Miércoles. 18 de Agosto de 1813. 52º día de Sitio.
Amanece un buen día, aunque algo brumoso a primeras horas de la mañana. El estado de la mar es excelente. Los ingleses siguen esperando el ansiado tren artillero de refuerzo que tiene que venir por mar. En la distancia ven un convoy que se está aproximando, aunque creen que pueden ser los transportes que salieron hace días hacia Bilbao, que regresan a devolver su cargamento en los muelles de Pasajes. Los vigías franceses también los ven. Controlan desde su privilegiada posición, en las alturas del monte Urgull, el continuo ir y venir de buques enemigos. En el despacho de Rey al Mariscal Soult se informa de los siguientes avistamientos. Los envíos de suministros a los franceses van bien, aunque las necesidades en San Sebastián, según transcurren los días, se van haciendo cada vez mayores. Hasta el momento se han recibido 5.000 sacos terreros, que a pesar de ser una cantidad considerable, solamente suponen la mitad de la cifra prometida. Los hospitales van bien, aunque la necesidad de medicinas empieza a ser preocupante. El General Rey se lo recuerda personalmente a Depogé en una carta, al pedirle que se lo recuerde al intendente general. En la ciudad el suministro de agua es perfecto. No ha habido ningún percance en los pozos. El General Rey también pide que se le manden refuerzos, ya que las bajas son constantes. Se lamenta de que este día, a media noche, un valioso oficial de "voltigeurs" ha resultado muerto. Necesita cubrir urgentemente las bajas. La batería aliada, situada en el alto de San Bartolomé, se encuentra en perfecto estado tras ser constantemente mejoradas sus defensas y baterías. En el reducto preparado en los terrenos del cementerio del convento, los franceses distinguen claramente seis amenazantes troneras, y creen que en breve habrá otras cuatro más, lo que le dará una potencia destructora enorme. En el antiguo, junto a su convento, se ha preparado otra batería para dos cañones. Las baterías mantienen un vivo fuego sobre la ciudad desde las diez de la mañana, hora en la que abren fuego. Este día, el sonido de los cañones se escucha con total claridad incluso desde San Juan de Luz. El Teniente De Lamadrid corrobora estas noticias. La tripulación de la embarcación apresada el día anterior está siendo investigada. Ellos alegan que nada tienen que ver con el bloqueo, ya que habían zarpado desde Guetaria. Su capitán es constantemente interrogado. Por la noche, a eso de las ocho, nuevamente intenta llegar desde Francia la trincadura, cargada con las 14 cajas de municiones, que había fracasado y regresado el martes anterior. Junto a ella zarpa la pequeña lancha "La Hardie", en la que se transportan dos fardos de sacos terreros y los despachos para el general Rey. Su misión es muy complicada. El puerto de San Sebastián está cada vez más férreamente vigilado. Pero los vientos no les son favorables por lo que tienen que regresar a puerto a las once y media. |
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