SIGLO XIX



siglo XIX




SAN SEBASTIAN EN LOS SIGLOS  XIX y XX.
© Pedro Barruso Barés
La Historia Contemporánea de San Sebastián puede decirse, sin lugar a dudas, que da comienzo con la destrucción que sufrió a manos de las tropas anglo-portuguesas el 31 de agosto de 1813. El incendio que asoló la ciudad dio pie a que ésta se reedificara casi por completo dando paso al desarrollo de ciudad que conocemos actualmente en sucesivos ensanches a lo largo de toda la centuria. De igual manera se realiza el trazado de la Parte Vieja que se conoce actualmente. A pesar de ello, tendrán que pasar cincuenta años más, hasta 1863, para que la ciudad pierda la condición de plaza fuerte y se apruebe el derribo de las murallas. Este hecho será el verdadero motor del desarrollo urbano, económico y social de San Sebastián.
Pero dejando a un lado este tipo de cuestiones, en este capítulo centraremos nuestra atención en ofrecer un panorama general de la historia, fundamentalmente política, de San Sebastián entre 1813 y 1887, fecha en la que la reina regente María Cristina -viuda de Alfonso XII- retorna a veranear a San Sebastián. Para ello se traza un recorrido que se apoya en un esquema clásico dentro de la historia decimonónica. Se trata de poner de manifiesto cuales son las actitudes de los hombres y de la ciudad de San Sebastián ante los múltiples avatares políticos del convulso siglo XIX. El período que se extiende desde el final de la Guerra de la Independencia, el Trienio Liberal (1820-1823), la denominada Década Ominosa (1823-1833) -último período absolutista del reinado de Fernando VII- la Primera Guerra Carlista, conocida como la Guerra de los Siete Años, la alternancia entre moderados y progresistas del reinado de Isabel II, que se extiende desde 1840 hasta 1868, el Sexenio Revolucionario (1868-1874) y la Restauración de la monarquía son los hitos políticos que jalonan este breve recorrido por la historia donostiarra del siglo XIX.

1788-1808


.

Carlos IV de España

Carlos IV de España, llamado «el Cazador» (Portici, 11 de noviembre de 1748-Nápoles, 19 de enero de 1819), fue rey de España desde el 14 de diciembre de 1788 hasta el 19 de marzo de 1808. Hijo y sucesor de Carlos III y de María Amalia de Sajonia.

Accedió al trono poco antes del estallido de la Revolución francesa, y su falta de carácter solía hacer que delegase el gobierno en manos de su validoManuel Godoy, de quien se decía que era amante de su esposa María Luisa de Parma, aceptado como cierto por historiadores como Balansó o Zavala,1​ mientras negado por otros, ya que no ha podido ser demostrado.2​ La Revolución Francesa de 1789 marcó su reinado, pero eso no le impidió seguir con la línea de reformas ilustradas, impulsadas tanto por el monarca como por Godoy, truncado por la injerencia napoleónica y la inestabilidad interna que esta provocó.


#1801.- ALCALDES:
.- Francisco de Cardaveraz y  José Ignacio de Arpide
.- José Francisco de Mendizabal y Joaquín de Michelena
#1802.- ALCALDES:
.- Fernando de Garayoa
.- Francisco Borja de Larrandi



#1803.- ALCALDES:
.- José Santiago Claesens
.- Bernardo Joaquín de Gainza
#1804.- ALCALDES:
.- Joaquín María de Yunibarbia
.- Evaristo de Echagüe



#1805.- ALCALDES:
.- Fernando de Garayoa
.- Francisco Antonio de Echagüe
#1806.- ALCALDES:
.- Fernando María Izquierdo
.- Francisco de Aldaz
#1807.- ALCALDES:
.- Miguel Joaquín Lardizábal y Amezqueta
.- Joaquín Gregorio de Goycoa
#1808.- ALCALDES:
.- José María de Soroa y Soroa
.- José Santiago Claesens

@ - 1808 - Cuando la Guerra de la Independencia (1808), San Sebastián, lo mismo que otras ciudades y fortalezas muy importantes, fue ocupada por los franceses por medio de la deslealtad y la perfidia y sometida a su yugo, hasta que el 28 de junio de 1813, tres batallones de Guipúzcoa, al mando del coronel don JUan José de Ugartemendia, aparecieron en el alto de San Bartolomé como para anunciar que era llegada la hora de liberar al pueblo oprimido por tanto tiempo.




1808-33



Reinado de Fernando VII de España

El reinado de Fernando VII es el período de la historia contemporánea de España de veinticinco años de duración comprendido entre 1808 y 1833. Fernando VII de España subió al trono el 19 de marzo de 1808, inmediatamente después de la abdicación de su padre, Carlos IV, tras el Motín de Aranjuez; y su reinado concluyó con su fallecimiento el 29 de septiembre de 18331

Fernando VII, rey nominal desde Aranjuez,2​ cautivo desde las abdicaciones de Bayona en 1808, sin embargo es reconocido como monarca legítimo de España durante la guerra de Independencia por las Juntas de Gobierno, la Regencia y las Cortes españolas y también por las Juntas americanas. Desde el 25 de julio de 1808, fecha de la proclamación de José I Bonaparte, hasta el retorno del cautivo Fernando VII, no hubo pues, rey efectivo en España.3​ Después de la derrota definitiva de José I Bonaparte, quien abandona Madrid el 27 de mayo de 1813Napoleón reconoce a Fernando VII como rey de España mediante el Tratado de Valençay. El rey cautivo ya libre entra en España el 22 de marzo de 1814 por Figueras,4​ y ahora como rey efectivo, prometió restaurar las cortes tradicionales y gobernar sin despotismo. Fernando recibe el apoyo general de la población y el respaldo de 69 diputados de las Cortes, mediante el llamado Manifiesto de los Persas, que es presentado al rey el 16 de abril en Valencia, y con este apoyo, se proclama rey absoluto, decreta ilegales las Cortes de Cádiz, y toda su obra, lo mismo que todas las Juntas rebeldes surgidas en América. En los años siguientes, tras una sucesión de pronunciamientos liberales en la península ibérica, finalmente en 1820, se provoca la sublevación del ejército de Ultramar por Rafael Riego y Antonio Quiroga, que conduce a la reinstalación de las Cortes bajo el gobierno del Trienio Liberal, y la renuncia, de hecho, del esfuerzo de España contra la independencia de América. Se produce la reacción realista y la invasión de un ejército francés en 1823 que restaura a Fernando VII en el trono absoluto, hasta su muerte en 1833.





1808 -13




Guerra de la Independencia Española

La guerra de la Independencia Española fue un conflicto bélico que se dio entre 1808 y 1814 dentro del contexto de las guerras napoleónicas, que enfrentó a las potencias aliadas de EspañaReino Unido y Portugal contra el Primer Imperio francés, cuya pretensión era la de instalar en el trono español al hermano de NapoleónJosé Bonaparte, tras las abdicaciones de Bayona.

La guerra de la Independencia, también conocida en español como la francesada,b​ Guerra Peninsular,6​ Guerra de España,6​ Guerra del Francés,6​ Guerra de los Seis Años6​ o «levantamiento y revolución de los españoles»,6​ se solapa y confunde con lo que la historiografía anglosajona llama Peninsular War (Guerra Peninsular), iniciada en 1807 al declarar Francia y España la guerra a Portugal, tradicional aliado del Reino Unido. También tuvo un importante componente de guerra civil a nivel nacional entre afrancesados y patriotas. El conflicto se desarrolló en plena crisis del Antiguo Régimen y sobre un complejo trasfondo de profundos cambios sociales y políticos impulsados por el surgimiento de la identidad nacional española y la influencia en el campo de los «patriotas» de algunos de los ideales nacidos de la Ilustración y la Revolución francesa, paradójicamente difundidos por la élite de los afrancesados. Con motivo del bicentenario de la Guerra de la Independencia, Frigdiano Álvaro Durántez Prados puso en tela de juicio dicho nombre, ya que no se trata de un conflicto de carácter independentista, según el carácter que se le ha ido dando a estas conflagraciones, y propuso la denominación Guerra de 1808 o Guerra Peninsular.7


#1808.- ALCALDES:
.- José María de Soroa y Soroa
.- José Santiago Claesens



#1809.- ALCALDES:
.- Francisco de Aldaz
.- Juan José de Aramburu
# El Ilustre Maisuba.- Nace el maestro Santesteban


#1810.- ALCALDES:
.- Miguel Juan de Barcáiztegui
.- Francisco Borja de Larreandi


#1811.- ALCALDES:
.- Joaquín María de Yunybarbia
.-Alberto María de Aranalde

#1812.- ALCALDES:
.- Juan Bautista de Alzaga
.- Joaquín Vicente de Echagüe
# Donostiarras presos - El popular poeta D. José Vicente de Echagaray y otros conocidos erriko-shemes son conducidos presos a Francia por las tropas del emperador

#1813.- ALCALDES:
# Antes y durante el Asedio de la Ciudad.
.- Joaquín de Michelena
.- Manuel de Gogorza

#1813.- Ayuntamiento Constitucional. ALCALDES:
.- Miguel Antonio Bengoechea
.- Manuel Gogorza

#1813-14.Ayuntamiento Constitucional. ALCALDES:
.- Juan José Vicente de Michelena

.- Pedro Gregorio de Iturbe

#



1813




ASEDIO DE 1813

#1813.- ALCALDES:
# Antes y durante el Asedio de la Ciudad.
.- Joaquín de Michelena
.- Manuel de Gogorza

#1813.- Ayuntamiento Constitucional. ALCALDES:
.- Miguel Antonio Bengoechea
.- Manuel Gogorza

#1813-14.Ayuntamiento Constitucional. ALCALDES:
.- Juan José Vicente de Michelena

.- Pedro Gregorio de Iturbe


@ - Ver y leer la web: http://www.sansebastian1813.es/




1814 - 1820



1814 - 1820 - Sexenio Absolutista

El 4 de mayo (1814) Fernando VII decreta ilegales las Cortes de Cádiz, y su obra legislativa, fundamentalmente la Constitución de 1812.

Muy pocas son las personas que manifiestan su hostilidad al monarca tras el decreto de 4 de mayo. Hay que tener en cuenta que la constitución de 1812 no beneficiaba en absoluto a los campesinos, ya que les quitaba la propiedad jurisdiccional de las tierras que les permitía hacer un uso usufructuario de las mismas, sin perjuicio de los impuestos que tenían que pagar al noble. Por esta razón, el campesinado apoyó a Fernando VII y posteriormente a su hermano Carlos que representaba la opción antiliberal. Tras la derogación de la constitución de 1812 (la Pepa), los militares liberales son trasladados y arrestados en África; y los disturbios en Madrid, de poca entidad, son acallados rápidamente por el ejército. Se restablece el Consejo de Castilla, se destituye a los alcaldes, se restablecen las capitanías generales, regresa la Compañía de Jesús el 15 de mayo de 1815, se reinstaura la Inquisición y se persigue a los afrancesados. Sin embargo, los campesinos no obtuvieron las ventajas que pretendían, y la nobleza acaparó la propiedad plena de la tierra, con lo que el campesino se convertía en un asalariado a partir de la promulgación de la constitución del 19 de marzo de 1812 que ya no se derogaría en este sentido. Esta reforma sobre la tierra benefició a la nobleza y sobre todo a la burguesía. Fernando VII nunca la derogó. Por todo ello, los campesinos pusieron al final sus esperanzas en la causa carlista. En España, no existe una revolución burguesa como en el resto de Europa. En España, hay una burguesía temerosa de la revolución y cuya mayor aspiración es adquirir un estatuto nobiliario. La burguesía española se alía con la nobleza y nunca con el campesinado que es el que, en realidad, tenía la fuerza para apoyar una revolución burguesa.

Algunos pronunciamientos liberales se sucedieron a lo largo de estos años contra el absolutismo fernandino, pero sin éxito: Espoz y Mina en 1814, Díaz Porlier en 1815 y el general Lacy en 1817 fueron los más destacados.

Sin embargo, el 1 de enero de 1820, el coronel Rafael de Riego en Las Cabezas de San Juan junto a otros oficiales liberales proclama la Constitución de Cádiz. El movimiento se debilita y en marzo está al borde del fracaso, pero en Galicia se producen varios levantamientos que se unen proclamando también la vigencia de la Constitución gaditana. El efecto es seguido en diferentes puntos de España. El 7 de marzo, los sublevados y el pueblo ocupan los aledaños del Palacio Real de Madrid por lo que el rey se ve obligado a aceptar la Constitución.


#1814.Ayuntamiento Foral. ALCALDES:
.- José Santiago de Claesens
.- Joaquín María de Yunibarbia.
# La provincia, congregada en Junta general, acuerda celebrar perpetuamente el aniversario del 31 de Agosto

#1815.Ayuntamiento Foral. ALCALDES:
.- Evaristo de Echagüe Barbería
.- Manuel Gogorza
# Celébrase en Santa María, por vez primera, el solemne Aniversario de la hecatombe del 31 de Agosto de 1813. Asiste la población en masa.
Escribe Sagasti para el mismo acto religioso la famosa misa que lleva su nombre.
Un severo catafalco se levanta en el centro del templo con inscripciones en vascuence, castellano y latín
# El poeta donostiarra D. José Vicente de Echagaray es agraciado por Fernando VII con la cruz de distinción, por haber sido prisionero y hallarse preso por los franceses durante la guerra de Napoleón.
# Calcúlase en 102.305.000 reales las pérdidas materiales del incendio.
El ilustre arquitecto Ugartemendia traza su magnífica colección de planos del San Sebastián anterior al incendio.
# Nace el general D. Rafael de Echagüe

#1816.-Ayuntamiento Foral. ALCALDES:
.- Bartolomé de Olozaga
.- Juan José Aramburu
1816 - San Sebastián vuelve a la vida #

#1817.- Ayuntamiento Foral. ALCALDES:
.- José María de Soroa y Soroa
.- José María Izquierdo



#1818.- Ayuntamiento Foral. ALCALDES:
.- Evaristo de Echagüe Barbería
.- José María Eceiza



#1819.Ayuntamiento Foral. ALCALDES:
.- Joaquín María de Yunibarbia.
.- José María Ansorena Garayoa
# Se celebra una comparsa de sastres por San Antonio (13 de Junio)


4.6.3 EL GOBIERNO MUNICIPAL ENTRE 1813 Y 1855
Los avatares políticos del siglo XIX tienen, necesariamente, su influencia en el gobierno municipal. Tratando de exponer brevemente éstos, la reforma más importante viene de la mano del giro absolutista de Fernando VII en 1823, que modificó sustancialmente el régimen concejil tradicional. El cambio se materializa principalmente en la Real Cédula del 17 de Octubre de 1824, que decretaba la uniformidad en todo el Reino a la hora de elegir a los cargos municipales. De esta forma los propios concejos proponían el nombre de tres personas para ocupar los cargos a cubrir. Esta propuesta era examinada por la Chancillería de Valladolid quien emitía su dictamen sobre los candidatos.
Simultáneamente, y como consecuencia de los acontecimientos políticos del Trienio Liberal, las condiciones para ser vecino concejante -que podía ser elector y elegible- se endurecen. Según el acuerdo adoptado en la Junta Particular celebrada el año 1823 en Azkoitia, esta cualificación sería otorgada por el Regimiento en unión de los nobles absolutistas, quedando expresamente excluidos quienes hubieran expresado su adhesión al régimen liberal y su repulsa del absolutismo, lo que garantizaba unos consistorios con una fidelidad absoluta el monarca absoluto.
Pese a que la muerte de Fernando VII supuso el triunfo del sistema liberal y que, desde 1833 hasta la Revolución de 1868, el moderantismo fue la tónica general de los sucesivos gobiernos una serie de disposiciones modificarán sustancialmente la composición, sistema de elección y personas con capacidad para ser elegidos miembros del gobierno de San Sebastián. Dos son las leyes fundamentales que regirán los procesos municipales, la de 1840 y la de 1845.
La principal modificación de la composición municipal se produce debido a la ley de 1840, que reduce a uno el número de alcaldes y crea la figura del teniente de alcalde. A partir de este momento el Ayuntamiento celebra dos sesiones semanales en las que la presencia del público va a ir variando con el paso del tiempo. La Ley de 1840 restringe la presencia de público en las sesiones excepto cuando se debatiera sobre alistamientos, sorteos militares y exámenes de presupuestos y cuentas. Por el contrario en 1823 se autorizaba la presencia del público excepto cuando se tratasen asuntos reservados. Finalmente, en 1865, se prohibía la presencia del público en el último de los casos citados.
FECHA
 Alcalde
 Tnt. Alcalde
 Regidor
 Síndico
 Total
1813-14
 2

 8
 2
 12
1820-23
 2

 12
 2
 16
1838-43
 2

 8
 2
 12
1844-45
 1
 2
 11
 1
 15
1846-53
 1
 2
 12
 1
 16
1854-55
 1
 2
 17
 1
 21
Composición del consistorio donostiarra (1813-1855)Fuente: Celia Aparicio
Del mismo modo que se modifica la composición de los ayuntamientos van evolucionando las funciones de los alcaldes. Estos irán perdiendo gran parte de sus atribuciones judiciales, aunque continuarán ejerciendo ciertas prerrogativas en causas civiles, que en caso de necesidad serían apeladas ante el juzgado de primera instancia, manteniendo éstos la facultad de imponer sanciones de tipo económico. El control del Estado sobre los alcaldes se incrementa a partir de 1845. La Ley Municipal de 1845 facultaba a la reina para nombrar los alcaldes de las capitales de provincia, cabezas de partido judicial y poblaciones de más de 2.000 habitantes, quedando reservado el nombramiento de la máxima autoridad municipal en el resto de localidades al Jefe Político lo que supone el aumento del control del Gobierno sobre los municipios. De igual manera los regidores van variando el tiempo de su permanencia en el cargo.
ALCALDES DE SAN SEBASTIAN (1804-1855)
ALCALDE
 AÑOS DE MANDATO
Yunybarbia, Joaquín María
 1804, 11, 14, 19
Echagüe, Evaristo
 1804, 15, 18, 30
Ansorena, Fernando
 1805
Alday, Francisco
 1806
Izquierdo, Fernando María
 1806
Goicoa, Joaquín Gregorio de
 1807
Soroa, José María
 1808, 17, 27, 30
Alzate, Sebastián Ignacio 
 1809
Aramburu, Juan José 
 1809, 16, 1824-26
Barcaíztegui, Miguel Juan de
 1810
Aranalde, Alberto María 
 1811
Alzaga, Juan Bautista
 1812
Echagüe, Joaquín Vicente
 1812, 27, 32, 1835-1836
Bengoechea, Miguel Antonio
 1813
Iturbe, Pedro Gregorio
 1813
Michelena, Juan José Vicente
 1813
Gogorza, Manuel de
 1813, 15
Claessens, José Santiago
 1814
Olozaga, Bartolomé de
 1816
Izquierdo, José María
 1817, 40, 43
Eceiza, José María
 1818, 1833-35
Aranalde, Miguel María
 1820
Alcain, Manuel Joaquín
 1820
Vilaalcazar, Conde de
 1820
Gascue, Miguel de
 1820, 1832
Echagüe, Francisco Antonio de
 1820-21, 1823-26
Bermingham, Joaquín Luis de
 1821, 1828
Añorga, Tomás Joaquín de
 1822
Vidaurre, José Ignacio de
 1822
Alberdi, Antonio de
 1823
Aspiazu, José Antonio
 1823-24
Burgué, Alejandro
 1826, 29, 1835-36, 1839
Adarraga, Juan Miguel de
 1826-1831
Arambarri, Juan Ramón 
 1828
Apalategui, Pedro Ignacio 
 1829
Arzac, José Francisco de
 1833
Mendizabal, Joaquín de
 1833, 1846-47
Fernández, José Antonio 
 1834-35
Brunet, José Manuel 
 1834-35, 1838, 1841
Collado, Pablo de
 1837
Amilibia, Eustasio de
 1837, 1841, 1848-50, 1861-64
Vidaurre, Martín
 1838
Arambarri, José de
 1839
Alcain, Andrés Gil de
 1839, 1844-45, 1850-51, 1857-58
Zumalacárregui, Miguel 
 1840
Lopetedi, Bartolomé
 1841
Calbetón, Joaquin
 1842
Lasala, Fermín
 1842
Queheille, Pedro María 
 1843
Serres, Ramón
 1852-53, 1859-1860
Errazu, Juan María de
 1854, 1868, 1874, 1879-80
Collado, José Manuel 
 1854-57
Ruíz de Ogarrio, Tadeo
 1854-57
Fuente: Baldomero Anabitare
Del relevo anual se pasa a la remoción únicamente de la mitad de los cargos en función de los decretos de 1823 y la Ley de 1840 hasta la duración bianual siendo sustituidos, al término de la misma, solo la mitad de los concejales en función de la Ley de 1845.
Pero las principales variaciones se produjeron en el sistema de acceso a los oficios públicos. La introducción del sistema liberal en el ayuntamiento supuso un cambio radical en el mismo. La eliminación de la exigencia de la hidalguía para acceder a los cargos del municipio permitió la llegada al consistorio de la burguesía comercial que por su procedencia extranjera, o de otras provincias, no tenía probada su hidalguía. De esta manera el sector comercial se abría paso hacia el control de todos los resortes de la ciudad. Del mismo modo desapareció el sistema de los millares -disponer de unos determinados bienes raices para acceder a cargos- pero que es sustituido por un sistema censitario de forma que solo una parte de los mayores contribuyentes tenían cabida en el proceso electoral.
El proceso de las elecciones se basaba -en función de los decretos de 1812 y 1823- en la participación de los vecinos capacitados en sus diferentes juntas parroquiales. Estas, celebradas bajo la presidencia de una autoridad, servían para el nombramiento de los ciudadanos que participarían en la elección del nuevo Ayuntamiento. Con las leyes de 1840 y 1845 sólo los máximos contribuyentes, y de más de veinticinco años, tenían cabida en las elecciones. Este restrictivo sistema reducía a 413 los electores en San Sebastián en 1844 y a 239 en 1847 pese al aumento del número de vecinos en función de la aplicación de las distintas legislaciones electorales.




1820-23



Trienio Liberal

Se conoce como Trienio Liberal o Trienio Constitucional al periodo decimonónico de la historia contemporánea de España que transcurre entre 1820 y 1823. Este trienio constitucional se inicia el 1 de enero de 1820 con la sublevación militar de Rafael del Riego para restablecer la Constitución de Cádiz de 1812 contra el gobierno absolutista del rey Fernando VII. El 10 de marzo de 1820, en Madrid, Fernando VII es obligado a jurar la Constitución española de 1812 y a suprimir la Inquisición española. Este periodo revolucionario desencadena una reacción Realista y la ocupación de España por el ejército francés de los Cien Mil Hijos de San Luis, que atraviesan los Pirineos el 7 de abril de 1823, para restaurar el gobierno absolutista. El Trienio termina el 1 de octubre de 1823, cuando el rey Fernando VII disuelve las Cortes españolas y anula la legislación del Trienio.

#1820.Ayuntamiento Foral. ALCALDES:
.- Francisco Antonio Echagüe Eraso
.- Miguel María Aranalde

#1820.Ayuntamiento Constitucional. ALCALDES:
.- Conde de Villalcázar (Su nombramiento fue anulado el 20 de Mayo por carecer de los cinco años exigidos de residencia en la ciudad. Fue sustituido por Miguel de Gazcue)
.- Miguel de Gazcue
.- Manuel Joaquín de Alcain (Pasó a detentar el cargo  de Alcalde de primer voto mientras que Gazcue lo era de segundo, de acuerdo con el Artículo 5º del Decreto de las Cortes de 11 de Agosto de 1813)




#1821.- Ayuntamiento Constitucional. ALCALDES:
.- Francisco Antonio Echagüe Eraso
.- Joaquín Luis de Bermingham.

#1822.- Ayuntamiento Constitucional. ALCALDES:
.- Tomás Joaquín de Añorga Olazabal
.- Vicente de Ayesta (Exonerado de su cargo por no contar con 5 años de residencia. Sustituido por Vidaurre)

4.6.1 EL TRIENIO LIBERAL
El 1 de enero de 1820 el comandante Riego se subleva en Cabezas de San Juan proclamando la Constitución de 1812 y comenzó una marcha por Andalucía tratando de extender el régimen constitucional. En marzo, cuando Riego estaba dispuesto a abandonar, el rey jura la Constitución dando paso a una etapa de gobiernos liberales que ha pasado a la Historia con el nombre de Trienio Liberal.
San Sebastián proclama la Constitución inaugurando, de esta manera, una tradición liberal que le enfrentará con el resto de la provincia. La diferencia de las bases económicas de la ciudad y del resto del territorio darán lugar a un largo enfrentamiento que se prolongará durante la mayor parte del siglo XIX. Las razones del enfrentamiento entre las dos concepciones del estado -la liberal y la absolutista- son múltiples. Sin tratar de realizar un estudio detallado de las causas del mismo podemos decir que el liberalismo supuso la puesta en marcha de medidas como la desaparición de los mayorazgos y de los vínculos, la desamortización eclesiástica, la reducción del diezmo y el establecimiento de la contribución directa entre otras. Estas medidas provocaron, por una parte, el rechazo de las clases acomodadas y del clero, y por razones bien diferenciadas del campesinado. El clero veía sensiblemente mermados sus ingresos a la vez que reducido su ascendencia social por lo que pronto empezó una activa campaña antiliberal. Desde los púlpitos guipuzcoanos se lanzan duras diatribas contra la Constitución contraviniendo las normas del Gobierno de explicar la misma a los fieles. La nobleza terrateniente veía amenazados sus privilegios al suprimirse los vínculos y los mayorazgos y temía las repercusiones del traslado de las aduanas del Ebro a la costa. Radicalmente diferentes eran las razones por las que el campesinado reacciona contra el sistema liberal. La principal causa es el empeoramiento de su situación provocada por las nuevas medidas..
La reducción del diezmo -que hubiera aliviado la situación de las clases rurales- se produjo de manera simultánea al aumento de las rentas por parte de los propietarios lo que neutralizó su efecto. Si a lo anterior se une descenso de los precios agrícolas al producirse un aumento de la oferta en el mercado -como consecuencia del descenso del diezmo- nos encontramos que la situación monetaria del campesinado no mejora.
A todo lo anterior se debe unir la reforma del sistema militar. La Constitución establece el servicio militar obligatorio, que en el régimen foral se reducía al servicio dentro del territorio. Pese a que en 1821 el Gobierno autoriza que las provincias vascas recluten solo un cupo, la admisión de la sustitución del recluta por otro hace que el peso del servicio militar recaiga sobre las clases más humildes. Esta situación, unida a la labor de clero, desarrolla en los grupos sociales más desprotegidos un resentimiento hacia el gobierno liberal, a la vez que ven en la foralidad -el único modo de gobierno que conocían- un sistema más protector. Esto se traducirá en un aumento de la animadversión de los medios rurales hacia el liberalismo. En el mundo rural se hace responsable al nuevo gobierno de todos los males lo que provoca que a partir de 1822 comiencen a operar partidas realistas - partidarias del sistema absolutista y dirigidas en ocasiones por clérigos- en el País Vasco.
San Sebastián tampoco queda al margen de las conspiraciones absolutistas. En octubre de 1822 se denuncia la existencia de una conspiración realista, alentada por el clero, que formaba parte de un movimiento más amplio dirigido por el vizcaíno Fernando de Zabala. La situación se irá complicando cada vez más y las potencias europeas deciden tomar cartas en el asunto. De esta forma en el congreso de Verona, reunido por las principales monarquías europeas, éstas autorizan a Francia a intervenir en España para liberar a Fernando VII de la tutela de las Cortes.
Un ejército francés -conocido como los Cien Mil Hijos de San Luis- al mando del Duque de Angulema entran en España. El 3 de abril de 1823 San Sebastián, ciudad que se había sumado a la causa liberal defendiendo la Constitución, es bloqueada por las tropas francesas. El miedo de los ciudadanos donostiarras a que se repitieran los sucesos de 1813 hace que gran parte de la población de la ciudad abandone ésta. Mientras se produce el asedio, en el caserío de Miracruz y auspiciado por las tropas invasoras, se crea un Ayuntamiento absolutista presidido por Francisco Antonio de Echagüe y José María de Soroa. Finalmente San Sebastián capituló el 27 de septiembre, lo que dio paso a un periodo de ocupación francesa que se extendería hasta finales del mes de mayo de 1828. El retorno al sistema absolutista fue inmediato. Una de las primeras medidas adoptadas por el nuevo gobierno municipal fue la retirada de la piedra del escándalo -la lápida que conmemoraba la aprobación de la Constitución- y a la vez que era depuesto el ayuntamiento liberal.

4.6.2 LA MILICIA NACIONAL
Al hacer referencia al Trienio Liberal debemos detenernos en una de las instituciones más representativas del diecinueve donostiarra, que la vez que sirve de exponente de las ideas políticas de los donostiarras es en gran parte desconocida, se trata de la Milicia Nacional. Vinculada a las ideas liberares la Milicia Nacional Voluntaria, que tal era su denominación exacta, no era un cuerpo militar profesional sino que estaba integrada por ciudadanos voluntarios que tomaban las armas en momentos especialmente conflictivos teniendo como principal objetivo la defensa de la Constitución, estando su creación está expresamente recogida en la Carta Magna aprobada en Cádiz el 19 de marzo de 1812.
La Milicia Nacional nace a semejanza de la que se creó en Francia durante la Revolución Francesa. Durante la misma la Guardia Nacional supuso el primer intento contemporáneo de involucrar a los ciudadanos en la defensa del estado a diferencia de los ejércitos mercenarios o de recluta forzosa característicos del Antiguo Régimen. La Milicia Nacional donostiarra fue el principal elemento armado en el que se apoyó tanto el régimen liberal de 1820-23, y, de la misma manera durante la Primera Guerra Carlista será la principal fuerza que se oponga al ejército carlista que sitiará San Sebastián.
Todas las ordenanzas que regulan este cuerpo armado dejan patente que se trata de un cuerpo ciudadano y mandado por ciudadanos cuya principal función era mantener la seguridad del vecindario pero a su vez, al tratarse de un cuerpo militar, el Ejército podía recurrir a su concurso en las circunstancias en las que éste lo requiriera, fundamentalmente en momentos de guerra. A pesar de todo la Milicia, tal como expone Celia Aparicio, aparece íntimamente ligada al Ayuntamiento a quien correspondía la admisión de individuos para formar parte de ella1 siendo la institución facultada para licenciar a los milicianos y determinar los puntos de servicio de los mismos.
En el primer tercio del siglo XIX la principal función de la Milicia Nacional donostiarra fue la de sostén de la monarquía de Isabel II frente al ataque carlista a partir de 1833. Trescientos hombres, al mando de Joaquín Sagasti, se encargaron de la defensa de San Sebastián cuando las tropas militares estacionadas en ella partieron de la misma para sofocar la revuelta carlista de Bilbao y del resto de Gipuzkoa. La Milicia, como veremos en el apartado dedicado a la Primera Guerra Carlista tuvo un papel destacado en ella.
Tras el conflicto la Guardia Nacional, denominación que adoptó en 1835, se convirtió en un elemento al servicio de los progresistas para mantenerse en el poder lo que dio paso a una etapa de desarrollo e involución de la misma. En 1843, tras la caída de Espartero, la Milicia fue desarmada dando comienzo a un período de declive de la misma. De todos modos su desarme no será definitivo y -con motivo de la Revolución de 1868- renace con el nombre de Voluntarios de la Libertad pasando a denominarse en 1873 Voluntarios de la República. La restauración de la monarquía el año 1875 les hizo recuperar su antiguo nombre -Voluntarios de la Monarquía Constitucional- pese a que para esta fecha quedó prácticamente disuelta.
Pero no era solo la Milicia Nacional la única fuerza ciudadana existente. Junto a la anterior, aunque en la mayoría de los casos con una orientación diferente, se encontraban los llamados Tercios Realistas, milicia de la Diputación que contaba con efectivos en todos los pueblos y que en numerosos casos se pusieron del lado de los carlistas al comenzar la sublevación de 1833. En San Sebastián, dado el carácter abiertamente liberal de la ciudad, sus efectivos eran menores que los de la Milicia Nacional.


Guerra Realista

La Guerra RealistaGuerra Constitucional12​ o guerra civil de 1822-1823, fue un conflicto armado que se vivió en España durante el último año y medio del Trienio Liberal. Comenzó en la primavera de 1822 —no hay acuerdo entre los historiadores sobre el momento exacto de su inicio— con la extensión de las acciones y del número de las partidas realistas que ya venían actuando desde la primavera de 1821 con el propósito de restablecer el poder absoluto del rey Fernando VII. Le hicieron frente los ejércitos constitucionales que defendían el régimen liberal instaurado tras el triunfo de la Revolución de 1820. Tuvo como escenario fundamental CataluñaNavarra y el País Vasco y en una primera fase las fuerzas realistas fueron derrotadas viéndose obligadas a refugiarse en Francia (o en Portugal). La guerra dio el vuelco definitivo a favor de los realistas cuando el 7 de abril de 1823 comenzó la invasión del ejército francés de los Cien Mil Hijos de San Luis que contó con el apoyo de tropas realistas españolas reorganizadas en Francia y de las partidas realistas que habían conseguido sobrevivir a la ofensiva constitucionalista. El 30 de septiembre de 1823 el rey Fernando VII era «liberado» de su «cautiverio» y al día siguiente abolía la Constitución de 1812 y restauraba el absolutismo.



1823 - 1833




1823 - 1833 - Década Ominosa
Se denomina Década Ominosa o segunda restauración del absolutismo (1823-1833) al periodo de la historia contemporánea de España que corresponde a la última fase del reinado de Fernando VII (1814-1833), tras el Trienio Liberal (1820-1823), en el que rigió la Constitución de Cádiz promulgada en 1812. Algunos historiadores, como Josep Fontana, prefieren la segunda denominación porque extienden el periodo más allá de la muerte de Fernando VII, hasta el fin del sistema absolutista, alargándolo de esta forma hasta 1834


#1823.- Ayuntamiento Constitucional. ALCALDES:
.- José Brunet Segura
.- Antonio María Alberdi.

#1823.- Ayuntamiento Constitucional durante el bloqueo. ALCALDES:
.- Formado por los capitulares y el secretario que permanecieron en la ciudad adictos a la causa liberal.
.- José Brunet Segura.

#1823.- Ayuntamiento Provisional instalado en la casería Miracruz. ALCALDES:
.- Constituido el 24 de Abril, de acuerdo con una circular  de la Junta Provincial de España y las Indias, con individuos
.- José María Soroa y Soroa (Le correspondió ocupar el mismo cargo que ejercía antes del 7 de Marzo de 1820)(Regidor Jurado)


#1823-1826- Ayuntamiento Foral. ALCALDES:
.- Francisco Antonio Echagüe Eraso
.- José Antonio de Azpiazu

#1823- Desde la nefasta fecha del 31 de Agosto de 1813, nada ocurrió digno de mención hasta el 9 de abril de 1823, en que el ejército francés mandado por el duque de Angulema puso sitio a la plaza, que se rindió por capitulación el 1 de ocubre del mismo año. Esta vez, si bien los sitiadores causaron poco daño a la población, sufrió bastante la campiña que la rodea. 

1823 - Otra vez los franceses

#1826.Ayuntamiento Foral. ALCALDES:
# En este año 
.- Juan Miguel de Adarraga
.- Alejandro Burgué.

#1827.- Ayuntamiento Foral. ALCALDES:
# Cumpliendo con la Real Orden
.- José María Soroa y Soroa
.- Joaquín Vicente Echagüe Barbería.

#1828.- Ayuntamiento Foral. ALCALDES:
# Las elecciones para este año
.- Joaquín Luis de Bermingham
.- José Ramón de Arambarri

#1828- La plaza estuvo con guarnición francesa desde 1823 hasta principios de 1828, y en junio de este año recibió la visita de los reyes don Fernando VII y su esposa doña Amalia, con cuyo motivo hubo extraordiordinario regocijo y durante muchos días. El rey asistió a la procesión del Corpus y colocó la primera piedra de la casa consistorial, manifestándose muy satisfechos los regios consortes de su permanencia en esta Ciudad.



#1829.- Ayuntamiento Foral. ALCALDES:
.- Alejandro Burgué
.- Pedro Ignacio de Apalategui (A pesar de tener fijada su residencia en Lazcano, juró su empleo)




#1830.- Ayuntamiento Foral. ALCALDES:
.- José María Soroa y Soroa
.- Evaristo Echagüe Barbería



#1831.- Ayuntamiento Foral. ALCALDES:
# La Real Orden de 21 de Mayo de 1831
.- Juan Miguel de Adarraga
.- José Brunet Segura.


#1832.- Ayuntamiento Foral. ALCALDES:
.- Miguel Gazcue
.- Joaquín Vicente Echagüe Barbería




#1833.- Ayuntamiento Foral. ALCALDES:
# Se nombró el 1 de Enero
.- Joaquín Mendizábal
.- José Francisco de Arzac Parada.



4.6.4 SAN SEBASTIÁN HASTA LA PRIMERA GUERRA CARLISTA (1823-1833)
Como ya hemos señalado la irrupción de los Cien Mil Hijos de San Luis supone el fin del Trienio Liberal y la vuelta al absolutismo. De esta manera da comienzo un período de gobierno absolutista conocido como la Década Ominosa que se prolongaría hasta la muerte de Fernando VII en 1833.
San Sebastián recibió la visita del monarca en junio de 1827. El día 4 de junio Fernando VII es recibido en una ciudad que, pese a que todavía no se había repuesto de la destrucción de 1813, celebra toda una serie de festejos, incluídas tres corridas de toros en la llamada Plaza Nueva (hoy de la Constitución) en las que intervino el famoso torero Carreto. El 10 de junio de 1827 el rey colocaba la primera piedra de la nueva casa consistorial, en lugar que ocupaba el anterior, tras haber derribado -en 1819- los escasos restos que sobrevivieron al incendio de 1813. Pese a que la visita real costó a la ciudad 356.000 reales ésta debió causar buena impresión, de manera que al poco tiempo se celebró una sesión teatral para festejar el cumpleaños del rey. El teatro, inaugurado en abril de 1828, se encontraba situado junto a la muralla del cubo imperial.
Al realizar el repaso por la historia donostiarra del siglo XIX no se puede pasar por alto la cuestión económica. Sin tratar de realizar un estudio detallado de la economía donostiarra de la época si debemos decir que el enfrentamiento entre las distintas concepciones políticas que se dan cita en Guipúzcoa a lo largo del siglo pasado tiene, necesariamente, su reflejo en el campo de la economía siendo la cuestión aduanera una de las más representativas del conflicto. de un largo enfrentamiento entre la provincia y la ciudad.
Las aduanas, en virtud del régimen foral, se encontraban situadas en el Ebro, lo que gravaba los productos que desde el País Vasco se dirigían hacia el mercado español. La mala situación de la hacienda real obligaba a que esta aprovechara al máximo todos los recursos posibles y tratara de acabar con el contrabando que se llevaba a cabo desde el País Vasco por lo que se plantea el traslado de las aduanas. Pese a que ya en 1815 un dictamen aconseja el traslado de las aduanas a la costa, el afán de Fernando VII por mantener el régimen absolutista, impidió aplicar esta medida. Habría que esperar hasta el Trienio Liberal para que esta medida entrara en vigor, pero la brevedad de la etapa liberal impidió que esta medida sugiera efecto. De esta forma los mismos comerciantes -el grupo social más beneficiado por el traslado- solicitan, en 1823, el regreso de las aduanas a sus puntos tradicionales.
A pesar de ello la cuestión de la situación de las aduanas generará un largo pleito entre San Sebastián y la Diputación. Este da comienzo debido a la abolición de la hidalguía por el régimen liberal. Esto se valora en San Sebastián como el fin de la omnipresencia administrativa de la Diputación, con lo que el consistorio -dado que los donostiarras consideraban que la Diputación no defendía adecuadamente sus intereses- se convierte en el representante de la burguesía comercial donostiarra frente a la Provincia. A pesar de la vuelta al sistema absolutista no se produjeron grandes alteraciones en las condiciones económicas de la ciudad, e incluso en 1828 se habilitó al puerto donostiarra -junto con el de Bilbao- para el comercio con América. A pesar de ello la desconfianza de la Diputación fue en aumento. Esta suponía que todas las medidas económicas iban encaminadas a un nuevo traslado de las aduanas, extremo que quedó finalmente descartado en 1829 cuando Fernando VII hacía patente su voluntad de mantener las aduanas en su emplazamiento.
San Sebastián, sin embargo, seguía adelante con sus intentos de lograr el traslado con la consiguiente apertura a su comercio de todo el mercado español sin las cargas aduaneras interiores. Para ello, en 1831 con motivo de la celebración de las Juntas Generales la ciudad presenta una memoria en la que pone de manifiesto la delicada situación económica por la que atraviesa y que la solución pasa por el libre comercio con América y la apertura del mercado castellano -mediante el traslado de las aduanas- a los productos vascos. La burguesía donostiarra mostraba su voluntad de entrar en la gran familia española sin dejar de ser guipuzcoanos pero sin que se demandara abiertamente el traslado de las aduanas.
La Junta General reconoce las demandas de San Sebastián pero no ofrece ninguna solución. Por el contrario se remite a la discusión del tema que se lleve a cabo en la junta particular que tendría lugar en Azpeitia en el mes de agosto de 1831. Mientras tanto San Sebastián publica un folleto -titulado Reflexiones sobre la exposición presentada el 2 de julio- en el que se hacía una expresa referencia a la necesidad del traslado de las adunas. En agosto se reunieron en la villa del Urola destacados representantes de la nobleza terrateniente guipuzcoana, acusando a la ciudad de olvidar los intereses generales en función de los suyos propios. Esto supuso la ruptura definitiva entre San Sebastián y la Diputación.
San Sebastián respondió presentando la Memoria Justificativa de los que tiene expuesto y pedido la ciudad de San Sebastián para el fomento de la industria y comercio de San Sebastián2 redactada por el abogado liberal Claudio Antonio de Luzuriaga, y que se publica en 1832. La Memoria supone que se abra cada vez más la brecha entre las dos concepciones tanto políticas como económicas que se enfrentarán en la inminente guerra carlista que ya se anunciaba en el horizonte político español.





1833-68




Reinado de Isabel II de España

El reinado de Isabel II es el período de la historia contemporánea de España comprendido entre la muerte de Fernando VII en 1833 y el triunfo de la Revolución de 1868, que obligó a la reina a marchar al exilio. Su reinado está dividido en dos grandes etapas: la minoría de edad (1833-1843) durante la que asumieron la regencia, primero, su madre María Cristina de Borbón-Dos Sicilias y, después, el general Baldomero Espartero; y el reinado efectivo que comienza con la declaración por las Cortes en 1843 de su mayoría de edad adelantada cuando solo tenía trece años. A lo largo de su reinado se produjo la configuración del Estado liberal en España.

A la muerte de Fernando VII el 29 de septiembre de 1833, su esposa, María Cristina de Borbón-Dos Sicilias asumió la regencia con el apoyo de los liberales, en nombre de su hija y futura reina, Isabel II. El conflicto con su cuñado, Carlos María Isidro de Borbón, que aspiraba al trono en virtud de una pretendida vigencia de la Ley Sálica —ya derogada por Carlos IV y el propio Fernando VII— llevaron al país a la Primera Guerra Carlista.

Tras la breve regencia de Espartero que sucedió a la regencia de María Cristina de Borbón-Dos Sicilias, Isabel II fue proclamada mayor de edad con solo trece años por resolución de las Cortes Generales en 1843. Así comenzó el reinado efectivo de Isabel II que suele dividirse en cuatro períodos: la década moderada (1844-1854); el Bienio Progresista (1854-1856); la etapa de los gobiernos de la Unión Liberal (1856-1863) y la crisis final (1863-1868).

El reinado de Isabel II se caracterizó por un intento modernizador de España que se vio contenido, sin embargo, por las tensiones internas de los liberales, la presión que siguieron ejerciendo los partidarios del absolutismo más o menos moderado, los gobiernos totalmente influidos por el estamento militar y el fracaso final ante las dificultades económicas y la decadencia de la Unión Liberal que llevaron a España a la experiencia del Sexenio Democrático. También influyó mucho en su reinado la personalidad de la reina Isabel sin dotes para el gobierno y presionada en todo momento por la Corte, especialmente por su propia madre, y también por los generales NarváezEspartero y O'Donnell, lo que impidió que se consolidase el tránsito del Antiguo Régimen al Estado Liberal, por lo que España llegó al último tercio del siglo xix en condiciones desfavorables respecto a otras potencias europeas.



@ - 1833 - Al fallecimiento de Fernando VII, San Sebastián fue la primera ciudad de España que proclamó a su hija doña Isabel II, y para sostener sus derechos se armó todo el vecindario el 4 de octubre de 1833, en cuanto se supo el levantamiento de Bilbao a favor de don Carlos. No decayó el ánimo de los vecinos de San Sebastián al saber que el movimiento de Bilbao había sido secundado en muchos puntos de la Península, y particularmente en las provincias vascongadas y Navarra; pues lejos de amilanarse, muchos jóvenes fueron a inscribirse para el servicio de campaña, siendo el núcleo del famoso batallón de chapelgorris que tanto se distinguió por su disciplina, primero, por su subordinación, después, y por su heroísmo siempre. Varios de los oficiales de este batallón ascendieron a los primeros puestos de la milicia, y entre ellos recordamos a los generales Lersundi, Cotoner y Echagüe.


1833-76




Guerras carlistas (1833-76)

Las guerras carlistas fueron una serie de contiendas civiles que tuvieron lugar en España a lo largo del siglo xix. Se debieron, por un lado, a una disputa por el trono, y, por el otro, a un enfrentamiento entre principios políticos opuestos. Los carlistas, que luchaban bajo el lema de «Dios, Patria y Rey», encarnaban una oposición reaccionaria al liberalismo y defendían la monarquía tradicional, los derechos de la Iglesia y los fueros, mientras que los liberales exigían hondas reformas políticas por medio de un gobierno constitucional y parlamentario.

Según el historiador Alfonso Bullón de Mendoza, todos los testimonios de la época coinciden en que en 1833 los carlistas eran superiores en número, si bien la mayoría de ellos no actuaron activamente debido a la represión del gobierno.3​ Geográficamente, donde mayor apoyo popular tenía la causa del infante Carlos María Isidro era en gran parte de Castilla la Vieja, la zona de Tortosa y la montaña de Cataluña,4​ y donde mejor organizados estaban sus partidarios era en Castilla la ViejaExtremadura y Andalucía.5​ Sin embargo, donde finalmente triunfó con mayor fuerza el alzamiento carlista fue en la mayor parte de las Provincias Vascongadas y Navarra, ya que la legislación foral, que dejaba la subinspección de los cuerpos en manos de las respectivas diputaciones, había permitido que los Voluntarios Realistas no fueran purgados allí como en el resto de España.6

Así pues, donde lograron hacerse fuertes los defensores del pretendiente, sobre todo durante la primera y tercera guerras carlistas, fue en la mitad norte peninsular, especialmente en el País Vasco y Navarra —sus focos más importantes—, así como el norte de Cataluña y el Maestrazgo.7

El convenio de Vergara de 1839 marcó el final de la primera guerra carlista, pero las insurrecciones e intentonas carlistas continuaron a lo largo del siglo xix y el carlismo volvió a aparecer con fuerza como reacción a la revolución de 1868. De gran influencia todavía en la primera mitad del siglo xx, la actuación de la Comunión Tradicionalista sería determinante en la conspiración contra la Segunda República y la sublevación del 18 de julio de 1936 que dio origen a la guerra civil española.


Primera guerra carlista (1833-39)

La primera guerra carlista fue una guerra civil que se desarrolló en España entre 1833 y 1840 entre los carlistas, partidarios del infante Carlos María Isidro de Borbón y de un régimen absolutista, y los isabelinos o cristinos, defensores de Isabel II y de la regente María Cristina de Borbón, cuyo gobierno fue originalmente absolutista moderado y acabó convirtiéndose en liberal para obtener el apoyo popular. Antiguamente fue conocida por la historiografía española como guerra de los Siete Años o primera guerra civil.10

Segunda guerra carlista (1846-49)

La guerra de los matinerssegunda guerra carlistanota 1​ o campaña montemolinista fue un conflicto bélico que tuvo lugar fundamentalmente en Cataluña entre septiembre de 1846 y mayo de 1849.

Se debió al fracaso de los intentos de casar a Isabel II con el pretendiente carlistaCarlos Luis de Borbón (Carlos VI en la nomenclatura de sus adeptos), que había sido pretendido tanto por algunos sectores moderados isabelinos —singularmente los liderados por Jaime Balmes y Juan Donoso Cortés— como por el carlismo. La reina terminaría casándose con su otro primo Francisco de Asís de Borbón.

Caracterizado por algunos historiadores más como un conflicto que como una auténtica guerra, se trató fundamentalmente de un levantamiento popular en distintos puntos de Cataluña. El número de partidas carlistas en esta región alcanzaba a fines de 1847 unos 4000 hombres armados frente a un ejército regular formado por 40 000 soldados que dirigía Manuel Pavía. Los partidarios más destacados de la guerra anterior, incluido Ramón Cabrera, se lanzaron a las montañas de Cataluña. En esta ocasión, los carlistas tomaron también el nombre de montemolinistas. La acción de más importancia de esta nueva campaña fue la sorpresa de Cervera hecha por Benito Tristany en la madrugada del 16 de febrero de 1847.4

A mediados de 1848 surgieron partidas en Extremadura y en Castilla, que no consiguieron éxitos significativos. Las partidas de matiners (madrugadores, en catalán, en referencia a que las partidas hostigaban a las tropas a primeras horas de la mañana) colaboraron en ocasiones con insurrectos de ideología progresista o republicana, en lo que vino en llamarse «coalición carlo-progresista».5​ Sin embargo, dicha coalición nunca llegó a existir realmente, sino que hubo meramente un acuerdo tácito, ya que ambos combatían a un enemigo común: el gobierno de Narváez.6

A finales de 1848 el nuevo capitán general de Cataluña, Manuel Gutiérrez de la Concha, que sustituyó a Fernando Fernández de Córdoba, consiguió debilitar la resistencia de las partidas carlistas. Esto, unido a los fracasos de sublevaciones carlistas en GuipúzcoaNavarraBurgosMaestrazgo y Aragón, dificultó continuar con el conflicto. La guerra concluyó entre abril y mayo de 1849, cuando Cabrera y los Tristany cruzaron la frontera francesa ante la persecución del ejército gubernamental. El pretendiente Carlos Luis fue detenido en Francia cuando pretendía entrar en España.


Tercera guerra carlista (1872-76)

La tercera guerra carlista fue una guerra civil desarrollada en España entre 1872 y 1876, entre los partidarios de Carlos, duque de Madrid, pretendiente carlista al trono, y los gobiernos de Amadeo I, de la I República y de Alfonso XII. Antiguamente fue conocida por la historiografía española como «segunda guerra civil»1​ y algunos historiadores contemporáneos como Jordi Canal la denominan «segunda guerra carlista»,2​ negando este nombre a la Guerra de los Matiners.

En marzo de 1870, Ramón Cabrera presentó la dimisión como jefe político y militar del carlismo por creer que no se daban las "condiciones razonables de alcanzar el triunfo por las armas" y no querer exponer a España a una nueva guerra civil. El pretendiente, que llevaba meses preparando la insurrección desde el exilio, estableció el 21 de abril de 1872 como la fecha para el comienzo de la sublevación.

Esta guerra civil se desarrolló sobre todo en las Provincias VascongadasNavarra y Cataluña. Además de la defensa del orden y la unidad católica, la restauración por parte del pretendiente en julio de 1872 de los fueros abolidos por los decretos de Nueva Planta por Felipe V, influyó en la fuerza del levantamiento en Cataluña y en menor medida en Valencia y Aragón. También se alzaron algunas partidas poco activas por Andalucía, así como el resto del territorio peninsular, especialmente en áreas montañosas donde practicaban el bandolerismo ante su marginalidad y escasa eficacia a la hora de establecer un vínculo con el pueblo que facilitara su actividad guerrillera. A pesar del aumento tanto cualitativo como cuantitativo del ejército carlista, estos volvieron a ver sus esfuerzos frustrados.

La guerra provocó entre 7000 y 50 000 bajas.

1833-39



Primera guerra carlista

La primera guerra carlista fue una guerra civil que se desarrolló en España entre 1833 y 1840 entre los carlistas, partidarios del infante Carlos María Isidro de Borbón y de un régimen absolutista, y los isabelinos o cristinos, defensores de Isabel II y de la regente María Cristina de Borbón, cuyo gobierno fue originalmente absolutista moderado y acabó convirtiéndose en liberal para obtener el apoyo popular. Antiguamente fue conocida por la historiografía española como guerra de los Siete Años o primera guerra civil.10

@ - Durante esta desastrosa guerra , el batallón de milicia local prestó grandes servicios, y la ciudad sufrió un continuo bloqueo y ataques repetidos de los enemigos. En esta larga campaña las casas de labor y de campo quemadas y destruidas en la jurisdicción de San Sebastián fueron 321, y además 68.000 manzanos y 25.000 árboles de otras clases. También desaparecieron entonces con motivo de la guerra los barrios de San Martín y de Santa Catalina, así como el puente de este nombre, los tres conventos de las afueras y todo el hermoso arbolado de San Francisco y las Puertas Coloradas.

Al principiar la guerra, San Sebastián dio para manutención del ejército de la reina 732.006 reales, supliendo además en anticipos, socorro a emigrados, fortificaciones y habilitación de dos trincaduras, 411.026 reales.

En las muchas y sangrientas acciones de guerra que tuvieron lugar en las cercanías de San Sebastián, las mujeres de la ciudad, y en primer término las señoras y señoritas más distinguidas, tuvieron ocasión de acreditar que no cedían en valor y en nobles sentimientos a sus respectivos padres, maridos y hermanos, pues todas acudían a cuidar de los infinitos heridos que entraban en los hospitales y en las casas particulares, atendiendo con igual esmero a los de uno y otro bando. Con este motivo el general Lacy Ewans, de la Legión británica, lo mismo que los jefes españoles que aquí operaban, pasaron más de una vez comunicaciones muy satisfactorias para dichas señoras, y hasta los simples soldados dieron repetidas muestras de su agradecimiento.

(*).- #1834-35.- Ayuntamiento de Transición . ALCALDES:
# Ante la atípica situación
.- José Antonio Fernández Garayalde
.- José María Eceiza


(*).- #1834-35.- Ayuntamiento de Transición . ALCALDES:
# Ante la atípica situación
.- José Antonio Fernández Garayalde
.- José María Eceiza
(*)#1835-36.-  Ayuntamiento Constitucional. ALCALDES:
#Según lo mandado 
.- Alejandro Burgué



*).- #1835-36.-  Ayuntamiento Constitucional. ALCALDES:
#Según lo mandado 
.- Alejandro Burgué

1835

1836

*).- #1837.- Ayuntamiento Constitucional. ALCALDES:
.- Eustasio Amilibia
.- Pablo de Collado y Parada




(*).- #1838.- Ayuntamiento Constitucional. ALCALDES:
.- José Manuel Brunet y Prat.
.- Miguel de Vidaurre




(*).- #1839.- Ayuntamiento Constitucional. ALCALDES:
.- Alejandro Burgué
.- Angel Gil de Alcain
.- José de Arambarri.




4.6.5 LA PRIMERA GUERRA CARLISTA
Al morir Fernando VII en 1833 sin descendencia masculina se planteó ya abiertamente la cuestión de la sucesión que se venía arrastrando tiempo atrás. Según los designios del monarca fallecido debía ser su hija Isabel II la que accediera al trono, pretensión que chocó con la oposición de Carlos María Isidro, hermano de Fernando VII que se apoyaba en los sectores más absolutistas y conservadores de la sociedad española, teniendo como base de maniobra a una parte del mundo rural que había visto en liberalismo la causa de todos sus males. La larga guerra que se produjo a la muerte del rey no era una mera cuestión sucesoria. Junto a quien sería la persona que ocuparía la corona de España se trataba de dilucidar el sistema político del Estado. Pese a que el Estado liberal había sido destruido en 1823 -como ya hemos visto- por la intervención de los Cien Mil Hijos de San Luis el temor a una sublevación liberal latía en las mentes de los sectores sociales más conservadores, que veían en el pretendiente una garantía de su posición social.
Con estos puntos de partida la sublevación carlista dió comienzo en el País Vasco el 2 de octubre de 1833. Ese día, el mismo en que se recibió la noticia de la muerte del rey, el Marqués de Valdespina se levantó en armas en Bilbao y proclamó -tres días más tarde- rey al pretendiente con el nombre de Carlos V. San Sebastián, por contra, se manifiesta en favor de Isabel II, a la que la ciudad proclama soberana en una acto celebrado el 27 de octubre de 1833 mientras que la Diputación permanecía indecisa y desoía los llamamientos de la ciudad para que armara a los Tercios guipuzcoanos para hacer frente a la sublevación carlista que se extendía por toda la provincia.
Ante la indecisión de la Diputación, San Sebastián organiza a los pocos días de dar comienzo la sublevación -en concreto el día 10 de octubre- a un batallón de trescientos hombres al mando del teniente de fragata, y vecino de San Sebastián, Joaquín de Sagasti. Parte de esta compañía recibiría su bautismo de fuego en el mes de noviembre en Hernani y participaría en los combates de Ataun, Amézqueta y Andoain. Igualmente se arman dos "trincaduras"3 tripuladas por ciudadanos donostiarras con el objeto de interceptar las comunicaciones de los carlistas con Francia.
Pero la guerra no se hará sentir de manera directa en la ciudad hasta 1835. A raíz del fracaso de las expedición de las tropas de Isabel II al Valle de las Amézcoas, dirigida por el general Valdés con la intención de acabar con Zumalacárregui casi toda Guipúzcoa -a excepción de San Sebastián- queda en manos de los carlistas. San Sebastián es asediada a los pocos días. El 6 de diciembre de 1835 los carlistas toman posiciones en el cerro de San Bartolomé y el general carlista Montenegro amenaza con bombardear la villa si ésta no se rendía en un plazo de dos horas. Mientras tanto los carlistas seguían reforzando sus posiciones apoderándose del fuerte de Arambarri cuya guarnición según narra Baldomero Anabitarte "fue pasada a degüello a vista de la plaza"4.
San Sebastián permaneció bloqueada por los carlistas hasta principios de mayo de 1836. El día 5 de mayo los sitiados deciden pasar a la ofensiva. Para ello contaban con el apoyo de la Legión Inglesa del General Lacy Evans que se encontraba en la ciudad desde julio de 1835 y estaba formada por unos mil hombres. Según Pirala5 el cambio de actitud de los asediados se debió al rumor de que los carlistas pensaban destruir la ciudad con unos nuevos proyectiles explosivos denominados tutorras, que posteriormente -en el asedio de Bilbao- demostraron su ineficacia. La destrucción, por parte de los carlistas, de la iglesia de El Antiguo fue entendida por los sitiados como un preludio de lo que podía ocurrir con la ciudad. Esto hizo reaccionar a los cercados que se lanzan al ataque haciendo retroceder a los carlistas hasta sus posiciones de Lugaritz y Puio. La Milicia Nacional, formada por los ciudadanos de San Sebastián, y los británicos consiguen romper el cerco de la capital en un sangriento combate durante el cual contaron con el apoyo del buque inglés "Fénix" -anclado en la bahía- cuyas baterías atacaron las posiciones carlistas. El combate causó un elevado número de víctimas por ambas partes, entre las que se encontraba el jefe de las fuerzas sitiadoras Sagastibelza. Oficiales de las tropas de Evans, caídos en la defensa de San Sebastián, fueron enterradas en el castillo de ciudad en el lugar que actualmente se conoce como el Cementerio de los Ingleses al igual que el general Gurrea muerto en los combates de Andoain en 18376.
A finales del mes de mayo los carlistas pasan de nuevo a la ofensiva y tratan de recuperar sus posiciones. Tras varios combates en Ayete, Alza y la Concha la situación no se altera hasta septiembre, fecha en la que se produce un nuevo intento que igualmente fracasa. A partir de este momento el sitio de Bilbao absorberá todos los esfuerzos de los carlistas permaneciendo estable la situación en torno a la capital guipuzcoana. Esta recibió del Gobierno, en agradecimiento por el apoyo prestado a la causa de Isabel II, la posibilidad de comerciar con los puertos de ultramar lo que reforzó aun más los lazos de la ciudad con la causa liberal.
Sin embargo la guerra todavía sería larga y dura. En abril de 1837 las tropas carlistas derrotan a la Legión de Evans en el monte Oriamendi. Según la tradición en el cadáver de un oficial británico se encuentra la partitura de la música -que versificada- se convertirá en tradicional himno carlista del Oriamendi. La toma de Oyarzun, Hernani y la matanza de los defensores de Irún, a finales de mayo de 1837, parece resarcir a las tropas de Don Carlos de los reveses sufridos en el pasado. A pesar de que el conflicto se extendería hasta 1839 el cansancio de ambos bandos era manifiesto y finalmente se llega a un acuerdo de paz, ratificado el 31 de agosto de 1839 en lo que se conocería como el Abrazo de Vergara entre los generales Maroto y Espartero.





1840 -43




Regencia de Espartero

La regencia de Espartero fue el último período de la minoría de edad de Isabel II de España, así llamado porque, tras el triunfo de la «revolución de 1840» que puso fin a la regencia de María Cristina de Borbón, madre de la futura reina Isabel II —entonces con nueve años de edad—, el general Baldomero Espartero asumió la regencia en su lugar. Acabó en 1843, cuando un movimiento militar y cívico encabezado por una parte del Partido Progresista y por el Partido Moderado, que contaba con los generales afines Ramón María NarváezFrancisco Serrano y Leopoldo O'Donnell, obligó a Espartero a marchar al exilio. La coalición antiesparterista decidió entonces proclamar la mayoría de edad de Isabel, en cuanto cumplió los trece años de edad, en octubre de 1843, iniciándose así su reinado efectivo.


#1840.- Ayuntamiento Constitucional. ALCALDES:
# Para este año se produjo
.- Miguel Antonio de Zumalacárregui
.- José María Izquierdo



#1841. Ayuntamiento Constitucional. ALCALDES:
.- Eustasio Amilibia (Abandona el cargo al ser nombrado Corregidor político de Guipúzcoa. Lopetedi le sustituirá como Alcalde 1º y Brunet será elegido como Alcalde 2º)
.- Bartolomé Francisco Lopetedi.
.- José Manuel Brunet y Prat.



#1842. Ayuntamiento Constitucional. ALCALDES:
.- Fermin Lasala
.- Joaquín Calbetón



#1843-44. Ayuntamiento Constitucional. ALCALDES:
.- José María Izquierdo
.- Pedro María Queheille Aguirre








1843 -68



El reinado efectivo de Isabel II

Con la caída de Espartero, el conjunto de la clase política y militar llegó al convencimiento de que no debía instarse una nueva Regencia, sino reconocer la mayoría de edad de la Reina, a pesar de que Isabel tan solo contaba con doce años. Así fue como comenzó el reinado efectivo de Isabel II (1843-1868) que fue un periodo complejo, no exento de altibajos, que marcaron el resto de la situación política del siglo xix y parte del siglo xx en España.

#1844-45. Ayuntamiento Constitucional. ALCALDE:
#El Regimiento establecido
.- Angel Gil de Alcain.

1844

@ - 1845 - En agosto de 1845, visitó la ciudad la reina doña Isabel II con sus agustas madre y hermana, slojándose en las habitaciones del noble patricio don Javier de Barcaiztegui y en las del Parador Real. Los obsequios que San Sebastián prodigó a la real familia fueron suntuosos y del mejor gusto.
#1846-47. Ayuntamiento Constitucional. ALCALDE:
# A pesar de que según la Ley de Ayuntamientos de 8 de Enero de 1845 tan solo debían renovarse anualmente la mitad de los concejales, permaneciendo la otra mitad en sus empleos un año más, la Real Orden de 24 de Septiembre de 1845 ordenó la renovación completa, de manera que no quedasen los ayuntamientos formados por capitulares elegidos mediante diversos sistemas.
.- Joaquín Mendizabal (En Agosto de 1847 dimitió de su empleo siendo sustituido por Bernardo Alcain)



#1848-49. Ayuntamiento Constitucional. ALCALDE:
.- Eustasio Amilibia



@ - 1849 - 

#1850-51. Ayuntamiento Constitucional. ALCALDE:
.- Eustasio Amilibia





#1852-53. Ayuntamiento Constitucional. ALCALDE:
.- Ramón Serres





#1854-55.- Ayuntamiento Constitucional. ALCALDE:
.- Juan María Errazu





# 1854- 1857.- ALCALDES:
.- Tadeo Ruiz de Ogarrio.
.- José Manel Collado

@ - 1856 - 

# 1857-58. ALCALDE:
.- Angel Gil  de Alcain 





# 1859-1860.-GUERRA DE ÁFRICA 
.- Se organizan tropas de voluntarios para participar en la guerra conformando el TERCIO DE GUIPUZCOANOS (voluntarios)
@ - LA GUERRA DE ÁFRICA (1859 - 1860)
# 1859-60.-ALCALDE:.- Ramón Serres



# 1861-64.-ALCALDE: .- Eustasio Amilibia





1863-64 -65

# 1865: ALCALDE
.- José Minondo


1866:
.- Joaquín Arrillaga

1866

# 1867
.- Eugenio Ripalda

1867

4.6.6 LA PRIMERA ETAPA DE DESARROLLO (1840-1872)
El final de la Guerra Carlista marca el comienzo de una época floreciente. Al desarrollo de San Sebastián como ciudad de veraneo contribuye de manera decisiva la llegada, el 1 de agosto de 1845, de la reina Isabel II para tomar baños de mar para aliviar sus dolencias dermatológicas. La presencia de la corte supone un avance de las comunicaciones de las que son un buen ejemplo la inauguración -el 1 de junio de 1847- de la nueva carretera por Andoain-Lasarte-Pasajes-Rentería en dirección a la frontera francesa que sustituía al antiguo camino de Hernani y en 1858 comienza los trabajos del ferrocarril.
Pero el momento crucial en la historia donostiarra del siglo XIX -y que condicionará de manera fundamental el desarrollo urbano y económico de la misma- es el abandono de la ciudad como plaza fuerte.
Los avatares políticos que se suceden en el Estado tienen nuevamente repercusión en San Sebastián. El 17 de septiembre de 1868 la reina -que se encontraba en la ciudad- recibe las noticias de la sublevación de gran parte del ejército. Tras la batalla de Alcolea, que enfrentó a los sublevados y partidarios de Isabel II, la derrota de éstos últimos provoca que el 30 de septiembre la reina abandone España -entre la indiferencia de la población- para dirigirse a Pau. Al día siguiente la ciudad se suma a la causa de los sublevados. El Ayuntamiento dimite y se nombra una Junta Revolucionaria presidida por Ramón Fernández actuando como secretario de la misma Fermín Machimbarrena. Esta hace público un manifiesto en el cual se señala que a la vez que "proclama los principios regeneradores de libertad y orden que todas las provincias han inscrito en su bandera, no olvida que pertenece a un país en que rigen leyes especiales que han hecho la felicidad de sus hijos. La Junta, amante como el que más de esas instituciones forales que tan arraigadas se encuentran en todo pecho guipuzcoano, hará cuanto de sus atribuciones dependa para mantener incólumes nuestras preciadas libertades7
La Junta nacía, por tanto con la intención de conjugar los dos valores fundamentales de los donostiarras; los principios liberales y la defensa del régimen foral. La Junta siguió ejerciendo sus funciones hasta el mes de octubre de 1868 en que quedó disuelta.
El nuevo hombre fuerte, el general Prim visitó San Sebastián en septiembre de 1869 y durante la recepción que le ofreció el Ayuntamiento se reafirmó en la defensa del régimen foral "siempre que las provincias hermanas no se opongan al movimiento organizador de nuestra patria". Pero Prim sería asesinado al poco tiempo, el 27 de diciembre de 1870, el mismo día que llegaba a España el candidato a ocupar el trono, Amadeo de Saboya. Pero la inestabilidad política no había terminado.
Desde 1869 partidas carlistas se alzaban esporádicamente por todo el país. San Sebastián, ante el caríz que pudieran tomar los acontecimientos, decide armar a sus ciudadanos encuadrados en los llamados Voluntarios de la Libertad encargados de la defensa de la ciudad y de la Constitución. San Sebastián, una vez más, reafirmaba su carácter liberal jurando lealtad a Amadeo de Saboya y a la Constitución de 1869 en febrero de 1871. A pesar de ello el carlismo dirigido por el que sería conocido como Carlos VII, nieto del protagonista de la Primera Guerra Carlista, trata de emplear la vía legal para llegar al poder.




1868




Revolución de 1868

La Revolución de 1868, llamada la Gloriosa o Revolución de Septiembre o la Septembrina, fue una sublevación militar con elementos civiles que tuvo lugar en España en septiembre de 1868, la cual supuso el destronamiento y exilio de la reina Isabel II y el inicio del período denominado Sexenio Democrático (1868-1874).

Como señaló la historiadora María Victoria López-Cordón, «la Revolución de Septiembre fue una brusca sacudida en la historia del siglo XIX español, cuyos efectos se dejaron sentir ampliamente en toda la geografía del país»,1​ ya que a partir de ella tuvo lugar en el país el primer intento de su historia de establecer un régimen político democrático, primero en forma de monarquía parlamentaria, durante el reinado de Amadeo I de Saboya (1871-1873), y después en forma de república, la Primera República (1873-1874). Sin embargo, ambas fórmulas acabaron fracasando.



#1868.- ALCALDES:
.- José Victor Amilibia
.- José Luis Mercero

.- Juan Miguel Iribas




1868-74




Sexenio Democrático (1868-74)

Se conoce como Sexenio Democrático o Sexenio Revolucionario al periodo de la historia contemporánea de España transcurrido desde el triunfo de la Revolución de septiembre de 1868 hasta el pronunciamiento de diciembre de 1874, que supuso el inicio de la etapa conocida como Restauración borbónica.

El Sexenio suele dividirse en tres (o cuatro) etapas: la primera, la del Gobierno provisional de 1868-1871; la segunda, el reinado de Amadeo I (1871-1873); la tercera, la Primera República Española, proclamada tras la renuncia al trono del rey Amadeo de Saboya en febrero de 1873. A su vez, esta se divide entre el período de la República federal, a la que pone fin el golpe de Pavía de enero de 1874, y la República unitaria —también conocida como la dictadura de Serrano—, que se cierra con el pronunciamiento en diciembre de 1874 en Sagunto del general Arsenio Martínez Campos en favor de la restauración de la Monarquía borbónica en la persona del hijo de Isabel IIAlfonso XII.

En la actividad política de estos años se advierte la participación de cuatro bloques políticos: los unionistas, encabezados por el general Serrano; los progresistas, encabezados por el general Prim y, tras su asesinato, por Práxedes Mateo Sagasta y Manuel Ruiz Zorrilla; los demócratas monárquicos llamados «cimbrios», encabezados por Cristino Martos y Nicolás María Rivero; y los republicanos federales, cuyos líderes eran Estanislao FiguerasFrancisco Pi y MargallNicolás Salmerón y Emilio Castelar. Además, hay que contar con el Partido Moderado, decantado cada vez más hacia las posiciones de los alfonsinos dirigidos por Antonio Cánovas del Castillo; con los carlistas, que desencadenarán en 1872 la tercera guerra carlista para intentar poner en el trono al pretendiente Carlos VII; así como con los independentistas cubanos, lo que dará lugar tras el Grito de Yara a la guerra de los Diez Años.



Reinado de Amadeo I de España (1870-73)

El reinado de Amadeo I fue el primer intento en la historia de España de poner en práctica la forma de gobierno de la monarquía parlamentaria («monarquía popular» o «monarquía democrática», como se la llamó en la época), aunque se saldó con un sonoro fracaso ya que solo duró dos años (del día 2 de enero de 1871, en que fue proclamado como rey Amadeo I por las Cortes Constituyentes, al día 10 de febrero de 1873, en que presentó su abdicación).

Entre las razones del fracaso se suele aducir el hecho de que el mismo día de la llegada a España del nuevo rey moría en Madrid el general Prim, víctima de un atentado que se había producido tres días antes. Prim, además de ser el principal valedor del nuevo monarca, era el líder del Partido Progresista, la fuerza política más importante de la coalición monárquico-democrática y cuya muerte abrió la pugna por la sucesión entre Práxedes Mateo Sagasta y Manuel Ruiz Zorrilla que a la larga acabó provocando la «traumática descomposición» de aquella coalición destinada a ser el sostén de la monarquía amadeísta.1​ Como apuntó la historiadora Mª Victoria López-Cordón, «la deserción de las [fuerzas] que deberían haberla sustentado hizo imposible la experiencia».2​ Por otro lado, la monarquía de Amadeo I no consiguió integrar a los grupos políticos de oposición que no reconocían la legitimidad del nuevo rey y que siguieron defendiendo su propio proyecto político —la República, la monarquía carlista o la monarquía alfonsina—.

El reinado de Amadeo I forma parte del período del Sexenio Democrático (1868-1874), que comienza con la Revolución de 1868 y que termina con la también fracasada Primera República Española (1873-1874).


#1868.- ALCALDES:
.- José Victor Amilibia
.- José Luis Mercero

.- Juan Miguel Iribas




# 1869-1873.-ALCALDES:
.- Fermín Machimbarrena
.- Ramón Fernandez

,- Gregorio Manterola














1873-74
Segunda Guerra Carlista






(*).- Acontecimientos

(*).- Segunda Guerra Carlista


Primera República española (1873-74)

La Primera República española fue el régimen político vigente en España desde su proclamación por las Cortes, el 11 de febrero de 1873, hasta el 29 de diciembre de 1874, cuando el pronunciamiento del general Martínez Campos dio lugar a la restauración de la monarquía borbónica.

Marcado por tres conflictos armados simultáneos (la Guerra de los Diez Años cubana, la tercera guerra carlista y la sublevación cantonal) y por divisiones internas,1​ el primer intento republicano en la historia de España fue una experiencia corta, caracterizada por la inestabilidad política: en sus primeros once meses se sucedieron cuatro presidentes del Poder Ejecutivo, todos ellos del Partido Republicano Federal, hasta que el golpe de Estado del general Pavía del 3 de enero de 1874 puso fin a la república federal proclamada en junio de 1873 y dio paso a la instauración de una república unitaria bajo la dictadura del general Serrano, líder del conservador Partido Constitucional, a su vez interrumpida por el pronunciamiento de Martínez Campos en diciembre de 1874.

La Primera República se enmarca dentro del Sexenio Democrático, que comienza con la Revolución de 1868 que dio paso al reinado de Amadeo I de Saboya, al que siguió la república, y termina con el pronunciamiento de Martínez Campos en Sagunto.


# 1873.- ALCALDES:
.- José Diaz
.- José María Aristizabal

.- Vicente Gurruchaga.




1872 -76
Segunda Guerra Carlista








Tercera guerra carlista (1872-76) (Segunda Guerra Carlista, en el País Vasco)

La tercera guerra carlista fue una guerra civil desarrollada en España entre 1872 y 1876, entre los partidarios de Carlos, duque de Madrid, pretendiente carlista al trono, y los gobiernos de Amadeo I, de la I República y de Alfonso XII. Antiguamente fue conocida por la historiografía española como «segunda guerra civil»1​ y algunos historiadores contemporáneos como Jordi Canal la denominan «segunda guerra carlista»,2​ negando este nombre a la Guerra de los Matiners.

En marzo de 1870, Ramón Cabrera presentó la dimisión como jefe político y militar del carlismo por creer que no se daban las "condiciones razonables de alcanzar el triunfo por las armas" y no querer exponer a España a una nueva guerra civil. El pretendiente, que llevaba meses preparando la insurrección desde el exilio, estableció el 21 de abril de 1872 como la fecha para el comienzo de la sublevación.

Esta guerra civil se desarrolló sobre todo en las Provincias VascongadasNavarra y Cataluña. Además de la defensa del orden y la unidad católica, la restauración por parte del pretendiente en julio de 1872 de los fueros abolidos por los decretos de Nueva Planta por Felipe V, influyó en la fuerza del levantamiento en Cataluña y en menor medida en Valencia y Aragón. También se alzaron algunas partidas poco activas por Andalucía, así como el resto del territorio peninsular, especialmente en áreas montañosas donde practicaban el bandolerismo ante su marginalidad y escasa eficacia a la hora de establecer un vínculo con el pueblo que facilitara su actividad guerrillera. A pesar del aumento tanto cualitativo como cuantitativo del ejército carlista, estos volvieron a ver sus esfuerzos frustrados.

La guerra provocó entre 7000 y 50 000 bajas.


# 1873.- ALCALDES:
.- José Diaz
.- José María Aristizabal

.- Vicente Gurruchaga.



# 1873-1874.- ALCALDE:.- Ignacio Mercader
1873-
# Los federales guipuzcoanos ayudados por la tercera compañía de móviles se levantan en armas
1874.- 
# Una mujer llamada María Alberro es maltratada cerca de la fábrica de Lizarriturry, por los carlistas, y la dejan abandonada, desnuda y emplumada 
# 1875.- ALCALDE:.- Antonio Maria Egaña.
1875.
# Muere en el hospital  de "La Kursaal" (hoy hotel Inglés), el valiente capitán de miqueletes y popular cantante D. José Juan Arrieta (Shastria), a consecuencia de la herida sufrida en Oiquina.
# La partida del cabecilla carlista Ochavo entra de noche en la casa de Arzac, en Ategorrieta, y saquea escandalosamente la morada, llevándose cuanto contiene la casa y amenazando de muerte a los guardas de la misma-
# Sangriento combate en Coritoquieta. Duglois cae herido en la acción. Entre los muertos se cuenta al arrojado alferez de miqueletes D. Manuel José Amantegui (Amante). El cuerpo de miqueletes sufre bastantes bajas así como la tropa. Todo San Sebastián acude por el camino de Pasajes a recoger los heridos.
# En el valle de Loyola junto al caserío Pachillardegui es muerto de un balazo carlista, el distinguido soldado raso de cazadores de Puerto Rico (no recordamos su nombre y lo sentimos) que ostenta sobre su pecho la cruz de San Fernando
# Muere el brigadier Barzaiztegui a bordo del Colón,  a consecuencia de una granada que lanzada del campo carlista revienta en el mismo cuerpo del distinguido marino.
# Bombardeo de San Sebastián por los carlistas desde el monte Arratzain; en el tiempo que dura, los carlistas consiguen meter en las calles de la ciudad dos mil doscientas treinta proyectiles, produciendo sensibles bajas

# 1876-1877.- ALCALDE:.- José A. Tutón
1876-
#  Lastimoso ataque de Arratzain; el Regimiento de Luchana queda más que diezmado ¡Día tristísimo en San Sebastián !¡etc!¡etc!¡etc!....
# Triunfa la tan deseada paz. Los carlistas llegan en compañías a esta Ciudad y hacen entrega del armamento
# Llega a San Sebastián Alfonso XII
# La noticia de la abolición de los Fueros causa impresión profunda y se produce cierta marejada sorda
# Don Joaquín y Don Benito Jamar, Dugiols y otras personalidades del país vascongado, inician y preparan el alzamiento en armas al grito de ¡vivan los fueros! Es fracasado porque en el momento preciso dejan de corresponder determinados elementos .... (!!)




4.6.7 LA Iª REPÚBLICA Y LA SEGUNDA GUERRA CARLISTA (1873-1876)
El carlismo seguía teniendo un peso muy destacado en la vida política del país. El nuevo pretendiente carlista -Carlos VII, nieto de Carlos María Isidro - ante el fracaso de las elecciones de 1872 volvía a la vía insurreccional, lo que dio pie al levantamiento de algunas partidas carlistas. El desastre de Oroquieta, en el que el general Moriones destroza a las fuerzas carlistas vascas y Carlos VII escapa a duras penas, les disuadió de emplear el recurso de las armas. Pese al fracaso citado, el 18 de diciembre de 1872, se produce una nueva sublevación que dos meses más tarde, con la abdicación de Amadeo de Saboya y la proclamación de la República -el 11 de febrero de 1873- se generalizaría la insurrección. En Guipúzcoa el general Lizarraga era el encargado de ponerse al frente de la sublevación carlista. El 21 de diciembre de 1872 hacia pública una proclama en la que llamaba a la insurrección de los guipuzcoanos, a la vez que Carlos VII designaba a Lizarraga comandante general de Gipuzkoa.
El cambio de régimen no supuso ningún problema en San Sebastián aunque, dadas las circunstancias por las que atravesaba el país, se decide acelerar la recluta de los ahora denominados Voluntarios de la República. El objetivo de éstos es velar por la paz social en la capital guipuzcoana y evitar que los insurrectos carlistas se apropiaran de armas, municiones y víveres. Pero aunque los batallones de voluntarios nacen con la finalidad de perseguir a las partidas carlistas que ya se empiezan a hacer notar en el territorio, entre ellas la del cura Santa Cruz, también deberán hacer frente a problemas de otra índole. En el seno del nuevo régimen se enfrentaban dos concepciones de la República; la federal y la unitaria. Los primeros, el ala más radical del republicanismo, se apoyaban en unos batallones de voluntarios denominados gorras coloradas que consiguen, en junio de 1873, que se proclame la República Federal, abandonando el presidente Figueras el poder. Esta situación provoca disturbios en toda España, y San Sebastián no queda al margen de los mismos. El 13 de junio de 1873 entran tropas en la ciudad al grito de ¡Viva la República Federal! apoderándose del Ayuntamiento degenerando la situación en un combate callejero con el batallón de voluntarios de la ciudad.
CUADRO 3: ALCALDES DE SAN SEBASTIAN (1868-1875)
Alcalde
 Años de mandato
Amilibia, José Victor
 1868
Mercero, José Luis
 1868
Iribas, Juan Miguel
 1868, 1880-81
Fernández, Ramón
 1869-73
Lascurain, Fermín
 1869-73
Machimbarrena, Fermín
 1869-73
Manterola, Gregorio
 1869-73
Aristizabal, José María
 1873
Díaz, José
 1873
Gurruchaga, Vicente
 1873
Lopetedi, Joaquín
 1873
Mercader, Ignacio
 1873-74
Egaña, Antonio María de
 1875
En el año 1874 el carlismo alcanzó sus mayores logros. Ese mismo año el alcalde liberal de San Sebastián -Juan María Errazu- informaba al Gobernador civil de la presencia de más de 120 vecinos en las filas carlistas entre los que se encontraban doce sacerdotes de los veintisiete que correspondían a la ciudad8. Salvo San Sebastián, Irún, Hernani -que tendrá que soportar un asedio- y algunas plazas más los carlistas controlaban la mayor parte de Gipuzkoa. La derrota del general Concha en la batalla de Abárzuza (junio de 1874) supuso un serio revés para las tropas liberales que, sin embargo no fue excesivamente explotado por los carlistas. Estos, sin embargo, comienzan en noviembre de 1874 un duro asedio de Irún -que es intensamente bombardeado- que fracasa ante la llegada de refuerzos liberales al mando del general La Serna que derrota a los sitiadores que deben retirarse a Vera. Los liberales no persiguen a las tropas en retirada y a finales de año las tropas gubernamentales son obligadas por los carlistas a encerrarse en San Sebastián.
Pero en el bando liberal los problemas se incrementaban. Además del desarrollo de la guerra, que todavía se muestra incierto, avanza con fuerza la conspiración de gran parte de la oficialidad en favor del hijo de Isabel II, Alfonso XII. El 29 de diciembre de 1874 el general Martínez Campos proclamaba en Sagunto rey a Alfonso XII con lo que daba, siguiendo el plan trazado por Cánovas de Castillo, comienzo una nueva etapa. San Sebastián se adhería el 2 de enero de 1875 a la proclamación de Sagunto y al día siguiente el alcalde -Francisco P. Lopetedi- hacía público un bando en el que se hace constar que " ...
Con el objeto de solemnizar el fausto acontecimiento de la proclamación de don Alfonso XII para el trono de España, recibido con gran júbilo por toda la Nación, el ayuntamiento de esta Ciudad, que se adhiere con entusiasmo al Ministerio-Regencia de Madrid, y felicita al Príncipe proclamado, ha acordado invitar al vecindario a que ponga hoy colgaduras e iluminaciones en los balcones9..."
Pero la llegada del nuevo régimen no supone el fin de las hostilidades. Aunque numerosos oficiales carlistas cambian de bando ante las promesas de amnistía y de paz que hace la nueva monarquía los combates se reanudarán en 1875. En lo que a San Sebastián respecta la situación se complica el segundo semestre del año. El 28 de septiembre de 1875 los carlistas, tras retirarse los liberales de Txoritokieta y Mendizorrotz, comienzan a bombardear San Sebastián. Entre las víctimas del bombardeo se encuentra Indalecio Bizcarrondo "Bilintx", que alcanzado por una granada carlista morirá el 21 de julio de 1876, el mismo día que es abolido el régimen foral del País Vasco.
A principios de 1876 los liberales logran organizar un numerosos ejército. El 28 de enero tropas liberales salen de San Sebastián y desembarcan en Getaria, apoderándose del fuerte Gárate que dominaba la carretera de Zarauz a Azpeitia. El día 28 son atacadas las posiciones carlistas que dominan la ciudad. El 18 de febrero los carlistas abandonan Mendizorrotz y Arratzain, ese mismo día habían sido derrotados en la batalla de Montejurra y el 28 de febrero el pretendiente carlista cruza la frontera. A partir de este momento el carlismo deja de ser una amenaza militar pese a que mantendrá una intensa presencia política en Guipúzcoa a lo largo de lo que resta del siglo XIX y las primeras décadas del XX.




1875-1931

# 1878-1879.- ALCALDE:

.- José Maria Insausti


Restauración borbónica en España (1875-1931)

Se conoce por Restauración borbónica a la etapa política de la historia de España desarrollada bajo sistema monárquico que se extendió entre finales de 1874 (momento del pronunciamiento del general Arsenio Martínez Campos que dio fin al periodo de la Primera República Española) y el 14 de abril de 1931 (fecha de proclamación de la Segunda República). El nombre alude a la recuperación del trono por parte de un miembro de la Casa de BorbónAlfonso XII, después del paréntesis del Sexenio Democrático.

El sistema de la Restauración borbónica, fundamentado en la Constitución de 1876, se caracterizó por una estabilidad institucional y la construcción de un modelo liberal del Estado surgido al calor de la revolución industrial, hasta su progresiva decadencia a partir de la crisis de 1917 y de la dictadura de Primo de Rivera (1923-1930). Se basó en los cuatro pilares ideados por su artífice, el político liberal conservador Antonio Cánovas del Castillo: Rey, Cortes, Constitución y «turno» (alternancia pacífica entre dos partidos). El «turnismo» facilitó el bipartidismo con dos grandes partidos, el Partido Conservador de Cánovas y el Partido Liberal de Sagasta, que se fraccionaron a la muerte de sus líderes. Así, el sistema fue oligárquico y centralista,1​ y la Iglesia ganó poder económico, ideológico (al controlar gran parte de la educación) y social (al declararse constitucionalmente España como Estado católico).

Alfonso XII se encontraba en el exilio en Gran Bretaña tras el fracaso de la Primera República, y Cánovas del Castillo desde el Partido Liberal-Conservador contactó con él para restaurar el orden monárquico en España. Cánovas hace promesas a la clase política de que se tratará de la superación de la República, pero también de los modos y maneras del reinado de Isabel II, con la última de las guerras carlistas sin finalizar. Convencido el futuro rey, proclama el Manifiesto de Sandhurst el 1 de diciembre de 1874 en el que comunicó que muchos se habían contactado con él para el establecimiento de una monarquía constitucional, consideró huérfana a la nación y se vio legítimo heredero del trono por abdicación de su madre, Isabel II, poniéndose a disposición de los españoles.

El sistema político que se estableció fue bipartidista entre el Partido Liberal-Conservador liderado por Antonio Cánovas del Castillo y el Partido Liberal-Fusionista que encabezó Práxedes Mateo Sagasta aunque tuvo mucho más que ver en su creación Cánovas del Castillo. Esto permitió superar el sistema de partido único que había abocado a una falta de legitimidad democrática a Isabel II y a su posterior derrocamiento. El nuevo panorama permitirá una mayor estabilidad, pero el encorsetamiento del sistema a la larga, con una alternancia política ficticia, causará graves problemas que desembocarán en la corrupción política, cuya base estaba en el caciquismo.


El reinado de Alfonso XII (1874-1885) y la regencia de María Cristina (1885-1902)

La legitimidad del nuevo régimen se establece con la Constitución de 1876 que conformó el nuevo modelo de Estado con un poder legislativo dividido en dos cámaras: Congreso de los Diputados y Senado, con un sufragio censitario para elegir el Congreso y un Senado nombrado por el rey, y en donde el monarca conserva buena parte de las funciones de jefe del Estado y del poder ejecutivo.

Antonio Cánovas del Castillo es el artífice del proceso, que sigue las líneas marcadas por Alfonso XII años antes, en su exilio de Gran Bretaña y permite el fin de la guerra carlista.

Disuelta la República, los llamados «partidos dinásticos», conservadores y liberales, encabezados por Cánovas del Castillo y Práxedes Mateo Sagasta se alternarán en el poder.

La muerte de Alfonso XII, dio paso a la regencia de María Cristina, periodo que se inició con el gobierno de Sagasta caracterizado por la aprobación de la Ley de Asociaciones, la libertad de prensa, la extensión del sufragio universal a los hombres (1890) y la creación de la institución del jurado, entre otros avances. Comenzó en este periodo la aparición del anarquismo y del socialismo a través del PSOE (fundado en 1879) con los primeros movimientos obreros que surgen de la revolución industrial.


4.6.8 EVOLUCIÓN POLÍTICA Y SOCIAL HASTA LA GUERRA CIVIL
Otra de las cuestiones de interés, a la hora de realizar un breve repaso por la historia decimonónica de San Sebastián es la cuestión de la capitalidad. El sistema foral no contemplaba la existencia de una localidad en la que residiesen de manera permanente las instituciones provinciales y principales autoridades. Los órganos de gobierno residían -en períodos de tres años- en los llamados Pueblos de Tanda (San Sebastián, Tolosa, Azpeitia y Azkoitia). Será a partir de 1820 cuando comience a plantearse el tema de la designación de una capital estable para el territorio. Tras desecharse la idea de la creación de una gran provincia, que englobase a los tres territorios vascos, la pugna por la capitalidad guipuzcoana se reduce a Tolosa y San Sebastián.
El tema que se dilucida no es tan solo la designación de una villa en perjuicio de la otra. Se trata de dos villas que representan a dos sistemas políticos contrapuestos. Por una parte San Sebastián representaba a un sistema político liberal, basado en una economía comercial y gobernada por una burguesía mercantil. Por otra, Tolosa, representaba una sociedad foralista, representante de la tradición y basada en una economía agraria dominada por la nobleza rural. La designación de la capitalidad supondría el triunfo de la causa de la elegida sobre la contraria lo que podría suponer de una importancia capital dada la inestabilidad política que caracterizó a la primera mitad del siglo XIX.
En la cuestión de la capitalidad San Sebastián apenas tenía apoyos en la provincia, al contrario que Tolosa, cuya causa contaba con el apoyo de gran número de localidades guipuzcoanas. La única esperanza que tenía San Sebastián era el apoyo del Gobierno central. Como resultado de la colaboración entre los liberales donostiarras y españoles, el 27 de enero de 1822, se otorgaba la capitalidad a la ciudad pese a las protestas de Tolosa. De todas maneras la restauración del absolutismo en 1823 supuso el regreso al antiguo sistema de tandas.
El momento decisivo en la cuestión de la capitalidad de producirá en 1833, con la llegada de Isabel II al trono y la confirmación del sistema liberal. De esta manera el 30 de noviembre de 1833 San Sebastián era reconocida nuevamente como capital de Gipuzkoa.
Tolosa elevará sus alegaciones, que se basan de manera principal, en su situación geográfica en el centro de la provincia y sobre las principales vías de comunicación tanto provinciales como hacia el interior peninsular. Por su parte San Sebastián fundamentaba la decisión en su actividad comercial tanto con las villas guipuzcoanas como con las colonias americanas con las que se le concede el privilegio de comerciar. La confirmación de la capitalidad en 1834 provocó la réplica de Tolosa. La villa del Oria logra que la Junta General de ese año -celebrada en la misma- se inclinase por solicitar la premanencia de la Diputación en la villa. Esto suponía un reconocimiento "de facto" de la capitalidad tolosarra por parte de las Juntas Generales en detrimento de San Sebastián, que a pesar de todo siguió siendo la capital.
Los intentos de Tolosa de lograr la capitalidad no cesarían. En 1841 las Juntas Generales, reunidas en Segura, vuelven a abogar por la denominación de Tolosa como capital provincial. La decisión de la Diputación del 22 de julio de 1842 de trasladarse a Tolosa complicó aun más la situación, ya que la capitalidad de San Sebastián obligaba a que la Diputación residiese en esa ciudad. Los vaivenes políticos tienen un reflejo en la cuestión que nos ocupa. Durante la Regencia de Espartero (1841-1843) el Gobierno liberal se erigió en valedor de las reclamaciones de los donostiarras. A la caída del Regente, da comienzo un nuevo período conservador -la Década Moderada (1844-1854)- que supone un cambio de orientación. Desde el gobierno se emprende una política favorable a los fueros que se concreta en el decreto del 19 de enero de 1844 que trasladaba la capital a Tolosa.
El nuevo cambio de orientación política en 1854 supone un nuevo episodio en la lucha por la capitalidad. Para esa fecha la mayor parte de las autoridades ya residen en San Sebastián, por contra, la Diputación se mantiene en Tolosa. Finalmente los progresistas logran que mediante un decreto fechado el 23 de agosto de 1854 se otorge definitivamente la capitalidad a la ciudad.
Alcaldes de San Sebastián 1876-1899
Alcalde
 Mandato
José A. Tutón
 1876-1877
José María Insausti
 1878-1879
Nemesio Aurrecoechea
 1881-1885
José Machimbarrena
 1885-1887
Gil Larrauri
 1887-1889
Victor Samaniego
 1890-1893
Manuel Lizarriturry
 1891-1892
Lorenzo Díaz de Isla
 1893
Joaquín Lizasoain
 1894-1897
Severo Aguirre-Miramón
 1897-1900
Miguel Altube
 1897-1899
José Marqueze
 1899

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1874 - 85



El reinado de Alfonso XII (1874-1885) y


# 1873-1874.- ALCALDE:
.- Ignacio Mercader
# 1873-
# Los federales guipuzcoanos ayudados por la tercera compañía de móviles se levantan en armas y se apoderan de la plaza de la Constitución (tarde de San Antonio) a los gritos de ¡Viva la República federal! y ¡Abajo el Ayuntamiento!
# Se INAUGURA el Instituto de la calle de Andía
# Se construyen varios fuertes en los límites de la Ciudad
# 1874.- 
# Una mujer llamada María Alberro es maltratada cerca de la fábrica de Lizarriturry, por los carlistas, y la dejan abandonada, desnuda y emplumada 

# 1875.- ALCALDE:
.- Antonio Maria Egaña.
# 1875.
# Muere en el hospital  de "La Kursaal" (hoy hotel Inglés), el valiente capitán de miqueletes y popular cantante D. José Juan Arrieta (Shastria), a consecuencia de la herida sufrida en Oiquina.
# La partida del cabecilla carlista Ochavo entra de noche en la casa de Arzac, en Ategorrieta, y saquea escandalosamente la morada, llevándose cuanto contiene la casa y amenazando de muerte a los guardas de la misma-
# Sangriento combate en Coritoquieta. Duglois cae herido en la acción. Entre los muertos se cuenta al arrojado alferez de miqueletes D. Manuel José Amantegui (Amante). El cuerpo de miqueletes sufre bastantes bajas así como la tropa. Todo San Sebastián acude por el camino de Pasajes a recoger los heridos.
# En el valle de Loyola junto al caserío Pachillardegui es muerto de un balazo carlista, el distinguido soldado raso de cazadores de Puerto Rico (no recordamos su nombre y lo sentimos) que ostenta sobre su pecho la cruz de San Fernando
# Muere el brigadier Barzaiztegui a bordo del Colón,  a consecuencia de una granada que lanzada del campo carlista revienta en el mismo cuerpo del distinguido marino.
# Bombardeo de San Sebastián por los carlistas desde el monte Arratzain; en el tiempo que dura, los carlistas consiguen meter en las calles de la ciudad dos mil doscientas treinta proyectiles, produciendo sensibles bajas
# 1876-1877.- ALCALDE:
.- José A. Tutón
# 1876-
#  Lastimoso ataque de Arratzain; el Regimiento de Luchana queda más que diezmado ¡Día tristísimo en San Sebastián !¡etc!¡etc!¡etc!....
# Triunfa la tan deseada paz. Los carlistas llegan en compañías a esta Ciudad y hacen entrega del armamento
# Llega a San Sebastián Alfonso XII
# La noticia de la abolición de los Fueros causa impresión profunda y se produce cierta marejada sorda
# Don Joaquín y Don Benito Jamar, Dugiols y otras personalidades del país vascongado, inician y preparan el alzamiento en armas al grito de ¡vivan los fueros! Es fracasado porque en el momento preciso dejan de corresponder determinados elementos .... (!!)
# 1878-1879.- ALCALDE:
.- José Maria Insausti  // .- Juan María Errazu (1879)


# 1880-1881.ALCALDE:
.- José Miguel Iribas


# 1881-1885.- ALCALDE:

.- Nemesio Aurrecoechea


1885 -1902


Alcalde:






 la regencia de María Cristina (1885-1902)


Regencia de María Cristina de Habsburgo

La Regencia de María Cristina de Habsburgo es el periodo del reinado de Alfonso XIII de España en el que debido a la minoría de edad del rey Alfonso XIII la jefatura del Estado fue desempeñada por su madre María Cristina de Habsburgo-Lorena. La regencia empieza en noviembre de 1885 cuando fallece el rey Alfonso XII, meses antes de que naciera Alfonso XIII, y termina en mayo de 1902 cuando Alfonso XIII cumple los dieciséis años y jura la Constitución de 1876, iniciándose así su reinado personal.

Según el historiador Manuel Suárez Cortina, «la Regencia fue un período especialmente significativo de la historia de España, pues en esos años de final de siglo el sistema conoció su estabilización, el desarrollo de las políticas liberales, pero también la aparición de grandes fisuras que en el terreno internacional se plasmaron con la guerra colonial, primero, y con EE UU, más tarde, provocando la derrota militar y diplomática que llevó a la pérdida de las colonias tras el Tratado de París de 1898. En el terreno interior la sociedad española conoció una mutación considerable, con la aparición de realidades políticas tan significativas como la emergencia de los regionalismos y nacionalismos periféricos, el fortalecimiento de un movimiento obrero de doble filiación, socialista y anarquista, y la sostenida persistencia, aunque decreciente, de las oposiciones republicana y carlista».1


ALCALDE:

José Machimbarrena.
# 1885-1887. ALCALDE:

.- José Machimbarrena

# 1887-1889.- ALCALDE:

.- Gil Larrauri

# 1890-1893: ALCALDE:
.- Victor Samaniego

# 1891-1892. ALCALDE:
.- Manuel Lizarriturry

# 1893.- ALCALDE:

.- Lorenzo Diaz de Isla.

#1894-97.- ALCALDE
.- Joaquín Lizasoain

1897 - # 1897-98-99.- ALCALDE
.- Miguel Altube

# 1897-99-900.- ALCALDE

.- Conde de Torre Muzquiz 


# 1899.- ALCALDE
.- José de Marqueze



1902-23






Periodo constitucional del reinado de Alfonso XIII (1902-1923)

El periodo constitucional del reinado de Alfonso XIII constituye el primer periodo del reinado personal de Alfonso XIII comprendido entre su acceso al trono en mayo de 1902 y el golpe de Estado de Primo de Rivera de septiembre de 1923 que dio paso al segundo periodo del reinado, la Dictadura de Primo de Rivera. Se denomina constitucional porque durante el mismo el rey Alfonso XIII se atuvo al papel que le confería la Constitución de 1876 que rigió durante la Restauración borbónica en España. Durante este periodo el régimen político de la Restauración no fue capaz de transformarse en una verdadera Monarquía parlamentaria, entre otras razones porque el rey no se limitó a ejercer un papel simbólico sino que intervino activamente en la vida política, especialmente en los temas militares, gracias a los relativamente amplios poderes que le concedía la Constitución. El rey políticoel político en el trono, fue así una pieza decisiva en la evolución del sistema y su intervención «se hizo más acusada en los momentos en los que los partidos mostraban poca cohesión interna y la opinión no se decantaba por un líder de un modo claro. En esas circunstancias, la decisión del monarca de entregar el poder a uno u otro líder político constituía una participación decisiva en la política interna de los partidos».1

Por otro lado, como ha señalado el historiador Manuel Suárez Cortina, «en los años que estuvo al frente de los destinos del Estado, Alfonso XIII pudo observar un cambio notable en la sociedad española: la consolidación de un movimiento obrero autónomo, la afirmación de los regionalismos y nacionalismos periféricos, la formación de un sistema económico de acusados rasgos proteccionistas y varios intentos de modernizar el sistema político, que parecieron inviables desde mediados de la segunda mitad del siglo».1​ Según el historiador Javier Moreno Luzón, los cambios que se produjeron durante su reinado «provocaron gravísimos conflictos sociales y políticos... España no se asemejaba a Gran Bretaña, pero tampoco a una colonia africana, más bien se aproximaba a Italia y otros estados europeos de segunda fila que, al comenzar el siglo XX, se adentraban en la compleja política de masas».2



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