Aun cuando el estado atmosférico de anoche no era muy seguro que digamos, nadie esperaba la borrasca que se ha desarrollado hoy por la mañana.
Desde el amanecer apareció el firmamento cubierto de nubes que amenazaban descargar abundante lluvia.
No se hizo ésta esperar mucho tiempo, pues desde las primeras horas comenzaron a descargar sobre la capital fuertes chaparrones.
La pertinaz lluvia y la furia con que soplaba el viento, hacía que la circulación por las calles se hiciera con no pocas dificultades, especialmente al mediodía.
Durante las horas que duró la borrasca los transeúntes caminaban por las calles adoptando todo género de precauciones, a causa del ruido que se oía en los tejados efecto de las muchas tejas y chimeneas que fueron arrancadas por el huracán.
Por cierto que en la calle de Fuenterrabía estuvo a punto de ocurrir un lamentable accidente, pues cayó sobre una de las aceras una chimenea bastante pesada, en ocasión en que transitaban por el indicado sitio un particular amigo nuestro acompañado de su hijo, sin que por fortuna les alcanzase aquella por una verdadera casualidad.
Los cristales de las casas se rompieron también en gran número, cayendo hechos pedazos a la vía pública con gran exposición de las personas que por ella circulaban.
En el mar también se dejaron sentir los efectos de la perturbación atmosférica, presentando el Cantábrico imponente aspecto.
Por fortuna amainó el temporal en las primeras horas de la tarde, mejorando notablemente el estado de la mar.
Durante la tarde y noche cayeron algunos chaparrones. Afortunadamente no hubo que lamentar desgracias personales.
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