1972 |
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A | ADMINISTRACIÓN MUNICIPAL | A01 | PLENO | A02 | COMISIÓN PERMANENTE / DE GOBIERNO | A03 | JUNTA DE GOBIERNO Y JUNTA MUNICIPAL | A04 | COMISIONES INFORMATIVAS ESPECIALES | A05 | REGISTRO GENERAL | A06 | AYUNTAMIENTO Y ALCALDÍA | A07 | ELECCIONES | A08 | ORDENANZAS Y REGLAMENTOS | A09 | PERSONAL | A10 | POLICÍA MUNICIPAL | A11 | ABASTECIMIENTO PÚBLICO | A12 | ALUMBRADO PÚBLICO | A13 | RED TELEFÓNICA | A14 | LIMPIEZA DE LA POBLACIÓN | A15 | VÍA PÚBLICA | A16 | SERVICIO DE INCENDIOS | A17 | BENEFICENCIA | A18 | SANIDAD | A19 | CEMENTERIOS | A20 | CORRECCIÓN PÚBLICA | A21 | ESTABLECIMIENTOS Y ARTEFACTOS INSALUBRES, INCÓMODOS Y PELIGROSOS
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B | FOMENTO | B01 | ANTECEDENTES HISTÓRICOS | B02 | MONUMENTOS Y HOMENAJES | B03 | ARCHIVO | B04 | BIBLIOTECA | B05 | MUSEO MUNICIPAL | B06 | MÚSICA | B07 | ESPECTÁCULOS PÚBLICOS | B08 | EXPOSICIONES Y CONGRESOS | B09 | AGRICULTURA, INDUSTRIA Y COMERCIO | B10 | ESTADÍSTICA | B11 | INSTRUCCIÓN PÚBLICA | B12 | FOMENTO, COMISIONES |
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C | HACIENDA | C01 | PRESUPUESTOS | C02 | CUENTAS | C03 | CONTABILIDAD GENERAL | C04 | ARBITRIOS MUNICIPALES | C05 | BIENES MUNICIPALES | C06 | DÉBITOS MUNICIPALES | C07 | CONTRIBUCIONES E IMPUESTOS | C08 | JUNTA Y COMISIONES |
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D | OBRAS | D01 | ORDENANZAS DE EDIFICACIÓN | D02 | REEDIFICACIÓN DE LA CIUDAD | D03 | ENSANCHES DE LA CIUDAD | D04 | ALINEACIÓN Y MODIFICACIÓN DE CALLES Y VÍAS | D05 | ROTULACIÓN DE CALLES Y VÍAS Y NUMERACIÓN CASAS | D06 | ALCANTARILLADO | D07 | ACERAS Y PAVIMENTACIONES | D08 | CARRETERAS DE PRIMER ORDEN Y ESPOLONES | D09 | CARRETERAS DE SEGUNDO ORDEN Y CAMINOS VECINALES | D10 | EDIFICIOS PÚBLICOS | D11 | EDIFICIOS PARTICULARES | D12 | PUENTES Y PONTONES | D13 | FERROCARRILES | D14 | TRANVÍAS | D15 | PASEOS, JARDINES Y ARBOLADOS | D16 | RÍOS, REGATAS, LAGUNAS, TERRENOS PANTANOSOS, ARENALES Y MARISMAS | D17 | AGUAS POTABLES | D18 | BARRACAS, CERRADOS, SÓTANOS Y COBERTIZOS | D19 | MATERIAL DE OBRAS | D20 | OBRAS Y MEJORAS DIVERSAS | D21 | PERSONAL | D22 | COMISIONES |
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E | RELACIONES INSTITUCIONALES | E01 | RELACIONES CON LA FAMILIA REAL | E02 | RELACIONES CON LA DIPUTACIÓN | E03 | RELACIONES CON LAS AUTORIDADES CIVILES | E04 | RELACIONES CON LAS AUTORIDADES ECLESIÁSTICAS | E05 | RELACIONES CON LAS AUTORIDADES MILITARES | E06 | RELACIONES CON LAS AUTORIDADES MARÍTIMAS | E07 | RELACIONES CON LAS AUTORIDADES JUDICIALES | E08 | RELACIONES CON VARIOS |
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Un urbanismo ordenado
.- Los desplazamientos veraniegos, las vacaciones estivales, sitúan a cientos de miles de españoles en el marco restringido de las ciudades y pueblos de provincias que
fueron su cuna o que son su sitio de descanso anual.
y en ellos, ampliada su visión al modo que resulta agrandada po:" un microscopio, perciben a 10 vivo, en espectacular primer plano, el planteamiento y el desarrollo de
muchos problemas de los cuales no son tan directamente
conscientes en las grandes capitales, aunque también en
ellas les afecten. AsI, en un forzosamente más reducido
ámbito, por unos dlas, son ciudadanos mucho más integrados en la vida y preocupaciones comunitarias que 10
hayan sido nunca.
Existe, en este aspecto, un problema de enormes dimensiones que, más pronto o más tarde, polariza los comentarios de todos: el problema de-l urbanismo a todo
lo largo y lo ancho de la geografla española.
Crece, se edifica - no digamos que se urbaniza- el
pais por doquier, haya costas o montañas o embalses con
atractivo turistico suficiente para absorber la demanda,
cada vez mayor, por fo:-tuna, de quienes se desplazan para
veranear. Pero crece también, aunque sea menos acentuado el ritmo, en zonas y capitales que no son exclusivamente veraniegas.
De un año a otro, el veranaente, el turista nota el
crecimiento con el simple cómputo estadlstico de la mirada, de la contemplación. Y se admira de 10 construido
y de 10 que se está construyendo.
Pasado el primer o primeros momentos admirativos, la
meditación es desconsoladora, decepcionante: ¡mucho se
está construyendo!, pero, ¿cómo, con qué plan, con qué
regla se construye?
Junto a las playas, donde por la menor altitud debería imponerse una edificicación de poca altura, se alzan,
tapando todo, tapando el mar, los edif!icos de 20 ó 30 pisos, los pequeños pero desmesurados rascacielos. Detrás
de ellos, en terrenos elevados a media ladera, se impone,
sin embargo, la limitación de altura a tres o cuatro plantas. Justo al revés de como parece, a tenor del sentido
común, que debería ser.
A un lado de una calle o de una carretera manda una
ordenanza; al otro lado, unos metros más allá, sin nada
que 10 justifique, porque la unidad del paisaje continúa,
la ordenanza es distinta.
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En las fincas o colindantes, uno ha construldo, en su
solar o parce·la, un bloque compacto que ocupa la superficie entera; a su vecino, en cambio, le obligan a dejar
en zona verde media propiedad.
Así, nos guste o no nos guste, se está edificando en el
pais. Así, sin norma genérica, sin criterios objetivos, en
una loterfa o quiniela que puede hacer m1110narios a los
de la acera de la izqiuerda y arruinar, de la noche a la
mañana, a los de la acera de la derecha.
Todo depende de un complicado sistema - tan complejo que deja de ser sistema- de jurisdicciones y competencias que nadie, salvo las propias competencias y jurisdicciones, entiende. Se trata de ordenanzas municipales, planes provinciales. de áreas metropolitanas, de planes de ordenación nacional, de ordenaciones definitivas
pendiente-s sólo de las autorizaciones supranacionales.
De esta confusa situación normativa - no aclarada en
la legislación vigente y no aclarada tampoco en la pendiente- se ha derivado la más confusa y menos inteligible situación urbanística. Unos han podido construir todo,
incluso orillando las normas; otros no pueden construir
nada, incluso respetándolas.
Entre las enmiendas presentadas a la nueva Ley del
Suelo, figuran varias muy inte:-esantes de las Cámaras
de la Propiedad Urbana, enc-aminadas a conseguir que los
propietarios, su representación, sean oidos en la planificación urbanística.
De momento todo ocurre de modo muy distinto. Los
propietarios -aunque las leyes fundamentales defiendan
la propiedad y aunque sean anualmente convocados a tributar- no cuentan. Los propietarios sólo tienen un papel:
esperar a que les comuniquen qué han decidido sobre su
propiedad los técnicos de la Comisión MUnicipal, que dependen de la Comisión Provincial, que depende de la Comisión Nacional, etc.
Luego, las sentencias firmes, en muchas ocasiones, dan
la razón a los propietarios.
Pero mejor serfa, sin duda, que para todos, y en este
todos va implícito el bien común, que de una vez sea ordenado el organismo del pais. Pero que sea con objetividad, con claridad, con generalidad. Que lo sea con eficacia y sin refugiarse en demagogias inútiles sobre el suelo
o en declaraciones, reiteradisimas desde hace más de
veinte años, sobre la definitiva solución del problema de
la vivienda.. |
Urbanismo socioeconómico (por Félix Llanos Goiburu Arquitecto)
.- El desarrollo de las ciudades ha
creado los problemas naturales y propios de todo crecimiento biológico, y
estos problemas son los que han tenido que ser previstos en la planificación urbana.
Hoy en día todo el mundo ha oído
hablar de planificación, y en pocos
afios se ha difundido la idea de que
la planificación es no solamente buena para cualquier actividad importante, sino necesaria. Este es el motivo principal de que en el plano del
urbanismo, cuya trascendencia para
la sociedad es innegable, se haya
creado un clima general favorable ~
planeamiento urbano.
Con esto no queremos decir que
desde muy antiguo no hayan existido planes de urbanismo, puesto que
ciudad y plan son conceptos inseparables desde que el hombre salió de
la caverna para cumplir su finalidad,
de ser superior de la creación, para
organizarse socialmente.
Mas en los últimos veinte aftos las
ideas generales sobre el desarrollo
urbano fueron evolucionando hasta
llegar a tomar forma el concepto de
urbanismo que se ocupa del diset'LO
urbano, aplicación de ordenanzas y
creación de servicios_ Este urbanismo
se conoce actualmente por urbanismo físico_
La diferencia entre el urbanismo
físico y el urbanismo integral salta
pues a la vista. Se entiende por planificación integral la que resulta de
programar las ciudades a la vísta
de las circunstancias económicas y
sociales, pasadas, presentes y futuras
de su zona de influencia, analizando
cuantas posibilidades puedan contribuir a que estas ciudades sean más
prósperas, atractivas y agradables de
vivir; proponiendo la organización del
territorio más adecuada para tales
fines, y al mismo tiempo con vistas
a que eata mejor organización origine un aumento de la productividad
del individuo.
La planificación física es, por tanto, pura consecuencia de la integral
y se ocupa de realizar, de la forma
más estricta y funcional, el disefio,
trazado y urbanización de las zonas
»revistas para el desarrollo de la ciudad, de la región o del país en el
plan Integral. Representa solamente
la faceta ejecutiva del fenómeno del
desarrollo urbano.
Todo el planeamiento que tenemos
en GUipúzcoa pertenece al urbanismo
físico, puesto que sus previsiones están puramente basadas en el creci··
miento demográfico y en la probable
demanda de viviendas y de terrenos
industriales. Sobre estas necesidades
se realizaron los planes de ordenación
municipal utilizando estadistiC11.s de
extrapoblación.
No es que, aunque timidamente, no
se han tenido en cuenta, en estos
planes de ordenación, necesidades deportivas, culturales y de zonas verdes
para. parques, pero la realidad es que
la buena intención que en este empefio de acotar zonas para. servicios
pUSimos los técnicos que redactamo!'
los planes, ra.ra vez llegó a conseguir
la. aprobación administrativa y menos aún el respeto posterior. Si todo
esto ha sucedido, es por falta de fuerzas que preSionen con conciencia social en el urbanismo provincial, y
prueba de ello es que cuando la Diputación de Guipúzcoa no hace muchos
afios encomendó al Equipo Doxiades
el estudio del plan provincial, se eludió la problemática económico-social
radicalmente, resultando otro plan físico sin base socio-económica, nada
más que fundamentando en la técnica el buen hacer y nombre de los
autores.
Recientemente parece despertarse
entre los jóvenes licenciados de la
provinCia cierta vocación hacia los temas socio-económicos relacionados
con el urbanismo y va tomando cuerpo la idea. de fundamentar la revisión de los planes generales de ordenación municipal en estudios de planeamiento integral.
Personalmente opinamos que esto
es absolutamente necesario, pero siempre que se haga con sinceridad, responsabilidad y espíritu de servicio a
la sociedad, que no es lo mismo que
justificar la apertura de nuevas áreas
de especulación del suelo, sino todo
lo contrario. Porque puede darse t'l
caso de que bajo la capa de voluminosos estudios socio-económicos, que
casi nadie lee, se dé paso a la ampliación de las áreas donde el metro
cúbico edificable, " el dólar del urbanismo ", se vuelque hacia bolsillos determinados.
Las circunstancias guipuzcoanas de
prosperidad material evidente y creciente, requieren una planificación
social y humanizada a fin de que los
frutos del desarrollo contribuyan a la
mejora del nivel de vida. Para esto
hay que servirse de la ciencia urbanística para promover este bienestar.
mejorando las condiciones del medio
ambiente y del entorno habitable, destinando desde este momento a ello
los esfuerzos y recursos precisos.
Pero no se conseguirá nada si no
se cuenta paralelamente con una opinión pública que, reclamando su derecho a un mejor urbanismo, presione en apoyo de esta tesis y anime
a la Administración a mejorar la calidad del planeamiento ahora vigente.
Contando con este apoyo podría revisarse la planificación desfasada,
cuando se demuestre que no cumple
su fin social, poniendo los planes y
programas de urbanismo al servicio
del hombre guipuzcoano para. que sea
beneficiario y no víctima de ellos. |
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URBANISMO - TEMAS LOCALES |
@ - Nuestra Ciudad
.- Con todOS sus errores urbanísticos, pero también con
todos sus aciertos, San Sebastián es una gran pequeña
ciudad. Aún no ha perdido del todo su dimensión humana, esto es, una ciudad hecha a la medida del hombre que en ella vive. Tiene todo lo que puede y suele
tener una cuidad -hasta su conato de Universidady ninguno o casi ninguno de sus inconvenientes: esos
llamados "barrios bajos", "la banileu" de los franceses,
el "chabolismo": barrios enteros, a veces un cinturón
que aprieta moral y físic-a.mente a las grandes ciudades
y que nada contribuyen a la belleza, ni siquiera, a veces,
al bienestar de sus habitantes.
San Sebastián posee, sobre todo, un entorno físico,
natural y paisajístiCO a pocos otros comparable, en el
que, como en las buenas salsas, entran los mejores ingredientes: el mar y la montaña, la playa y la colina,
el río.. . A ver qué ciudad del género y tamafio de la
nuestra reúne tantas y tan próceres ventajas, tanto más
apreciables cuanto que todas ellas se encuentran no en
las inmediaciones o alrededores de la ciudad, sino constituyendo parte intrlnseca de la ciudad misma, formando
parte integrante de su urbanismo estético. Esa bahía dI:!
la Concha, que es algo así como el mar metido en casa,
a cuya playa no hay que " ir", como en tantas otras ciudades balnearias, sino que ha sido ella la que se ha
adentrado en la urbe, como un presente u obsequio del
mar a la ciudad. ¿Y qué decir de nuestros tres montes á la par qUe urbanos, rústicos, Uno de ellos, el más
entrafiable, en el que, al abrigo de los vientos, oora al
mediodía, nació y se desarrolló el núcleo germinal de
nuestra población, su cuna y hasta la razón de ser económico y social de su establecimiento?
Una ausencia más o menos prolongada en el extranjero, y visitando ciudades similares en cierto modo a la
nuestra, ha.ce que al volver a nuestros lares, y comparativamente, San Sebastián nos parezoo aún mejor y más
bella, y, desde luego, una de las más agradables y humanas entre las de su género.
Esta misma belleza hace que el donostiarra ilustrado,
criti~o y consciente, exija de ella, o mejor dicho, para.
ella, de sus vecinos en general y de sus administradores
en particular, atenciones y consideraciones de indole urbana, pol1tica.. y social a la altura de tan noble causa.
En todas partes hay fallos y exigencias parecidos a los
que aqui experimentamos. El problema del tráfico rodado
es uno de ellos; y ya va infiltrándose en muchas ciudades europeas la. idea de que dicho tráfico debe detenerse y aparearse en las afueras de la población, creando, o mejor dicho, intensificando, mejorando y perfeccionando los transPQrtes colectivos dentro de las ciudades.
Otro de los problemas urbanos es el de la limpieza :
problema agravado por el enorme desarrollo de la vida
doméstica, comercial y hasta industrial de nuestro tiempo, que ha determinado un exorbitante incremento del
envase y de los deperdicios.
Ahora bien: desde este último punto de vista, es evidente que la situación actual de nuestra ciudad desmerece mucho. Esta ciudad, que un tiempo fue modelo de
limpieza y hasta de pulcritud, está. muy por lo bajo de
ciudades como Pau, como Montpelliez-, como Ostende,
como Brighton, como Niza, por no citar sino ciudades,
sobre poco más o menos, del género de la nuestra en
cuanto destino y censo de población.
Es de creer que, del mismo modo que van resolviénviéndose otros problemas urbanos donostiarras, aunque
no con la rapidez y exigencia que fueran de desear, éste
de la limpieza acabe resolviéndose del único modo posible: aumentando su personal, retribuyéndolo decorosamente y dotándolo de los medios mecánicos modernos
que son ya de uso corriente en pueblOS más modestos
y de menos responsabilidad que el nuestro frente a las
exigencias del turismo y de una capital de provincia de
tantas campanillas como la capital de Guipúzcoa. |
@ - Amigos de la Ciudad
# No obstante sus dimensiones, el cosmopolitismo y la naturaleza inmigrante de gran número de sus vecinos o habitantes, Barcelona es la. ciudad espafiola que, a mi entender, posee más desarrollado su esplritu local. En muchos de sus barrios, sus
vecino se hallan agrupados en organismos cuyo fin principal es el incremento del limitado y concreto ámbito en que viven, en que cotidianamente se desarrollan su existencia
o sus negocios. Estas asociaciones de
vecinos o comerciantes se ocupan y
preocupan de los problemas urbanos
de su barrio, los plantean y suscitan,
los estudian, los discuten y en última instancia elevan sus conclusiones
y sus peticiones a los poderes públicos -al Ayuntamiento, generalmente--, a fin de que sean llevados a la
práctica. No desdefian los pequefios
detalles, antes bien les consagran su
mayor atención, toda vez que los
grandes problemas de la ciudad rebasan el ámbito y la cJmpetenci.l de
sus compone·ntes y, probablemente,
los fines especlficos y concretos de
los estatutos de su asociación. Son
los amigos del barrio talo cual, concretamente; o más e·xtensamente, los
Amigos del Viejo Barc :ona o del Ensanche.
En este o:-den de cosas echo muy
de menos en San Sebastián las que
pUdiéramos llamar asociaciones de
vecinos de tal o cual barrio, como
pOdrian ser los Amigos de la Parte
Vieja, del Ensanche, de Amara, del
Antiguo, de Ategorrie.ta, etc., etc.
Es evidente que la. atención del
Ayuntamiento -de los Ayuntamientos, quiero decir- no llega a ciertos
detalles. Y muchas veces son los detalles los que malogr:m realizaciones
de gran importancia. Se hacen costosísimos caminos, que luego, por no
cuidarlos o cuidarlos mal, desmerecen en la pública estimación. Se
construyen magnlficos edificios, que
la falta de atención ulterior contribuye a degradarlos, a afearlos.
Tenemos, en gran escala, el caso
de la ciudad, considerada en su conjunto, que no obstante su magnifica
urbanización, su amplitUd, sus despejadas alineaciones y anchuras, etc.,
deja tanto que desear en cuanto a
sus detalles y a su limpieza. Las secciones destinadas en los periódicos
locales a recibir las quejas de los ciudadanos están llenas, no sólo de quejas y de reclamaciones, sino de sugerencias, gran número de ellas tan
lógicas, sensatas y constructivas, que
no pueden serlo más. ¿Hay alguna
sección en el Ayuntamiento - se nos
ocurre preguntar- que recoja todas
y cada. una de estas quejas y recIa ..
maciones, de estas sugerencias e ideas,
las clasifique y las tramite a las respectivas comisiones y a los concretos servicios responsables dEl la administración municipal? El hecho es
que la ciudad, lejos de estar impecablemente limpia y a punto los servicios públicos, está, si hemos de hacer honor al clamor público, muy por
debajo de lo que debiera ser una C.lpi tal de provincia, una ciudad fronteriza, una estación balnearia, ve:-anieg·a y turlstica del rango y de la
tradición de la nuestra en este orden
de cosas.
SI. Esto de la limpieza urbana no
es como para tomarlo a beneficio de
Inventario. La limpieza es un lujo al
que todos tenemos derecho, al que
todos nos debemos y al que una ciudad como la nuestra se debe sin el
menor desmayo. Bien está que nuestra atención eleve su punterla a temas más o menos briUantes de la
problemática ciudadana. Siendo así
que San Sebastlán vive Em parte del
veraneo y del turismo, es natural ~'
lógico que atienda a los grandes problemas que determinan tales circunstancias. Pero no menos cierto es que
el oropel de nuestras fiestas, actos y
promoc:ones de orden suntuario y espectacular, exige la que pUdiéramos
llamar infraestructura servicial urbana, esto es, la ciudad limpia, el suelo
irreprochable, el brillante alumbrado,
la playa tersa, los transportes puntuables y rápidos, los dignos alojamientos, todo este conjunto de cosas
y servicios que constituyen la "tenue" , la buena facha y compostura
de ese conjunto urbano, civilizado y
culto que llamamos ciudad.
Siento deCIrlo, pero tenemo~ muchu
que aprender a este respecto, no ObStante, lo reconozco, lo mucho que se
ha hecho en este sentido dentro del
ámbito nacional. Pero en San Sebastián, en vez de incrementar nuestra
otrora bien ganada fama en el orden
de ideas que nos ocupa, hemos ido a
mal y peor.
Ahora. que parece ser hay algo más
de fondos municipales, seria cosa de
acometer con brlo y decisión el problema de los servicios de policla y
limpieza de la ciudad, que además de
contar con material mecánico más o
menos moderno, incremente sustanc:almente la plantilla de eficientes
servidore-5 de la limpieza urbana. Y
si las calles, paseos y jardmes deben
ofrecer un aspecto de todo punto irreprochable, los patios en si mismos
considerados y las fachadas que a
ellos dan, deben responder a exigencias que están muy lejos de observar, problema del que se habla de
cuando en cuando y que nunca se resuelve total y definitivame·nte.
Algo, y hasta mucho de esto se 10-
graria si, como decíamos al principio
(Ayuntamiento aparte), hubiera en la
ciudad el alto espl: itu local, ciudadano y hasta barriobero inspirado en
estos principios y exigencias, institucionalizado en agrupaCiones vecinales
que velaran por la buena marcha de
su propio barrio, presionando a las
autoridades, colaborando con ellas.
dando ideas, sugerencias y soluciones y exigiendo atención y dedicación a sus concretos, locales y especlflcos problemas. Dejarlo todo en
manos de la administración pública
es condenarla impl1cltamente a incurrir en ese delito que no tiene figura ni sanción en el CÓdigo : la rutina, la negligencia, la desgana, la falta de amor propio y de amor local. |
@ - La reforma interior urbana.
# Entre los muchos fallos y deficiencias de que adolece
el w'banismo moderno, sobre todo en ciudades de cierta
importancia, hay que señalar el mal aprovechamiento del
suelo y del espacio de las mismas, y el nulo, poco o mal
partido logrado de los sótanos y patios de sus edificios,
o, más concretamente hablando, de sus casas de vecindad. Y si bien es cierto que en nuestra ciudad apenas
hay solares baldios o susceptibles de edificación, como
en otras ciudades, no menos cierto es que hay edificios
susceptibles de mejor aprovechamiento del privilegiado
solar que ocupan. Así, por ejemplo, los mercados de San
Martín y de la Brecha y las escuelas públicas de Amara.
¡::or no citar sino tres de los más céntricos de la ciudad.
que no rinden a las exigencias urbanas el debido tributo,
desperdiciando un volumen de construcción que tarde o
temprano tendrán que llenar.
Limitando este comentario, por hoy, a los sótanos y
patios de vecindad, es evidente que no tan sólo están
mal aprovechados, sino que constituyen un triple atentado
a la economla, a la higiene y e. la estética.
Cuando hace unos años la librería de las hermanas
Ramos inauguró su cueva literaria, saneando, embelleciendo y utilizando uno de los tantos sórdidos sótanos
como abundan en nuestra ciudad, traté de este tema,
lamentando el gran número de .. sous soIs " tan mal
aprovechados, en detrimento de una economia de sus
propios propietarios, y tan malogrados en cuanto a la
higiene urbana afecta. Y esto que digo de los sótanos
podría también decirse de los patios de vecindad, llamados generales por el hecho de que son, en cierto modo
o hasta cierto punto, comunes a los inmuebles de toda
una manzana. Y sI bien es cierto que estos patios fueron concebidos en razón de una buena idea, el abandono en
que muchos o gran parte de ellos se encuentran, tanto
en cuanto a su suelo como en cuanto a sus fachadas se
refiere, ha malogrado en parte aquella sana intención.
Algo, aunque poco, han cambiado las cosas estos últimos tiempos. No sólo en algunos de los nuevos edificios
el sótano se halla utilizado y hasta artísticamente habilitado a la altura de las exigencias de nuestro tiempo;
porque también los sótanos de antiguas construcciones
van sacudiendo su modorra, su lobreguez, su falta de
ventilación e higiene, su complejo de .. inferioridad" ( !) ,
en una palabra, abriéndose a su plena utilización con
todos los honores. Incluso algunos de ellos se han convertido en salones abiertos al público: salas de exposiciones, cafeterías, .. boites .... .
Seria, pues, cosa de pensarlo seriamente, incorporando a la ciudad un considerable volumen de edificabilidad
(expresión ahora tan a la orden del dla), volumen de
edificabilidad, por cierto, y paradójicamente, existente
ya, aunque desaprovechado. Ello supondría una revalorización de muchos inmuebles, la habilitación en pleno
centro de las ciudades de ámbitos hoy poco menos que
inútiles y hasta nocivos a la higiene pública.
El problema de los patios generales de vecindad es
tanto o más importante aún que el anterior. Ahora que
están socavándose grandes extensiones de terreno urbano para aparcamiento de vehlculos, con el consiguiente
y considerable gasto, ¿se ha considerado el partido que
pod:-ia lograrse habilitando, si no todos, gran número
de patios? ¿Se ha pesandO en las ventajas que podrían
obtenerse abriéndolos a la circulación, acondicionando
para establecimientos comerciales los locales que a ellos
dan? ¿Se ha imaginado el bello aspecto y el higiénico
resultado que se lograrían ajardinando parte de los mismos, proveyéndOlos de verdor y fronda, de aceras, alumbrado, soportales y otras conveniencias propias de una
limpia y bien ordenada ciudad?
y no vaya a creerse que estas son utupías, pues en
ios tres órdenes de cosas, esto es, como aparcamiento,
como jardin y como centro comercial, han sido convertidos y están convirtiéndose en muchas ciudades europeas patios de vecindad o de otra índole hasta el momento sustraídos a la dinámica, a la estética y a la
higiene de la ciudad. Están bien los ensanches; pero no
menos bien está la reforma, aprovechamiento y puesta
a punto del interior de las ciudades, aprovechando recursos hasta ahora menospreciados: mejora y utilidad tan
al alcance de nuestras manos y, en definitiva, de tan
rentable como poco onerosa realización |
@ - Marquesinas
# La Compafüa Telefónica Nacional
ha procedido a la instalación, eu
nuestra ciudad, de un indeterminado
número de marquesinas que, al mismo tiempo que guarecen al público
que espera en algunas de las paradas
de los autobuses y trolebuses del servicio urbano, contiDen un aparato telefónico, todo ello de muy buen gusto y de evidente utilidad.
Entre los pequeños detalles que hacen más o menos grata y cómoda una
ciudad, se halla el que nos ocupa, en
este caso por partida doble, puesto
que atiende a ambas exigencias de
la comunicación: la telefómca y la
viaria, preservaudo al pÚblico de la
inclemencia del tiempo, sobre todo si
llueve, en los momentos de espera al
vehículo de turno o durante la celebración de la conferencia.
Ahora bien: los tres paramentos o
paneles encristalados de que consta
el alzado de la marquesina, en vez
de dejarlos diáfanos, han sido cubiertos de carteles o .. posters" ce propaganda de la propia compañía telefónica, así como de los referentes a
los festivales organizados o subvencionados por el Ayuntamiento. La
¡:rofusión de estos últimos -toda vez
que cada marquesina cuenta con vario:; de ellos- hace pensar que dichos paneles encristalados servirán
ulteriormente de propaganda, en el
mejor de los ca:sos, de índole municipal o de carácter turístico o artístico; lo cual no está del todo mal,
aunque tampoco del todo bien, cuando la cosa puede resolverse perfecta
y satisfactoriamente.
En efecto: una deficiencia que se
deja sentir en cuanto a la orientación del viajero en nuestra ciudad se
reofiere, es la relativa a la falta o
escasez de planos de la misma, que
faciliten al hombre de la calle, sobre
todo al forestero o turista necesitado
de orientación, puntos de referencia
y un previa conocimiento del conjunto urbano en que se encuentra.
En gran número de ciudades del
extranjero, hay incluso unos planos
verticaleJ; articulados que, prOvistos
de una manecilla, permiten al público orientarse en sus ruarios despla-
:Mmlentos. No pedimos tanto; pero
siendo así que poseemos actualmente
un plano tan bonito y bastante bien
hecho y claro, como es el proyectada
y dibujado en colores por los señores
Margalé a ex¡:ensas de la Caja de
Ahorros Municipal de San Sebastián.
y de un tamaño suficientemente amplio, seria de todo punto utilísimo
su colocación en todas y cada una de
las marqueSinas de referencia, tanto
más teniendo en cuenta que, además
de su evidente e inmediata utilidad,
dicho plano, por su forma, tamafio
y colorido, es francamente sugestivo y
llenaria en este caso y como vulgarmente se dice, un vacío. Tampoco estaría mal que alguna o
algunas de dichas cristaleras exhibieran bellas fotografías panorámicas y
de monumentos de nuestra ciudad,
provinCia y pueblos de la misma, como lo hacen no pocos "pullman" y
coches de ferrocarril. En fm, y puesto
que tanto por el número de- dichas
marquesinas como por el de sus encristalados paneles, proporcionan amplio espaCio para la propaganda, ésta
pOdría extenderse a muchos y variados temas. Uno de ellos dará la lista de los lugares típicos y paisajísticos, así como de los monumentos dignos de visitarse; otro, los medios de
comunicación y transporte; el de más
allá el programa de fiestas de la temporada o de cada día; y un sinfín
de cosas más por el estilo, los horarios de trenes y autobuses, pongo por
caso.
Pequeños detalles, se dirá, y en
efecto, son pequeños detalles; pero
una ciudad no está hecha tan sólo
de grandes monumentos, sino de la
infinita multitud de detalles que, en
conjunto, tanto contribuyen al binestar de sus habitantes. Por su número, por el inmediato contacto que tenemos con ellos, por su utilidad o
por su belleza, o por todo ello a la
vez, el detalle es todo. Aparte de que
es la atención a los detalles lo que
distingue a unos pueblos de otros.
Asl, por ejemplo, el detalle de la limpieza fue una de las cosas que más
prestigio dieron en tiempos a nuestra
ciudad. Llenar de bellos y útiles detalles una ciudad, es contribuir a hacerla más humana, más cómoda, más
grata, y en cuanto a una ciudad turística, de eso se trata preclsamente. |
@ - Zonas Verdes
# De unos años a esta parte, las llamadas zonas verdes
van tapizando de hierba calles y paseos de nuestra ciudad, reduciendo las superfiCies de gravilla, tan antipática a los pies delicados y generadora de polvo. En el
lenguaje convencional se habla de ajardinamiento; pero
para que esLo fuera así, haría falta que las flores esmaltaran y caracterizaran los macizos de hierba, cuando en
realidad son más bien arbustos los que rompen un tanto
su monotonia. Jardines son el parque Alderdi-eder, la
plaza de Guipúzcoa, la del Buen Pastor, los recuadros
de flores de la calle Igentea que decoran el acceso habitual de la Casa Consistorial, los que rodean cl monumento a Oquendo, los de la calle Reina Regente; todo
lo demás son zonas verdes.
Bien venidos sean, aunque no falta quien diga que
restan espaCio a los paseos propiamente dichos y al esparcimiento de los mnos. Por otra parte, como es el caso
del paseo de los Fueros, las zonas verdes constituyen un
freno al acaparamiento de tales o cuales paseos por los
autos de turismo que, invadiéndolos abusivamente, no
sólo restan espaCio al tránsito y esparcimiento infantil,
sino degradan su suelo, y ha~ta algunos de ellos, por
su permanencia más o menos frecuente, cuando no constante, no sólo en aparcamiento, sino en garaje, procediendo "in situ" a su baldeo.
Es evidente que tanto jardines como zonas verdes.
sean de mera superficie o espaciales, esto es, provistas
de árboles, contribuyen notablemente al embellecimiento de una ciudad, siempre y cuando estén bien atendidos; porque no hay cosa más triste que un jardín, un
arriate o un parque descuidados. Algo de esto último sucede con los arriates de algunas de nuestras plazas -la
del 13 de Septiembre, por ejemplo-, cuyos bordes son
pisoteados por el público, bien sea. por su deficiente tra.-
zado como por su falta de protección contra. pea.tones
ap!"esurados.
El llamado ajardinamiento de la plaza de España. revela el prurito del servicio de parques y jardines de
nuestro Ayuntalmento por alegrar y decorar zonas un
tanto desangeladas, como eran tanta dicha. plaza como
la. del 13 de Septiembre; aunque a. esta. última le pongamos el repa:-o de haberla convertido de plaza. que era
en un "carrefour " o encrucijada. de caminos más propia de una carretera que de un á mbito de carácter
urbano.
Ha suscitado este tema el anuncio de que en breve
va. a ser ajardinada la avenida del Generalísimo. Buena
falta. le hace a dicha vla de penet:-ación en el casco
urbano de nuestra ciudad por la parte de Francia, el
e a 1 1 e z
cuidado y decoro que debió de haber tenido desde el
momento de haberla. denominado as!. Por otra. parte,
dicha avenida. es la primera que, viniendo de la. frontera,
ofrece el pano:-ama del mar y su vasto horizonte. Todo
cuanto se haga ¡:orque la primera. impresión que reciba
el forastero a. su entrada en una. ciudad sea todo lo grata
y admirable posibles, es dinero bien empleado, porque
esta primera impresión suele se!" tan indeleble como determinante de ulte:-iores apreCiaciones. Es de creer que
el ajardinamiento de dicha avenida irá aparejado con
todos los demás deta.lles propios de una. tan importante
arteria, con su sefía.lización, su espléndido alumbrado,
sus aceras provistas de b-ancos... que no tan sólo de ca.lzadas viven las vías urbanas.
Todo esto, na.turalmente, rn espera. del día en que
se caiga en la. cunta. de la. Gran Vía que ha de ser esta
avenida. cuando "tirando por la calle de en medio", como
vulgarmente se dice, constituya la más hermosa y larga
arteria en linea. recta de nuestra. ciudad, desde la entrada la.teral de la. Casa Consistorial hasta. la. plaza. del
Padre Claret, puente de la Zurriola. de por medio. En
una palabra: el proyecto del que fue ingeniero municipal
don Juan Machlmba.rrena, pero actualizado y prolongado. Esto es, integrado en una gran vía. del mismo estilo,
alineación y anchura., el BUlevard o Alameda, el puente
y la. a.venida del Generallsimo. ¡Qué hermosa. perspectiva! ¡Qué digna entrada en la ciudad de más de un
kilómetro! Y, sobre todo, de noche, ¡qué resplandeciente, prolongada y luminosa alineación!
Yo no lo veré ; pe:-o estoy seguro que los donostiarras
del afio 2000 si lo verán, porque el sentido común puede
tardar en abrirse paso, pe·ro. tarde o temprano, acaba
siempre triunfando |
@ - Calle Zubieta
# No obstanta lo exiguo de la franja
de terreno que se les ha segregado a
los jardines de las casas números par es de la. calle ZUbieta, ésta , o mejor dicho, la parte de ésta afectada
¡:;or la reforma, ha quedado lo suficientemente bien a efectos ae la circulación. La lástima es que la reforma. se haya. concebido sin prurito alguno de urbanismo estético. cuando
hubie:-a sido tan fácil, y de tan buen
efecto, uniformar en toda su extensión, y con cierto estilo, el cerramiento de los jardincillos de referencia, aunque lo huLiera sido a expensas del erario municipal. Y esto úl··
timo habría estado redundado, sin
detrimento alguno para sus propieta.rios, en beneficio de la. estética. urbana de dicha calle, esto es. en beneficio público.
neral benefician, y tanto contribuyen
al buen trámite y al mejor aspecto
de la ciudad en su conjunto.
20
Ahora bien, la reforma llevada a
cabo en dicha calle ha sido parcial,
toda. vez que no ha. a.fectado a los
jardines de las casas de sus dos primeros tramos o manzanas, o sea, del
hotel de Londres al hotel Continental, ambos Inclusive. Es de creer que
ahora, con motivo de la construcciÓn
del edificio que va. a. construirse en
el solar del que hasta. hace poco fue
hotel Continental, se tend:-á en cuenta. la reforma y ampliaCión de aceras y calzada de dicha calle, llevada ya. en parte a cabo, y demostrativa. de que con un poco de buena
~oluntad pueden lograrse aciertos que
a todos, particulares y público en geLa. estrecha acera anterior contigua a los jardines de referencia, se
ha. ensanchado hasta. logra.r los dos
y medio o tres metros; en cuanto a
la calzada., su anchura es, a. ojo de
buen cubero, del orden de los nueve
o diez metros. Todo ello, aceras y
calzada, muy bien enlosado y asfaltado, respectivamente.
En el tramo sin reformar, que, como queda dicho, se extiende a lo largo de las dos primera:; manzanas de
dicha calle, cxisten anomallas que es
de creer serán subsanadas de llevar
a cabo el consiguiente ensanche. Así,
por ejemplo, las aceras de dichos tramos son exiguas, de metro y medio
aproximadamente; y en cuanto a la
calzada se refiere, hay, a la altura
de las casas números 8 y 10 de dicha
calle, un estrechamiento del orden de
los siete metros. Y es justamente en
este estrechamiento donde confluyen
dos calles de dirección convergente.
la de Zubieta y la de San Marcial.
Es norma de toda vía circulatoria,
Que su anchura, en lo posible, sea
uniforme en toda su longitud, sin
cuellos de botella que perturben la.
normal fluidez del tráfico rodado.
Razón por la que este nudo urbano
habrá de resolverse tarde o temprano, tanto en cuanto a sus aceras como en cuanto a su calzada atafie, a
expensas, naturalme-nte, pues no hay
otra solución, de los jardinclllos o terrazas de dichas fincas, cor.firiendo
así a la totalidad de la calle Zubieta la fluidez y uniformidad viarias
tanto de peatones como de "ehiculos.
En una palabra, se trata de terminar
o completar una reforma que ha demostrado - si demostración hacia falta- su utilidad; terminación o completación, por cierto, que están es-o
perando y hasta eJÚgiendo 1as calles
Urbieta y San Martin, en las cuales
se inició hace unos afios el ensanchamiento de sus respectivas calzadas a
expensas de sus Qcears.
En cuanto a la calle Zubieta a que
estas lineas se refieren, qUedaria por
resolver ulteriormente, la ordenación
del tráfico en el nudo que a la altura
del hotel de Londres forman las ya.
citadas calles de Zubieta y San Marcial, a las que viene a complicar la
calle Víctor Pradera La esquina de
la avenida de Espafia y calle Easo.
es un ángulo harto comprometido por
la curva y contracurva que alli están
obligados a hacer los vehiculos,. agravado por el afiadido cuya construcción autorizó el Ayuntamiento hace
algunos afios, al hotel de Londres,
adelantándose de la linea final de su
fachada ,que no sólo quita visibilidad,
sino espacio, a los vehículos. No nos
cabe duda que, puestos al habla Ayuntamiento y hotel, podrian lograr mutuas satisfacciones, el uno en sus exigencias de urbana viabilidad que completara la nueva ordenación de la calle Zubieta, y el otro logrando una
compensación en el volumen de edificación que se le amputara, por otro
de iguales o parecidas dimensiones
anejo al propio edificio
Por lo demás, nada tienen .de extraordinario estas permutas y componendas sin perjuicio de nadie y en
beneficio de todos, pues las ciudades
están experimentando transformaciones, rectificaciones y amoldamientos
que no son capricho ni arbitrariedad,
sino exigencias de la evolución del
tiempo y desarrollo de su urbanismo.
Poco a poco, con paciencia y perseveranCia, las ciudades están acomo -
dándose a la época presente, y hasta
adelantándose al futuro. No hay que
enfadarse por ello, .sino, con agilidad mental y buena voluntad, ajustarse a las exigencias de nuestro
tiempo |
@ - La Valla
# ¡Bueno! ... como dicen ahora las gentes para entrar
en mate;a. El hecho es que toda Europa, al menos en
cuanto a sus más o menos grandes ciudades se refiere,
están , vulgarmente hablando, ¡:atas arriba. El t:entro de
Amberes, grandes zonas de Bruselas. la misma plaza de
la Concordia, de Parls, están poco menos que intransitables. A las obras públicas, sobre todo en cuanto a
aparcamientos subte:-ráneos se refiere, hay que sumar las
particulares, que entre edificios en trance de demolición
y de construcción, tratan. y están lográndolo en parte.
modificar la fisonomia arquitectónica, y a veces hasta
urbanistica de las ciudades.
refiere, contrastaba penosamente. Asi, por ejemplo, tanto
la Avenida como el paseo de la Concha, pasaron una
penosa etapa en razón de su disirnetria y estilo. Pero
poco menos que superada la época que pUdiéramos llamar
de transición, ahora resulta que son Justamente los edificios antiguos. y no los modernos, los que lucen mal,
porque han quedado en flagrante minoria. La suerte está
echada: tanto I paseo de la Concha como la Avenida .
estarán de un momento a otro constituidos por altos
y mode"nos edificios que acabarán dando al olvido su
antigua fisonomia, lo que han conservado durante IDl
siglo aproximadamente, o sea, de 1870 a 1970.
Aqui mismo, en San SebastiAn, hace aún pocos afios,
se levantaron voces más o menos airadas en contra de
las modernas construcciones en substitución de las antiguas - no tan antiguas, por cierto-. ¡Están desfigurándodonos la ciudad! Y asi era, en efecto. El contraste entre
unas y otras, tanto en cuanto a su estilo y alturas se
No deja de ser una pena que asi sea. El ideal urbanistico hubiera sido que cada barrio conservara el estilo
de la época en que se construyó. Asi, por ejemplo, la
llamada Parte Vieja poseería un estilo propio, el que le
ImprimiÓ aquel gran arquitecto que fue Ugartemendía.
el arquitecto de la reconstrucción. El ensanche Cortázar, del Bulevar a. la plaza del Centenario, constituirla un
ejemplo urbano de la arquitectura de mediados del siglo XIX 81 mediados del XX. El ensanche de Amara seria,
a su vez, paradigma de la arquitectura y urbanismo de
nuestro tiempo. ¡Qué lástima que este criterio no haya
prevalecido!
Bueno ... , pues volviendo al tema inicial de esta crónica, no me ha producido el asombro que veo ha causado a muchos donostiarras el vallado blanquiazul que,
en extensión poco menos que inconmensurable, ha segregado del área urbana de nuestra ciudad, parte, no
sólo considerable, sino caracteristica de la misma. La
verdad es que la construcción de El Escorial no disfrutó
lIe tal autonomia. Pero sin hacer de ello caballo de batalla, ni mucho menos, el hecho es que ni la constru{:-
ción del mismo aparcamiento de la plaza de la Concordia -o por pone:- un ejemplo más al tamaño de nuestra ciudad, el de Montpellier- han contado para su construcción con un vallado de tanta extensión ni de tan
bella policromla. El blanco y el azul, no digo de nuestra
bandera, que no tenia tales colores, sino de nuestra matricula maritima, ha recibido una nueva y ostensible consagración. Y no deja de ser c\ll'loso que el mito de esos
22
dos colores, que nunca hasta 1823 o fecha aproximada,
tuvieron en San Sebastlán carta de naturaleza ni de
ciudadanía, se haya Impuesto por desidia del Ayuntamiento en restablecer la antigua bandera donostiarra y
de llevar e. feliz término un acuerdo mun clpal en tal
sentido.
No vaya a creerse, sin embargo, que la cosa me enfada, ni en lo tocante al vallado ni en cuanto al colorido del mismo. En primer lugar, porque la cosa es puramente circunstancial y secundaria; y en segundo término, porque yo me limito a expresar mis puntos de
vista, pero sin más ánimo que dejar constancia de ellos,
que es lo que impone toda tarea inttlectual. Es a otros
a quienes corresponde la acción. Y la verdad es que si
en determinadas esferas se llevara estricta cuenta de las
ideas o ideicas, denuncias e iniciativas expuestas en la
prensa, las corporaciones pÚblicas dispondrfan de un arsenal de proyectos y rectificaciones de valor impagable.
Suele pedirse colaboración al público; pero, ¿de qué sirve dar voces en el desierto, hablar a sordos, o lo que
es aún peor, a quienes lo saben todo? ¡Esa si que es una
valla! |
@ - LA PLAZA DE CERVANTES
# Ahora que la plaza de Cervantes está tripas al
aire, vulgarmente hablando, sufriendo una de las intervenciones quirúrgicas más espectaculares de la ciudad , hablemos de la plaza de Cervantes.
La conocí de «visu», no de oídas, antes de que
ostentara tan preclaro nombre. Este le fue otorgado
con motivo de la celebración del 111 centenario de
la publicación del «Quijote» , conmemorado a escala nacional a comienzos del presente siglo, en 1905.
esto es, hace 67 años.
Algo había que hacer con tal motivo a escala
municipal; y lo que e hizo, desde el punto de vista
urbano, fue darle a dicha plaza, hasta entonces innominada, el nombre del autor del famoso libro, dotándola de un «monumento» conmemorativo colocado en su centro. Este «monumento» se redujo a
una columna atamborada de piedra caliza en función
de farola, grabándose en ella el nombre de Cervantes
y la conmemorada fecha: monumento, más que modesto, tan pobre y mezquino como de mal gusto.
y digo que conocí «de visu» dicha plaza aun
antes de su bautizo cervantino, porque a la sazón
vivía con mis padres y hermanos en el cuarto piso
de la casa número 4 de la caIle Miramar, que da
frente a dicha plaza, y la limita en parte, constituyendo, con la avenida de España y el paseo de la
Concha, uno de los lados del triángulo rectángulo
cuya forma afecta.
La planta baja de dicha casa la ocupaba la pastelería, restaurant y salón de té del «Family Hotel»,
establecimiento de lujo en sus tres primeros pisos.
Eran sus propietarios los Flagey Laquay (si mi memoria no me es infiel) una familia francesa que luego se retiró a Burdeos.
Mi padre, hijo de marino, tenía instalado en una
de las cuatro habitaciones que daban a dicha calle,
un catalejo de trípode de gran alcance, con el que
oteaba el horizonte del Cantábrico, siguiendo en lo
posible el rumbo de los barcos que, doblando el Cabo
Machichaco, sesgaban el horizonte.
Desde nuestras ventanas asistimo, de niños al soberbio y a veces patético espectáculo de la bahía de
la Concha, en aquellos tiempos de fuertes temporales: a la entrada y salida de barcos veleros. los últimos en su género, que anclaban al socaire de la
isla Santa Clara, y de los vapores, los primeros de
la época, entre ellos los famosos «Mamelenas», de
Mercader, el famoso armador donostiarra . Presenciamos los angustiosos trances de tres o cuatro naufragios sobrevenidos en plena bahía. Y también el triunfalista espectáculo de los barcos de guerra , bien fueran éstos el «Urania» o el «Giralda», yates reales,
bien el monstruoso «Carlos V» que osó penetrar en
la bahía, barcos cuyas veintiún salvas de ordenanza ,
contestadas por la Batería de las Damas, atronaban
el espacio. ¡Qué gran categoría naval lograba en tales ocasiones la famosa Concha, con el breve resplandor de los fogonazos y los secos estentóreos estampidos de sus cañonazos! Porque a la sazón, San Sebastián no había dejado aún del todo ser plaza fuerte, y el Castillo hacía sentir, aunque no fu ra más
que con salvas de cañón, su antiguo prestigio, má
que su limitado poderío. La presencia de la Corte el~
nuestra ciudad, de que el pendón morado de Castilla izado en Miramar, daba protocolario testimonio,
exigían preceptivamente la pleitesía de aquellas salvas de ordenanza que tan espectacularmente era dado contemplar desde el paseo de la Concha, y estremecían los tímpanos de los habitantes o forasteros
de San Sebastián, a las horas del alba, del mediodía
y del ocaso de los sonados días de nacional celebración .
La plaza de Cervantes era y es el nexo de unión
entre el parque Alderdi-Eder y el paseo de la Concha propiamente dicho. Plantada de tamarices, sería
cosa de que, al replantarlos de nuevo, obedecieran
a un nuevo replanteo, esto es, limitando su distribución a enmarcar el triángulo de la plaza por sus tres
lados: avenida, Miramar y paseo, pero dejando un
tanto libre y despejado su centro, en el que es de
creer no volverá a colocarse la fea farola del centenario cervantino. Sería cosa de buscarle una sustitución más digna del suceso conmemorado, más decorativa, suntuosa y artística.
Sería cosa de pensar, ya desde ahora mismo, en
darle o conferirle a la futura plaza de Cervantes el
empaque que no tuvo la anterior desde el punto de
vista de la estética urbana. Lugar estratégico en este
s\!ntido, puesto que es en ella donde desemboca la
principal, más céntrica y populosa de las calles donostiarras: la avenida de España. Es en ella donde el
forastero, el turista, llegue por carretera o por ferrocarril, descubre el más espectacular, bello y amplio
de nuestros panoramas urbanos: la bahía y playa de
la Concha, su anfiteatro de verdes montañas y el horizonte del Cantábrico.
Todo cuanto se haga por embellecer y dignificar
este sin par ámbito donostiarra, es, como ahora se
dice, inversión rentable desde el punto de vista turístico. Habría que comenzar por embellecer su suelo, ajardinándolo y pavimentándolo artísticamente,
como, a ejemplo del paseo de las Palmeras, de Alicante, o del Espolón, de Burgos, están haciéndolo
otras ciudades. Está pidiendo dicho lugar su tabla de
orientación panorámica que indique al forastero los
edificios más notables del contorno -Palacio Real,
Casa Consistorial, etc.-; así como las particularidades del paisaje -Arrastsain, Arrobi, Igueldo, Santa
Clara, Urgull... Habría que ocuparse del arbolado,
del alumbrado, de los bancos, de las cabinas telefónicas ... A imitación del Balcón del Mediterráneo, de
Tarragona, deberíamos hacer de dicha plaza nuestro
Balcón del Cantábrico. En una palabra, la plaza de
Cervantes moderna, de nuestro tiempo, debería con -
tituir un lugar que, siendo ya de por sÍ, por su situación, excepcional, el urbanismo estético habría de
considerarla y tratarla con un amplio y suntuoso criterio de conjunto, no limitándose a salir del paso con
mentalidad de peón caminero, sino con soluciones de
arquitecto-urbanista de la categoría estética y artística que exige lugar tan predestinado de una tan bella
ciudad como la nuestra. |
@ - EL PUENTE DE SANTA CATALINA
# Cien años acaba de cumplir el puente de Santa
Catalina, de nuestra ciudad, felicitándonos de su buen
estado de conservación. Ahí donde lo vemos es una
de las más antiguas constantes .de San Sebastián; porque si bien es cierto que su actual estructura no tiene
más que un siglo de existencia, no menos cierto es
que su institución se remonta a épocas a los que no
alcanza nuestra vista.
Dicho puente fue, en los antiguos tiempos, de
madera, más bien largo y estrecho, de 224 pasos de
longitud por tan sólo nueve de anchura, esto es, veinticinco veces más largo que ancho.
Como a la sazón el río Urumea era algo más de
lo que es hoy, en el centro del puente que nos ocupa
había un tramo que se levantaba para petmitir el
paso de las embarcaciones que lo requerían y frecuentaban los puertos de dicha ría, que en calidad
26
de tal se extendía nada menos que hasta Hernani.
Allí, además del puerto propiamente dicho, había en
él un astillero. Aún perdura el nombre de aquél en
el llamado barrio del Puerto; y no sé si seguirá aún
en pie el añejo edificio que conocí en tiempos, cuyo
vasconizado nombre de «Istillarte» denunciaba su antigua función de astillero.
Este puente tenía, por consiguiente, su pontero o
manobrero, encargado de abrir y cerrar la válvula o
compuerta de referencia, quien, entre otros emolumentos, percibía los derechos que debían pagarle los
navíos que solicitaban sus servicios, así como el diezmo del valor en venta de los salmones que se pescaban en esta parte de la ría. ¡Oh tiempos!
La idea de construir en piedra el puente de Santa Catalina venía ya de atrás. El primer proyecto en
este sentido data de 1659; el egundo, de 1780; el tercero, en fin, lo proyectó, don Francisco Ibero, dotándolo de siete tramos, uno de ellos de madera, pero
no destinado, como pudiera sospecharse, a dar paso
a las embarcaciones, como en pasados tiempos, sino
para impedir, cortándolo, las invasiones de un supuesto eventual enemigo.
Como en tantas otras ocasiones por el estilo, también en esta se suscitó viva polémica entre los donostiarras. Unos sostenían que el puente debía seguir
siendo de madera, o como algunos decían, «de tabla»; otros estaban a favor del puente de piedra. La
polémica, llevada a cabo en sendos escritos --como
en el caso de los bulevaristas y antibulevaristas de
1864- la sostuvieron «Un hidráulico consumado»,
por una parte, y «Un arquitecto guipuzcoano», por
otra: aquél defensor del puente de madera; éste del
puente de piedra. Cada cual esgrimía sus razones, más
o menos válidas: el puente de madera era menos costoso y podía destruirse fácilmente en caso de guerra,
si así convenía a la defensa de la plaza; un puente
de piedra, en cambio, por su aspecto, solidez y permanencia era, a la larga, más económico y digno de
una ciudad como la nuestra, aduciéndose el ejemplo
de los grandes puentes de piedra de España, tales
como los de Toledo, Mérida, Badajoz... que seguían
firmes e incólumes desde la época romana de su construcción.
Las vicisitudes experimentadas últimamente por
los puentes de madera de Santa Catalina, destruidos
deliberadamente, vueltos a construir y vueltos a derribarse en razón de las guerras, así como los pujos
que iba adquiriendo el magnífico En anche de nuestra ciudad, determinaron, tanto a la Diputación de
Guipúzcoa como al Ayuntamiento de San Sebastián,
a construir un puente de piedra digno de nuestra ciudad. La mayor parte de su costo correría a cargo de
la Diputación: el Ayuntamiento contribuiría con la
cantidad que excediera de las 400.000 pesetas. La
suscripción pública abierta a tal fin por el Ayuntamiento se cubrió el primer día de anunciada. En realidad, el importe total de la obra ascendió a 663.882
pesetas, de las cuales la provincia aprontó 425.000,
y nuestra ciudad las 238.882 restantes.
El puente fue proyectado y dirigido por el arquitecto provincial don Antonio Cortázar, autor del
famoso Ensanche de nuestra ciudad. Inaugurado el
23 de junio de 1872, estaba constituido a la sazón
por cinco arcos rebajados de cinco centros cada uno,
de 23 metros de luz, siendo la longitud total del
puente de 127 metros y doce de anchura: siete para
la rodadura y dos y medio para cada uno de sus
dos aceras o andenes. Un robusto pretil o antepecho
de piedra limita el recinto del puente. Los pilares en
que se apoyan dichos arcos son de sillería labrada
de Motrico; la empleada en aristones, tímpanos, ménsulas y paramentos visibles son de caliza roja del
país; las dovelas y macizos interiores, de piedra caliza de Loyola. Escudos de España y de Guipúzcoa,
así como los correspondientes a los pueblos cabezas
de partido judiciales de la provincia: San Sebastián,
Tolosa, Vergara y Azpeitia, decoran las pilastres de
referencia.
El puente de Santa Catalina, es un puente de líneas clásicas de una gran sobriedad, en contraste con
los de María Cristina y de la Zurriola, aguas arriba
yaguas abajo de aquél, de más pretensiones decorativas, pero de menos calidad en cuanto a su material de construcción.
Dicho puente ha experimentado a lo largo de sus
cien años de existencia dos grandes reformas, que
han alterado su primitiva fisonomía. En 1916, al
construirse el muro de encauzamiento del río correspondiente a su margen derecha a la altura del puente,
éste perdió uno de sus cinco ojos, el de su extremo
oriental, reduciendo su longitud inicial en unos veinticinco metros. Años después, en 1923, el puente fue
sensiblemente ensanchado, pasando de los doce metros de latitud total que tenía desde su construcción
a los que ahora tiene.
Como es natural, ambas reformas contribuyeron
a quitarle a dicho puente sus originales proporciones, haciéndolo más corto y más ancho. La última
de dichas reformas las llevó a cabo don Ramón Cortázar, hijo del constructor de dicho puente y también,
como aquél, arquitecto provincial.
Con todo y con eso, el puente Santa Catalina sigue siendo, hoy por hoy, el más antiguo, el principal,
el más céntrico y transitado de los tres puentes urbanos de nuestra ciudad; el más sobrio de líneas, el
que se halla en mejor estado de conservación, y probablemente, el más sólidamente cimentado de los tres.
ingún acto oficial ni privado ha rubricado la efemérides. Los donostiarras estamos perdiendo punto
también en el terreno de los recuerdos. Sirvan estas
líneas de desagravio a semejante olvido. |
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@ - VARIANTE
# Durará lo que dure, y quiera Dios
sea por poco tiempo; pero ~l hecho
es que los alrededores de la ciudad,
con motivo de la construcción de la
famosa. Variante, están hechos una
lástima. Los desmontes resultantes
de dicha construcción, que dejan al
desnudo las despanzu:-radas verdes
laderas de antaño, por una parte; y
la degradación experimentada por las
inmediaciones de dicha via, consiguientes a las obras de construcción
de la misma, han alterado profundamente lugares otrora llenos de verdor y fronda.
Se dirá. que todo ello es inevitable
en empresas ~ este género. Admito.
Por so digo que tal estado de cosas
durará lo que dure, pero afiado que
quiera Dios sea por poco tiempo. Y
apelo a la tópica frase del "quiera
Dios", ¡=orque de· los hombres que afidan en estos fregados está visto lo
poco que cabe esperar. Una vez realizado el grueso de la obra, ahí queda eso; yeso que queda es naturaleza agraviada, sin que entre en linea de cuenta el agreste revestimiento de desmonte y laderas sobre los
que, naturalmente, no ruedan los
automóviles.
Verdad es que en este orden de cosas debería mte:-venir la estl-tica d~l
paisaje de que tanto se habla; pero
es más fácil dejar que la naturaleza
se encargue de corrt:girse a si misma,
o mejor dicho, de corregir los agravios a ella inferidos por la estulticia
humana. ¡Estamos aviados si esperamos algo de las Comisiones de Es-:
tética! Las mismas ace!'as o andenes consiguientes de las grandes arterias quedan poco menos que abandonados, porque sabido es que los
peatones apenas cuentan. Dense us28
Variante
ted~s un paseo por tres puntos clave
de la Variante, y verán el lamentable
aspecto que presentan el valle de Loyola, el fondo del ensanche de Amara, las inmediaciones del barrio de
Afiorga. El intenso verdor y fronda
de las partes intactas por las escavadoras, contrasta con las terrosas y
descarnadas laderas y terraplenes, al
pie de los cuales o sobre los que se
extiende la asfaltada vía. Incluso hay
zonas en las que, a consecuencia de
estas obras, el paisaje ha cambiado.
¿No es cosa de pensar que. si bien
es cierta. la conveniencia de las grandes rutas, convendría que- en ellas
la estética del paisaje, que 19. construcción de aquéllas degrada o adultera, se tuviera en cuenta, y en el
pliego de condiciones facultativas y
económicas de sus contratas, la reposición del paisaje por ellas afectado
entrara en linea de cuenta? Ya m~
figu!'o que ustedes me dirán que esto
es pedir peras al olmo; pero lo que
digo y sostengo es que esta exigencia
no es pura teoría, sino que hay paises
en los que este detalle de la reposición o decomposición del paisaje maltrataclc, entra en el pliego de condiciones de contratas de este género.
Aqui se habla mucho de turismo.
sin darse cuenta de que 10 más fundamental de nuestro turismo es el
medio ambiente estético y paisajístiCO
que caracteriza a nuestro país. ¿Qué
se ha hecho en Guipúzcoa a fin de
que su expansión industrial se compagine con la belleza de su entorno?
Y no vengan diciéndonos que son los
indsutriales y los contratistas los culpables, cuando unos y otros se habrían
naturalmente atenido a una previa
planificación, si ésta hubiera existido. Son los llamados poderes públicos, la Administración en todos sus
grados, estatal, provincial y municipal, los que han fallado por falta de
previsión, incompetencia e ignorancia.
Cuando oigo comentarios referentes
al desastre del barrio de Gros, por
ejemplo, achacándolo a contratistas y
arquitectos constructores y planificares del mismo, soy consciente del
agravio que se les infiere pues estaba en manos del Ayuntam1ento la
facultad de establecer la debida planificación y u:-banización de dicho barrio, y no en manos de los arquitectos
y hasta urbanistas del mismo, subordinados a las superiores órdenes de
la Administración municipal.
La Variante es una obra ut!lfsima ;
pero si hubiera un tanto así de sensibilidad en nuestra ciudad, debería
haberse ya constituido una entidad
que podría haberse titulado "Amigos
de la Variante", como hay "Amigos
del Ferrocarril" o "Amigos de la Isla ", que velaran por que, realizada
ya lo que pudiéramos llamar "obra
bruta" de dicha construcción, se llevara a cabo su embellecimiento, reducido, en fin de cuentas, a restablece:- en lo posible el estado natural de
la Naturale~a -valga la redundancia-, alterada y adulterada en razón
de las obras de referencia.
Post scriptum: No sabemos si por
propia iniciativa de la empresa constructora de la Variante, por hallarse
consignado en el pliego de condiciones facultativas y económicas, o, en
fin, como respuesta y satisfacción a
lo enunciado en este articulo, el hecho es que gran parte de los desmontes, trincheras y laderas afectados por
las obras, han sido muy satisfactoriamente recubiertos de hierba, felicitándonos de ello. |
@ - AUTOPISTA
# Entre los acuerdos adoptados por el Instituto lOt:rll
en la reciente y última de sus juntas, hay uno que merece ser destacado por su importancia: la solicitud cursada a los Ministerios de Obras Públicas, de Educación y
Ciencia y de la Vivienda, solicitando que se incoe expediente a fin de 10gTar que una zona de terreno de un
kilómetro de anchura a ambos lados de la a.utoplsta Bllbao-Behobia, sea declarada "paisaje pintoresco", cuando
menos al paso de dicha via por zonas rurales.
Siendo así que la autopista de referencia afecta tanto como a Guipúzcoa a la provincia hermana de Vizcaya, es de creer que el Instituto Ibero habrá adoptado
su resolución de acuerdo con las asplraciones vizcalnas.
Po~ otTa parte, habrla sido muy de desear que dicho
Instituto hubiera previamente expuesto al público las razones que abonan su solicitud. Ante todo, información.
Supuesto, en efecto, que esa franja de terreno de un
kilómetro de anchura a cada lado de la autopista, a lo
largo de la zona rural de la misma, ha d~ implicar,
entre otras, restricciones encuanto al cultivo agrario o
forestal de dicha zona en función de la estética del paisaje, limitaciones en la construcción de edificios, determinación de la naturaleza, carácter y estilo de éstos, etc.,
la opinión general y los colindantes de la autopista en
particular, deberla n ser ampliamente informados de lo
que puede suponer y significar la declaración oficial que
se solicita, no sea que, Qomo en casos por el estilo, resoluciones de esta o parecida indole afecten, vulneren
o coarten iniciativas tan dignas de respeto y consideración como las estéticas, por muy interesantes que éstas
sean.
Es de suponer que exista una ley y la co:respondiente reglamentación que determine el estatuto jurldico de
estas zonas declaradas "pwaje turístico". El conocimiento de la misma y su divulgación, deberla ponerse
al alcance de todos aquellos a quienes interesan y afectan sus disposiciones, y nadie mejor que el propio Instituto Ibero, que es de creer se apoya en ella, para hacer llega: al público su contenido y crear el adecuado
ambiente a la resolución que se persigue.
Hace unas pocas semanas tuve ocasión de recorrer
uno de los tramos de la autopista en tierra vizcaina próximo a ser hab!l1tado, y la verdad sea dicha, no sé cómo
podrá ser computada esa zona de un kilómetro de anchura a cada lado de la pista en determinados. en mllchos de sus trayectos, limitados por tierras de cultivo.
caserlos, rlos, barrancos, taludes, colinas y montañosas
laderas.
Sin ir más lejos. la Variante de San Sebastlán - parte, como es sabido, de la autopista de referencia-, brinda serio sujeto de consideración y examen a este pro-
¡:ósito. Es algo que nos toca tan de cerca y a tan breveplazo, que me apresuro a exponer, aunque sucintamente, el caso.
Sabido es que, en determinados tramos, tanto la Autopista Bilbao-Behobia como la Variante de San Sebastián, se desarrollan o desdoblan en dos calzadas paralelas entre si, en las cuales la circulación rodada está
prevista en direcciones opuestas y a veces hasta Q niveles distintos. Entre ambos ramales de vla se extiende, en
ciertos parajes, una zona de alguna amplitud, tanto en
su longitud como en su anchura. Por otra parte. a ambos lados de dicha vla o vlas, las zonas agrestes, tanto
en sus exploraciones horizontales o suavemente inclinadas, como en las trinche:as y laderas de sus terraplenes, los terrenos contiguos o inmediatos a la Variante
han sufrido tales trastornos, mutilaciones y desgarros,
que la Naturaleza ha quedadO como en carne viva, presentando un aspecto desolador y lamentable.
No sé si entre los miembros del Instituto Ibero los
hay que hayan recorrido, a pie, como estas cosas deben
hacerse, y en toda su practicable longitud, la mencionada Variante. Hay zonas que causan verdadera pena: La
Herrera, el valle de Loyola, Anoeta, Recalde... El terreno ha sido tan despiadadamente despanzurrado -necesariamente, sin duda, pero el hecho es asl- que no lo
reconocen ya ni sus más inmediatos vecinos, cuanto menos e·l paseante de los alrededo:es de la ciudad, que antes hallaba e nellos familLlres, tradicionales y armoniosos paisajes, hoy uitrajados, envilecidos y afeados más
de cuanto pUeda concebirse.
Ahora bien, queridos amigos del Instituto Ibero: sin
menoscabo de la declaración de " paisaje turistico" solicitado para la totalidad de la Autopista, seria cosa de
pensar inmediatamente en algo que nos toca más de cerca y más próximo a nosot:os, donostiarras, en el tiempo
y e·n el espacio: en esta Variante a las puertas de nuestra misma casa, que tales destrozos han infligido al paisaje de los inmediatos alrededores de nuestra ciudad.
Hay que evitar a todo trance, en efecto, que se dé por
conclusa la construcción de la Variante, con tan sólo abrlr
a la circulación rodada su calzada, sin que tanto las zonas entre ambos ramales de via, donde existan, come
las zonas colaterales próximas e· inmediatas, al aire su/;
entrañas, recuperen el bello y agreste aspecto que antes
tenian los lugares afectados por estas descomunales obras.
No a un kilómetro de distancia, sino ante nuestros propios ojos, está pidiéndonos piedad este paisaje donostia-
:ra descuartizado. Hay que afrontar el caso en razón precisamente de la estética del paisaje, no dejando que sea
la propia Naturaleza la que a lo largo de los afios Ge
encargue de recubrir y humanizar lo qu ~ ncsotrcs podemos y debemos lograr a todo trance e !n:ne:1iatamente.
La inauguración de la Variante debe hacerse con todos
los honores al bello paisaje que at:aviesa y que sus obras
han destrozado. A este fin, ha de comenzarse ahora :n:::;-
mo a reparar el daño que se le ha causado al paisaje a
lo largo de la Variante en general y de sus ~onas más
criticas y maltratadas en particular, tanto más, habida
cuenta de que los paisajes que la Variante afronta son
dignos de considerarse como pintorescos en alto grado. |
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@ - SEMANA GRANDE
Hay locuciones y palabras que tienen un poder mágico de sugestión.
Por lo que a San Sebastián atañe, la
emana Grande es una de ellas. Durante cuarenta o cincuenta años, repartidos entre los últimos quince del
próximo pasado ..siglo y los veinticinco
primeros del presente, la única Semana Grande del año estuvo vinculada
exclusivamente a San Sebastián. Como es sabido, dicha semana es aquella en que coincide la festividad de
la Asunción. En 'Contra de lo que algunos creen, dicha advocación no se
refiere a la Patrona de San Sebastián, que es la Virgen del Coro, sino
a la titular de la más antigua y principal de sus iglesias, la de Santa
María.
A menos que se demuestre lo contrario, dicha f~ase de Semana. Grande
fue invención de una de las personas
que más hicieron por la promoción
de nuestra ciudad como estación veraniega y turística. Me refiero a don
José Arana. Dicha frase iba englobada en el contexto publicitario y
propagandistico de aquel genial empresario de toros. pelotarls y cantantes de ópera, que con tanta habilidad
echaba mano de la música callejera,
de la pirotecnia, del anuncio de mano
y del cartel ilustrado para atraer al
público no sólo nacional, sino extranjero.
En cuanto el. la música callejera se
refiere, ya desde la víspera de los días
de toros, las Charangas de la. ciudad
recorrían las calles animando el acontecimiento. Durante el dia de la fiesta, ya desde la mañana, las bandas
de música, con sus correspondientes
coheteros, excitaban los ánimos, predisponiéndolos a presenciar la fiesta .
En cuanto a los carteles de toros, profusamente expuestos en todo el sur ~
Francia, fueron y son de los más
atrayentes y artísticos de todos los
tiempos, de que es testimonio, entre
tantos otros, el de Perea de 1883, de
carécter no exclusivamente taurino, sino local y pintoresco, composición
en la que entraban elementos tales
como el turista inglés, la playa de
la Concha y varias otras de pintorescas vistas y panoramas del San
Sebastián tipico del ensanche de nuestra ciudad.
Entonces, en uno de esos momentos felices que pueden tener las gentes que se consagran a provocarlos, se
le ocurrió a Arana darle el nombre
de "Semana Grande" a la semana
de la festividad de la Asunción, por
cuanto en ella tenian lugar el mayor número de corridas de toros, de
fiestas más suntuosas del Gran Casino, de conciertos noct·urnos muchedumbrosos celebrados en el coso de
Atocha iluminado, de fuegos artificiales, de tantos y tantos otros festivales más que a la sazón llenaban la
"Semana Grande" por antonomasia.
Dicha semana tenia por inmediato
antecedente la famosa Salve de Santa Maria, por aquello de que a los
santos se les conoce por sus víspe:-as.
A dicha función religiosa hizo tradición la Reina Regente de acudir indefectiblemente, rodeada del mayor
esplendor de la Corte, precedida de
aquella brillantísima Escolta. Real de
bruñidos y plateados peto, y de blancos penachOS al viento, en tanto atronaban el aire las salvas de ordenanza de la batería de las Damas, del
castillo de la Mota y de los barcos
de guerra anclados en la bahía.
¿QUién recuerda las Salves de Santesteban el Grande, la iluminación
con vasos de colores de la fachada
de la iglesia, las inmensas y espontáneas aclamaciones de la multitud
y de los franceses que presenciaban
el espectacular y mágico desfile de
aquel San Sebastián henchido de veraneantes nacionales y de turistas
extranjeros en proporciones que aun
hoy mismo nos parecen fabulosas?
No. No era la "Semana Grande"
grande por su mayor número de días,
sino por la plenitud de todos y cada
uno de ellos. Es evidente que hoy
concurre a los toros un considerable
número de aficionados. La plaza se
llena. Números cant3.n. Pero el espectáculo callejero de aquel entonces era
inenarrablemente más Jocundo y sugestivo, animado y pletórico del que
es hoy. Y es que los ritos que etl.tonces es utilizaban han ido desapareciendo, paulatina, pero inexorablemente. Ya no animan las calles las
músicas que arrastraban tras de si a
las gentes popUlares. Ya no atronan
el aire los cohetes y los chupinazos
que despertaban a los distraídos y disipaban las nubes, si las había o
amenazaban lluvia. Ya no desfilan a
lo largo de la Avenida las "mulillas"
y los "monosabios"; ni van ':1. la plaza, en landós de lujo, las jóvenes ataviadas de mantillas de blonda y altas
peinetas; ni toreros y espadas desfilan ante la multitud, sonrientes, aunque pálidos, en carruajes abiertos,
polarizando la atención de las gentes
y suscitando aplausos. Ni tampoco
desfilan, trágicos, tal como los viera
en su famoso cuadro, "La víctima de
la fiesta" , el gran Zuloaga, los picadores cargados de sus recios atuendos, pica en ristre ...
A punto de dar las cuatro de la
tarde, y cuando ya todo el mundo se
hallaba en la plaza, se producía una
especie de vacio en la circulación y
una expectación en el público que se
agolpaba al filo de la Avenida. Y entonces pasaba el 'rey, precedido y escoltado por sus caballerizos, camino
de la plaza, a la que llegaba a ia
hora en punto ...
La famosa ida a los toros, el no
menos famoso desfile al final de la
corrida, el paseo obligado y fastuoso
de la Zurriola, la terraza del Gran
Casino repleta de 10 más granado de
España en punto a celebridades masculinas y femeninas bellezas... Todo
eso parece haberse ido para no volver. Porque hay cosas y circunstancias irreversibles, o bien que han sido
una vez y no serán ya más. |
@ - EL HOTEL CONTINENTAL
# - El Hotel Continental de nuestra ciudad ha dejado de
existir. Por su situación en el centro del paseo de la
Concha; lOr su tamafio y suntuosidad; por su trato y
por su selecta clientela, fue en el transcurso de estos
últimos ochenta y ocho afios uno de los más distinguidos
y acreditados hoteles del San Sebastlán de los tiempos
modernos. No el más antiguo, sin embargo: el Parador
Real, el Hotel Ezcurra, el de la Marina, el Londres ... , le
precedieron en una veintena o más afios, o sea., a partir
del derribo de las murallas en 1864.
Su inauguración tuvo lugar el 15 de marzo de 1884.
Acompafiado de atento B. L. M., la d~rección del hotel
remitió a las autoridades y personalidades de la ciudad.
los planos del nuevo establecimiento y su tarifa de precios. "Parece imposible -escribía a la sazón un colegaque dado el exquisito gusto y el "confort" con que está
diSpuesto este hotel, haya, sin embargo, habitaoiones des38
de dos francos diarios, y hospedaje completo, comprendido desayuno, comida y cena de diez a veinticinco."
Verdad es que por aquel entonces, el Restaurant des
Etrangers y café del Comercio, situados en los soportales de la plaza Vieja, donde se cornia a la espafiola, a
la francesa y hasta a la moda inglesa, el almuerzo o comida del mediodía costaba tres pesetas y media, y la
cena cuatro, vino comprendido. i Qué lejos nos parece
hoy todo esto!
Don Emiliano Lestgarens, arrendatario del nuevo hotel, obsequió a los invitados a su inauguración (una
treintena de personalidades de la ciudad, entre las que
se contaban el diputado a Cortes sefior Machimbarrena,
el alcalde sefior Aurrecoechea, el juez sefior Marquezel
con el siguiente menú, que refleja un tanto el carácter
culinario o gastronómico de la época, y a cuya mera lectura se nos hace la boca agua: Hors d'oeuvre.
Potage mock - turtle Q l'anglaise.
su jardin de invierno a la calle Zubieta, de su amplio y
magnífico salón-billar, de su montacargas y de su ascensor, los primeros en su género instalados en nuestra
ciudad... Por cierto que la parte central convexa de su
fachada principal al paseo, se hallaba rematada por un
gran reloj, que posteriores reformas eliminaron ...
Saumons de la Bidasoa.
Sauce joinville a la hollandaise.
Filet de boeuf a la Richelieu.
Volallles Q la royale.
Punch imperial.
Petit pois a la fran~alse.
Cannetons nouveaux a la rouannaise.
Todo el gran mundo de la más brillante época donostiarra se alojó en el hotel, desde reyes, príncipes, ministros y altos dignatarios de la corte y de la polltica, hasta los acaudalados y cosmopolitas frecuentadores del
Gran Casino en la época de su mayor esplendor, que culminó en la inmediatamente anterior y posterior a la
Gran Guerra del 14. Los Marquet, como propietarios, y
madame Duport, como directora del establecimiento, fueron las personas relevantes de los últimos tiempos del
Continental.
Salade.
Glace aux ananas.
Gateaux financiers.
Dessert et fruits.
Todo ello rociado de exqu,isitos vinos franceses y españoles. A la hom del champagne, los brindis, en los
que se aludió a los problemas y proyectos donostiarras
en perspectiva, haciéndose votos por el progreso y prosperidad de San Sebastián, que por aquellos años rubricaba en gran escala, resuelta y denodadamente, su vocación turística.
La inauguración del hotel Continental constituyó uno.
de las más 'Características manifestaciones de esta vocación. El edificio se construyó expresamente para hotel por el acaudalado capitalista vasco don Agustin Galindez, siendo autor del proyecto y director de la construcción el arquitecto donostiarra don José de Goicoa.
Hicié::-onse a la sazón grandes elogios del nuevo y flamante edificio: de su terraza al paseo de la Concha, de
Su venta ha cogido de sorpresa a la ciudad y a las
autoridades, que ya estos últimos a.ños iban lamentándose de la pérdida de hotele..s y de su escasez, por consiguiente. Quizás hubiera sido conveniente a los altos intereses turísticos de nuestra ciudad, la opción de compra del hotel, ofrecida bien al Ayuntamiento, bien a la
distinguida, numerosa y acaudalada clientela de dicho
establecimiento, que tanto lamenta su desaparición. Porque el lugar es único desde el punto de vista de su actual
destino. Si no el mismo edificio, pOdría haberse construido en su lugar ese gran hotel de que San Sebastián
carece, del que tanto se habla, y a cuyo propósito se me
figura haberse desperdiciadO una extraordinaria coyuntura. |
@ - PLAZA DE BILBAO
# ¿Qué tiene la plaza de Bilbao que
está tan triste cuando las sombras
de la noche extienden su manto sobre la ciudad? ¿Es falta de adecuado
alumbrado? ¿Es falta de ambiente?
¿EsL.
Cierto es que ya en pleno día dicha plaza parece acomplejada de inferioridad en razón de su pequeño
tamaño en relación con la altura de
los edificios que configuran su irregular circunferencia.
Sí: la plaza es pequeñita para el
lugar que ocupa. Porque si a eUa abocan calles tan importantes como las
de Guetaria y Prim, no menos importante es el hecho de su situación
con referencia al puente de María
Cristina y estación del ferrocarril de
la RE.N.F.E. próximos. Es la primera plaza urbana que el viajero de la
prinCipal de nuestras estaciones ferroviarias se echa a la cara a su llegada a San Sebastián: razón de más
PLAZA DE BILBAO
para que dicha. plaza. fuera todo lo
amplia o atrayente que deben ser los
ámbitos contiguos o inmediatos a las
estaciones ferroviarias, toda vez que
determinan las primeras impresiones
del viajero en su inicial contacto con
una determinada ciudad.
Como ese raquitismo urbano de
la plaza de Bilbao no tiene remedio,
excusamos la insistencia. Lo que sí
tiene remedio, es el sombrío aspecto
que dicha plaza ofrece de noche ...
No digamos que carece de alumbrado ; lo que sí decimos es que éste no
es, ni mucho menos, el suficiente para una plaza cuya céntrica y un tanto estratégica situación, en razón de
lo susodicho, exige un mayor despliegue de luminosidad.
Las ciudades modernas tienen dos
caras. No es la misma la que ofrecen de día a la que de noche brindan. Incluso hay ciudades que, gracias a su alumbrado e iluminación,
son más bellas e interesantes, urbanísticamente hablando, de noche que
de dia. Pero sin ir tan lejos, lo que
sI cabe decir es que una bella ciudad de dia, gracias a su paisaje, a
su tipismo o a sus monumentos o de
todo ello a la vez, puede no serlo
tanto de noche, si éstos y aquéllOS
no están convenientemente iluminados, esto es, puestos en evidencia.
Creo que la plaza de Bilbao, donde se han ensayado a lo largo del
tiempo varios recursos decomtivos
tendentes a su diurna revalorazación
estética, desde las inadaptadas palmeras del marqués de Rocaverde a
su paso por la Alcaldía, hasta el redondo arriate central de hierba de
estos últimos tiempos, exige que se
le considere en función de noche.
Bien alumbrada, esto es, espléndidamente alumbrada, supliría con el esplendoroso efecto de su luminosidad
su desangelado raquitismo. Hay muchos modos de hacerse agradable:
cuando adolecemos de algÚD defecto,
podemos disimularlo o pallarlo con
algún efecto_ En nuestro caso, el luminoso, que no deja de ser, por su
propia naturaleza, muy efectista.
Bilbao una noble perspectiva, un más
allá de ella misma, un telón de fondo de muy logrado y efectista aspecto.
de iglesia! ¡Lo que hacia falta es derribarla! "
Pero como las cosas acaban cayendo del lado al que se inclinan, tarde
o temprano, y a pesar de las ineomprensiones, celos mal reprimidos y bufidos, la realidad se impone y las cosas acaban haciéndose como se hizo
la aludida iluminación del Buen Pastor.
Pero aún hay más, y es lo siguiente: Por el boquete, o mejor dicho,
por la apertura de la calle de Alfonso VIII, la catedral del Buen Pastor ofrece a la vista del eSpectador
que por dieha puerta efectúa su entrada en nuestra ciudad, parte de su
fachada lateral, que no deja de tener cierta nobleza en razón de la gótioa arquitectura que caracteriza dicho templo. Pero, naturalmente, las
sombras de la noche impiden verla.
Bien iluminada~ como lo están su
totre e imafronte a la calle San Ignacio, le daría a la referida plaza de
Fu! yo quien lanzó la idea de Huminar indirectamente la faehada principal y torre del Buen Pastor, a fin
de p:-oporcionar un fondo luminoso
a dicha calle, vulgarmente llamada
de Loyola, contemplado, sobre todo,
desde arteria tan importante, transitada y céntrica como la avenida de
España. Se convendrá en que dicha
iluminación fue un acierto.
Vamos a ver si la iluminación indirecta de su fachada lateral, visible en parte desde la plaza de Bilbao, y el condigno alumbrado de ésta, la redimen del complejo de inferioridad urbano que la aqueja, y qu~
nosotros tenemos el deber de mitigar
o de disimular en lo posible, porque
no podemos curarla de su irremediable raquitismo, del cual, naturalmente, somos los responsables. |
@ - PLAZA DE CATALUÑA
# "Hemos de consignar con sumo agrado -nos escribe
un lector- la desaparición del edificio de las escuelas
a uno de los lados de la iglesia parroquial de San Ignacio, del barrio de Gros; con lo cual queda, desde el punto de vista de la estética urbana, muy mejorada y vistosa la fachada principal de dicho templo, enmarcada
por la verde zona que la rodea. Lo que tememos -afiade- es que en lugar del edificio derruido, se levante otro
por el estilo, cuando lo que debiera hacerse es dejar
como jardin los terrenos a uno y otro lado de dicha
iglesia, con lo que, además de proporcionar el espaciO
verde que necesita cUcho populo5o bnrrio~ prestigiaría
el templo que en medio de él se levanta."
No podemos menos que suscribir las anteriores lineas,
que con idéntico sentido vienen enviando reiteradamente
los lectores de los periódiCOS locales a sus respectivas
tribunas libres. Nosotros mismos, desde estas columnas,
hemos incidido en esta idea, y hasta hemos publi'Cado
alguna vez en alguna parte el bonito dibujo que ilustrara el proyecto del ingeniero mUnicipal en tiempos don
Juan Machimbarrena.
La idea, como se ve, ni es nueva ni es caprichO do
aficionados. La formuló ya hacia los afios cuarenta dichb fun~ionario, y ulteriormente fue publicada en el interesante libro que sobre el pasado y futuro del urbanismo
donostiarra publicó el ingeniero de referencia en 1945.
, Su capitulo IX constituye un programa de las obras
y reformas de que e:-a susceptibel a la sazón nuestra
ciudad. La reforma número XXV se refiere precisamente
a1 tema que nos ocupa: completar el parque y jardines
del populoso barrio de Gros que tiene por limites las
calles Zabaleta y San Francisco al norte y sur de los
mismos, y las del General Primo de Rivera y Trueba
40
CATALUÑA
al este y oeste. Dicha completación implicaba la demolición de los dos pabellone·s escolares que a uno y otro
lado de :J. iglesia de San Ignacio existían a la sazón,
pabellones que, en efecto, han sido suprimidos ya.
Lo que el sefior Machimbarrena proyectaba, y tan
bello efecto produce en el dibujo que ilustra su proyecto,
esto es, convertir en zona verde, ajardinada y arbolada
la totalidad del área mencionada, teniendo, si no por
centro, precisamente, sI como edificio de cierta importancia, la mencionada iglesia de San Ignacio, se ha convertido en parte en realidad; pero es de temer que la
totalidad de este parque se vea mermada y minimizada
¡::or ulteriores edificios, que es justamente lo que presienten y temen los citados comunicantes, verbo de la
aprensión de gran número de vecinos de dicho barrio.
y esto no debiera ser, por muchas razones. Se ha
hablado mucho y mal del plan urbanlstico del barrio de
Gros, y con razón. Ahora bien : si es cierto que no 'Cabe
modificarlo en lo fundamental, o sea, en su planificación ,
si cabe mejorarlo en 10 posible. A medida que se presentan las coyunturas de este mejoramiento, hay que
aprovecharlas, disimulando y disminuyendo con aciertos
parCiales y de detalle, los errores de conjunto.
Este de la plaza es uno de ellos. Constituye dicho
parque respecto al barrio de Gros, lo que la plaza de
GUipúzcoa al ensanche Cortázar. Podrla hacerse de la
llamada plaza de Cataluña una plaza magnífica, como
lo ha hecho Durango con la suya, prestigiando todo WI
barrio -yen el caso de Dw-ango toda una ciudad- o
con el acierto de un detalle de cierta importancia.
S!. Sería una pena no aprovechar esta coyuntura, que
unida al embellecimiento de las avenidas de Navarra y
del Generalisimo, contribuirían a redimir hasta cierto punto los desaciertos cometidos en el barrio de Gros ur- gran alcance.
banisticamente.
Cierto es que ya con anterioridad se han acometido
en dicho barrio reformas y rectificaciones tendentes a
eso precisamente: a prestlgiarlo con aciertos parciales,
de detalle; y dotarlo de una plaza que, tanto por su
situación respecto al conjunto de dicho barrio, como por
sus dimensiones, constituiría un acierto urbanístico de
¿Por qué no acometerlo sin mezquindades indignas de
una gran capital de provincia y ciudad turística por
excelencia, en que sus soluciones deben tener dignida.d,
ambición y altos vuelos? Lo que ha hecho Durango en
parecidas circunstancias -su antigua plaza no valía
gran cosar-, ¿no puede hacerlo todo un San Sebastlán?
¿Por qué no? |
@ - FRONTONES PÚBLICOS
# Este articulo deberfa tener por subtitulo el siguiente: "El lamentable
aspecto de los frontones públicos donostiarras. " Para situarnos, bueno
será que los denominemos, empezando por el más antiguo (y minimizado) de Atocha, pasando por el de
Arroca y el del Antiguo, y terminando con el de la plaza de la Triñidad.
También deberían entrar en línea de
cuenta los frontones de los barrios de
Alza y de Igueldo, quizás algún otro
de los suburbios donostiarras.
Aparte el abandono en que se encuentran la mayor parte de ellos en
todos sus aspectos -paredes, suelo,
gradedo, limpieza-, queremos llamar
la atención sobre un problema de fondo relativo a los mismos. Y éste no
es otro que el de un abusivo uso por
verdaderas hordas de futbolistas que
los toman por asalto, y a fuerza de
balonazos que tirar "a dar", expulsan de la cancha a los jóvenes pelotaris que en ellos practican el deporte vasco por excelencia.
Recuerdo a este propósito el episodio que narra Pelay Orozco en el tomo III de su novela "Los pelotaris",
cuando su protagonista, un célebre
pelotari retirado, acude indefectiblemente al frontón público de su pueblo natal a ver jugar a los muchachos.
-"Una cosa que no puedo soportar
-dice- es llegar al frontón y encontrarme con que los chiquillos lo
han convertido en campo de fútbol,
llegando hasta a señalar con cal, en
el frontis y en el rebote, las porte-
~ías. Esto me produce verdadera indignación.
-Alde emendikan! -les apostrOfé
una vez, sin poder contenerme-. El
frontón no se ha hecho para jugar
al fútbol. Si no sabéis jugar a la pelota, idos a la playa de Zabalbide.
¿No os da vergüenza? ¡No parecéiS
de aquí!
Los chicos, intimidados por mi enérgica intromisión, abandonaron el juego inmediatamente. Recogieron el balón de cuero y, agrupados y silenciosos, se quedaron mirándome fijamente."
Esto sucedió así en Ondarrain (Motrico), hace algunos afios; porque
hoy, y en San Sebastlán, Igueldo o
Alza, ¡Os ino:-epados mozalbetes se
le habrían subido a las barbas del
viejo y famoso pelotari, y como quien
no quiere la cosa, un "chutista"
cualquiera del equipo, le hubiera lanzado un certero y contundente balonazo a la cabeza para bajar sus
humos. De un penoso episodio de esta indole puedo dar fe como testigo
presencial del mismo.
Ya sé que en algunos de estos frontones hay un letrero que, sobre poco
más o menos, dice : "En este frontón
no puede jugarse más que a la pelota
vasca exclusivamente"; pero a falta
de un agente de la autoridad que vele por su cumplimIento, dicho letrero es letra muerta. Verdad es que luego, en asambleas
y comicios de la Semana Vasca y
otros por el estilo, se pondera mucho el cultivo, el ejercicio, la práctica de la pelota vasca, y en los museos se exhiben pelotas, cestas y fotos de pelotaris célebre-s; pero luego,
en la realidad, los frontones públicos municipales, al menos los de San
Sebastián, éstos que pudiéramos llamar e·scuelas del pelotarismo, son una
caricatura de frontón p<.r su desaliño
y abandono, en primer lUlZar, y en
segundo término, por el indebido uso
que de ellos se hace detrimento del
juego de pelota, del deporte vasco por
ex::elencia.
Digamos, como conclusión, primero : que el Ayuntamiento deberfa
mantener los frontones públicos municipales en el mejor estado de conservación y decoro posibles, so re todo en cuanto a su suelo y p!lredes se
refiere; y, segundo: que la prohibición de usarlo en juegos ajenos al de
la pelota vasca debie:-a ser tajante y
punible, impidiendo, naturalmente, sefialar frontis, rebote y cancha con
lineas alusivas a dicho juego.
No se nos ocurre expresión más
gráfica y contundente para los mozallones que invaden a balonazo limpio la cancha del frontón, que la empleada por el famoso pelotari de la
novela de Pelay Orozco en caso semejante :
.. Alde emendikan! .. (¡ Fuera de
aqui!) |
@ - VITOR AL ORFEÓN
# - Da todas las instituciones populares de San Sebastlán,
la del Orfeón Donostiarra, por su importancia artística,
por su antigüedad y el número de sus componentes, tanto
favorecedores como activos, es la de mayor solera, categoria y trascendencia.
Las bodas de diamante que actualmente celebra, evucan sus orfgenes en aquel fin de SIglo, cuyo año 1897 correspondé, por cierto, a otra efeméride-s local, las también
bodas de diamante de la inauguración de la iglesia parroquial del Buen Pastor, hoy catedral. ¿Quién iba a pensar |
@ - JAI ALAI
# Hay palabras que, sin saber por
qué a ciencia cierta, gozan de una
popularidad que las hace prOlíficas y
Simpáticas en grado sumo. Una d.e
estas palabras, o mejor dicho, locuciones, es, en cuanto a nuestra lengua vasca se refiere, la de Jai-Alai.
lota vasca, o mejor dicho, al frontón
o frontones en que se practica este
deporte. Y uno se pregunta qué relación de causa a efecto, o bien qué
relación del nombre a la cosa, hay
entre el juego de pelota o el frontón
con el I}.ombre de fiesta alegre.
origen de la locución de referencia.
No revelo ningún secreto al decir
que semejante nombre no se encuentra ni en Axular ni en Detchepare,
pongo por caso de clásicos de nuestra lengua vasca, sino en un humorista donostiarra de los tiempos modernos. Me refiero a don Serafín Baraja, padre del insigne novelista don
Pío Baroja.
Esta locución, como se echa de ver
a simple vista, consta de dos palabras: un nombre substantivo común,
jai, que sigmfica fiesta, y un adjetivo calificativo, alai, que quiere decir alegre. Jai-Alai, por consiguiente,
se traduce al castellano por Fiesta
Alegre.
Como es harto sabido, esta denominación se refiere al juego de pe42
Al juego de pelota vasca pudo habérsele calificado con cualquier otro
más apropiado apelativo, toda vez
que en dicho deporte, más que la alegría lo que le caracteriza es la fuerza, la destreza, la vista, la velocidad,
cualquier cosa antes o más que la
alegría.
La revelación de este pequefio enigma no lo proporciona la razón y el
Parece ser que al construirse el
magnífico frontón de Ategorrieta, a
fines del próximo pasado siglo, sus
promotores se dieron a pensar en el
nombre con que deberían bautizarlo.
Fue, por lo visto, don Serafín Baraja quien dio con él. Por aquel entonces, según cuentan, se habia puesto
de moda en nuestro léxico aristocrático o mundano la locución inglesa
"high life" (pronunciación jai lai!) ,
para denominar lo que después se ha
llamado "alta sociedad" o "gran
mundo".
Al humorista nato que era don Serafln, no se le ocur~ió cosa mejor que
sofisticar aquello de "high life" (o
jai lai!) juntando dos palabras vascas de parecido fonético con las dos
inglesas de referencia, o sea, las de
"jai alai ".
La cosa no pasarfa de ser una astracanada si no hubiera tenido la
fortuna que semejante nombre tuvo.
De allí en adelante, en efecto, les
dio a los frontones que en el mundo
furon, por adoptar el nombre del de
San Sebastián, y el de Jai-Alai se
hizo no sólo popular y hasta universal en cuanto a los frontones de
pelota vasca se refiere, sino procreador de similares nombres y a la misma pelota vasca o frontones en que
ésta se jugaba.
Así nacieron, en competencia, y para no confundirse, a veces, unos frontones con otros, los nombres, también vascos, de Beti-jai (siempre fiesta) , y de Beti-alai (siempre alegre),
nombres que, como todos saben, constituyen los más POPulares de los frontones de pelota vasca que en el mundo existen.
No deja de ser curiosa la adaptación de dicho nombre a ciudades extranjl3ras, como en el caso del frontón de Shangai, que conjugando el
adjetivo vasco de "alai" con el nombre de la gran ciudad china, ha dado
al frontón de dicha gran urbe asiática el nombre de "Ghai-Alai ", que
tanto se parece al originario Jai-Alai.
Hace aún pocos meses, les periÓdicos dieron la noticia de que uno
de los barcos pesqueros que acudieron a poner a salvo a las veintiocho
eml>arcaciones varadas en el puerto
de Fa!"O, amenazadas por el alud de
lava del volcán Tnegufa, ostentaba el
nombre de "Beti-Alai": una versión
más del nombre compuesto ideado por
Serafín Baroja, que les dio a las palabras "jai" y "alai", más o menos
combinadas, la resonancia que habian de lograr en el tiempo, el espaCio y la circunstancia, adscritas al
más popular y más vasco de nuestros
deportes.
Sin ir tan lejos, y aunque no referido al frontón ni a la pelota, el famoso arquitecto donostiarra don Manuel EChave, autor del proyecto y director de las obras de la iglesia del
Buen Pastor -hoy catedral-, a su
casa de campo de Ategorrieta, sita
sob:-e el túnel del tranvfa, a la altura de la Herrera, le puso el nombre
de Alai-etxe, Casa Alegre; y más recientemente, uno de los discos de mayor aceptación por parte de los aficionados a la música moderna de
" Euskal Hit Parade", "Itxaso erregue ", lleva la firma de un " Corazón
Alegre ", en su versión original " BiotzAlai " .
El Jai-Alai de Serafín Baroja logró
tanta popularidad y extensión como
la Semana Grande de don José Arana: locuciones ambas que, nacidas
en nuestro entrañable "choco" donostiarra, habían de adquirir la popularidad y extensión de todos sabida. |
@ - TEMPLOS DONOSTIARRAS
# - Tres de los principales templos donostiarras se han puesto o se están
poniendo al día en cuanto a sus respectivas obras de fábrica atañe. El
más entrañable de ellos es el de San
Vicente; el más suntuoso, el de Santa Maria; el más moderno, el del
Buen Pastor: éste, por cierto, convertido de simple iglesia parroquial,
y de las modernas, en catedral. ¿Qué
es lo que determinó esta elección,
siendo así que en nuestra ciudad había iglesias de mayor abolengo? Por
su calidad de iglesia matriz o primigenia, debió de haber sido la de Santa Maria la preferida. Y también por
su tradición. Siempre, en efecto, sin
excepción, durante siglos fue este
templo considerado como el más antiguo y principal, el oficial por excelencia. Pero, por lo visto, razones
ajenas a la tradición pesaron más en
la elección de la futura sede catedralicia; entre ellas, la situación topográfica del templo del Buen Pastor
en el contexto urbano de nuestra ciudad, colocado en el centro de una amplia y despejada plaza. Parece ser
que el criterio en este sentido del
nuncio en España a la sazón, cardenal Cicognani, influyó y determinó la
elección de referencia.
Las obras, más que de restauración, de saneamiento, reparación, de
limpieza y retundido de la obra de
fábrica de los templos de Santa María y San Vicente, en cura de ejecución en cuanto al primero de ellos
se refiere, y llevadas a cabo y terminadas hace un par de años en cuanto al segundo de ellos atafie, tenían
una plena justificación en razón a
la provecta edad de ambos templos.
La iglesia del Buen Pastor, en cambio, que este afio de 1972 cumple sus
setenta y cinco años de existencia,
no es tan antigua ; lo cual no ha obstado para que, en l-a celebración de
sus bodas de diamante, hay!!. tenido
el prurito de presentarse ante sus
fieles remozada y ajustada al estilo
litúrgico conciliar moderno. El púlpito, en efecto, ha sido eliminado, como lo ha sido también en los otros
dos templos en cuestión.
El hecho es que los tres principales templos donostiarras, al remozarse, han adquirido una nueva juventud en su conjunto estructural, por
una parte, y, en cuanto a la de Santa Maria y San Vicente, una revalorización de sus elementos artísticos:
estreno este ulterior que no puede
hacerse extensivo a la catedral, en
la que el valor artístico de sus altares brilla, a pesar de su oropel, por
su ausencia.
En este orden de ideas artístico, es
evidente que el magnifico retablo de
los Bengoechea e Iriarte de la; iglesia
parroquial "koshkera" por excelencia.
se lleva la palma : retablo cuya belleza ha sido puesta en evidencia gracias
a la acertada iluminación del mismo.
Ha sido también un evidente acierto
despejar el medallón de las Animas,
obra del ingeniero donostiarra Arizmendi. En cambio, la mesa del altar
mayor desentona, tanto por su forma
como por su material y por su color,
y no sólo en cuanto al arte se refiere,
sino en cuanto a la arqueología. Cristo y sus discípulos no cenaron jamás
en semejante ni pare-cida mesa. del otro mundo, bien se merecen la
visita del turista, del forastero. A fin
de que ésta sea lo más prove-chosa y
sugerente posible, convendría, como
se hace en algunos análogos edificios
el buen paño en el arca se vende,
menos cierto es que la atención y la
admiración del público se polariza en
cosas que nosotros mismos no valoramos suficientemente, y sobre las cuales no excitamos la distraída o insuficiente curiosidad. Sería de desear,
también, que las guías turísticas de
nuestra ciudad indujeran al forastero a visitar estos dos templos, cuya
iluminación interior pOdría regularse
por medio de un automático o eléctrico encendido de ciertos minutos de
duración, mediante la introducción de
una determinada moneda en la ranura correspondiente. Es evidente que
la visita turística a dichos templos ea
tales condiciones constituiría un atractivo más de nuestra CIUdad desde el
punto de vista artístico, sin menoscabo de la economía de sus respectivas juntas de fábrica.
Por lo que atañe a la iglesia de
Santa Maria, es de creer que su presbiterio, obra de don Ramón Cortázar
-como lo fue su púlpito y su monumental araña-, se amoldará al estilo y tono generale-s, y que la iluminación de su retablo principal, obra
ésta de Villanueva, nos revelará la
imagen del titular y Patrono de nue-stra ciudad, allá en lo alto del neoclásico simulacro.
Permítaseme una ingerencia. La
revalorización de los dos más artísticos y suntuosos templos de nuestra
ciudad, sin ser, naturalmente, cosa'
. del extranjero, colocar a la entrada
del templo una breve y sucinta noticia que oriente al visitante, haciendo
resaltar los motivos arquitectónicos y
artísticos dignos de consideración. Se
nos dirá que no hay más que abrir
los ojos y ver; pero eso no es del todo
cierto. Hay que llamar la atención de
las gentes, de sue·rte que se fijen en
aquello que valga la pena, porque,
como dijo Goethe, no tenemos ojos
más que para lo que conocemos. Por
otra parte, la psicología nos dice que
es menester llamar la atención de las
gentes para suscitar su curiosidad o
su admiración, pues si ya no es cierto, en estos tiempos de publicidad,
¡:onderación y reclamo. aquello de qu'! |
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@ - LOS ENCIERROS DONOSTIARRAS |
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@ - EL NÚMERO 3, UNA CONSTANTE DONOSTIARRA |
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