En el Hospital Donostia, el primer bebé fue Aritz Eceiza Montoya, que asomó a las 00.20 horas después de un parto «duro y largo»
Los padres de Maddi Dorado Hernández han vivido una Nochevieja inolvidable. Mientras casi todo el mundo se entregaba a las uvas y al champán, Tania e Iñaki tenían una excusa perfecta para escaparse de la cena familiar: traer al mundo a su segunda hija. Justo después de las doce uvas, a las 00.03 horas conocían a la pequeña Maddi, que fue noticia no solo para sus padres sino para toda Euskadi, porque ha sido el primer bebé del año en la comunidad autónoma, informa Joxebi Ramos.
La escena en el paritorio del Hospital del Alto Deba tuvo su punto cómico. Cuenta Iñaki, el padre, que «cinco minutos antes de las campanadas», cuando su mujer estaba ya a punto de dar los últimos empujones, las enfermeras le preguntaron si quería comerse las uvas. Respondió que sí. «Y ahí estaba yo, tomándome las uvas en el paritorio mientras ellas cantaban una a una las campanadas y mi mujer, pariendo. A los dos minutos nació la niña», relataba ayer por la tarde en un ambiente mucho más relajado. En la habitación, posaba la familia al completo, con la pequeña Aihoa, de tres años, que ya ejercía de hermana mayor con Maddi en brazos.
El parto fue natural, sin epidural, como el primero. Los padres, contentos con el trato del personal sanitario, sonreían ayer con esos momentos surrealistas que siempre deja un nacimiento. «Habíamos subido a las cinco de la tarde, pero solo estaba dilatada de dos centímetros y me mandaron para casa», cuenta Tania. Sacaron fuerzas para presentarse en la sociedad de Oñati donde se celebraba la cena familiar para 22 personas. «Ya María no aguantaba más y nos fuimos». A las diez de la noche regresaron al hospital, con el bebé a punto de nacer. Iñaki, seguidor de la Real Sociedad, fue retransmitiendo por teléfono, «como si fuera un partido de fútbol», dice, la evolución del parto, sin imaginar que se convertirían en los padres del primer bebé de Euskadi. «Ha sido súper emocionante».
Maddi compartió el protagonismo del día con Aritz Eceiza Montoya, el primer recién nacido de 2016 en el Hospital Universitario Donostia. 29 horas estuvo de parto María, su madre, acompañada en todo momento por su pareja, Imanol. «Ha sido largo y duro, pero desde luego el resultado merece la pena», decía María, con el «subidón de felicidad» después de las horas de esfuerzo. El cansancio enseguida se olvidaba al acariciar a su bebé.
La fecha prevista de parto era el 2 de enero, así que se les había pasado por la cabeza celebrar el fin de año en el paritorio, pero el bebé se adelantó. «El día 30 rompí aguas. A las 17.15 horas me ingresaron». Después de horas de dilatación sin epidural, finalmente pidió la anestesia y para acelerar el proceso también le suministraron oxitocina. No fue tan fácil tener a su hijo en brazos. «Estaba con la cabeza hacia arriba y han tenido que utilizar fórceps», precisa María. Imanol reconoce que cuando las cosas se empezaron a torcer en el paritorio lo pasó mal. «Tuve que salir un momento fuera porque me mareé. Empiezas a ver tantos médicos que te asustas». Pero ahí está Aritz para demostrar que todo quedó en un susto. «Él también ha sido muy valiente», le agradece a su pareja María que también contó con el apoyo de su suegra en el paritorio, algo excepcional. Tiene su explicación. Imanol suele pasar temporadas en China por su trabajo en la fábrica de Biele y no tenía seguro al cien por cien poder llegar a tiempo, por lo que su madre iba a sustituirle en el paritorio y ya no quiso perderse el momento.
El nieto, por videollamada
La familia de María, natural de Honduras, también estuvo presente de alguna forma gracias al móvil. «Lo primero que hicimos fue una videollamada para que le conocieran. Fue muy emocionante». Para la familia de Imanol es el primer nieto, pero en la de María «hay al menos treinta», apunta. No hace falta decir que procede de una familia numerosa. Son siete hermanos, y ella ha sido la única en venirse a Euskadi. Primero aterrizó en la Universidad Complutense de Madrid y después el trabajo le llevó a viajar a Santander y a Donostia, donde conoció a Imanol y ahora ha nacido su hijo. «Este es ya mi destino», sonríe.
En los otros hospitales guipuzcoanos donde se atienden partos la madrugada fue tranquila y el personal se pudo tomar las uvas. En Zumarraga, el primer bebé del año nació doce horas más tarde de las campanadas. A las 12.05 horas María y Jorge Caniuca daban la bienvenida a Amedea, que pesó 3,4 kilos, informa Marisol Fernández. Naturales de Rumanía, llevan años viviendo en Beasain. La pequeña decidió nacer una semana más tarde de lo previsto, porque su madre salía de cuentas el 24 de diciembre, que tampoco es una fecha cualquiera.
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