dicha Provincia y haber mandado el Mariscal Berwick propusiese ella sujetos para Corregidor, y para un Tribunal Supremo en que se evacuasen las causas por apelacion, como antes solian en Valladolid. Agradeció la Provincia la justa confianza de Berwick, y por corresponder á ella se deliberó por los pueblos sería acertado que el dicho Tribunal Supremo se arraigase en la Diputacion, la cual sustanciase con los mismos Ministros del Corregimiento las causas de última instancia. En lo demás, nada varió el Gobierno de la república los dos años que se mantuvo la guarnicion francesa en San Sebastian, segun quedó arreglado en las capitulaciones, y hasta la insigne prerrogativa que goza la ciudad de que sus alcaldes hayan de cerrar con una de las dos llaves las puertas de tierra, muelle y subida al castillo, y reconocer si están bien ajustados los cerrojos que pertenecen al Gobernador militar, mandó el Rey Cristianísimo se le guardase inviolablemente, segun participó á la Ciudad misma el Comandante General D. Gabriel de Lamota, sucesor deBebrieu y del Marqués de Tarneau. Igualmente se mandó continuasé uno de los Regidores en la residencia personal de la torre de Pasajes, fortaleza primi tiva de la ciudad, conforme se habia acostumbrado antes. El Duque de Berwick, aunque se ausentó y no volvió más á San Sebastian, siempre manifestó, sin embargo, con aquel genial candor que le caracterizaba, una particular predileccion hácia la Ciudad, como lo acreditan diferentes cartas suyas, entre ellas una de 15 de Abril de 1720, escrita desde París, que concluye así: «estaré muy gustoso de las ocasiones en que pueda dar á Vdes. señales de mi amistad*y,de hacerles conocer que nadie puede ser, señores, más perfectamente vuestro, que lo soy yo de Vdes.:Berwick.» Y en otra de 17 del mismo, añade: Si en adelante ocurriese alguna cosa en que pueda ser å Vdes. útil, me complaceré con ardor en executarlo, no habiendo persona alguna, señores, que estime á Vdes. y ame más que yo, siendo enteramente suyo: Berwick: Sres. del Magistrado de San Sebastian.»
20. Pero como siempre á las calamidades de la guerra se siguen otros infortunios, experimentó San Sebastian los efectos de esta consecuencia funesta: entre ellos fué el más sensible una enfermedad contagiosa, de cuyo rigor morian victimas muchas personas de toda edad y sexo, sin embargo de que se procuraba aplacar la cólera de Dios en públicas piadosas demostraciones dirigidas al Cielo para desenojar la terrible espada de su justicia. Recelóse que esta plaga, la cual igualmente se habia propagado por los contornos, llegase á agravarse más con la comunicacion de las provincias trasmarinas, y por eso, á fin de atajar sus progresos se formó en San Sebastian una Junta de Sanidad que vigilase sobre no admitir embarcaciones que viniesen de regiones sospechosas, y más si fuesen de Marsella y escalas de Levante, donde hacia estragos la peste: Junta importante, que despues ha ido formalizándose segun el pié ventajoso en que ahora se halla para atender á la conservacion de la salud pública: se ordenó tambien por Berwick que ningun comerciante vendiese géneros sin previo consentimiento de las justicias, cuyo bando se observó con rigor, quemando las embarcaciones que aportasen de parajes inficionados, ó á lo menos, obligándoseles á alejarse de la Ciudad.
21. Fuera de tan adversos contratiempos, fueron grandes las sumas en que fué perjudicada la Ciudad con ocasion de la guerra, y las pérdidas que sobrevinieron á los moradores en sus bienes, intereses y haciendas. Por lo que toca á ella, expendió más de veinte mil ducados sólo en las prevenciones hechas para el sitio, y los vecinos quedaron deteriorados, segun cálculo de peritos que examinaron todas las ruinas de los edificios intra y extramurales en la enorme cantidad de 317.000 pesos, siendo los más damnificados los poseedores de los vínculos de Amezqueta, Jaureguiondo, Atocha y Marqueses de San Millan, sin entrar en esta cuenta los 134.203 rs. pta. en que se avaluó el hospital de San Antonio Abad, del barrio de Santa Catalina, que se demolió juntamente con la Parroquia del mismo título, Patronato de los Condes de Villa-Alcázar. De todos estos daños se hizo representacion á S. M., bien que por los notorios atrasos del Real Erario, no fué reintegrada la Ciudad y demás interesados, así en los referidos daños como en el rompimiento de la gran fuente de Morlans y puente de Santa Catalina. ¡Con cuánta razon escribia San Agustin hablando de la guerra! Hec itaque mala tam magna, tam horrenda, tam sava, quisquis cum dolore considerat miseriam necesse est fateatur, y exclamaba Hegesipo, historiador grave y antiguo: Maxime omnium miserabile claudi obsidione! Pero dejando olvidar estas ideas trágicas de la guerra, el más cruel azote del género humano, aun cuando se hace con el menor rigor posible, llegó ya el dia ſeliz en que se vió restituida la Ciudad de San Sebastian al legítimo y suave dominio de los Monarcas de España, por cuya gloriosa época suspiraba ella tanto. El 25 de Agosto de 1721, dia que siempre será memorable en los fastos de esta república, evacuaron su plaza las armas del Rey Cristianísimo, celebrándose con públicas aclamaciones que inspiraba la Religion, el gozo de verse por este dichoso postliminio y reversion nuevamente incorporada á la Real Corona de Castilla, á quien se habia agregado desde el siglo XII. Este mismo dia entraron de guarnicion, tomando posesion de dicha plaza, las tropas del Rey Católico Felipe V, comandadas por el Brigadier D. Fermin de Veraiz. Fueron nombrados por Comandante General de las armas de Guipúzcoa D. Gonzalo Chacon, y por Gobernador de la plaza D. Pedro Eraso y Burunda. Las ánsias con que S. M. Católica deseaba esta recuperacion de San Sebastian, Fuenterrabía y demás pueblos de la provincia, nadie podrá expresar mejor que una carta escrita á la Ciudad por el Marqués de Grimaldo desde San Lorenzo á I1 de Agosto de aquel año de 21. «Me manda S. M. (dice) manifieste á V. S. en su Real nombre la particular gratitud con que queda al celo y amor de V. S., y que estando ajustado que S. M. Cristianísima mandara restituir á las tropas del Rey Nuestro Señor esa plaza, la de Fuenterrabía y los demás lugares y fuertes de esa provincia ccupados en la última guerra, se promete S. M. con la posesion de ella ver restituida á su Corona una joYA tan de la estimacion y aprecio de S. M., y ofreciéndome yo con este motivo al servicio de V. S. para quanto quisiere mandarme, deseo guarde Dios á V. S., etc. El Marqués de Grimaldo: Sres. de la M. N. y M. L. Ciudad de San Sebastian.» Igualmente felicitaron á la Ciudad, con este plausible moti vo, varios personajes y repúblicas, entre ellas la de San Juan de Luz, pueblo de Francia.
22. En lo que restó del reinado de Felipe V. hasta su fallecimiento, nada ocurrió de particular, sino solo haberse esparcido voces en 1740 de que Inglaterra y Holanda, que favorecian el partido de la Archiduquesa Maria Teresa, hija de Cárlos VI, contra Francia, España, Baviera y Prusia, intentaban alguna empresa de acometer estas costas. San Sebastian, siguiendo las órdenes del Comandante General D. Antonio Manso y de la Diputacion de la provincia, se previno para la defensa, y escogió del Cuerpo de Marineros los que en caso de necesidad hubiesen de hacer de artilleros, y además se levantaron algunas compañías de paisanos, y el siguiente año de 1742, continuando los recelos de invasion, se pusieron baterías en el puntal de Ulía con cañones de á 12, que prestó la Compañía de Caracas, y por haber pasado á Cataluña la tropa reglada que guarnecia las plazas de San Sebastian y Fuenterrabía, fueron sustituidos en su lugar los naturales que atendiesen á la defensa.
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1700-1746



Felipe V de España


#1723.- ALCALDES:
.- Bernardo de Arozena y Pedro de Otaegui 
#1724.- ALCALDES:
.- Pedro Antonio de Lazcano y José Manuel de Aznárez.

1726SIDRAS.- Dase Comisión, para impedir la introducción de Sidras de Francia en Fuenterrabía
SIDRAS.- Representa la Ciudad de Fuenterrabía, los motivos que ha tenido, para permitir su introducción, pidiendo no se continúe en la Comisión; y se recuerda la disposición del Fuero….

1727SIDRAS.- A instancia de- la Villa de Hernani, se escribe á San Sebastian , para que dentro de diez dias, entregue á Don Bartolomé' de Elorza unos Papeles relativos á tránsitos de Sidras por su Muelle. .... ...........
SIDRAS.- Parecer del Licenciado Don Bartolomé de Elorriaga, que siente pueden extraerlos* Naturales de la Provincia sus Sidras, con tal, que dén Información de ser Cosecha propia ; y se remiten Copias para su execucion á San Sebastian, y Hernani.....................


1728SIDRAS.- Nombra la Junta Sugetos, que reconozcan los Papeles del libre transitó de Sidras por San Sebastian, y den su Didhmen. .
SIDRAS.- Remite la Ciudad de San Sebastian los Papeles conducentes á la defensa de su derecho en este Expediente. .............
SIDRAS.- Parecer de los Nombrados, sobre el libre transito de Sidras por el Muelle de San Sebastian ; y se comunica á la Ciudad, y á la Villa de Hernani.................. .
SIDRAS.-  Protesta la Ciüdad de San Sebastian él Di&ámen de los Nom ­ brados sobre transito de Sidras i y se consulta á los mismos ésta Carta, para que digan lo que deberá executár la Diputación en cumplimiento del Decreto de la ultima Junta. • ............
SIDRAS.-  Remite la Villa de Hernani Testimonio de haber impedido la Ciudad de San Sebaftian el transito de unas Barricas de Sidra, y pide , providencia para la observañ- ‘ cia del Fuero ; y se la responde haber consultado el punto con los Nombrados.................
SIDRAS.- En vista de los Pareceres de los Nombrados , se encarga al Agente pedir en el Consejo el cumplimiento del Fuero acerca del transito libre de Sidras por el Muelle de San Sebastian. ...
SIDRAS.- Representa la Villa de Hernani los motivos por qué considera, que la Diputación debe hacer executar el Dictamen de los Nom brados j y se le remiten copias de estas Consultas y Dictámenes, dandola cuenta de las diligencias practicadas en el Consejo a este f i n . ..............
SIDRAS.- Avisa el Agente, q u e , habiendo conseguido Sobre-carta , en razón del libre transito de Sidras , no se la han entregado én el Oficio, por haberse opuesto la Ciudad de San Sebastian.........
SIDRAS.- Comunicase á D on Carlos de Astina , el Alegato de la Ciudad de San Sebastian, en el Pley- ‘ to del libre transito de Sidras; y se remite el Dictamen al Agente de Madrid, y a la Villa de Hernani. .................
SIDRAS.- Notificase á la Diputación una Provision del Consejo , para que ponga persona, que se halle presente á corregir, jy concertar los Privilegios, y Papeles, que presenta la Ciudad de San Sebaftian, en el Pleyto del transito de Sidras; y se manda dár cuenta ala Junta General ..........

1729SIDRAS.Comisiona la Junta varios Caballeros, para practicar las devidas diligencias en el Pleyto del libre transito de Sidras............

1731SIDRAS.Auto del Consejo , en que se manda despachar Sobra-carta de las libradas á la Provincia, para 1 a observancia de los Fueros en el libre transito de Sidras. . .
SIDRAS.E xecu toria gan ad a en el C o n se jo , para la observancia del C apitulo 1L ° T itu lo X X I . de los F u e ro s , sobre el libre transito de Sidras* .....

1732SIDRAS.O torgase Pode'r para co n se- , guir la encera observancia del Fuer o , y Reales E xecu to rias, sobre el libre transito de Sidras. . 
SIDRAS.Se em bia á la C iudad de San Sebastian un P arecer d e L e - tr o d a , en q u e siente qu e há co n ­ travenido su Alcalde al F u e ro , en im pedir el transito de dos Barriles de Sidra. . . :
SIDRAS.O tó rg ase Poder á favor del  Señor D iputado G en eral, para pedir- la tercera parte de unas Sidras den u n ciad as/ . . . .
SIDRAS.D áse cuenta al de la disputa de la Ciudad de S an Sebastian, sobre m anifeftacion de Sidras an te su ’A lcald e; y se le p re v ie n e , solicite la providencia correspondiente á la observancia del F u ero . .........
SIDRAS.R eal S o b re -C a rta , q u e m a n ­ da á la Ciudad de San Sebastian, guardar las Provisiones anteriores, para la observancia del Capitule) I I .0 - T itu lo X X I . de los Fueros, sobre el libre transito de Sidras. 
SIDRAS.Dase Comision para impedir la entrada de Sidras de FranGia por los N avios Balleneros. . .
SIDRAS.C o n D i& am en de L etrad o, se perm ite la introducción de Sidras, de F ra n cia , por la escasez de e'fte g en ero en el País. . *

1738# CHACOLINES.- Acuerdase, que en Fuenterrabía no se venda Chacolin de Francia mientras dure la Sidra de la Ciudad


#1739.- ALCALDES:
.- Alberto de Zuaznábar y Juan Ignacio de Cardón 
#1740.- ALCALDES:
#1741.- ALCALDES:
.- José Manuel de Jaureguiondo y José Goicoechea

1741SIDRAS.Perm ítese in tro d u cir, y vender en Fu en terrab ía, Sidra de F ra n cia , despues de consum ir la de la propia C osecha. ..

1745SIDRAS.Aplica el Señor C orregidor á la P ro v in c ia ; c o n fo rm e á Fu ero, la tercera parte de u n denuncio de Sidrasde Francia.. 



1746- 1759


Fernando VI de España - 


#SUMARIO :  Fernando. VI: Proclamacion suya en San Sebastian por la Ciudad y Provincia de Guipúzcoa. Nuevo sistema económico que se establece en este reinado para gobierno de la Ciudad, en los ramos de policía. 

#1746.- Luego que fué exaltado al Trono este Rey Pacifico, año de 1746, se le proclamó en San Sebastian, así por la provincia de Guipúzcoa, como por la Ciudad misma, levantando pendones con las ceremonias acostumbradas en semejantes funciones régias, los dias 21 de Agosto y 25 de Septiembre, y concurriendo á hacer más plauşible este acto varias partidas de hombres armados, divididas en compañías, que se hallaron presentes en la Plaza Nueva al tiempo de tremolarse el estandarte por uno de los Alcaldes con las aclamaciones ordinarias, á que se se siguió una bien ejecutada descarga de fusilería, como tambien de la artilleria de guarnicion, estando entre tanto colocado bajo un magnífico dosel, el Augusto real retrato.
Nada hay de interesante que toque å San Sebastian durante el apacible reinado de Fernando VI, sino es varias Reales Provisiones suyas emanadas para arreglar el gobierno económico de ella en los importantes ramos de propios y arbitrios, abastos, montazgo, fuentes, plazas, nombramiento de Dipuțados en Corte y otros asuntos semejantes, para cuya más firme estabilidad se hicieron tambien en el mismo reinado diferentes ordenanzas de policía, que fueron compiladas en una Coleccion que anda impresa por D. Pedro Cano y Mucientes, Consejero de Nabarra, Alcalde de Casa y Corte, y Corregidor de Guipúzcoa, aprobadas por el Consejo eren 15 de Septiembre de 1748. Ya en otra parte se habló de otras colecciones de ordenanzas que en lo antiguo habian regido en San Sebastian, y que forman un bello modelo de la jurisprudencia de aquellos tiempos. 
#1752.- ALCALDES:
.- José Gabriel de Izquierdo y Juan Nicolás de Guilisasti 

21753# CHACOLINES .- Prohibese la venta de Chacolin en las caserías de Irún 

21754SIDRAS.L a Jufticia de San S ebaftian com u n ica una O rd en del R e y , y q u e m an d a se perm itan etn - b a r c a r , por efte añ o en los N a - r v(qs J3aJ leñeros Sidra? de Francia, y q u e in fo rm e sobre la costumbre en que los Franceses suponen hallarse5 y se resp o n d e, q u e d e cu m p lim ien to á la R eal O rd en , sin perjuicio d e la p r o v i d e n c i a r e debe darse para lo futuro. .
SIDRAS.Se representa á Su M agestad á fin de q u e n o se con ced a e n ad elan teá E m b arcación aleu - . 1 ■ • p . n a , surta en estos P u e rto s ,p e rm iso para em b arcar Sidras de fuera . • .


11757S id r a s . D i& am en d el C onsultor, q u e siente n o ten er acción los Siseros á im pedir la in tro d u cció n , y v en ta de Sidras. ....


#1758.- ALCALDES:
.- Joaquin de Olaizola y Francisco Ignacio de Goicoechea





1759- 1788



Carlos III de España

Carlos III de España, llamado «el Político»a​ o «el Mejor Alcalde de Madrid» (Madrid, 20 de enero de 1716-ibídem, 14 de diciembre de 1788), fue duque de Parma y Plasencia —como Carlos I— entre 1731 y 1735, rey de Nápoles —como Carlos VII— y rey de Sicilia —como Carlos V— de 1734 a 1759 y de España desde 1759 hasta su muerte en 1788.

Carlos era el tercer hijo varón de Felipe V que llegó a la vida adulta y el primero que tuvo con su segunda mujer, Isabel Farnesio, por lo que fueron sus medio hermanos Luis I y Fernando VI quienes sucedieron a su padre en un primer momento. La muerte sin descendencia de estos llevaría a Carlos a ocupar el trono español.

Carlos sirvió a la política familiar como una pieza en la lucha por recuperar la influencia española en Italia: heredó inicialmente de su madre los ducados de Parma y Plasencia en 1731; pero más tarde, al reconquistar Felipe V el Reino de Nápoles y Sicilia en el curso de la Guerra de Sucesión de Polonia (1733-1738), pasó a ser rey de aquellos territorios con el nombre de Carlos VII. Contrajo matrimonio en 1738 con María Amalia de Sajonia, hija de Federico Augusto II, duque de Sajonia y de Lituania y rey de Polonia.



#SUMARIO : Carlos III: inquietudes y desasosiego que causaron en este reinado á San Sebastian y Guipúzcoa algunas gentes alborotadas, á resulta de la carestía de granos, hasta que fueron disipadas con honor por la misma Ciudad y Provincia: entra en San Sebastian de incógnito el Emperador de Alemania José II: sus moradores experimentan grandes desgracias en la guerra última con la Gran Bretaña, y sobresale su conducta en varias acciones ruidosas de la dicha guerra.

#1759. No bien acababa de celebrar San Sebastian con la pompa fúnebre que siempre acostumbra en el fallecimiento de los Príncipes las exequias de Fernando VI, cuya temprana muerte se anunció al público el 15 de Septiembre de 1759, cuando se interrumpió el lúgubre aparato de sus vecinos, proclamando por Soberano al Católico monarca Cárlos III; á este verdadero Padre de la Pátria, cuyo sábio feliz reinado formará, sin duda, una de las más ilustres épocas de la Nacion, fecunda en tan gloriosas revoluciones que han dado nuevo ser á la Monarquía, restaurándola de su decadencia, y empezando á reponerla bajo aquella robusta constitucion que le hizo tan respetable en la época de Cárlos V y Felipe II. Su elevacion al trono la preconizó en San Sebastian, primero la provincia de Guipúzcoa, la cual, aunque habia intentado celebrarla en Hernani, pero manifestándose ofendida la Ciudad de una novedad semejante, por haberse ejecutado siempre tales funciones en los pueblos donde reside la Diputacion de la misma Provincia, revocó ésta aquella determinacion, levantando sus pendones en San Sebastian. Como hay relacion impresa de los públicos regocijos que hubo en la Ciudad con aquella ocasion plausible, remitimos á ella á los curiosos.
21759S i d r a s . C o n ced e á la Ciudad de Fuenterrabía , perm iso para q u e pueda h acer traer Sidra de Francia por u rgen cia. . . 

#1762.- ALCALDES:
.- José de Olózaga y Manuel de Aróztegui

21765S id r a s . Dase, voz y cofta á los Co^ secheros de Sidra de San Sebast i a n , para la libre extracción de e'fta bevida. .
# SIDRAS .- rEAL pROVISIÓN GANADA POR los C osech eros de Sidras de San S eb aftian , por la q u alse p erm ite su ven ta lib re , u so , C o m e r ­ cio, y Extracción a qualquiera p art e ; y se encarga al A gente sofreiré la extensión de efta R eal Pro^! visión á to d a la P rovincia. . 
# S id r a s; R eal Provision, c¡u e se co m u ­ nica á las R ep ú b licas, sobre lá libertad de precio de la Sidra, su líbre U s o , C o m e r c io , V e n ta , y ¡ E xtracció n . . .

11766# SIDRAS .-Pregúnta la Villa de Astigarraga , lo que debe hacer con los Cosecheros de S id ra , que no la quieren vender á precio alguno. Respóndesela, q u e en caso de que no sea su animo extraerla, puede obligarlos á que la pongan de venta , sin señalarles precio .

10.03.1766 # SOMBREROS. Vando de los Señores Alcaldes de Corte de diez de Marzo de mil setecientos sesenta y seis, mandando que ninguna persona pueda usar en ningún parage, sitio, ni Arrabal de Madrid, y Reales Sitios, ni en sus paseos, ó campos. del trage de Capa larga, y Sombrero redondo para el embozo , y que los que no pueden vestirse de Militar, aunque usen de la Capa , sea precisamente con Sombrero de tres picos, ó Montera de las permitidas al Pueblo infino , y mas pobre , con algunas penas. .

#1766.- Nada basta muchas veces un acertado gobierno para precaver la ciega prevaricacion del vulgo alucinado con el fanatismo. Así comprobó una triste experiencia en el reinado de Cárlos III, que, aunque tan próvido, sufrió el año 1766 algunas conmociones populares, suscitadas por unos hombres de infima ralea. Madrid mismo'y Zaragoza se vieron consternados por aquel tiempo á causa de una peligrosa fermentacion, cuyo fuego habia encendido en ambas capitales la furia del populacho temerario y arrojado. Referir aquí los excesos cometidos por una infame turba en la metrópoli de Aragon, los robos, los incendios y otras ejecuciones trágicas, sería ajeno de nuestro intento; solo si diremos que la nobilísima y fiel Provincia de Guipúzcoa vió por aquella época levantarse en su distrito algunos movimientos sediciosos que amenazaban á la pública tranquilidad, suscitados por la gente más bajará resultas de la escasez de granos y arreglo de medidas. Este peligroso tumulto, que si no se hubiese tirado á atajar desde los principios, ahogándole en su cuna misma, hubiera, sin duda, perturbado la quietud de las repúblicas, tuvo su fatal principio á 14 de Abril de 1766 en la insolencia de algunos herreros de Azcoitia, que amotinados entre si ejecutaron mil injustas estorsiones en aquella ilustre villa, obligando de viva fuerza á sus constituyentes á que bajasen el precio á los granos, y alterasen las medidas que se hallaban empadronadas á la de Avila. Propagóse repentinamente el fuego de la disension á la villa de Azpeitia, á donde pasaron los insurgentes de Azcoitia à media noche, obligando indignamente y con violencia á un caballero principal y tres sacerdotes á que les precediesen con hachas encendidas y una bandera, que llevaba uno de dichos sacerdotes. En aquella primera república fueron juntándose hasta 1500 á 2000 sediciosos de diferentes pueblos comarcanos, cometiendo los mayores atropellamientos, efecto de su obstinacion, sin que bastasen las fervorosas amonestaciones de personas las más caracterizadas, y calificadas con el sacerdocio, entre ellas el cura de la parroquia D. Ignacio Amotegui, á extinguir la llama abrasadora de estos levantamientos, que se fueron difundiendo con rápido progreso por otros lugares de la Provincia. Arrebatados del espíritu de furor, y fuera de si, hicieron terribles amenazas de que se meterían en número de 7000 hombres en la villa de Vergara para matar algunos caballeros, y que darian fuego á las Reales Fábricas de Placencia. Rompieron á palcs todas las medi las de granos que amontonaron en la plaza de Azpeitia, y hecha esta hazaña y la violencia de penetrar en algunas casas principales de aquella villa subiendo por los balcones, quebrantando ventanas y vidrieras con ánimo de ensangrentar su cólera y quitar la vida á sus dueños, quisieron interesar á la Religion misma en los criminales desahogos de su furia, clamando se dirigiese una procesion solemne con la imágen de San Ignacio á su gran Santuario de Loyola. ¡Extrañas inconsecuencias de un vulgo desbocado y pertinaz: querer santificar unos excesos tan enormes con el falso pretexto de piedad y devocion, pero no las primeras oidas en el mundo!
La Ciudad de San Sebastian, sin embargo de que nunca podia temer mucho, por su presidio y fortaleza, á un tropel confuso de rebeldes indisciplinados, sin guía, sin concierto, y sin direccion alguna en sus operaciones, recelóse no obstante con fundamento que habiéndose acercado ciertas partidas de vagos insurgentes á los pueblos inmediatos que la rodean, como Zarauz, Usurbil y Urnieta, podría acaso fomentarse dentro de sus muros algun principio de descontento é inquietud popular por el mal ejemplo y comunicacion de aquellos, pues nada es más fácil que tomar cada dia mayores incrementos el mónstruo de la rebelion, mientras no procure una cuidadosa vigilancia la entera extirpacion de esta cruel hidra destructora de los vínculos de la sociedad civil. Deseosa, pues, la Ciudad, de la tranquilidad comun, determinó una expedicion militar á las villas de Azpeitia, Azcoitia y otros parajes, donde amenazaban más las fatales resultas de la insurreccion, y eran Elgoibar, Eibar, Placencia, Motrico, Deva, Beasain,Idiazabal, con otros pueblos interiores de la Provincia,. formando repentinamente hasta seis compañías de sus vecinos y moradores, las cuales salieron en número de 300 y más hombres el 22 de Abril comandadas por el Alcalde D. Manuel Antonio de Arriola y Corral, y agregándose á ellas otras partidas de gente de Oyarzun, Rentería, Urnieta y Hernani, llegó á juntarse un cuerpo de 1200 hombres. Para emprender esta jornada, fué menester que primero fuese requerida la Provincia y diese su consentimiento como lo ejecutó, y para mayor abundamiento mereció esta empresa particular aprobacion del Consejo, á'quien hizo presente la Ciudad, como tambien la Provincia misma, por medio de representaciones dirigidas á su presidente el Conde de Aranda, cuanto se habia obrado sobre el particular. Habiendo, pues, partido de San Sebastian y sus alrededòres las tropas de paisanos en buen órden de disciplina, y destacádose además otros 300 hombres arreglados del Regimiento de Irlanda, que por entonces guarnecía esta plaza, bajo el comando de su Coronel D. Vicente Kindelañ, los cuales habia franqueado gustoso el Conde de Flegnies, Capitan General de las Armas de Guipúżcoa, vinieron á juntarse en la villa de Hernani, y continuando su derrota por la de Andoain, Asteasu y la venta de Iturrioz, llegaron el dia 24 á Azpeitia y Azcoitia, principal teatro del motin, donde despucs de habérsele agregado nuevos refuerzos de gente lucida, sin exceptuar los caballeros y títulos de la nobleza, entre ellos los Marqueses de San Millan y de Narros, el Conde de Peñaflorida y otros condecorados sujetos, quienes voluntariamente se ofrecieron en línea de meros soldados rasos á vindicar con su conducta el honor y crédito guipuzcoano contra el bárbaro atentado de los insurgentes, fueron prendiendo desde el mismo instante å 75 de los reos en Azpeitia; y en Azcoitia otros 25 principales jefes de la rebelion. El dicho dia 24 despachó la Diputacion de la Provincia á D. Manuel Antonio de Arriola título formal para Comandante de las Compañías de paisa- 'nos alistados con motivo de perseguir á los perturbadores del público sosiego, revistiéndole de las facultades más ámplias para proceder á su castigo con arreglo á la ley 4., título 28 de los Fueros de la misma Provincia, que prohiben levantar bandos y apellidos perjudiciales á la quietud del país, á que dieron causa aquellos bandos antiguos de oñecinos y gamboinos, que pusieron en tanta consternacion á la Provincia misma los siglos XIV y XV.
Hácia este tiempo cometieron enormes excesos la gentualla y plebe tumultuaria de Elgoibar, Deva y Motrico, la cual en número de más de 800 hombres armados con fusiles, bayoneta calada y palos, entrando en la dicha villa de Motrico, obligó malamente á su Ayuntamiento y cabildo eclesiástico á otorgar unas capitulaciones conformes á su desarreglado antojo, no solo bajando el precio de granos y reduciendo las medidas, sino tambien estipulando de los eclesiásticos no llevarian derechos por la administracion de sacramentos; que la primicia no se sacaria á subasta, pagando al sujeto que fuese su administrador diez por ciento; que no se contribuiría con el diezmò de la castaña concejil, ni tampoco del ganado de cerda; que ningun clérigo tendria más de dos capellanías, y los que las tuviesen harian desde luego desistimiento; que el Párroco solo percibiría á título de proclamas y asistencia á matrimonios ocho reales: que los Beneficiados. saldrían á agonizar por semanas á cualquiera hora de dia ó noche, y otros capitulos semejantes, que precisaron á firmar así á los Ayuntamientos como á los sacerdotes, amenazando con la muerte, si no se condescendía á tan inícuos y violentos procedimientos, y despues de ejecutadas estas proezas, fueron con banderas y el mismo aparato sedicioso á Ondárroa, Berriatúa y Marquina en el Señorío de Bizcaya, donde perpetraron iguales insolencias, las cuales se habian padecido tambien de la furia de los amotinados en Azpeitia, Beasain, Villafranca, Guetaria, Zarauz, Elgoibar, Eibar y otras repúblicas, viéndose sus nobles vecinos en un terrible conflicto. Se habian interceptado dos cartas originales de dos sujetos de Marquina á otro de Ondárroa, que promovian la sublevacion, de que resultó haber sido presos y conducidos á las cárceles de Bilbao, y para mayor justificacion fué despachada requisitoria por el Licenciado Mena al Corregidor de Guipúzcoa, á fin de que las entregase D. Juan José de Aranegui, Secretario de las tropas de D. Manuel Antonio de Arriola, en cuyo poder se hallaban dichas cartas.
Con fecha de 28 de Abril escribió á San Sebastian su Alcalde y Comante de la expedicion, el mismo Arriola, haberse suscitado, á influjo de los Padres de la extinguida Compañía una competencia por el Rector de la Parroquia de Azpeitia, sobre si debia valer la inmunidad eclesiástica á 50 reos que se habian acogido al taller del Santuario de Loyola, añadiendo haberse conducido de Urrestilla y Réjil, otros varios tumultuantes. A principios de Mayo salió dicho Comandante con sus tropas para Elgoibar, dejando en Azpeitia 20o hombres de tropa arreglada con dos compañías de paisanos, y otra de Azcoitia para resguardo de los delincuentes arrestados, y al mismo tiempo recibió órdenes del Presidente del Consejo Conde de Aranda, en que le instruía á Arriola con las facultades necesarias para que, junto con el Corregidor Barreda procediese en el conocimiento criminal contra los insurgentes, pudiendo recibir cada uno por si deposiciones y sumarias; pero uniéndose ambos para los autos interlocutorios con fuerza de definitiva, y mucho más para la definitiva misma, haciendo ejecutar las sentencias aunque fuesen capitales; pero que en caso de discordia entre uno y otro Juez, se recurriese al Consejo, con remision de autos originales. En esto escribió la villa de Guetaria á San Sebastian para que empadronase á sus medidas las de dicha villa por haber sido rotas estas por los insurgentes; pero no se atrevió á ejecutarlo la Ciudad, sin expreso mandato de la Provincia, á fin de evitar la más remota sospecha de innovacion en caso tan delicado. En Vergara y Mоtrico fueron arrestados estos dias varios delincuentes, y lo mismo en Elgoibar y Eibar, y en Deva se publicó un bando del Comandante D. Manuel Antonio de Arriola, para que no se obedeciesen las capitulaciones hechas por los amotinados á viva fuerza, y que no se ejecutasen más órdenes que las del Rey, ni se perdiese el respeto á las justicias ordinarias, el cual bando igualmente fué divulgándose en otros pueblos de la provincia.
En 5 de Mayo fueron conducidos á Tolosa por una compañía de paisanos mandada de D. Francisco de Aguirre 70 prisioneros de los sublevados que se hallaban en las cårceles de Azpeitia y Azcoitia; y el 7 llegaron á Andoain las demás tropas de paisanos, y habiéndoseles agregado al siguiente dia el destacamento de D. Francisco de Aguirre con los 70 presos, todos entraron en San Sebastian el mismo dia comandados por Arriola. Aunque se habia pensado asegurar á los reos en el Castillo de la Mota, sobre que se suplicó al Capitan General Conde de Flegnies, se tuvo por más acertado ponerlos en las cárceles de la Ciudad. La Diputacion de la provincia escribió al expresado Arriola en 10 de Mayo felicitándole la llegada con sus tropas y prisioneros á la Ciudad, y lo propio ejecutó el Corregidor, pidiéndole este togado se restituyese á Azpeitia por necesitarse su persona para la prosecucion criminal contra los insurgentes. Tuvo tambien aviso Arriola este dia, comunicado por D. José Manuel Irizar soþre un ruidoso ayuntamiento de Eibar, de cuya resulta se habian"escapado varios vecinos, y habiéndose destacado por la provincia partidas de paisanos con otros 150 de tropa arreglada para dicha villa, fueron sorprendidos aquí los principales motores de la sedicion, sobre quienes dieron de improviso al rayar del dia, despues de haber la tropa caminado de noche por pantanos y caminos impracticables, que hubieron de pasar á beneficio de luces artificiales por la suma lobreguez de la misma noche, resultándoles algunas caídas por el suelo resbaladizo. En 13 de Mayo expidió la Provincia bando-circular á sus repúblicas, para que en adelante fuese libre el precio de granos y su comercio de unos pueblos á otros; quedasen abolidas las vergonzosas capitulaciones de los insurgentes; no hubiese diferencia de medidas; que las Justicias prendiesen á cualquiera mujer que hablase mal de estas providencias, añadiendo que por entónces no se celebrase ningun Ayuntamiento general. El 16 pasó á Azpeitia el Comandante Arriola para acelerar la causa criminal de los tumultuantes, sometiendo las declaraciones de los que estaban presos ene la Ciudad á un abogado, y la Diputacion de la Provincia resolvió la retirada de una Compañía de paisanos alojada en Azpeitia y Azcoitia, ya que un batallon del regimiento de Ibernia se habia esparcido por varios pueblos de dicha provincia y habian de permanecer en las mismas villas de Azpeitia y Azcoitia tres piquetes del de Irlanda; bien que en esto ofrecieron las villas de Vergara, Mondragon y Oñate 400 hombres armados para el total desarraigo del tumulto popular.
De esta manera quedó asegurado en pocos dias el sosiego de la provincia, y se desvaneció sin ningun derramamiento de sangre aquel terrible aparato que estaba amerazando á la comun tranquilidad. No ignoramos que muchos se imaginaron haber sido supérfluos todos estos belicosos preparativas para humillar el orgullo de una gente miserable, y al parecer desvalida, que hacia consistir su prevaricacion en andar discurriendo como vagos de un pueblo á otro, y metiéndose en ellos, entregarse sin freno á los brutales excesos de la gula. ¡Pero cuántos públicos alborotos han llegado á poner en lamentable constitucion, y aún arruinar repúblicas enteras por no haberse atajado la fermentacion desde sus primeros rudos asomos! pues ......sero medicina paratur cum mala per longas invaluere moras, cuyo bien sabido apotegma no ménos tiene lugar, como vemos por una funesta experiencia, en el órden moral y político, que en el fisico y natural. La sociedad civil se halla organizada á manera de la prodigiosa estructura del cuerpo humano, en donde, si no se corrige desde el principio la malignidad de nocivos humores que chocan y ofenden la armonía de los sólidos, es menester que en breve se destruya la delicada compage y justo equilibrio de tan frågil máquina. ¿Qué otra cosa sucedió en el furor de las guerras civiles de Sila y Mario, de Pompeyo y Julio César, que abrasaron á Roma; en las de güelfos y gibelinos en Italia; en las de los hugonotes en Francia; en las.de-comuneros en Castilla; en las de beaumonteses y agramonteses en Nabarra; en las de perezianos en Aragon; en las de oñecinos y gamboinos en Guipúzcoa y Bizcaya, y por alegar ejemplares recientes, en los movimientos, que aún no se han olvidado, del Perú, y en los que ac tualmente están despedazando la Francia con escándalo de la. Europа en ocasion de su Asamblea Nacional?
Volviendo á nuestro asunto, las tropas guipuzcoanas se portaron con tanto acierto en esta expedicion, que no fué menester entrasen á dividir con ellas el triunfo de la pacificacion las partidas de los regimientos de Ibernia y la Corona, que se esperaban de Nabarra por órden superior, y solo pudo servir para entrar de observa el batallon que se destacó del primero, bien que ayudaron muchísimo los arreglados de Irlanda. Enterado el Rey. y su Consejo de la conducta con que habian obrado los guipuzcoanos en esta jornada, no solo aprobaron cuanto habian ejecutado, sino que además escribió aquel Tribunal Supremo á la Ciudad de San Sebastian por medio del Secretario D. Ignacio Igareda, expresando haberse estimado ser 'digna la Ciudad de que el Consejo le manifestase desde luego la satisfaccion de su lealtad y acreditado celo con que contribuyó tan principalmente å disipar el motin suscitado por la infima plebe, inspirando en otros pueblos iguales pensamientos y generosos esfuerzos bajo la conducta de su alcalde ordinario D. Manuel Antonio de Arriola. Las mismas honoríficas expresiones mereció la Ciudad al Presidente Conde de Aranda, á la Diputacion de la Provincia, á la Real Compañía de Caracas y á la Casa de Contratacion y Consulado de ella, como tambien á varias repúblicas que la felicitaron por este buen suceso. Los delincuentes, convencidos del crimen de insurreccion, fueron condenados á varios. presidios. Mucho caudal costó esta jornada, pues sin entrar en cuenta los cinco mil pesos que suministró la Compañía de Caracas, y otros cuatro mil que dió, no con ménos celo, la Casa de Contratacion, se invirtieron además por la Ciudad 151.832 reales, lo que acredita lą eficacia con que acudieron los tres citados Cuerpos al servicio de S. M. y bien comun de la Provincia. Es el dia en que la Ciudad no ha sido totalmente reintegrada en los desfalcos que sufrió en esta ocasion, no obstante haber sido ella, como expresaba un distinguido guipuzcoano: La redentora de esta Nobilisima Provincia.
#1767.- ALCALDES:
.- Francisco Javier Leizaur y Manuel de Aróstegui

#1768.- ALCALDES:
.- Francisco Ignacio de Goicoechea y Fernando Ansorena

#1769.- ALCALDES:
.- Manuel de Arriola y Juan José de Zuaznábar

1770# S o l d a d o s . R e a l O rd e n para q u e sir- 5 v a la P ro v in cia c o n d o scien tos y q u a re n ta H o m b r e s para: el R e g i- •T m ie n to d e-G an ta b ria ^ sin q u e é n ­ tre G e n te d e M a r , 'procediendo^ se -stgu h la p ractica d e o tra s o ca ­ siones. V • 4

1771# S i d r a s . L o s C osecheros de Sidra de T o lo s a , pretenden libertad en el precio , y ven ta de las Sidras en observancia del F u e r o ;'y decreta la J u n ta , q u e usen d e su derech o los C o sech ero s, ofreciendo p agar la Provincia los gastos del recurso q u e hicieren los Pueblos ag rav iad o s, co n la R eal Provisision del C o n se jo , en caso d e lograr SU DEROGACIÓN 

# S o l d a d o s . Copia de ía H eal O rd en anza ; en q u e Su M ágeftad establece las R eglas qu e 'deben o b ­ servarse para el artnuái R eem p laz o ; co n justa y equitativa distrí-" bueion en las treinta y cin co Pro--- vin-cias p ó Partidos q u e se exp re- í;S san ;, con k Instruciort d e 4os c a ­ sos í y 'form a en q u e los O ed én ados- de prim eras O rdenes pueden 2 g o zar del Privilegio F ü e r o : su fech a vein te de N o v iem b re d e .
# S .blD A D os. C o p ia de^la-R eal C é d u la / í com u n icad a á lo sT rib iíila lé sy Jus-^ tic ia s d d -R é y ñ ó d g c ító n d o aM b b g u n o 5'i^ tt € « lW «te-lá>R e a l O rd e^ I . e ‘ fianza do Re-empla^tís dél E x e íc i- - r t o : <51! fecha veití.té y* f e e dé O c- r ; K tu b reete.
# So l d a d o s *- Copia dé O Jíá; R 6al C é - ,7 ;á u l a .v con ced ien d o esencion delív^" R e e m p la z o a n n u a l & t o q ú e sé! r i o ? e m p le a n en- la C o n s t r u c c ió n , arm a m e n to , y c a r e n a d las R e a - -les E squad ras,-y B u q u es d e G u e r s a , 1 y e n , el ' E ftu d io le b M s o fá g é h su fe c h a v e in te y u n o d e JüÍiO : d e

#1772.- ALCALDES:
.- Joaquín de Olaizola y Bernardo de Gainza 

1772# S i d r a s . Duda la Ciudad de Fuenterrabía,, si la Real Provision de doce de M ayo de-mil setecientos seíenta y dos, deroga la <|uc obtuvo la Provincia ^ sobre ellibre uso, y venta de Sidra i y seia -dice, que no deroga. . .. * .
# S i d r a s . M a n d a se £ Z a r a u z , n o e jn - b a ra z e á n in g u n o la v e n ta lib re d e Ja S id ra . v .

1773# ZAR A G O Z Á . La Santa Iglesia Metropolitana de Zaragoza pretende , que se establezcan Limosnas en éste Partido, para NUESTRA SEÑORA DEL PILAR ; y se condesciende. .

#1774.- ALCALDES:
.- Miguel de Mendizábal y Manuel de Aróstegui

1774# S i d r a s . Pxegunjta p a e n te rra b ia , s ip r o - h ivirá la v e n ta d e Sidra Lecha co n M a n g a n a d e F ran cia. D i& a ¿ » cn ¿ e l C o n s u lto r , q u e siente d eb erse p ro h iv ir , m ien tra s h u v ie re c o ­ secha d el País. . . .

#1775.- ALCALDES:
.- José de Olózaga y Miguel Francisco de Barcáiztegui

#1776
@ - 
 Si d r a s . Solicita un Vecino de Irun, no se le im pídala venta de una Cuba de Sidra de Francia , que se tezuma , y vierte en mucha cantidad ; y se dá efta orden á la U n iversidad, por caso urgente, siendo ciertos ios supueftos. .

#1777.- Despues de haber corrido S. M. Imperial las principales ciudades del mismo reino de Francia, pasó desde Burdeos á la de Bayona la noche del 25 de Junio de 1777, de lo que se tuvo noticia en San Sebastian el inmediato dia 26, añadiéndose que, segun se habia traslucido, partiria luego para ella desde Bayona. Informados los del Gobierno municipal de una novedad tan repentina, pasaron al palacio del Comandante general Marqués de Basecourt para conferir sobre la manera y demostraciones con que se le recibiria á aquel potentado al tiempo que se verificase su entrada en el pueblo. El marqués fué de parecer no se hiciese aparato alguno, pues que segun noticias que habia habido de Burdeos, se maņifestó sentido el Emperador de las públicas demostraciones que quiso rendirle la magnificencia de aquella Ciudad luego que llegó allí, porque el andar de incógnito excusaba semejantes formalidades. Pareció acertado el dictámen del Comandante General, y en vista suya se acordó por los capitulares no se hiciese novedad alguna para el recibimiento de aquel Monarca, una vez que cualquiera obsequio le habia de ser enfadoso. No bien se acababa de extender en Ayuntamiento este acuerdo, cuando impensadamente se plantó el Emperador en la Puerta de tierra, acompañado del célebre Duque de Crillon, conquistador en tiempos adelante de la isla de Menorca, y otros dos personajes, entre diez y once de la mañana. Luego se dirigió S. M. desde la Puerta de tierra al Palacio del Comandante General, en cuya plazuela se le presentaron los dos Alcaldes D. José de Guruceaga y D. Juan José de Garagorri, congratulándole en nombre de la Ciudad sobre su feliz llegada á este pueblo, que se daba por dichoso de que su Real Persona hubiese querido ilustrarle con su augusta presencia, como lo acredita el numeroso concurso de gentes, qne en tropeles acudian á disfrutar de cerca la amable vista de tan gran Soberano, quien era el segundo Emperador que despues de su antecesor el inmortal Cárlos V, le vieron dentro de su recinto las murallas de San Sebastian y la casa de los Idiaquez. Añadiéronle que la Ciudad se hallaba en el empeño de honrar á S. M. Imperial con iluminaciones de la Plaza Nueva y de todas las calles, y con los espectáculos del anfiteatro, propios de la Nacion, y demás públicos regocijos. Agradeció el monarca incógnito la fineza de la Ciudad y la de todos sus vecinos, dando á entender no podia aceptar las demostraciones que querian hacerle, porque en este viaje suyo andaba á manera de una persona particular. Habiéndose detenido el Emperador cerca de un cuarto de hora en el palacio del Comandante General, salió por la puerta falsa que cae hácia la calle del Campanario, acompañándole los dos Alcaldes, varios oficiales de la Plana Mayor, y otras muchas gentes, y se dirigió por el Arco de Santiago á los almacenes de cacao de la Compañía de Caracas, donde se mantuvo un rato examinando dicho género y produccion de la América, partiendo y aún desmenuzando en la boca algunos granos; luego bajó al peso de la Lonja, y reconoció el fierro que existia en ella, conversando sobre este importante ramo de comercio, fruto el más importante de la Cantábria, beneficiado con la industria de sus naturales. Desde dicha Lonja se encaminó S. M. al cuartel de los soldados, en cuyo alojamiento manifestó á los circunstantes aquel espíritu marcial, que siempre caracterizó á este Príncipe, registrando por sí las camas de los soldados, y pidiendo, para probar, el pan llamado de municion. Serian ya las once y media cuando S. M. pasó entre el mucho bullicio de gente al glásis ó esplanada, donde estaba ya formado uno de los batallones del regimiento de Nabarra que guarnecia esta plaza, cuya tropa, que era lucidísima, ejecutó varias evoluciones bajo el comando de su Teniente Coronel don Jerónimo Giron, en presencia del monarca, quien estuvo observando de muy cerca las operaciones de la referida tropa, y despues se introdujo por las filas de los soldados andando con aceleracion, sin embar go de que apretaba el calor, en medio de lo cual se mantuvo siempre sin quitasol y á cuerpo descubierto, que le traía vestido de un sobretodo musgo, chupa y calzon de ante, sombrero regular sobre un peinado simple. Entre doce y media, sintiéndose trasudado, aunque habia venido á caballo y en posta, quiso volver en un coche de la Ciudad que se le estaba preparado al lado derecho de la esplanada, donde se metió con los otros tres personajes que traía en su comitiva, y uno de ellos era su Secretario, y despidiéndose con particulares señales de agradecimiento de todo el pueblo, emprendió su viaje para San Juan de Luz, por el camino de Hernani, y continuó su derrota por Astigarraga y Oyarzun hasta el paso de Behobia. La Ciudad luego dió aviso al Ministro Conde de Floridablanca para que trasladase á noticia del Rey todo lo ocurrido en esta ocasion, y en respuesta recibió carta de S. E. con las cláusulas siguientes: «Han merecido particular aprobacion del Rey los obsequios hechos al Emperador el dia que entró en San Sebastian y los demás con que ofreció V. S. manifestarle su veneracion si gustaba detenerse dentro de sus muros, y al mandarme S: M. expresarlo á V. S., ha querido añadir que estima tambien el cuidado con que informó V. S. de este suceso en carta de 27 de Junio. Dios guarde á V. S. etc.»

#1778.- ALCALDES:
.- Manuel de Arriola y José Miguel Goicoa

#1779
@ -  S i d r a s . Se previene á la Villa de Alegría , que no impida vender libremente Sidra pura en aquella Jurisdicción  y lo ofrece la Villa

#1779.- 
#1780.- ALCALDES:
.- Fernando Ansorena y José Ventura

#1782.- ALCALDES:
.- Manuel de Arriola y Manuel de Aróstegui

#1782.- No tenia olvidado el Emperador este viaje que hizo á San Sebastian é igualmente á Fuenterrabía, cuando en carta que dirigió escrita de puño al Duque de Crillon, congratulándose por la conquista de la isla de Menorca lograda por España bajo su conducta en 1782, le añadía entre otras finezas: «No puedo ya contenerme en el silencio y es preciso que recuerde á V. E. el Conde de Falckenstein, á quien hizo el favor de enseñarle una pequeña parte de España. Desde aquel momento no me quedó la menor duda del buen celo de V. E., ni de su deseo y valor para emprender y ejecutar cosas en que otros habian solo encontrado dificultades.»
#1783.- ALCALDES:
.- Juan José de Michelena y Juan José de Cardón 

#1787.- ALCALDES:
.- Juan José de Zavala y José Domingo de Huici



1788 - 1808



Carlos IV de España

Carlos IV de España, llamado «el Cazador» (Portici, 11 de noviembre de 1748-Nápoles, 19 de enero de 1819), fue rey de España desde el 14 de diciembre de 1788 hasta el 19 de marzo de 1808. Hijo y sucesor de Carlos III y de María Amalia de Sajonia.

Accedió al trono poco antes del estallido de la Revolución francesa, y su falta de carácter solía hacer que delegase el gobierno en manos de su validoManuel Godoy, de quien se decía que era amante de su esposa María Luisa de Parma, aceptado como cierto por historiadores como Balansó o Zavala,1​ mientras negado por otros, ya que no ha podido ser demostrado.2​ La Revolución Francesa de 1789 marcó su reinado, pero eso no le impidió seguir con la línea de reformas ilustradas, impulsadas tanto por el monarca como por Godoy, truncado por la injerencia napoleónica y la inestabilidad interna que esta provocó.

1

2

#1791.- ALCALDES:
.- Francisco Ignacio Pollo de Sagasti y José Santiago Claesens

#1793.- ALCALDES:
.- Joaquín María de Yunybarbia y Evaristo de Echagüe
@ - 1794 - El 4 de agosto de 1794, la plaza de San Sebastián, mediante capitulación fue ocupada por los franceses, los cuales se retiraron luego a consecuencia de la Paz de Basilea.
#1795.- ALCALDES:
.- Francisco Javier de Larreandi y Francisco Antonio Gaztelu.

# 1800.- ALCALDES:
.- José María de Jáuregui y José María de Soroa


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