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@ - Origen y desarrollo de una villa mercantil y pesquera. Siglos V-XV
- Brumas en la Edad Media temprana. El furor de los piratas escandinavos
- Primeros núcleos de población medieval
- El fuero de Sancho VI el Sabio, documento vital para el desarrollo de la villa
- Gascones y autóctonos
- De Navarra a Castilla
- Un territorio menguante
- Una villa marítima con varios puertos
- Plaza fuerte
- Intramuros. Configuración Urbana y vida cotidiana
- San Sebastián extramuros. Actividad agraria, ganadera y forestal
- Transporte y comercio marítimos
- La pesca y la caza de la ballena
- Guerra marítima, corso y piratería
- Construcción naval
- La comunidad y el poder de la oligarquía
- Grandes incendios. La catástrofe de 1489
- San Sebastián y la Tierra de Guipúzcoa
- Relación con la Corona de Castilla
- Conflictos en torno a la bahía de Pasaia
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Brumas en la Edad Media temprana. El furor de los piratas escandinavos
Los enclaves costeros del litoral guipuzcoano participaron en la dinámica comercial y en la red de relaciones entre el Atlántico y el Mediterráneo hasta la desaparición del Imperio romano de Occidente en el siglo V. La condición portuaria, marítima y fluvial de la zona baja del Urumea se desdibuja más allá de ese siglo. Entre los siglos V y X las referencias arqueológicas y documentales relacionadas con la costa guipuzcoana son escasas y poco claras. Hidacio, obispo hispanorromano, escribió en la segunda mitad del siglo V una Chronica que habla del asalto de los hérulos a la costa cantábrica en el año 456, hecho que permite pensar en enclaves costeros activos en la costa guipuzcoana. En su escueto relato, Hidacio señala que los hérulos -uno de los pueblos septentrionales situados fuera de los límites administrativos del Imperio- llegaron por mar en siete naves y que tras atacar sin éxito la costa norte de Galicia «saquearon, con la mayor ferocidad, las localidades costeras de los cántabros y de los várdulos». Aunque solo contamos con esta referencia aislada, es muy probable que durante los oscuros tiempos de las primeras invasiones bárbaras (siglos V-VIII) se siguieran produciendo, de tanto en tanto, acontecimientos similares. Desde el siglo IX hasta entrado el siglo XI, al igual que ocurre en todas las costas europeas, existe memoria de reiteradas incursiones de depredación de los vikingos en el golfo de Bizkaia. Las costas aquitanas sufrieron sus despiadados ataques desde el año 814, y en la cercana. Lapurdum (Bayona) llegaron a fijar una base que se mantuvo hasta el siglo X. La inseguridad que estos ataques debieron de provocar en los pueblos costeros hizo que la población se retrajera buscando refugio en asentamientos algo alejados del litoral. A finales del siglo IX o comienzos del X decaen los ataques escandinavos por mar y la población comienza a volver lenta y progresivamente a la costa cantábrica. Del siglo X son los registros medievales más antiguos de la necrópolis localizada en el subsuelo del Convento de Santa Teresa de Donostia. Este hallazgo arqueológico permite confirmar la existencia de un asentamiento humano al pie de Urgull, justo en el mismo lugar ocupado en época romana. Este yacimiento presenta una secuencia ocupacional semejante a los localizados en Zarautz y Getaria.
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Primeros núcleos de población medieval
Los vestigios arqueológicos hallados en el subsuelo de Santa Teresa entre 2001 y 2005 arrojan luz sobre los orígenes medievales de San Sebastián. La necrópolis emplazada en la falda de Urgull fue utilizada entre los siglos X y XV. En los niveles inferiores del enterramiento se localizaron las sepulturas de lajas con los restos humanos más antiguos hallados en el entorno. Estas sepulturas dan testimonio de la existencia de una aldea -habitada al parecer mayoritariamente por comerciantes y marineros gascones- anterior a la concesión del fuero fundacional del rey Sancho el Sabio de Navarra. Otro núcleo de población medieval fue el que creció en torno a la iglesia rural o pequeño monasterio erigido bajo la advocación de San Sebastián, aproximadamente en el solar en que hoy ocupa el Palacio de Miramar. Este enclave debía de existir ya en el siglo XI y probablemente fue un hito en la penetración del cristianismo en la zona. En torno a él se organizó una explotación agraria y ganadera (también pesquera en menor grado) que aglutinó a un número indefinido de pobladores autóctonos. Este centro religioso, conocido más tarde como «San Sebastián el Antiguo», fue fundado por los reyes de Navarra y pasó por donación, con sus terrenos y casas de labor, a depender de la gran abadía de San Salvador de Leyre. Las fuentes documentales manuscritas sobre la historia de este enclave resultan además de escuetas sumamente confusas, ya que son en parte fruto de falsificaciones o interpolaciones que responden a la pugna de intereses entre el Monasterio de Leyre y la diócesis de Pamplona. Por añadidura, el panorama político y territorial era muy poco claro en la época. San Sebastián no pertenecía todavía a Gipuzkoa (Ipuscoa en las fuentes de la época). En algunos de los documentos conservados se alude a San Sebastián como lugar integrado en el valle de Hernani, territorio que de tiempo atrás se encontraba bajo soberanía navarra. Para mayor confusión, en los viejos pergaminos aparece también el término Yzurun, que pudo designar la aglomeración urbana anterior al fuero, situada en el pie del monte de Urgull. Con brío imaginativo el cronista del siglo XVI Esteban de Garibay apoyaba esta interpretación dejando escrito que Yzurun (o Hiçurun) hacía referencia a las tres embocaduras (hiru txulo) que desde el mar presenta el perfil costero de Donostia Más allá del mayor o menor tino con que se han interpretado los primeros documentos que aluden directamente a San Sebastián, la existencia de una comunidad asentada al pie de Urgull antes de la concesión del fuero queda testimoniada, como ya se ha dicho, por los restos del siglo X localizados en la necrópolis de Santa Teresa. Del propio texto del fuero otorgado hacia 1180 se desprende además que para entonces se constataba un evidente grado de desarrollo de la actividad marítima: existencia de una flota propia, frecuentación de mercaderes extranjeros, etc. Aquel pequeño enclave marinero, que al parecer habían creado los gascones de Bayona, desplegaría en los siglos siguientes una intensa actividad en el transporte y el comercio marítimo internacionales. |
El fuero de Sancho VI el Sabio, documento vital para el desarrollo de la villa
Con el fuero de San Sebastián, el rey navarro Sancho VI el Sabio inicia el proceso de urbanización de Gipuzkoa. El fuero, otorgado en fecha imprecisa (hacia 1180), hace que el núcleo poblacional preexistente en la falda de Urgull logre un estatus jurídico privilegiado en relación con el área rural circundante. La aldea quedaba así elevada a la categoría de villa. El alcance jurídico, político, social y económico de las disposiciones del fuero constituyó un factor fundamental de dinamismo y desarrollo local y comarcal. La concesión del fuero de San Sebastián tiene lugar en un momento histórico en el que las diversas monarquías peninsulares tratan de favorecer el desarrollo de burgos o núcleos urbanos en el litoral. El fuero concedido por Sancho el Sabio a San Sebastián respondía a ese impulso repoblador asociado a la voluntad de arraigo y defensa del poder navarro en el territorio. Respondía también a los intereses económicos del monarca: contar con un puerto para dar salida al mar a las lanas de Navarra, favorecer el intercambio mercantil y lograr el beneficio de parte de los impuestos obtenidos en el transporte y la venta de mercancías. El fuero de San Sebastián es un instrumento jurídico derivado del fuero de francos de Estella, que emana a su vez, muy directamente, del fuero aragonés de Jaca. También se aprecia en el documento la impronta de los Rôles d'Oléron, conjunto de sentencias judiciales en materia marítima redactadas en gascón en la isla de Olerón (cercana a La Rochelle), que se difundieron por las costas europeas. El fuero de San Sebastián destaca por contener una temprana y detallada normativa para los usos del comercio marítimo, y
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