| 1963 |
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B | FOMENTO (16) | B01 | ANTECEDENTES HISTÓRICOS | B02 | MONUMENTOS Y HOMENAJES (8) .- CONCESION DE LA MEDALLA DE PLATA DE LA CIUDAD A TERESA TUDURI SANCHEZ, DIRECTORA Y PROFESORA DE LA ESCUELA DE MAGISTERIO, EN ATENCION A LOS MERITOS EXTRAORDINARIOS Y CONTINUADOS SERVICIOS PRESTADOS EN FAVOR DE SAN SEBASTIAN .- CONCESION DE LA MEDALLA DE PLATA DE LA CIUDAD A FRANCISCO EMBIL CARRASQUEDO, FUNCIONARIO MUNICIPAL, EN ATENCION A LOS SERVICIOS PRESTADOS DURANTE 51 AÑOS .- CONCESION A TITULO POSTUMO DE LA MEDALLA DE PLATA DE LA CIUDAD A LUIS UREÑA BASTERRECHEA, ESCRITOR Y PERIODISTA FUNDADOR DE LAS REVISTAS 'SAN SEBASTIAN' Y 'CIABOGA', EN ATENCION A LOS MERITOS EXTRAORDINARIOS Y CONTINUADOS SERVICIOS PRESTADOS EN FAVOR DE SAN SEBASTIAN .- CONCESION DE UN TITULO DE HONOR A LA EMPRESA DONOSTIARRA PRIMITIVA CASA BAROJA Y EN LA PERSONA DE JOAQUIN MUÑOZ BAROJA EN RECONOCIMIENTO A LA PRIMERA IMPRENTA LIBRERIA INSTALADA HACE 150 AÑOS .- CONCESION DE LA CORBATA DE LA CIUDAD AL COLEGIO CATOLICO DE SANTA MARIA REGENTADO POR LA CONGREGACION DE HERMANOS MARIANISTAS POR ESPACIO DE 75 AÑOS .- CONCESION DE LA CORBATA DE LA CIUDAD AL COLEGIO SAN LUIS DE HERRERA REGENTADO ININTERRUMPIDAMENTE POR LOS HERMANOS DE LAS ESCUELAS CRISTIANAS DESDE SU CREACION EN 1913 .- CONCESION DE LA CORBATA DE LA CIUDAD A LOS AYUNTAMIENTOS DE BILBAO, VITORIA, PAMPLONA, MADRID, BARCELONA, GERONA, LERIDA, TARRAGONA Y ZARAGOZA .- CONCESION DE LA MEDALLA DE ORO DE LA CIUDAD A LA VIRGEN DEL CORO | B03 | ARCHIVO | B04 | BIBLIOTECA | B05 | MUSEO MUNICIPAL | B06 | MÚSICA (1) .- ANUNCIO DE LA CONVOCATORIA DE LAS PLAZAS DE SILBOTE Y ATABALERO DE LA BANDA DE TXISTULARIS. CONTIENE RELACION DE LAS PRINCIPALES OBLIGACIONES Y DERECHOS DEL ATABALERO (h-03725-29 musicos juglares.pdf) | B07 | ESPECTÁCULOS PÚBLICOS | B08 | EXPOSICIONES Y CONGRESOS | B09 | AGRICULTURA, INDUSTRIA Y COMERCIO (6) .- LICENCIAS DE ACTIVIDADES C/ SALUD,003 (capellan garcia maria dolores.pdf, REPARACIÓN Y VENTA DE CALZADO) .- LICENCIAS DE ACTIVIDADES EN AV DE AMETZAGAÑA, 006 ( eceiza iyarza ana mari.pdf, PELUQUERIA SRAS ) .- LICENCIAS DE ACTIVIDAD DE AV DE AMETZAGAÑA, 001 (01 arsuaga izaguirre felisa.pdf, PELUQUERIA SRAS. // 02 ibañez echeverria ramon.pdf,LIBRERIA) .- LICENCIA DE ACTIVIDAD DE VENTA DE CALZADO EN AV SANCHO EL SABIO, 039 POR MANUELA VELASCO RODRIGUEZ .- LICENCIAS DE ACTIVIDADES C/ JOSE MARIA SOROA,025 .- LICENCIA DE ACTIVIDAD DE ALMACEN ELECTRICO EN AV MADRID,045 PZ MARINOS POR JOSE MARIA ELIZALDE LOINAZ | B10 | ESTADÍSTICA | B11 | INSTRUCCIÓN PÚBLICA (1) .- MENCION DE HONOR DE LA JUNTA MUNICIPAL DE ENSEÑANZA PRIMARIA DE SAN SEBASTIAN CONCEDIDA A JOVITA ECHEVERRIA. DIPLOMA | B12 | FOMENTO, COMISIONES |
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E | RELACIONES INSTITUCIONALES (1) | E01 | RELACIONES CON LA FAMILIA REAL | E02 | RELACIONES CON LA DIPUTACIÓN | E03 | RELACIONES CON LAS AUTORIDADES CIVILES | E04 | RELACIONES CON LAS AUTORIDADES ECLESIÁSTICAS | E05 | RELACIONES CON LAS AUTORIDADES MILITARES (1) | E06 | RELACIONES CON LAS AUTORIDADES MARÍTIMAS | E07 | RELACIONES CON LAS AUTORIDADES JUDICIALES | E08 | RELACIONES CON VARIOS |
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1 - ORGANOS DE GOBIERNO 1-01-01-01- BANDOS .- BANDO SOBRE LA INSPECCION Y RECONOCIMIENTO SANITARIO DE LOS ARTICULOS Y PRODUCTOS ALIMENTICIOS .- BANDO SOBRE INSPECCION Y RECONOCIMIENTO SANITARIO DE LOS ASTICULOS Y PRODUCTOS ALIMENTICIOS 1-01 - CORRESPONDENCIA - CORRESPONDENCIA 1-01- RESOLUCIONES .- RESOLUCION DE ALCALDIA DESIGNANDO A LOS SANTOS COSME Y DAMIAN, CUYA FESTIVIDAD SE CELEBRA EL 27 DE SEPTIEMBRE, PATRONOS DE LOS SERVICIOS DEPENDIENTES DEL LABORATORIO MUNICIPAL DE HIGIENE DE ESTA CIUDAD 1-01- REGLAMENTOS .- ANTEPROYECTO DE LA CARTA MUNICIPAL DE SAN SEBASTIAN .- EXPEDIENTE RELATIVO A MODIFICACION DEL ARTICULO 21 DEL REGLAMENTO PARA EL SERVICIO DE COCHES AUTOMOVILES TAXIMETROS, RELATIVO A LOS SIGNOS DISTINTIVOS DE DICHOS AUTOMOVILES .- REGLAMENTO DEL PATRONATO DEL CASTILLO DE SANTA CRUZ DE LA MOTA Y DEL MONTE URGULL 1-01-02 - PROTOCOLO. EXPEDIENTES DE ACTOS OFICIALES (21) 1-02 - AYUNTAMIENTO PLENO. ORDENANZAS (5) 1-04 - COMISIONES ESPECIALES. ACTAS (6) 1-05- ENTIDADES SUPRAMUNICIPALES . EXPEDIENTES DE CONSTITUCIÓN .- CONSTITUCION DE LA MANCOMUNIDAD MUNICIPAL DE AGUAS DEL RIO AÑARBE, POR LOS AYUNTAMIENTOS DE SAN SEBASTIAN, HERNANI, LEZO, OYARZUN, PASAJES, RENTERIA, URNIETA Y USURBIL. COPIA |
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| LO QUE FUERON LAS FIESTAS CENTENARIAS DE 1963
ITINERARIO EMOCIONAL DE UNAS CONMEMORACIONES |
La cultura y la sensibilidad espiritual de un pueblo, se demuestra en su capacidad para captar el
verdadero sentido y la auténtica significación de unos
acontecimientos aparentemente vacíos y espectaculares, cuya última razón de ser, sobrecargada tal vez
de significación histórica y de substancia humana
de la mejor estirpe, está escondida en el misterio del
tiempo pasado y en el enigma de las reacciones de
los hombres ante las exigencias de los momentos decisivos del tiempo en que vivieron, sin olvidar lo
que ellos mismos, como lazos de unión entre el pasado y el futuro, pueden significar en lo que tienen
de realidad ejemplar y estimulante, para las generaciones que han de sucedemos.
Conociendo al pueblo donostiarra, todos esperábamos en 1963 algo fuera de serie, no sólo por_ su
grandiosidad' y magnificencia, brillantez y colorido,
sino además y sobre todo, por la originalidad de
su manifestación estética y artística, y desde luego
evocadora, presentado además con una feliz conjunción del pasado con el presente, acomodando lo
viejo y eterno, a la mentalidad actual. Y por si
todo fuera poco, había que dotar a esa presentación,
de una fuerte capacidad de proyección ejemplar hacia el futuro, de forma que constituyera plásticamente, como una demostración del lógico y armónico desarrollo en el tiempo, a través de todas las
vicisitudes históricas, de algo permanente e imperecedero, como es el espíritu de nuestro pueblo. Se trataba de poner ante la vista y la expectante
curiosidad de las generaciones actuales, algo que les
dijera a los ojos y al corazón, lo que fueron y significaron para la vida de hoy y de mañana, aquellas
gestas militares y cívicas de 1813, y las ciudadanas
y corporativas de 1863, que constituyen los hitos
mayestáticos de la gran historia donostiarra, felizmente todavía en sus primeras etapas, pese al tiempo transcurrido y a' los sensacionales e increíbles
avances conseguidos, que han convertido a nuestra
Ciudad en un asombro para el mundo.
No era tarea sencilla conseguir todo esto, sino
algo muy difícil, comprometido y hasta peligroso,
para el bien merecido prestigio de nuestra ciudad.
Todos esperábamos "lo nunca visto", y si esto ha
sido siempre muy difícil de conseguir, en nuestros
días, hasta el intento de semejante empresa, podía
darse por fracasado, siquiera fuera, en el mejor de
los casos, en un grado mínimo, siempre justificado
por inevitable. Pero se trataba de San Sebastián, que pese a todas las dificúltales, o mejor dicho, gracias a ellas,
no podía dejar de demostrar en tan gran ocasión, con
tanta impaciencia esperada por todos, su gigantesca,
ciclópea, descomunal, anonadante categoría como
pueblo procer, presentándose ante todos, conforme
exigían las excepcionales circunstancias del caso, en
la plenitud de su capacidad creadora, señorial y magnífica, luciendo en todo momento esa distinción indefinible, propia de los dotados de una elegancia
auténtica pródiga en refinamientos y delicadezas. Los que de veras queremos a Donosti, porque desde siempre llevamos el encanto de su imagen bella,
muy dentro de nuestro corazón, enamorado de todo
lo que de alguna manera refleje la hermosura subyugante y las grandezas espirituales de esta España
nuestra' única y eterna, aun conociéndola a fondo, temíamos francamente, por su bien ganada fama. Era
mucho, demasiado tal vez, por sobrehumano, lo que
esperábamos de ella. Tanto que, a no ser por vía de
milagro, no podía esperarse que muchos sueños, galopando desbocados por los campos dorados e infinitos de una desbordada fantasía', se hicieran realidad. Sin embargo, las ejemplares virtudes del pueblo
donostiarra, merecieron la gloria del milagro, y el
milagro fue realidad en muchos de los momentos
inolvidables que tuvimos la dicha de vivir a lo largo
de casi medio año, en una sucesión de jornadas antológicas, que quedan en el acerbo de nuestra mejor
historia, como unas estampas maravillosas, que parecen de magia, pero que porque Dios lo quiso, fueron pensadas y realizadas, con esa desconcertante sencillez, tan fácil en apariencia, con que el genio lleva
a cabo sus obras más inspiradas y sublimes.
Como simple guión de los actos celebrados, reseñaremos el orden de los mismos y lo más saliente del
programa desarrollado. Empezaremos recordando que el Excmo. Ayuntamiento de San Sebastián, presidido por don Nicolás
Lasarte Arana, y en representación de la Ciudad,
acordó en su día, que los actos conmemorativos, se
ordenaran en cuatro grandes grupos, que pudiéramos
llamar, provincial, nacional, local e internacional, y
religioso-histórico, que se desarrollarían en una o
varias jornadas, en las horas y con la duración que
por su índole requirieran y en los lugares más suntuosos y dignos de que se dispusiera, según su naturaleza. También acordó la creación de una medalla conmemorativa a'cupada en plata y bronce, reproduciendo en el anverso el viejo sello del Concejo y en el reverso una leyenda recordatoria. Asimismo
acordó la creación de una Corbata con los colores de
la Ciudad, de la que pendería una reproducción de
la medalla conmemorativa. Esta se concedería a todas las personalidades que acudieran a' las Fiestas
como invitados de honor, y la Corbata a todas las
banderas y estandartes de las Corporaciones, Instituciones y entidades que en cuerpo de comunidad nos
visitaran.
Los actos a celebrar constarían de a) entrada solemne, a lo largo de la Alameda Calvo Sotelo, desde
los jardines de Reina Regente hasta la entrada del
Ayuntamiento, por Igentea, b) recibimiento oficial
en zaguán, c) misa dominical de Acción de Gracias,
en Santa Masía, d) recepción de gran gala, en el
magno Salón de Plenos del Ayuntamiento, con entrega de la Medalla y de la Corbata de la Ciudad a
personalidades y corporaciones e) comida de confraternidad, /) acto académico y g) festival artístico.
Como un honor extraordinario muy propio para
tener como digno marco, la brillantez y suntuosidad
de las Fiestas Conmemorativas Centenarias, el Excelentísimo Ayuntamiento acordó conceder la Medalla de Oro de la Ciudad a su Celestial Fatrona, Nuestra Señora la Virgen del Coro, y a la Excma. Diputación de Guipúzcoa.
Finalmente y entre otras varias disposiciones,
acordó: á) celebrar un Día de la Provincia, invitando a todos los Ayuntamientos de Guipúzcoa para
que en la fecha que se señalara, acudieran a los
actos organizados en su honor, b) organizar una demostración de paternal afecto hacia las tres provincias hermanas, Navarra, Álava y Vizcaya, a cuyos
Concejos se invitaría a venir corporativamente a
nuesira Capital para cumplimentar dicho acuerdo, c)
rendir un tributo de reconocimiento y gratitud hacia
la región española que correspondiendo a nuestra
acogida en circunstancias adversas y desgranadas para ella y para España, ha demostrado posteriormente
y sigue demostrando en todo momento, una particular adhesión sentimental y afectiva hacia Donosti
pese a las diferencias geográficas y temperamentales que nos separan, es decir a Cataluña, representada por los cuatro Ayuntamientos de las capitales,
cabeza de las respectivas provincias catalanas. Y también a las dos ciudades españolas que desde siempre,
han demostrado hacia San Sebastián la más afectuosa y admirativa predilección, esto es, Madrid y
Zaragoza, a cuyos Ayuntamientos se invitaría para
que acudieran en corporación para recibir oficialmente el testimonio de gratitud y simpatía del Ayuntamiento y del pueblo donostiarra.
En el plano internacional fueron invitadas para
asistir a las fiestas conmemorativas del CL aniversario del sitio y destrucción de San Sebastián, las
representaciones de los ejércitos de mar y tierra de
Francia, Inglaterra y Portugal, que junto con los de
España, tomaron parte activa en los episodios guerreros de 1813. Y dejamos para reseñar en su lugar los muy numerosos y variadísimos actos sociales, aristocráticos y populares, religiosos y festivos, espectaculares y
artísticos, simbólicos y evocativos que se sucedieron
sin interrupción en los cuatro meses que duraron las
conmemoraciones.
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Dieron comienzo las recepciones de homenaje, en
la mañana del domingo 5 de mayo, designado para
celebrar el "Día de la Provincia". A las 10 de la
mañana y desde el Palacio de la Diputación Provincial, salió la procesión cíivica con dirección a la
Iglesia matriz de Santa María. Abría marcha la
Guardia Municipal de San Sebastián, con uniforme
de gala, a la que seguía medio centenar de txistularis llegados de todos los rincones de Guipúzcoa'; a
continuación las banderas de las masas corales guipuzcoanas, luego el gran conjunto de la "Coral de
Guipúzcoa" formado por todos los componentes de
los coros guipuzcoanos, después un grupo representando a los pastores y labradores del Goyerri, pescadores de Orio y Guetaria, ferrones de Legazpia,
remeros de Pasajes, todos vestidos con sus trajes típicos. Avanzaba seguidamente el bloque de banderas y estandartes de los 87 Ayuntamientos guipuzcoanos, precediendo a las corporaciones municipales
encabezadas por sus alcaldes respectivos, cerrando
la comniva el pleno de la Diputación de Guipúzcoa en
corporación, con sus maceros y clarineros. En el
atrio de la Iglesia de Santa María, esperaban al
magno cortejo, el Ayuntamiento de San Sebastián,
con la Banda municipal de Chistularis y clarineros, y
las primeras autoridades locales y provinciales, con
el Arzobispo de Valladolid, Dr. García Góldaraz, guipuzcoano ilustre, que oficiaría en la Misa solemne,
que se celebró a las diez y media, en la cual tomó
parte la Coral de Guipúzcoa, haciéndose en el Ofertorio una ofrenda de pescado, productos del campo
y objetos de artesanía. Terminado el acto religioso, se trasladaron todos
a la ierraza del Ayuntamiento donde se había levantado un estrado, que fue rodeado por todas las banderas de la provincia y los maceros de los más importantes ayuntamientos guipuzcoanos. En la escalinata de acceso desde el parque Alderdi-Eder y laterales, se situaron los representantes del laborismo
popular típico guipuzcoano con sus origínale y vistosos atuendos.
Habló en primer lupar el Alcalde de San Sebastián, para explicar la significación de la jornada
inaugural de los actos conmemorativos organizados
en honor de los donostiarras y guipuzcoanos ilustres
de épocas pretéritas, y muy especialmente de los que
en las históricas jornadas de 1813 y 1863 con patriótico y ejemplárísimo comportamiento, nutrido de
un amor a su pueblo perseverante, generoso, sacrificado y hasta no pocas veces, heroico, hicieron posible que fuera increíble y asombrosa realidad, el magnífico y fulgurante San Sebastián de esta mañana de
mayo de 1963. Aludió al amor que nuestra Ciudad
profesa como capital de la provincia, a todos y cada'
uno de los pueblos guipuzcoanos y cómo éstos se
sienten identificados con ella, hasta el punto de que
es frase corriente hablar de una ciudad que se llama Guipúzcoa o de una provincia denominada San Sebastián. Para agradecer ese espíritu de confraternidad, el Ayuntamiento había creado el Corbatín de
la Ciudad, que como recuerdo y testimonio de afecto
les sería impuesto a las banderas y estandartes municipales asistentes al acto. Seguidamente se refirió
a la obra tutelar y enaltecedora, estimulante y unificadora, que desde siempre ha realizado la' Diputación Provincial de Guipúzcoa, con todos los pueblos y Ayuntamientos de la provincia. De aquí, que
San Sebastián, en representación de todos ellos, aproveche la feliz oportunidad de las fiestas centenarias
para dar fe pública de su adhesión y reconocimiento,
respeto y gratitud, cariño y vinculación entrañable
a tan ilustre Corporación, concediéndole la Medalla
de Oro de la Ciudad.
Acto seguido se celebró el acto de la imposición
de la Medalla en la persona de don Antonio Epelde,
como Presidente de nuestra Diputación Provincial,
y la del Corbatín a las banderas.
Acabada la imposición, hizo uso de la palabra dicho
Sr. Presidente para exponer algunos detalles muy
interesantes del desarrollo de la personalidad histórica de Guipúzcoa, de su Diputación y de su capital,
aludiendo a la feliz superación de viejos antagonismos y rivalidades, como la que nobilisimamente recuerda el actual Alcalde de Tolosa, Sr. Ortiz de
Zarate, refiriéndose a las rivalidades que dividieron
un día a tolosanos y donostiarras, que pretendían
conseguir la capitalidad para sus respectivas poblaciones. Terminaron los discursos con el del Sr. Gobernador Civil, que felicitó a Guipúzcoa por tener una
capital de la categoría espiritual y estética de San
Sebastián y a nuestra Ciudad, por la dignidad y el
señorío con que cada día ha sabido y sabe cumplir
con su difícil misión rectora y representativa, llena
de honor y de nobleza pero también de pesadumbre
honrosa siempre, pero no ix>cas veces molesta.
Terminó el acto con la audición de la "Marcha de
San Sebastián", Gernika'ko Arbola" e Himno Nacional, interpretados por el carrillón, regalo de la
Diputación Provincial a la Ciudad, que en aquellos
momentos se estrenaba.
Posteriormente en San Telmo tuvo lugar el banquete ofrecido por el Ayuntamiento donostiarra a
todos los Ayuntamientos guipuzcoanos. Al final, cantaron la fiesta los bersolaris Uztapide, Basarri y
otros, finalizando con sus canciones y ocurrencias
festivas, la "Fanfarre", de Gaztelubide.
La magnífica jornada inaugural de las conmemoraciones centenarias, terminó con un magno festival
folklórico celebrado por la tarde en la Plaza de
Toros.
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Al domingo siguiente, día 12 de mayo, tuvo lugar
el "Día de las Provincias Hermanas, Navarra, Alava y Vizcaya, tan espléndido y cargado de significación, como el inaugural, ya que, aceptando la invitación de nuestro Municipio, acudieron a la cita, en corporación los tres Ayuntamientos capitalidades de
nuestras provincias, rodeados de todo el fausto y
magnificencia propios de su rango.
A las doce salió el cortejo cívico del Hotel María
Cristina, abriendo marcha la Guardia Municipal de
San Sebastián con uniforme de gran gala, seguida
de la Banda de Música de la Ciudad, dirigida por el
maestro Francisco Escudero. A continuación iban los
Ayuntamientos de Bilbao, Pamplona y Vitoria, en
cuerpo de comunidad con sus banderas. Les acompañaban las correspondientes Bandas de Música, con
maceros y timbaleros, grupos de danzas y guardia
de escolta en traje de gala. Por el Paseo de la República Argentina, Reina Regente y Alameda' de Calvo Sotelo, llegaron al Ayuntamiento, en cuyo Gran
Salón de Sesiones, tuvo lugar la recepción oficial
seguida de la sesión académica en la que el Alcalde
de San Sebastián habló en primer lugar para dar la
bienvenida a las corporaciones asistentes, agradecer
su presencia, explicar la transcendencia de las efemérides que se conmemoraban y subrayar lo que
el acto que se estaba celebrando, único que se conoce
en los anales de la ciudad, podía y debía significar
para la vida de los pueblos representados y el porvenir de la Patria común. Acto seguido se verificó la entrega del corbatín
con la Medalla dt Bronce a las banderas, y la Medalla de Plata a los tres Alcaldes presentes, a cada
uno de los cuales, nuestro Alcalde expresó mediante el
abrazo simbólico, los sentimientos de gratitud y fraternal afecto del pueblo donostiarra hacia las provincias representadas. A continuación hicieron uso de la
palabra, los Alcaldes de Bilbao, Pamplona y Vitoria,
señores Hurtado de Saracho, Urmeneta e Ibarra, que
cantaron en unas brillantísimas intervenciones, llenas
de emoción y de poesía, la belleza de San Sebastián,
la meritísima y ejemplar trayectoria patriótica y latoral de Guipúzcoa y los venturosos frutos que cabe
esperar en un futuro muy próximo, de la fraternal
compenetración de las cuatro provincias hermanas,
verdadera corona de gloria para la Madre Patria.
Terminado el acto, tuvo lugar, en el Hotel María
Cristina, el almuerzo de hermandad, al final del cual,
nuestro Alcalde, brindó por la fecundidad espiritual
de los actos que se estaban celebrando. Comenzó la
reunión el Coro Easo, dirigido por el maestro González Bastida. Acabado el acto, todos los reunidos fueron invitados a visitar las obras que se estaban realizando en el Castillo de la Mota, cuyos pormenores
fueron detalladamente explicados por los técnicos directores de las mismas, mereciendo unánimes elogios tan feliz iniciativa, que honra a la ciudad.
Por último en San Telmo, tuvo lugar un concierto a cargo de la Coral de Elizondo, correspondiente
al Ciclo del Centenario.
Como bien puede apreciarse, la segunda jornada,
superó si cabe, a la primera:, por el gran ambiente
ciudadano que rodeó todos los actos, de tanta significación para el futuro del país vasco, puesto que
no ha y duda de que, por su originalidad, marca un
hito histórico que puede ser decisiv.o para la pronta
feliz consecución de sus más elevadas aspiraciones.
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La serie de homenajes ofrecidos a las ciudades amigas, se inaugura con el dedicado a Zaragoza, que tuvo lugar el viernes 2 de agosto, desarrollado con la máxima solemnidad y el tono cordial y amable característico de todos los actos conmemorativos. A las doce de la mañana, partió la Corporación Municipal de Zaragoza desde la Plaza del 18 de Julio a la Casa Consistorial de San Sebastián. Abría' marcha la Guardia Municipal de nuestra Ciudad con uniforme de gala, seguida de los heraldos, clarineros y timbaleros del Ayuntamiento de Zaragoza. Inmediatamente figuraba la Corporación zaragozana, con su bandera escoltada por la Guardia Municipal de la Ciudad de los Sitios. Presidían el cortejo las primeras autoridades aragonesas, entre las que figuraba el Alcalde de Zaragoza, Sr. Gómez Laguna y el Gobernador Civil de aquella provincia, con el Capitán General de la V Región Militar, Rector de la Universidad y Presidente de la Diputación. A la puerta de la Casa Consistorial, fueron recibidas por las autoridades locales, presididas por el Alcalde de San Sebastián y el Gobernador Civil de Guipúzcoa. Una vez en el Gran Salón de Sesiones, y después de leída el acta del acuerdo municipal de la concesión de condecoraciones, el Alcalde de San Sebastián, hizo la ofrenda del homenaje en nombre de la Ciudad, en justo tributo de reconocimiento por la predilección y la cariñosa simpatía con que numerosas familias de zaragozanos enamorados de Donosti, han distinguido a nuestra ciudad, visitándola frecuentemente y cantando en toda ocasión sus bellezas y sus virtudes. Hizo después un paralelo de sus situaciones tras los inolvidables y gloriosos episodios guerreros que acreditaron su heroísmo, recordando que si barrios enteros zaragozanos quedaron destruidos, en San Sebastián, tras la' bélica jornada del 31 de agosto de 1813, de 600 casas con que contaba, sólo quedaron en pie 40. Terminó haciendo a Zaragoza la fervorosa dedicación de la jornada entregando a su Alcalde la Medalla de Plata del Centenario, la Corbata de la Ciudad para la bandera de la Ciudad y una reproducción de la nave del escudo de San Sebastián, para q'ue recuerde en el Ayuntamiento de Zaragoza, que la capital y el pueblo donostiarra tiene hacia aquella ciudad y para todo el pueblo zaragozano, el más imperecedero de los afectos y la más profunda de las gratitudes. Seguidamente tuvo lugar la imposición de las Medallas de Bronce a todos los miembros del Concejo cesaraugustiano que en pleno nos visitaban, mientras la Banda de clarines y timbales de Zaragoza, interpretaba la "Marcha de los Reyes de Aragón". Terminado el acto de la imposición, el Alcalde de Zaragoza, don Luis Gómez Laguna, hizo una semblanza de los destinos guerreros de nuestra capital y de su ciudad. Como veraneante asiduo de Donosti desde los días de su infancia, hizo un emotivo recorrido sentimental por las viejas calles del Barrio de San Martín, señalando que no es donostiarra por un percance fortuito, ya que nació en un 5 de octubre, fecha en que su familia aún debía haber estado entre nosotros, dado que los veraneos de aquella época eran dos, tres y hasta cuatro meses seguidos que empezaban en julio. Tras de citar por sus propios nombres a varios personajes populares de los primeros años de siglo, y de subrayar lo que significó siempre San Sebastián por su alegre jovialidad, desbordante simpatía, y acogedora actitud, siempre solícita y atenta, para el descanso del cuerpo y la recuperación espiritual, terminó" invitando a la Reina de las Fiestas de San Sebastián—que por cierto se llama María Pilar—para que como invitada de honor asistiera en octubre a las Fiestas del Pilar acompañada de la Tamborrada infantil. Finalmente entregó a nuestro Alcalde una bellísima imagen de la Virgen del Pilar, abrazándose después efusivamente, como símbolo fraterno del cariño que une a donostiarras y zaragozanos. A primera hora de la tarde tuvo lugar en Igueldo, el almuerzo ofrecido por el Ayuntamiento de San Sebastián a los miembros de la' Corporación municipal zaragozana, con el epílogo de una exibición folklórica. A las siete de la tarde y en el marco incomparable de San Telmo, tuvo lugar el acto académico, cuyo perfecto desarrollo constituyó un alarde de organización y buen gusto. Hizo la presentación de los diversos números del programa, el locutor Sr. Iglesias, actuando en primer lugar el Coro Maitea. Terminado el concierto, el primer teniente de Alcalde de San Sebastián, don José María Aycart pronunció un magistral discurso de recepción, evocando los principales hechos y acontecimientos en que colaboraron zaragozanos y donostiarras: Fundación del Convento de Santa Teresa, construcción del antiguo Ayuntamiento de San Sebastián y otras varias empresas. Aludió a los orígenes del veraneo donostiarra, que tanta fama había de alcanzar y la' llegada de las primeras máquinas de vapor. Le contestó académicamente don Antonio Beltrán Martínez, Catedrático de la Universidad da Zaragoza y también teniente de Alcalde de aquella ciudad, definiendo elocuentísimamente a Zaragoza y a Aragón, a San Sebastián y a Guipúzcoa, señalando sus contrastes y sus semejanzas. Seguidamente el Coro Easo dio un concierto, cuyos últimos números fueron "Villa Aragón", jota de Retana y "Maitia nun zira", de Uruñuela, Cerró el acto, la Rondalla y Cuadro "Alma de Aragón", con un festival de jotas, algunas de ellas expresamente dedicadas a San Sebastián. |
# La cuarta jornada conmemorativa, segunda de las dedicadas a diversas regiones y ciudades españolas, constituyó el "Día de Cataluña" celebrado el 4 de agosto, al que acudieron los Ayuntamientos de las cuatro capitales de provincia catalanas, A las once de la mañana y desde el Teatro Victoria Eugenia, partió la comitiva representativa de las ciudades de Barcelona, Gerona, Lérida y Tarragona, que, precedida de la Banda de Chistularis y la Sección de Gala de la Guardia Municipal de San Sebastián, se dirigieron a la iglesia matriz de Santa María, donde se oficiaría una Misa dominical rezada, en la que intervinieron el Orfeón Donostiarra y la Coral Polifónica de Gerona. En el atrio de la iglesia fueron recibidos sus componentes por nuestras primeras autoridades, entrando seguidamente en el templo. Durante la Misa, las representaciones catalanas hicieron su ofrenda a la Virgen del Coro, Patrona de la Ciudad. Terminado el acto, los famosos "Xiquets de Tarragona" formaron a la puerta del templo dos espectaculares "torres'" en honor de las autoridades, mientras la trompetería de la Guardia Municipal Montada de Barcelona, interpretaba una alegre y brillante "fanfarre". Seguidamente, y precedida por el Ayuntamiento de San Sebastián, se dirigió la comitiva a la Casa Consistorial, donde fue recibida a los acordes de la música interpretada por la Banda de la Ciudad de San Sebastián. Después de los saludos y presentaciones protocolarios, se dirigieron todos al Gran Salón Municipal de Sesiones, donde bajo la presidencia del Gobernador Civil de Guipúzcoa, tuvo lugar el acto de homenaje a las provincias catalanas. Empezó con la lectura del acta acordando la concesión de la Corbata de la Ciudad a los estandartes de las cuatro capitales y la Medalla de Plata a los miembros de sus respectivos Ayuntamientos, como símbolo de agradecimiento por su adhesión y simpatía hacia San Sebastián. Seguidamente nuestro Alcalde resaltó nuestras afinidades temperamentales con la idiosincrasia catalana, tan voluntariosa e inteligente para el desarrollo de los negocios, y la coincidencia de preocupaciones que lleva consigo nuestro común deseo de superación en las empresas mercantiles e industriales. A continuación tuvo lugar la imposición de la Corbata de la Ciudad a las banderas de los cuatro Ayuntamientos y la Medalla de las Conmemoraciones Centenarias en la categoría de Plata a los Alcaldes y de Bronce a los Concejales. También se impuso la Medalla al Mérito en la Enseñanza a la Srta. Merchan Carrera, que ha prestado sus servicios en Guipúzcoa durante cuarenta años. Contestando a nuestro Alcalde, hicieron uso de la palabra el Alcalde de Tarragona y los representantes de los Concejos de Barcelona, Lérida y Gerona, agradeciendo la invitación recibida, una demostración más de las innumerables que constantemente reciben los catalanes, de la hidalguía y generosidad de guipuzcoanos y donostiarras. Terminadas sus intervenciones, cada uno de ellos hizo entrega al Sr. Lasarte, de un valioso objeto artístico, como recuerdo dé la visita. Después de la comida servida en "La Perla", que trasscurrió dentro del más grato ambiente de cordialidad y simpatía, y de un breve paseo por la' ciudad, los concurrentes volvieron a reunirse a las seis de la tarde en San Telmo, dentro de cuyo monumental marco había de desarrollarse el acto académico presidido por la imponente creación pictórica de un catalán genial, José María Sert. Empezó con una intervención del Coro Maitea que entre otras composiciones, interpretó "Agur Jaunak", de Olaizola, y la expresiva "Maite", de Sorozábal. A continuación don José Berruezo, Presidente de la Asociación de la Prensa donostiarra, en una magistral pieza oratoria, cantó las afinidades culturales y artisticas, literarias e históricas que unen a las tierras del aurrescu y de la sardana. Le contestó el Catedrático de la Universidad de Barcelona, don Ramón Roquer, haciendo una docta semblanza documentadísima, de las virtudes y defectos de los catalanes, terminando con una emotiva invitación a sublimar con la integración en los grandes ideales, las pequeñas divergencias e incomprensiones. Seguidamente intervinieron los Coros y Danzas de la Sección Femenina de Lérida, que bailaron en distintos estilos con gran maestría, y nuestro Coro Easo, que acabó su grandiosa actuación cantando la célebre sardana "L'Ampurdá". Por último, la Capilla Polifónica de Gerona, interpretó un variadísimo concierto, cuyo último número era "Agur izar-ori", de Olaizola. La memorable jornada acabó con un magno concierto que tuvo lugar en la Plaza 18 de Julio, en el que tomaron parte, la Capilla Polifónica de Gerona, el Coro Maitea, el Orfeón Donostiarra y el Grupo de Danzas de la Sección Femenina, de Lérida, el cual terminó de madrugada. |
# El ciclo de homenajes organizados en honor de las ciudades amigas culminó el martes 6 de agosto, con la celebración del "Día de Madrid", que resultó algo verdaderamente digno de la categoría espiritual y política de la Villa y Corte, y sobre todo, del profundo cariño y de la admiración sincerísima que los madrileños hemos sentido siempre por los encantos subyugantes de la sin par "Bella Easo", y muy especialmente desde que fue descubierta por la mirada sagaz y penetrante de la Reina doña María Cristina de Absburgo-Lorena, que vio en ella, no sólo las incomparables bellezas estéticas que atesoraba, sino también y sobre todo, el señorío y la nobleza de sus gentes, que se traslucía en la dignidad del empaque y la actitud aristocrática de todos los donostiarras, aunque fuesen obreros o aldeanos. A las once de la mañana llegó al atrio de la Iglesia de Santa María una nutrida representación de concejales del Ayuntamiento madrileño, presidida por su Alcalde, el Conde de Mayalde. Después de recibida con los máximos honores por las autoridades guipuzcoanas, penetraron todos en el templo donde se celebró una Misa de Acción de Gracias. Al llegar al Ofertorio el Concejo madrileño, hizo una delicada ofrenda a la Virgen del Coro, mientras el Orfeón Donostiarra interpretaba una composición alusiva al acto. Terminada la Misa, la comitiva encabezada por el Ayuntamiento de San Sebastián, precedido por la Banda Municipal de Chistularis, eme interpretaba "Alkate Soñua", se dirigió a la Casa Consistorial, en cuyo pórtico fue recibida por las autoridades guipuzcoanas, presididas por el Gobernador Civil. Fig"""uban en el cortejo, dando guardia de honor, los maceros de la Diputación de Madrid y de la Diputación de Guipúzcoa, así como la Guardia Municipal de San Sebastián, con uniforme de gran gala. En el momento de la llegada, la Banda de la Ciudad de San Sebastián, interpretó la "Marcha de las Corporaciones". Una vez en el Gran Salón de Sesiones, bellamente adornado con reposteros y grandes macetas, luciendo su monumental iluminación, tuvo lugar la imposición de la Corbata de la Ciudad y de la Medalla del Centenario, en presencia de un numeroso grupo de autoridades y personalidades entre los que se encontraban los Gobernadores Civil, Militar, Obispo ik- la Diócesis y los Directores Generales de Actividades Turísticas y de Urbanismo, así como muchos madrileños y donostiarras que abarrotaban el grandioso Salón. También estaban presentes entre otras destacadas personalidades madrileñas, especialmente invitadas al acto, los ilustres periodistas, cronistas oficiales de la Villa de Madrid, Sres. Serrano Anguita, Casares y Saínz de Robles. Previamente, como es de rigor, se había leído el acta oficial con los acuerdos municipales correspondientes a las respectivas concesiones. Tras dicha lectura, el Alcalde donostiarra explicó el motivo y la significación de los actos que se estaban celebrando, aludiendo al temple de los hombres de Zubieta, que ofrece das las generaciones posteriores una lección imposible de olvidar y un ejemplo que todos estamos obligados a seguir. Aludió a la predilección de siempre por San Sebastián, ya que los madrileños han constituido bajo la capitanía veraniega de la Reina María Cristina, desde hace casi un siglo, el núcleo más nutrido, asiduo y entusiasta, comprensivo y selecto del veraneo donostiarra. San Sebastián, su nombre y su recuerdo son algo muy querido de los madrileños. unos pon|ite la conocen y otros, los más, porque han oído hablar mucho de ella, y siempre con los más cálidos y admirativos elogios a su clima, a su belleza y a las virtudes de los donostiarras. Acabado su bellísimo y emotivo discurso y la entrega de las condecoraciones, realizada con el público puesto en pie, mientras la Banda de ChLtularis interpretaba el "Agur Jaunak" , el Alcalde de San Sebastián hizo entrega al de Madrid de una magnífica reproducción en plata, del barco de vela que figura en el escudo de armas de nuestra capital, como símbolo de gratitud y recuerdo de tan memorable jornada. Seguidamente hizo uso de la palabra el Conde de Mayalde, para agradecer la gentileza de la Corporación municipal donostiarra, y cantar en párrafos de arrebatadora elocuencia, la hermosura de nuestra capital, "la más deslumbrante, acabada y perfecta de todas las ciudades que se asoman al .Atlántico". Aludió al temperamento alegre y desenfadado, chispeante y jocoso que caracteriza igualmente a madrileños y donostiarras, aunque ambos sean en el fondo, tiernos, sentimentales y apasionados. Acabada tan brillantísima disertación, el propio Conde de Mayalde hizo entrega a nuestro Alcalde en nombre de Madrid, de unos valiosos y delicados entes que fueron una reproducción del plano de la Villa, por Teixeira, hecho en forma de biombo, un cuadro de Madrazo, primado en París en 1855, con la figura de un médico de San Sebastián, probablemente el Sr. La ¡lite, y una colección de publicaciones del Ayuntamiento de Madrid entre las que destacan la "Historia de la Antigüedad, Nobleza y Grandeza de la Villa de Madrid", por Jerónimo de la Quintana; "Los caprichos de Goya", de Casariego y "Casa de la Villa de Aladrid", por Várela. Un ejemplar de estas obras será remitido a cada uno de los señores capitulares de San Sebastián. Terminó el magnífico acto sirviéndose una copa de vino español. La comida de confraternidad tuvo lugar en "La Perla", amenizando el acto el coro "Stella Maris " y el "Ochote de Gaztelubide". El acto académico tuvo lugar por la tarde en el Museo de San Telmo, haciendo la presentación el locutor Sr. Iglesias. Actuó primeramente la Orquesta de Cámara de Guipúzcoa, que interpretó en forma magistral, obras tan representativas del carácter de madrileños y donostiarras como cinco danzas vascas del maestro Uruñuela, unos fragmentos de "El Barberillo de LaVapiés", de Barbieri, tres estampas donostiarras de Peña y Goñi, y una selección de "La Verbena de la Paloma", de Bretón. Programa breve pero insuperable de veras. El discurso de recepción lo pronunció don José Múgica Múgica, Letrado decano del Ayuntamiento donostiarra que lo tituló "Trama y urdimbre de San Sebastián" y que fue una soberbia exégesis histórica sobre el origen de la ciudad, y un paseo histórico, documentadísimo, destacando sus raíces temperamentales y las influencias culturales, económicas y sentimentales de gascones, castellanos y otros pueblos. 1 lace resaltar que, desde mediados del siglo xix, recibe de Madrid prestancia aristocrática y empaque de señorío, primero con la llegada de Isabel II en 1865, después con la de María Cristina que fue su hada madrina desde 1883 hasta su muerte en 1929, es decir durante casi medio siglo, en que ningún año dejó de venir para pasar largas temporadas entre nosotros. Ar < , mientras ella encontraba a nuestro lado reposo y equilibrio, la ciudad se contagiaba de alcurnia, dignidad, delicadeza y buen gusto. De aquí que pronto adquirieran estas cualidades una fama internacional, como lo demuestran cumplidamente las visitas de Napoleón III, Eugenia de Montijo, Eduardo VII, Bismark. Gambetta y tantas otras personalidades. Terminó su docta y bella' intervención señalando lo que el turismo actual de masas puede aportar en favor de una integración nuestra en el clima europeo, cuidando siempre con toda escrupulosidad, que esa integración no suponga nunca desdoro para las brillantes vetas de aristocracia y dignidad que nos legara' Madrd. que nos legara' Madrd. Tras los ecos de la clamorosa ovación que rubricó tan magistral pieza oratoria, hizo uso de la palabra para contestarla don Federico Carlos Sáinz de Robles, cronista de la Villa de Madrid, quien empezó diciendo que "Madrid había escuchado conmovido la catarata de piropos, hijos de la bondadosa condición de los donostiarras que acababa de desbordarse en el transcurso de la solemnidad que se estaba celebrando". Siguió con una exaltación de las gloriosas epopeyas de las Navas de Tolosa y del Salado, en las que madrileños y donostiarras sellaron con su heroísmo en defensa de la Patria común, una fraternidad indestructible. Aludió después a los fueros otorgados por Fernando III y Alfonso XI, confirmados por los Reyes Católicos, y la concesión por Carlos V, de los títulos de "Noble y Leal" que constituyen la ejecutoria de San Sebastián, recordando el público reconocimiento por parte del pueblo de Madrid de los relevantes méritos de los guipuzcoanos ilustres, como lo demuestra el hecho de que Blas de Lezo, Legazi, Urdaneta y Elcano tengan dedicada una calle madrileña. Incluso San Sebastián honra con su nombre una de las principales vías del nuevo ensanche monumental de Madrid, que lleva el nombre de Avenida Donostiarra. Terminó con un canto a la distinción y la elegancia de San Sebastián, "ciudad representativa de España en el mundo, pórtico suntuoso del solar hispánico y altivo trampolín para Europa. Aquí descubre el extranjero a España, empezando a conocerla y a admirarla; aquí aprende corrección y buenas maneras; aquí, subyugado por sus encantos, se despoja de todas las fobias y prejuicios y se transforma en un pregonero apasionado de su hermosura y de sus glorias, de su altísima categoría humana y de la autenticidad de sus valores permanentes". Huelga consignar que tan bellísimo y emotivo discurso fue premiado con una larga y merecida ovación. Como acto final del Homenaje a Madrid, intervinieron, con una selección de sus mejores creaciones, los coros "Maitea" y "Easo" , siendo sus interpretaciones, como siempre, de una perfección sobresaliente. Los últimos compases del "Agur Jaunak" como símbolo de sentida y señorial despedida, pusieron jjunto final a tan memorable jornada de cordial con i r<»ternidad ciudadana, última de la serie de los homenajes a las ciudades amigas de San Sebastián, entre las cuales Madrid, por imperativo cordial de los madrileños de toda clase y condición, ocupó y ocupará siempre, un honroso y merecido puesto de privilegio. |
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Para el día 31 de agosto había programados diversos actos, algunos de los cuales como los desfiles
militare- v la gran parada naval, unos y otra de carácter internacional, tuvieron que ser aplazados por
el fuerte temporal desencadenado, con fuertes aguaceros y vendavales, y un mar furioso y embravecido que en galante compensación por las suspensiones, ofreció a propios y extraños, el más grandioso e imponente de los espectáculos que podían imaginarse.
Sólo tuvo lugar la solemne Misa de Réquiem, que
con la intervención del Orfeón Donostiarra, se ofició en Santa María, en sufragio de las almas de las
víctimas de 1813. Ese día debía ser propiamente de
luto en respetuoso homenaje a los que cayeron, y
Dios quiso que realmente lo fuera, imponiendo la
suspensión de todo festejo, i Qué bien sabe hacer las
cosas nuestro Padre que está en los Cielos! Como si todos los brillantes actos y celebraciones
precedentes, fueran como un simple ensayo para la
fiesta mayor, así todo cuanto había podido admirarse durante la primera quincena de mayo y todo
el mes de agosto, no resultó más que un leve preludio de la fecha áurea del i.° de septiembre de 1963,
día cumbre de las Conmemoraciones, en el que sin
interrupción, durante catorce horas seguidas, tuvieron lugar los actos más variados, emotivos, espectaculares, vistosos y originales que cabe imaginar. Ese
día, grande entre los más grandes de toda su grande (historia. San Sebastián fue, todo él, con sus calles
y sus plazas, sus habitantes y sus invitados, sus
autoridades y su pueblo, y hasta su cielo y su mar,
como un álbum gigantesco, monumental, ofreciendo
una colección mágica, desconcertante, de estampas
vivas, a cual más sugestivas, y admirables, magníficas y originales, que hora tras hora, se sucedieron
en una apoteosis de luz, color, marcialidad, prestancia, señorío, emoción contenida, satisfacción alborozada, bullicio callejero y estremecimiento popular,
que, creando un clima de total felicidad común, llenaba lo? ojos de gloria y de alegría el corazón. La
prensa dijo que durante ese día, en que lució con
desacostumbrada brillantez hasta el sol, en el firmamento y en las almas, S>an Sebastián fue ''la ciudad
maravillosa de sus mejores tiempos, en un retorno
vigoroso e ilusionado a la época dorada". El pueblo,
con esa intuición misteriosa y certera eme tiene siempre para presentir la magnitud de los grandes acontecimientos ciudadanos, no llegó tarde a la cita. Desde la primera hora, las masas endomingadas y con el gesto y los andares de fiesta, llenaron las calles,
dispuestas a presenciar algo fuera de serie, como
no se había visto nunca hasta ahora entre nosotros.
No se equivocaron, antes bien, la realidad supero
con mucho a cuanto pudiera imaginarse. Y como hemos citado el áilbum y las estampas, reseñaremos
breve v ordenadamente, cada una de ellas.
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Primera.—Llegada por la estación del Norte, procedente de Hernani, a donde había llegado el día anterior, desde su depósito de Barcelona, del "Tren de)
Centenario". A la hora señalada—II de la mañana—una muchedumbre, impaciente y curiosa que no
bajaría de veinte mil personas, llenaba andenes, estación y alrededores. La puntual llegada, fue algo
imposible de describir. En la estación adornada con
banderas, colgaduras y gallardetes, entró el viejo armatoste en medio de las aclamaciones de la multitud emocionada. Mientras la Banda de la Ciudad
de San Sebastián interpretaba composiciones del
"ayer", fue descendiendo de la vetusta berlina ferroviaria, un grupo de jóvenes ataviados elegantísimamente con traje.-, y uniformes de 1900.
La belleza cromática del cuadro y su valor rememorativo resultó emocionante, ya que lo más difícil
de conseguir era la ambientación, y esta fue plenamente conseguida. El primer éxito de una jornada
pródiga en ellos. Nada digamos de lo q,ue constituyó la salida de la estación y sus alrededores, de aquella
masa compacta, que rodeaba alborozada a los "viajeros", un tanto confundidos por tan apoteósico recibimiento, en cierto modo inesperado. El viejo Puente de María Cristina, no ha conocido jamás un peso
tal de viandantes. Fueron tantos que durante cerca
de media hora, el cruce se hizo a un paso lentísimo,
codo con codo y espalda con pecho, como si se tratara
de un estrecho pasillo, aunque, como es lógico, fueron muchos los que marcharon por el Paseo de
Francia. A buen paso, porque nadie quería perderse
la primera fila para presenciar, pocos minutos después, la estampa. |
Segunda-—Que en realidad fue un tríptico: revista, ofrenda y desfile. A las n y media, el Capitán General de la VI Región, pasó revista a las fuerzas de las tres naciones extranjeras que habían de intervenir en los inmediatos actos militares, y que se hallaban formadas en el Paseo de la República Argentina. A las 12, en los jardines de la calle Reina Regente y ante el monumento levantado al efecto, casi en el mismo sitio en que se desarrolló el episodio culminante de la batalla que se conmemoraba', cuando una granada lanzada desde el otro lado del río, abrió en la muralla una brecha—que ha dado el nombre al actual mercado, emplazado en su mismo lugar—por la cual penetraron los ejércitos aliados anglo-portugueses que conquistaron San Sebastián, el 31 de agosto de 1813, tuvo lugar una emotiva ofrenda de coronas. La primera fue de laurel, ofrendada por el agregado militar francés acompañado de los soldados paracaidistas, mientras la Banda de música de la XI División ligera, interpretaba "La Marsellesa". A continuación hicieron la ofrenda de otra corona de flores, los agregados militar y naval de Inglaterra, mientras la Banda de música del III Regimiento "Ean Anglian" interpretaba el himno nacional inglés. Seguidamente depositaron otra' corona de flores, los agregados militares portugueses, mientras sonaba el himno nacional de su país. Finalmente hicieron lo mismo, el Gobernador Militar de Guipúzcoa' y el Comandante de Marina, a los acordes del himno nacional español, interpretado por la Banda de la II Agrupación de Cazadores de Montaña. El homenaje resultó sencillamente grandioso, en un
marco bellísimo, adornado con sobriedad castrense, pero con multitud de detalles simbólicos de la más
emotiva significación. Nada digamos de la concurrencia, nunca conocida en ocasiones semejantes. En una
amplia tribuna destinada a las autoridades, se veían
a todas las de la ciudad y provincia, con sus acompañantes. Ademáis, todos los diputados y concejales
y los más destacados miembros de las instituciones
estatales, provinciales y municipales, culturales y artísticas. Y también, especialmente invitados, los embajadores, cónsules, jelfes militares y navales, de
Francia, Inglaterra y Portugal, con su correspondiente séquito. En cuanto al público, sólo diremos que
abarrotaba la plaza y todas las calles adyacentes, incluso el Puente del Kursaal, ocupado en su totalidad,
por una compacta muchedumbre, lo mismo que la
Alameda. El espectáculo nunca visto, se lo merecía.
El monumento , al que daban escolta las viejas banderas de los regimientos franceses, ingleses, portugueses y españoles que intervinieron en aquella época, la ofrecida de las coronas, hecha en respetuoso
silencio, con solemnidad de gesto y de ritmo, la vibrante sonoridad de las distintas bandas con su variado y evocador repertorio de himnos nacionales y
la presencia de las más altas representaciones, unas
con sus vistosos uniformes de gala, y otras con su brillante indumentaria de etiqueta, rodeado todo ello de
un fervor popular, traducido en la callada quietud
de una numerosa multitud, expectante y admirada,
compusieron durante media hora escasa, el cuadro
más subyugante que cabe imaginar, imposible de
describir y de olvidar.
El desfile tuvo lugar ante la tribuna levantada en
la calle Hernani, ocupada por las autoridades, y una
muchedumbre que superaba a las cien mil personas.
Desfilaron en primer lugar las banderas de los
Regimientos antes citados y seguidamente un destacamento del Primer Regimiento de Cazadores Paracaidistas de Francia, precedido de la Banda de Música de la XI División Ligera. Iba a continuación,
otro destacamento de desembarco del buque rápido
de escolta, "Le Bourguignon".
Marchaba inmediatamente, la Banda de música
militar inglesa, y destacamentos de marinería del
buque-nodriza "Adamat" y de la segunda flotilla de
submarinos de la Armada inglesa. Seguían las fuerzas navales portuguesas, representadas por los alumnos guardamarinas del buque-escuela "Segres", con la banda de música. Y cerraban
el desfile las fuerzas españolas, representadas por
una compañía de Ingenieros, otra de marinería de
la fragata "Legazpi" y del minador "Vulcano" y
una última de Infantería de la II Agrupación de Cazadores de Montaña de la División 62, con su banda
de música.
Acabado el internacional desfile, las autoridades
españolas y extranjeras, fueron agasajadas por el
Ayuntamiento con una recepción oficial que tuvo lugar a la una de la tarde, en los salones del Real
Club Náutico. |
Tercera.—A las dos de la tarde, y pese al estado del mar, se celebró la Gran Parada Naval, frente al Paseo de José Antonio, donde se hallaban las autoridades, y que fue presenciada por un público tan numeroso que superaba bastante al que contempló el acto de la ofrenda y el desfile, pues era una multitud ingente la que llenaba los paseos y las laderas de los montes Urgull e Igueldo, y naturalmente Ulía, frente al cual partieron las unidades para seguir por el Paseo de José Antonio hasta cerca de la isla de Santa Clara, donde viraron. En primer lugar iba la fragata española "Legazpi", después el buque rápido francés "Le Bourguignon", seguidamente el buque escuela portugués "Sagúes" y a continuación los submarinos ingleses "Artful" y "Acheson". Las dotaciones iban formadas sobre cubierta y al pasar frente al Castillo de Santa
Cruz de la Mota, hicieron cinco salvas de cañón,
como saludo. Los boques, pese al estado del mar,
desfilaron relativamente cerca de la costa, y a unos
trescientos metros de distancia unos de otros. Un
amplio y bien dispuesto servicio de altavoces, informó constantemente al público del orden de la parada, y de las diversas maniobras de los buques, con
cuantas noticias pudieran facilitar la mejor comprensión y conocimiento del desarrollo del acto realmente
extraordinario que se estaba celebrando y la significación de todos y cada uno de sus detalles.
Inútil subrayar los comentarios elogiosos y unánimes de la muchedumbre que se disolvió entusiasmada, convencida como era la verdad, de que acababa
de presenciar en aquella mañana única, algo nunca
visto, y que sería muy difícil, por no decir imposible, que pudiera volver a repetirse.
Durante la tarde tuvieron lugar tres actos, que
constituyeron otras tantas estampas, que pudiéramos
llamar menores, porque no tuvieron carácter multitudinario, aunnue dentro de su marco, resultaron tan
brillantes como las de la mañana.
A las 4, hubo corrida de toros extraordinaria, organizada en honor de las representaciones invitadas,
con la colaboración de la Asociación de la Prensa,
formando parte de las Conmemoraciones Centenarias. Antes de empezar la lidia, las Bandas militares
extranjeras y española recorrieron musicalmente el
ruedo del Chofre v una vez terminada la corrida
desfilaron por las principales calles donostiarras.
A las 6, el Comité Ejecutivo de los Actos Conmemorativos ofreció a las representaciones militares extranjeras, y tripulaciones de los barcos de guerra,
un festival de pelota «rasca y danzas populares, en el
nuevo Frontón de Anoeta, que por su magnifico desarrollo y la suntuosidad del marco, resultó digno de
la finalidad que con su celebración se perseguía.
Y a las 8, en el Patio de Armas del Castillo de
Santa Cruz de la Mota, se celebró un acto de homenaje a la ciudad y de confraternidad internacional.
En presencia de todas las autoridades diplomáticas,
militares y navales de Francia, Inglaterra, Portugal
y España, junto con las civiles españolas, nacionales,
provinciales y locales, se procedió a descubrir una
monumental lápida como homenaje a los héroes de
la epopeya de 1813, y recuerdo de la solemnidad de
las Conmemoraciones en 1963.
Las bandas de música militares que habían asistido al acto volvieron a desfilar por nuestras calles,
manteniendo así invariable, la alegre tónica bulliciosa y festiva de la magna jornada, que aún no había
agotado sus sorpresas, pues todavía le quedaban
otras cuatro estampas de verdadera antología.
La primera, a las 10 de la noche, fue la Cena de
Gala en San Telmo, ofrecida por el Ayuntamiento
y la Diputación, en honor de las representaciones extranjeras y del Cuerpo Diplomático. No es preciso
detenerse mucho para ponderar lo que fue semejante reunión, en la que, además de la significación del acto, la cortesia militar y la exquisitez diplomática
rivalizaban con el buen gusto y la delicadeza de
los anfitriones, en tan soberbio marco arquitectónico, con el telón de fondo de las monumentales pinturas del genio pictórico de Sert. Algo realmente
digno de tan excepcional ocasión.
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La cuarta de la serie grande, fue la llamada "Fiesta Gran Casino 1900" organizada por el comercio donostiarra a favor de la Santa Casa de Misericordia, y que logró de veras, pese a la enorme dificultad del empeño, que el edificio del Gran Casino y su parque anejo, volvieran a vivir por unas horas', en forma idéntica a la llamada "belle époque". Por la extensión y variedad de los números y su sentido suntuario y evocador de un lado, y alegre y popular, sencillo y hasta infantil por otro, consiguió algo tan difícil como interesar a todos los sectores de la ciudad. Unos preparándola y otros sirviéndola; unos presenciándola y otros viviéndola, a nadie dejó indiferente. A los que tomaron parte directa en ella, porque iban a ser protagonistas de algo que difícilmente volverán a vivir en lo que les queda de existencia; al pueblo, porque, tuvo una gran ocasión, que no desaprovechó, de contemplar el vistoso desfile de los asistentes a la fiesta. La portada de la estampa tuvo un colorido incomparable por la riqueza de matices y detalles, realmente deslumbrante, en el que la distinción de los atuendos femeninos y el brillo de las joyas, se disputaban las miradas asombradas de los que se extrañaban ^.contemplando el derroche de los recargados trajes de la época, en contraste con la silueta
moderna de los selectos conjuntos de la moda actual.
Todos pasaban bajo el arco de honor formado por
Ballets Iruchulo, en presencia de la Guardia Municipal, vestida de gran gala.
Dentro, el viejo palacio, fue por unas horas, el
auténtico "Gran Casino" de 1900, con todo su magnífico derroche de riqueza y de seductora elegancia.
La cena se sirvió en el ahora Gran Salón del Pleno
Municipal, adornado al estilo de la época, y estuvo
limitada a 350 cubiertos, cuyo precio, en atención al
fin benéfico de la fiesta, fue de 600 pesetas, aunque hubo quien por una mesa con cinco plazas, pagó
50.000 pesetas. El menú fue como sigue: "Hígado
de pato al natural - caviar "Komsomol" - consomé
"Walewska" - cóctel de gambas - langosta Bella
Vista, con salsa tártara - poularda Perigourd, y
champignón a la bordelesa. Como postres "Orange
au Cointreau", peras, "Bella Argereux", sorbet a
l'ananas" y pastelería variada. Vinos blancos y tintos de marca. Champagne, licores y café. Es de notar q.ue todos los artículos fueron gentilmente donados por los distintos gremios de proveedores. Al
final de la cena, hubo un breve espectáculo parisiense de "can - can" estilo fin de siglo, y bailes
de salón 1900.
En una de las dependencias del Salón de Exposiciones, se instaló con toda propiedad, la sala de juego
con dos ruletas y cinco veteranos "croupiers" donostiarras, dirigidos por dos funcionarios del Casino de
Biarritz. Hubo posturas fuertes y aunque no todos
ganaron, hubo quien pocos segundos después de depositar veinte duros, tenía en sus manos, cuatro mil
pesetas. Fue tal el éxito, que a las tres y cuarto de
la madrugada aún había centenares de personas pidiendo fichas. Como las ganancias debían ser empleadas en adquirir los suntuosos regalos donados
por el comercio donostiarra, los mimados de la suerte pudieron escoger algunos de verdadera valía, como un coche tasado en cerca de 200.000 pesetas, que
por cierto, quedó sin adjudicar.
Y en otra dependencia del mismo Salón, funcionó el "cabaret" en el que actuaron atracciones del
famoso Club Tagada de París, con cotillón de 1900.
Actuaron el célebre animador francés "Gaby", una
orquesta, cantantes, y las maniquíes australianas, que
presentaron un ritmo nuevo. La entrada a dicho "Cabaret" valía 120 pesetas, con derecho a consumición,
pero aunque hubiera costado diez veces más a todos
les hubiera parecido un regalo, ante la calidad de
los números y el ambiente de la inolvidable fiesta.
Y vamos con la estampa tercera de la noche. Al
mismo tiempo, en los jardines de Alderdi-Eder, tenía lugar, lo que pudiéramos llamar fiesta popular,
que tendría la misma ambientación de la "belle époque", con kioskos y bares montados al estilo de
fin de siglo, "tiovivos" y demás recreos para chicos
y grandes. Había profusión de detalles simbólicos y
evocativos, entre ellos un auténtico tranvía de los
que circulaban hace medio siglo entre el Boulevard
y el barrio de Gros. Varias bandas de música amenizaban sin descanso la inolvidable fiesta, que tuvo
como epílogo, otras dos estampas de verdadera categoría, excepcionales de verdad.
La cuarta estampa nocturna consistió en un fastuoso derroche de luz, jamás conocido en la historia
local. No exageramos, porque se componía de dos
partes completamente distintas, y al menos la primera, no ya en San Sebastián, sino en toda España,
y aun en el mundo entero, hubiera constituido por
su novedad y grandiosidad, un acontecimiento memorable. Nos referimos a la inauguración oficial de
la iluminación permanente del Monte Urgull e isla
Santa Clara, maravilloso regalo del Estado a la Ciudad con motivo de las Fiestas Conmemorativas, valorado en más de ocho mllones de pesetas, que convierte a tan conocidos lugares en unos parajes de
ensueño. Miles de luces indirectas de diversos colores y tonalidades, transfigurando árboles, peñas, muros y macizos y convirtiéndolos en caprichosos focos de fulgurantes reflejos reververando en las aguas
de nuestro mar, les hacen parecer como fosforescentes obras de magia, componiendo un conjunto de
subyugante belleza. La isla de Santa Clara, sobre
todo, aparece por su situación, forma y acertada
combinación de luces y colores como una gigantesca
tarta luminosa, ofrenda a la ciudad en la brillante
bandeja de plata de la bahía, por un dios mitológico.
La impresión causada en el asombrado público, correspondió a la magnificencia del maravilloso espectáculo. La segunda parte, aunque más conocida—fuegos
artificiales—resultó también sensacional por la excepcional calidad y duración de la sesión y la variedada de sus juegos pirotécnicos. Durante casi media hora, desde mar y tierra, se sucedieron las más
espectaculares combinaciones luminosas que cabe
imaginar. Los muchos miles de espectadores que llenaban jardines, calles, terrazas, playa y la gigantesca balconada que va desde el Náutico a Ondarreta,
ouedaron maravillados ante tal derroche de filigranas aéreas y acuáticas, exhibidas en un alarde de buen
gusto y esplendidez. Algo de veras, extraordinario.
Porque el conjunto que ofrecía nuestra Concha a
la media noche de ese día memorable del i.° de septiembre de 1963, convertida en una antorcha gigantesca, ardiendo por tierra, mar y aire en una apoteosis de luz y de color, fue algo impresionante, imposible de describir y que no podremos olvidar nunca. Era el digno remate y la despedida fulgurante,
estruendosa, triunfal, de una jornada que bien puede
calificarse de única en los fastos de nuestra historia
local. Había empezado a' las diez de !a mañana, con
una invasión masiva de las calles de la capital por
una muchedumbre ilusionada, curiosa e impaciente,
y terminaba de madrugada después de catorce horas
-—para algunos, diez y ocho o veinte—de constante
sorpresa y de emoción en emoción. Ese día, San
Sebastián, demostró cumplidamente, su fantástica,
increíble capacidad de organización, su finura de
humor, su señorial don de gentes, su delicado sentido de la belleza y del buen gusto, su generosidad,
su ejemplar cultura civica, su inimitable gracia para
armonizar lo popular y lo aristocrático, su insuperable maestría para conseguir "la obra bien hecha"
y en fin, su suprema categoría espiritual, que debe
enorgullecemos a todos los amantes de Donosti y de
España, de la que nuestra ciudad es gloria y honra,
ornato y presea, joya y galardón.
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| Pero las magnas Conmemoraciones Centenarias,
por su carácter sentimental, y finalidad educativa y
transcendente, y sobre todo por su profunda significación histórica, no podían terminar con una jornada como la del día r.° y menos con una fiesta
nocturna como la de la madrugada del día 2.
Requerían un epílogo, serio, ejemplar, emotivo,
transcendental, y naturalmente, le tuvieron, magnífico, digno e insuperable, incluso con un apéndice
sencillo y grave, como un punto final. |
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La octava y última jornada conmemorativa, tuvo
lugar el domingo 8 de septiembre, fiesta de Nuestra
Sra. del Coro, Patrona de San Sebastián. Empezó
a las diez de la mañana, en la Iglesia de Santa María, donde el nuevo Obispo de nuestra Diócesis, Monseñor Lorenzo Bereciartúa, ofició la primera Misa
Pontifical como Pastor de la Diócesis donostiarra.
Al acto asistió el Ayuntamiento en pleno, con las
principales autoridades locales y provinciales. En el
Ofertorio, en lugar de la tradicional ofrenda simbólica, tuvo lugar la imposición de la Medalla de
Oro de la Ciudad a la venerada imagen. Previamente
eí Alcalde, don Nicolás Lasarte, había aludido a los
favores que en el transcurso de los tiempos, Dios,
por mediación de nuestra Celestial Patrona, había
dispensado a la ciudad. Nada más justo que agradecer en la magna oportunidad de la clausura de las
Conmemoraciones Centenarias, tan singulares favores con la ofrenda de dicha condecoración, en cuyo
reverso figura la leyenda que explica su significado:
"Reconocimiento y gratitud del pueblo de San Sebastián". r... .. .-..--.
Por la tarde, y en el Barrio de Zubieta, se celebró
un acto de homenaje a los gloriosos componentes de
la inmortal Junta, que en aquel mismo lugar, hacía
exactamente siglo y medio, escribieron una' de las
páginas más brillantes de la grande Historia de España. A las cuatro, empezaron los actos, con una Salve
solemne, cantada en la Parroquia de aquel Barrio, a
la que asistió nuestro Prelado. Seguidamente la Corporación Municipal se reunió con carácter oficial
para celebrar sesión extraordinaria, frente al histórico caserío de Aizpurua, simbolizando las juntas
celebradas en aquel lugar, en las que se acordó la
reconstrucción de la ciudad que prácticamente había
desaparecido. Pero el acto de 1963, fue algo mucho
máis importante y transcendental, que una conmemoración romántica, porque no se limitó a tributar un
homenaje a los que representaban un pasado, raíz
germinal del magnífico presente, sino que en memoria suya, y honrando su recuerdo, con propósito de
seguir fielmente su ejemplo en la versión actual que
exige nuestra situación, y la época en que vivimos,
el Ayuntamiento de San Sebastián reunido en Zubieta en 8 de septiembre de 1963, acordó por unanimidad, mirando al futuro, solicitar del Estado la
concesión de una Carta Municipal que, partiendo de la venturosa situación actual, asegure la progresión
triunfal de nuestra Ciudad, previniendo con tiempo
la enorme complejidad de la problemática municipal
con la que tendrán que enfrentarse nuestros descendientes, cuando San Sebastián tenga 300.000 habitantes, e incluso hasta el medio millón. Una vez aprobada la justa y bien documentada solicitud, el Alcalde pronunció un memorable discurso, explicando la
necesidad de dicha Carta y las transcendentales consecuencias que ha de tener su concesión para el porvenir de nuestra Capital. Por su extraordinario valor como precedente histórico, la prensa diaria publicó integro su texto. No podemos reproducirlo aquí,
pero sí transcribiremos el último párrafo: "No queremos nada para nosotros. Únicamente que se diga
de todos los que estamos aquí, que somos dignos hijos y sucesores de aquellos nuestros padres". A continuación se concretó la adjudicación del plan parcial de urbanización de Ulía a un equipo de arquitectos, v también la adjudicación del concurso para
la conducción de aguas al propio barrio de Zubieta
con un presupuesto de más de dos millones y medio
de pesetas. Por último, se rindió un homenaje a los
valerosos supervivientes donostiarras de la hecatombe de 1813 en la persona de sus descendientes, entregándoles una Medalla conmemorativa. Entre dichos recipendarios, estaba el Director General de
Urbanismo, don Pedro Bidagor.
Por la noche, y como desdoblamiento de las solemnidades centenarias, dieron comienzo las XX
Fiestas Euskaras, con una tamborrada extraordinaria, realizada por las diversas sociedades populares,
a cuyas banderas se impuso la Medalla conmemorativa. La concentración de los 650 tamborreros, que
se alinearon en Alderdi-Eder, causó verdadera
sensación entre los que no conocían semejante demostración de nuestra personalidad festera.
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Quedaba el punto final, y este tuvo lugar en la mañana del día 9 de septiembre, fiesta de Ntra. Señora de Aránzazu, Patrona de Guipúzcoa, y precisamente en su propio Santuario, a donde se trasladaron las autoridades locales y provinciales para dar gracias a Nuestra Amatxo por el feliz desarrollo de las Conmemoraciones Centenarias. Ofició el Pontifical, el Prelado de la Diócesis, quien se dirigió a los fieles en castellano y euskera, recordando su vinculación personal con el Santuario y su Virgen tan querida de todos los guipuzcoanos y pidió a la Señora que siga protegiendo amorosamente a este pueblo suyo, para que pueda cumplir siempre tan dignamente como hasta ahora, con los altos deberes que le impone su condición de católico ejemplar, por la que es de todos conocido y respetado. Termino el acto, cantándose la Salve como despedida final.
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| Ya se celebraron, lector amigo, las magnas Conmemoraciones Centenarias. El año pasado, en este
mismo lugar, y aludiendo a ellas, decíamos: "la Bella Easo, el gran orgullo de la España eterna, no
puede dejar de ser todo lo que ha sido y sigue
siendo".
Efectivamente, ha demostrado una vez más y con
más evidencia y rotundidad que nunca, que "sigue
siendo y que, victorioso siempre de todas las pruebas, amargas o dulces, podemos repetir con santo
orgullo y sin temor a ser desmentidos, aquello de:
"San Sebastián, sólo hay uno en el mundo".
M. M. J. |
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Real Sociedad |
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Real Sociedad |
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| LO QUE FUERON LAS FIESTAS CENTENARIAS DE 1963
ITINERARIO EMOCIONAL DE UNAS CONMEMORACIONES (NOTAS RECORDATORIAS EN LA AGENDA
DE UN VIEJO VERANEANTE MADRILEÑO) |
La cultura y la sensibilidad espiritual de un pueblo, se demuestra en su capacidad para captar el
verdadero sentido y la auténtica significación de unos
acontecimientos aparentemente vacíos y espectaculares, cuya última razón de ser, sobrecargada tal vez
de significación histórica y de substancia humana
de la mejor estirpe, está escondida en el misterio del
tiempo pasado y en el enigma de las reacciones de
los hombres ante las exigencias de los momentos decisivos del tiempo en que vivieron, sin olvidar lo
que ellos mismos, como lazos de unión entre el pasado y el futuro, pueden significar en lo que tienen
de realidad ejemplar y estimulante, para las generaciones que han de sucedemos.
Conociendo al pueblo donostiarra, todos esperábamos en 1963 algo fuera de serie, no sólo por_ su
grandiosidad' y magnificencia, brillantez y colorido,
sino además y sobre todo, por la originalidad de
su manifestación estética y artística, y desde luego
evocadora, presentado además con una feliz conjunción del pasado con el presente, acomodando lo
viejo y eterno, a la mentalidad actual. Y por si
todo fuera poco, había que dotar a esa presentación,
de una fuerte capacidad de proyección ejemplar hacia el futuro, de forma que constituyera plásticamente, como una demostración del lógico y armónico desarrollo en el tiempo, a través de todas las
vicisitudes históricas, de algo permanente e imperecedero, como es el espíritu de nuestro pueblo. Se trataba de poner ante la vista y la expectante
curiosidad de las generaciones actuales, algo que les
dijera a los ojos y al corazón, lo que fueron y significaron para la vida de hoy y de mañana, aquellas
gestas militares y cívicas de 1813, y las ciudadanas
y corporativas de 1863, que constituyen los hitos
mayestáticos de la gran historia donostiarra, felizmente todavía en sus primeras etapas, pese al tiempo transcurrido y a' los sensacionales e increíbles
avances conseguidos, que han convertido a nuestra
Ciudad en un asombro para el mundo.
No era tarea sencilla conseguir todo esto, sino
algo muy difícil, comprometido y hasta peligroso,
para el bien merecido prestigio de nuestra ciudad.
Todos esperábamos "lo nunca visto", y si esto ha
sido siempre muy difícil de conseguir, en nuestros
días, hasta el intento de semejante empresa, podía
darse por fracasado, siquiera fuera, en el mejor de
los casos, en un grado mínimo, siempre justificado
por inevitable. Pero se trataba de San Sebastián, que pese a todas las dificúltales, o mejor dicho, gracias a ellas,
no podía dejar de demostrar en tan gran ocasión, con
tanta impaciencia esperada por todos, su gigantesca,
ciclópea, descomunal, anonadante categoría como
pueblo procer, presentándose ante todos, conforme
exigían las excepcionales circunstancias del caso, en
la plenitud de su capacidad creadora, señorial y magnífica, luciendo en todo momento esa distinción indefinible, propia de los dotados de una elegancia
auténtica pródiga en refinamientos y delicadezas.
Los que de veras queremos a Donosti, porque desde siempre llevamos el encanto de su imagen bella,
muy dentro de nuestro corazón, enamorado de todo
lo que de alguna manera refleje la hermosura subyugante y las grandezas espirituales de esta España
nuestra' única y eterna, aun conociéndola a fondo, temíamos francamente, por su bien ganada fama. Era
mucho, demasiado tal vez, por sobrehumano, lo que
esperábamos de ella. Tanto que, a no ser por vía de
milagro, no podía esperarse que muchos sueños, galopando desbocados por los campos dorados e infinitos de una desbordada fantasía', se hicieran realidad. Sin embargo, las ejemplares virtudes del pueblo
donostiarra, merecieron la gloria del milagro, y el
milagro fue realidad en muchos de los momentos
inolvidables que tuvimos la dicha de vivir a lo largo
de casi medio año, en una sucesión de jornadas antológicas, que quedan en el acerbo de nuestra mejor
historia, como unas estampas maravillosas, que parecen de magia, pero que porque Dios lo quiso, fueron pensadas y realizadas, con esa desconcertante sencillez, tan fácil en apariencia, con que el genio lleva
a cabo sus obras más inspiradas y sublimes. Como simple guión de los actos celebrados, reseñaremos el orden de los mismos y lo más saliente del
programa desarrollado.
Empezaremos recordando que el Excmo. Ayuntamiento de San Sebastián, presidido por don Nicolás
Lasarte Arana, y en representación de la Ciudad,
acordó en su día, que los actos conmemorativos, se
ordenaran en cuatro grandes grupos, que pudiéramos
llamar, provincial, nacional, local e internacional, y
religioso-histórico, que se desarrollarían en una o
varias jornadas, en las horas y con la duración que
por su índole requirieran y en los lugares más suntuosos y dignos de que se dispusiera, según su naturaleza. También acordó la creación de una medalla conmemorativa a'cupada en plata y bronce, reproduciendo en el anverso el viejo sello del Concejo y en el reverso una leyenda recordatoria. Asimismo
acordó la creación de una Corbata con los colores de
la Ciudad, de la que pendería una reproducción de
la medalla conmemorativa. Esta se concedería a todas las personalidades que acudieran a' las Fiestas
como invitados de honor, y la Corbata a todas las
banderas y estandartes de las Corporaciones, Instituciones y entidades que en cuerpo de comunidad nos
visitaran.
Los actos a celebrar constarían de a) entrada solemne, a lo largo de la Alameda Calvo Sotelo, desde
los jardines de Reina Regente hasta la entrada del
Ayuntamiento, por Igentea, b) recibimiento oficial
en zaguán, c) misa dominical de Acción de Gracias,
en Santa Masía, d) recepción de gran gala, en el
magno Salón de Plenos del Ayuntamiento, con entrega de la Medalla y de la Corbata de la Ciudad a
personalidades y corporaciones e) comida de confraternidad, /) acto académico y g) festival artístico.
Como un honor extraordinario muy propio para
tener como digno marco, la brillantez y suntuosidad
de las Fiestas Conmemorativas Centenarias, el Excelentísimo Ayuntamiento acordó conceder la Medalla de Oro de la Ciudad a su Celestial Fatrona, Nuestra Señora la Virgen del Coro, y a la Excma. Diputación de Guipúzcoa.
Finalmente y entre otras varias disposiciones,
acordó: á) celebrar un Día de la Provincia, invitando a todos los Ayuntamientos de Guipúzcoa para
que en la fecha que se señalara, acudieran a los
actos organizados en su honor, b) organizar una demostración de paternal afecto hacia las tres provincias hermanas, Navarra, Álava y Vizcaya, a cuyos
Concejos se invitaría a venir corporativamente a
nuesira Capital para cumplimentar dicho acuerdo, c)
rendir un tributo de reconocimiento y gratitud hacia
la región española que correspondiendo a nuestra
acogida en circunstancias adversas y desgranadas para ella y para España, ha demostrado posteriormente
y sigue demostrando en todo momento, una particular adhesión sentimental y afectiva hacia Donosti
pese a las diferencias geográficas y temperamentales que nos separan, es decir a Cataluña, representada por los cuatro Ayuntamientos de las capitales,
cabeza de las respectivas provincias catalanas. Y también a las dos ciudades españolas que desde siempre,
han demostrado hacia San Sebastián la más afectuosa y admirativa predilección, esto es, Madrid y
Zaragoza, a cuyos Ayuntamientos se invitaría para
que acudieran en corporación para recibir oficialmente el testimonio de gratitud y simpatía del Ayuntamiento y del pueblo donostiarra.
En el plano internacional fueron invitadas para
asistir a las fiestas conmemorativas del CL aniversario del sitio y destrucción de San Sebastián, las
representaciones de los ejércitos de mar y tierra de
Francia, Inglaterra y Portugal, que junto con los de
España, tomaron parte activa en los episodios guerreros de 1813. Y dejamos para reseñar en su lugar los muy numerosos y variadísimos actos sociales, aristocráticos y populares, religiosos y festivos, espectaculares y
artísticos, simbólicos y evocativos que se sucedieron
sin interrupción en los cuatro meses que duraron las
conmemoraciones.
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